La Monarquía Visigoda y la Consolidación del Reino (Siglos V-VIII)
En el año 409, la Península Ibérica experimentó la llegada de los suevos, que se asentaron en Gallaecia; los vándalos, en la Bética; y los alanos, en Lusitania y la Cartaginense. Roma, en un intento por controlar la situación, contrató a los visigodos como mercenarios federados para expulsar a estos pueblos. Sin embargo, tras la caída del Imperio Romano de Occidente, los visigodos se establecieron en la Península, fijando Sigue leyendo