La Poesía Barroca
2.1 Aspectos Temáticos
La poesía barroca siguió cultivando los temas de la poesía anterior (el amor relacionado con la naturaleza y mitología) con intensificación de los recursos expresivos y algunas innovaciones. Aunque predominan los textos que expresan la idea de desengaño y la coincidencia de crisis de la época.
El rasgo más general es, sin embargo, la diversidad de temas, motivos y enfoques, en consonancia con la visión del mundo de este periodo.
Poesía Amorosa
Continúa la idea renacentista, la expresión dolorida del yo poético por un amor frustrado, con la pervivencia de la descripción física de la amada según las imágenes petrarquistas. Esta visión del amor puede ser modificada por la convivencia del tiempo, la prevención ante el dolor amoroso o el distanciamiento de la voz poética. También aparece tratado desde el enfoque paródico o burlesco.
Poesía Filosófica y Moral
Marcada por el pesimismo, predominan el desengaño, el contraste entre realidad y apariencia, la fugacidad de la vida y la coincidencia de la muerte. Se recuperan las ideas estoicas que propugnan la guía de la razón y del dominio de las pasiones para vencer la angustia ante la muerte y la necesidad de una vida virtuosa. Se censuran las intrigas cortesanas, la injusticia, el dinero y las ambiciones, sobre todo en la poesía satírica.
Poesía Religiosa
Predomina la poesía célica, aunque también destacan la reflexión espiritual y el arrepentimiento.
Poesía Burlesca
Abunda la poesía de carácter paródico y humorístico, incluso la burla y el ataque personal. Se degradan los mitos clásicos, los temas y el estilo de la literatura anterior, así como los tipos sociales y las costumbres.
Francisco de Quevedo
Quevedo es autor de obras extensas y sobresale por su calidad y por su gran variedad en temas, actitudes, metros y registros lingüísticos, acordes con la literatura de su tiempo. Sus poemas se transmitieron manuscritos, en antologías y en dos ediciones póstumas de El Parnaso Español (1648 y 1670).
5.1 Temas Poéticos
Quevedo escribió tanto poemas de arte mayor como de arte menor. Su producción poética se ha clasificado atendiendo a un criterio temático.
Poesía Amorosa
Tiene raíces de líricas cancioneriles, la poesía clásica latina y, sobre todo, la petrarquista. Quevedo desarrolla motivos ya conocidos: la belleza de la amada inaccesible, el sufrimiento y llanto del amante, la locura amorosa, el amor constante más allá de la muerte.
El poeta recrea imágenes renacentistas de la pasión amorosa y la descripción de la amada, e intensifica con desgarro el lamento dolorido de la voz poética acosada por la fugacidad del tiempo y la muerte. Una parte de esta poesía constituye el cancionero Canta sola a Lisi.
Poesía Metafísica
Influidos por la moral cristiana y las ideas estoicas, estos poemas evidencian un profundo desengaño. El autor reflexiona angustiado sobre la brevedad y fugacidad de la vida, el engaño de las apariencias y la muerte inevitable: vivir es ir muriendo.
Quevedo censura en estos poemas los vicios de su tiempo (sobre todo la ambición, la vanidad y la codicia) y realiza una ferviente defensa de la virtud y de los valores eternos.
Poesía Satírica y Burlesca
En ella se critican las costumbres y tipos humanos y sociales de la época (taberneros, letrados, jueces, médicos…). En ese conjunto sobresalen los tipos femeninos (viejas, dueñas, pícaras) dentro de la misoginia propia de la sátira, de la hipocresía y el engaño. También degrada los mitos clásicos, la poesía heroica, la petrarquista (ridiculiza el estilo anterior, la imagen de la amada y la visión idealista) y la gongorina.
Poesía Religiosa
El heraclito cristiano combina temas de la poesía religiosa con la poesía moral. Uno de los más importantes es el arrepentimiento por sus pecados; en otros poemas reflexiona sobre la Pasión de Cristo.
Quevedo compuso también poesía circunstancial o de elogio cortesano dedicada a grandes señores o héroes de la antigüedad y poesía descriptiva (un objeto, una situación, una persona).
5.2 Estilo
En su poesía, Quevedo extrema el uso de los recursos retóricos en la expresión compleja de las ideas y la práctica de la agudeza, el ingenio. Así, los versos quevedescos sobresalen por las metáforas, comparaciones, antítesis y contrastes.
En la poesía satírica y burlesca abundan los recursos tendentes a producir la caricatura y provocar la risa: metáforas degradantes, dilogías, retruécanos, hipérboles y expresiones del registro coloquial y vulgar. En el estilo grave, sobresale el empleo de un léxico culto, los hipérbatos y el tono admonitorio. Quevedo es, además, un maestro en la creación léxica y en la modificación de las frases hechas y refranes, sobre todo con fines paródicos.
La Prosa Barroca
En el barroco se cultivaron la prosa narrativa de ficción y la intelectual, ambas con finalidad didáctica y moralizante y, a menudo, tono satírico.
En la narrativa del siglo XVII se practicaron géneros renacentistas: además de la picaresca (que veremos con detalle), destacan estos otros:
- La novela pastoril en decadencia: La Arcadia de Lope de Vega.
- La novela bizantina: El peregrino en su patria de Lope de Vega.
- La novela cortesana: Jornadas alegres de Alonso de Castillo Solórzano.
La prosa didáctica, por su parte, incluye obras históricas, políticas y religiosas. En los estudios filológicos destaca El tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias.
6.1 La Novela Picaresca
La novela picaresca, fundada con El Lazarillo, culminó en el barroco con el éxito de Guzmán de Alfarache. Ambas se convirtieron en modelos de un tipo de narración que, posteriormente, presentó diversas formas e intenciones.