Arte Románico: Escultura
El arte románico, influenciado por el neoplatonismo de San Agustín, concebía el mundo natural como una apariencia y buscaba representar verdades ocultas a través de formas simbólicas y abstractas. La escultura románica no imitaba la naturaleza, sino que transmitía conceptos religiosos mediante figuras hieráticas, simétricas y con *horror vacui*.
Características de la Escultura Románica
La escultura románica empleaba diversos materiales, siendo la piedra el más utilizado, junto con la madera, el marfil y el metal. La técnica de talla era inicialmente plana y tosca, con incisiones realizadas con cincel y trépano, pero a partir del siglo XII evolucionó hacia un mayor volumen y realismo en los plegados y figuras.
Estéticamente, se caracteriza por figuras solemnes, sin perspectiva ni profundidad, con rasgos exagerados para aumentar su expresividad. No buscaba belleza, sino transmitir mensajes religiosos de manera clara. Su función principal era didáctica, sirviendo como herramienta para enseñar a los fieles, en su mayoría analfabetos, los principios y dogmas cristianos. La temática era impuesta por la Iglesia e incluía escenas bíblicas, visiones apocalípticas y bestiarios fabulosos.
Tipos de Escultura Románica
La escultura románica se presentaba en dos formatos principales:
- Escultura en relieve:
- Portadas: eran el espacio escultórico más importante. En los tímpanos se representaba el Pantocrátor rodeado por el Tetramorfos. En las arquivoltas se incluían los 24 ancianos del Apocalipsis, y en las jambas, estatuas de profetas y apóstoles.
- Capiteles: podían ser geométricos, vegetales o narrativos, con escenas religiosas y profanas.
- Frisos y canecillos: representaban escenas ordenadas, en disposición horizontal o vertical, y advertencias morales sobre los vicios.
- Escultura exenta o en bulto redondo:
- Cristo crucificado: representado con cuatro clavos, corona y una expresión impasible. Había dos modelos: *Maiestas Domini*, vestido con túnica talar, y el Cristo con faldellín.
- Virgen con Niño: representada de manera rígida y frontal, sin interacción con el Niño, siguiendo la iconografía bizantina de la *Theotokos*.
Obras Destacadas de la Escultura Románica
En Francia destacan las portadas del Juicio Final en Conques, Moissac, Vézelay y Autun, con escenas apocalípticas y de la Pasión de Cristo.
En España, durante el siglo XI, sobresalen el claustro del monasterio de Silos, el tímpano de la catedral de Jaca y la portada de Platerías en Santiago de Compostela. En el siglo XII, la fusión de influencias locales con las del Camino de Santiago dio lugar a obras como la portada de Santa María de Ripoll, el claustro de San Juan de la Peña y la portada de Santa María la Real de Sangüesa.
En el período final del románico, la escultura comenzó a adoptar elementos góticos. La obra más importante de esta etapa es el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela (1168-1188), realizado por el Maestro Mateo. Este conjunto destaca por su dinamismo, con figuras más expresivas y menos rígidas, anticipando el naturalismo del gótico.
El arte románico, en su conjunto, sirvió como una herramienta educativa y devocional, reflejando la mentalidad teocéntrica de la Edad Media.
Arquitectura Gótica
Durante el siglo XIV, la arquitectura gótica se desarrolló en la Corona de Aragón, con tendencia a la horizontalidad y una decoración más austera. Ejemplos importantes son las catedrales de Barcelona, Gerona y Palma de Mallorca. En el siglo XV, el gótico hispano se fusionó con influencias flamencas y musulmanas, dando lugar al gótico isabelino, con ornamentación abundante y cubiertas estrelladas, como en San Juan de los Reyes en Toledo y las lonjas de Valencia y Palma de Mallorca.
Finalmente, en el siglo XVI, el gótico perduró en obras como la catedral nueva de Salamanca y la de Segovia, antes de dar paso al Renacimiento.
La arquitectura gótica es esencialmente religiosa, con la catedral como el edificio más importante, situado en el centro de la ciudad y organizador de la vida ciudadana. Sin embargo, la arquitectura civil también adquiere relevancia con la construcción de ayuntamientos, lonjas, palacios y casas gremiales.
Elementos Arquitectónicos Góticos
Los arcos más utilizados son el ojival o apuntado, que aporta mayor esbeltez, además de otros como el conopial, escarzano y carpanel. La bóveda de crucería es clave en la estructura gótica, evolucionando desde la cuatripartita hasta formas más complejas como la sexpartita y estrellada, con nervios que refuerzan la estructura y decoran el interior.
Los soportes incluyen pilares con baquetones que se multiplican para sostener las bóvedas, arbotantes que transmiten la carga a los contrafuertes y estos últimos, rematados con pináculos, que refuerzan la estructura y enriquecen la decoración exterior.
Características Generales de la Arquitectura Gótica
El equilibrio estructural permite eliminar muros gruesos y elevar la altura de los edificios, predominando el vano sobre el macizo. Los grandes ventanales, rosetones y vidrieras caladas crean un ambiente trascendental, más allá de la simple iluminación. La verticalidad es esencial, lograda con soportes altos, pináculos y torres en flecha. Las plantas más comunes son la de cruz latina y la de salón, con cabeceras amplias y fachadas decoradas con esculturas y rosetones.
Escuelas Europeas de Arquitectura Gótica
El gótico nació en Francia, destacando la catedral de Reims y la Sainte-Chapelle de París, con su énfasis en la luz y la ornamentación. En Inglaterra, el gótico se convirtió en un estilo nacional, con la catedral de Canterbury y la capilla de Enrique VII en Westminster. Italia mantuvo la influencia clásica en edificios como la catedral de Milán y el Palacio Ducal de Venecia, mientras que en Alemania se caracterizó por la construcción de altos edificios con agujas caladas, como la catedral de Colonia.
El Gótico en la Península Ibérica
En España, el gótico surgió en el siglo XII con la influencia del Císter, destacando los monasterios de Las Huelgas, Poblet y Santes Creus. En el siglo XIII, el estilo francés se reflejó en las catedrales de Burgos, León y Toledo, esta última con influencias árabes.
Escultura Gótica
Aunque se independiza progresivamente de la arquitectura, sigue vinculada a los edificios religiosos, especialmente en portadas, púlpitos y coros. A partir del siglo XIII surgen esculturas exentas en jambas y parteluces, alcanzando su autonomía total en el siglo XIV con Claus Sluter. En el siglo XV proliferan retablos, imágenes devocionales y sepulcros. Se busca conmover al espectador con mayor sensibilidad, destacando temas marianos y representaciones más naturales, elegantes y expresivas. La evolución estilística avanza desde un idealismo sereno en el siglo XIII, hacia un mayor realismo en el XIV, y culmina en el XV con un marcado patetismo e individualización de los rostros, especialmente en Flandes y Alemania.
En Europa, Francia marca las bases de la escultura gótica con obras como el Pórtico Real de Chartres y la Anunciación y Visitación de la catedral de Reims, caracterizadas por su clasicismo. En el siglo XIV, Claus Sluter desarrolla un estilo más expresivo en Dijon con el Pozo de Moisés y el sepulcro de Felipe el Atrevido. En Italia, se trabaja el mármol con influencias clásicas, destacando el taller de los Pisano, con Giovanni Pisano fusionando el estilo clásico y gótico francés. Andrea Pisano anticipa el Renacimiento con sus puertas de bronce para el baptisterio de Florencia.
En España, la escultura gótica sigue las influencias europeas y se desarrolla en cuatro fases. La fase protogótica (mantiene rasgos románicos evolucionados, con ejemplos en las portadas de Tuy. En el segundo cuarto del siglo XIII, el clasicismo francés influye en los talleres de Burgos y León. En Burgos, la portada del Sarmental presenta un Pantocrátor y el Tetramorfos con clara inspiración de Amiens, mientras que en León, la portada principal del Juicio Final destaca por su realismo y la figura de la Virgen Blanca en el parteluz.
En el siglo XIV, el manierismo introduce un estilo más expresivo y sentimental, con figuras de perfil sinuoso. En Toledo, la Puerta del Reloj muestra escenas de la infancia y pasión de Cristo con influencias italianas y germánicas. La Virgen Blanca de Toledo es un ejemplo de esta tendencia con su curvatura y pliegues detallados. Finalmente, en el siglo XV, la escultura española alcanza gran esplendor con la influencia borgoñona y la llegada de artistas flamencos y germánicos. Gil de Siloé destaca por su maestría en piedra y alabastro, con obras como el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal y el retablo de la Cartuja de Miraflores.
Pintura Gótica
La pintura gótica surgió con la reducción de los muros y el aumento de los ventanales, lo que limitó la pintura mural y fomentó la pintura sobre tabla, especialmente en retablos. Estos evolucionaron de tablas simples a trípticos y polípticos. Se utilizó principalmente la técnica del temple, donde el huevo servía como aglutinante de pigmentos. Sin embargo, en el siglo XV, los pintores flamencos, como los hermanos Van Eyck, introdujeron el óleo, permitiendo mayor riqueza cromática, luminosidad y corrección en la obra.
Los temas principales fueron religiosos, aunque poco a poco se incluyó el retrato y escenas profanas. Se buscó plasmar el naturalismo mediante expresividad en rostros y gestos, el uso de la luz para modelar cuerpos y la sustitución de los fondos dorados por paisajes y arquitecturas.
El primer estilo, el francogótico o lineal (siglos XIII-XIV), se inspiró en miniaturas y vidrieras, con líneas marcadas, colores planos y naturalismo ingenuo. En España, se destacan las pinturas murales de San Sebastián de los Caballeros de Toro.
El italo-gótico o Trecento combinó la herencia bizantina con un mayor realismo, introduciendo estudios de perspectiva y anatomía. Destacaron Duccio, Simone Martini, Cimabue y Giotto, este último considerado el iniciador de la pintura moderna. En la Corona de Aragón influyó Ferrer Bassa con las pinturas murales de Pedralbes.
El gótico internacional surgió en Europa fusionando el francogótico con el Trecento. Se valoró lo anecdótico, la estilización y el detalle simbólico. Robert Campin fue una figura clave, mientras que en España sobresalieron Lluis Borrassá y Bernat Martorell.
Los primitivos flamencos (siglos XV-XVI) consolidaron el uso del óleo, lo que permitió mayor luminosidad y precisión en los detalles. Jan van Eyck destacó con “El Matrimonio Arnolfini”, mientras que Roger van der Weyden aportó dramatismo en obras como “El Descendimiento de la Cruz”. El Bosco, con “El Jardín de las Delicias”, introdujo un estilo simbólico y fantástico con intención moralizante.
En España, la pintura flamenca influyó en Lluis Dalmau, Jaume Huguet y Bartolomé Bermejo, quienes incorporaron el detallismo y la riqueza cromática de los maestros flamencos.