Arte griego

INTRODUCCION. LOS ORDENES CLÁSICOS.

La combinación de elementos barbaros y autóctonos griegos, tuvo el mayor triunfo estético del mundo antiguo. Su sentido de orden y belleza dio estructura a la imaginería cristiana; las formas y principios griegos fueron recuperados en el Renacimiento y en el Neoclasicismo. Los griegos produjeron arte, fijaron las coordenadas del pensamiento moderno, sentaron las bases de la democracia política y establecieron los cimientos de la cultura europea. La arquitectura griega se forjo a partir de los órdenes clásicos, en el curso del siglo VII se fueron concretando los órdenes dórico y jónico; el corintio apareció durante la segunda mitad del siglo V a.C. la forma viene determinada por la columna, se compone de basa, fuste y capitel; el diámetro inferior del fuste constituye la unidad de medida para calcular todas las proporciones. La altura de la columna dórica equivale a seis veces la longitud del diámetro del fuste; la jónica, nueve veces; y la corintia, a diez. El fuste aparece estirado, conteniendo veinte acanaladuras del dórico y veinticuatro el jónico y el corintio. El capitel, ofrece diferentes tipos: el dórico se caracteriza por un grueso ábaco; el jónico, por sus volutas; y el corintio, por semejar un cestillo de hojas de acanto. La decoración se centra en el friso. El friso dórico aparece fragmentado por metopas intercaladas entre triglifos; mientras que el jónico y el corintio presentan un campo liso y continuo para desarrollar ciclos narrativos en relieve. El orden dórico se impuso en el Peloponeso. La esbeltez femenina del orden jónico apareció en Asia Menor y en las islas del Egeo. A partir del siglo V comenzaron a yuxtaponerse ambos órdenes en un mismo edificio, reservándose el dórico para el exterior y aplicando el jónico en el revestimiento interno. La geografía del orden corintio partió del Peloponeso y conocería su máxima expansión en el periodo helenístico.

EL TEMPLO GRIEGO. EL PARTENON.

La religión griega prescribía ceremonias de culto al aire libre. La asamblea se congregaba en un paraje sagrado y hacia sus ofrendas en torno a un altar; allí mismo escuchaban la voz del oráculo y santificaban las leyes. En el siglo VII a.C. comienzan a labrarse estatuas de dioses, surgió la necesidad de custodiarlas en un relicario y en eso se convirtió el templo griego: en la morada de la imagen del dios. Una sala rectangular o naos (que alberga la efigie divina), un pórtico delantero abierto o pronaos, en el extremo opuesto otro pórtico cerrado llamado opistodomo. Se eleva sobre una plataforma de tres gradas, donde el peldaño superior o estilóbato aguanta el peso del edificio. Alrededor de las dependencias litúrgicas se habilito un pasillo exterior o perístasis delimitado por columnas. La arquitectura templaria es arquitrabada y en época clásica el material de construcción predilecto fue el mármol, cuyas piezas se unían mediante grapas, pulimentándose después las paredes y los elementos. Una policromía final en tonos rojos y azules realzaba el edificio. El Partenón es un templo octástilo, anfipróstilo y períptero, sigue siendo el emblema universal del arte griego. Se concibió como expresión del agradecimiento que sentían los atenienses por la diosa Atenea, que les había conducido a la victoria sobre los persas, y mostraba la prosperidad de la época de Pericles después de este triunfo. Pericles tuvo que vencer la oposición de la Asamblea a financiar los gastos que suponía levantar el templo dórico más grandioso de Grecia y la resistencia de los ancianos, que habían jurado durante las guerras medicas mantener en ruinas la Acrópolis, conservándola en el estado de destrucción que la habían dejado los persas, para que las futuras generaciones recordaran la barbarie del invasor. La planificación fue de los arquitectos Ictino y Calícrates, representaron los cimientos de un edificio anterior incendiado y emplearon exclusivamente mármol pentélico. La supervisión corrió por cuenta de Fidias. En el 447 a.C. comenzaron las obras y se inauguró quince años después.

El frontón oriental representaba el nacimiento de atenea surgiendo, madura y completamente armada, de la cabeza de Zeus. La joven Nike esta coronando a la radiante diosa Atenea. Estas imágenes componían el núcleo central del frontón. Todos los personajes son de idéntica escala, acomodándose con su postura erecta, sedente, agachada o yacente a las fastidiosas pendientes del frontón triangular. Las telas de los vestidos se pegan al cuerpo, una técnica que los arqueólogos han apodado de paños mojados. El frontón occidental representa el certamen que se convocó en el Olimpo para elegir al Patrono del Ática. Como finalista del concurso quedaron Poseidón y Atenea. El dios del mar lanzo el tridente e hizo brotar un manantial de agua en la Acrópolis. Atenea disparo la jabalina y, al caer en tierra, germino un olivo que, junto con el trigo y la vid, se convirtió en producto esencial de la dieta mediterránea.

Las metopas son 92, distribuidas en bloques de 14 y 32, que corresponden con las fachadas menores, situadas en los lados este y oeste, y con los flancos mayores orientados al norte y sur. Ilustran cuatro ciclos míticos en los que Atenea participo con los resultados favorables: el gigante en el frente oriental; la amazona en el occidental; la guerra de Troya en el costado septentrional y el centauro en el meridional.

El friso de las Panateneas. El Partenón tenía un friso jónico para narrar el ceremonial que seguían los atenienses durante las grandes fiestas estivales de las Panateneas, celebradas todos los años el 28 de julio.

LA ESCULTURA GRIEGA.

El principal problema era la falta de piezas originales. Mármoles de los siglos V y IV solo quedaban los relieves decorativos de los grandes templos: frontones, metopas y frisos que, solían estar labrados por aprendices del taller y colaboradores del maestro a quien se encargaba la obra. El bronce, que se convirtió en el material favorito a la hora de realizar estatuas exentas. La plástica griega es conocida por copias en mármol del período romano, que los Cesares y la aristocracia del Imperio ordenaron reproducir para decorar sus palacios, villas, termas y ciudades. Las imágenes clásicas, que comenzaron formando parte de la religión, terminaron convertidas en un negocio. El segundo problema es la policromía. Todas las esculturas de mármol estaban brillantemente pintadas, empleándose postizos en los bronces: láminas de plata sonrosadas en los labios, incrustaciones de pasta vítrea en los ojos y rodetes de cuero para los pezones. En la época clásica reprodujeron la realidad, basándose en las relaciones numéricas que la inteligencia cree reconocer en el cuerpo humano y aplicaron tres conceptos a las estatuas: la armonía de proporciones, el principio de diartrosis y la postura del contraposto. Fijaron como modulo la cabeza, variaron el canon de belleza ideal del cuerpo humano. Durante el siglo V la proporción armónica fue de siete cabezas, y en el siglo IV se elevó a ocho. Concibieron el desnudo como un esqueleto perfecto, regido por la movilidad de las articulaciones; este principio de la diartrosis les hizo acentuar la división entre el tronco y las extremidades, y dentro del torso marcaron nítidamente los pectorales, la cintura y el pliegue inguinal. Finalmente, rompieron la ley de frontalidad al adoptar la postura de contraposto, donde una pierna actúa de sostén y la otra se flexiona, desnivelándose la línea recta de las caderas.



LOS GRANDES MAESTROS DEL SIGLO V.

FIDIAS. Fue el primer imaginero de dioses en mármol, oro y marfil del arte clásico occidental. Sus creaciones divinas ofrecen las características de imagen devota: hermosura de rostro, honesto ademán y gallarda postura. Transmitió al panteón olímpico el nous, que su contemporáneo definió como espíritu. En su amplio catálogo destacan las tres imágenes de Atenea y el monumental Zeus, de Olimpia, que mereció ser incluido entre las maravillas del mundo antiguo. Atenea Promakhos era una figura de 15 metros de altura, tenía un casco y la punta de la lanza de la diosa en el horizonte. En el año 450 a.C. los atenienses encargaron al artista la Atenea Lemnia en recuerdo a la patrona de la ciudad que les vio nacer. Aparece en actitud pacífica, desprovista de armas y con el casco en la mano, apreciándose los rasgos femeninos clásicos en el perfil recto de su rostro. En el 438 a.C. se consagro la Atenea de Parthenos, un coloso de 12 metros, labrado en marfil y oro, que presidia la naos del Partenón. Al concluir esta obra, Fidias es acusado de robar materiales destinados a la Parthenos. Sufrió proceso y deportación. Se refugió en Olimpia donde realizo su imagen más perfecta y celebrada: el sereno y grave Zeus Olímpico, sentado en el trono y con una representación de la victoria en la mano. Presidia la cella de su imponente templo y los griegos la distinguieron de las restantes maravillas del mundo.

POLICRETO. Es un escultor de atletas en bronce. Además fue un teórico de la escultura. Los intelectuales griegos escribieron un libro técnico, titulado el Kanon, en el que exponía la proporción perfecta del cuerpo humano. El texto se ha perdido, pero Policleto tuvo la precaución de sintetizar su argumento en un ejemplo práctico: el Doriforo, un joven en actitud de avanzar, que porta la lanza en la mano izquierda, apoyándosela en el hombro. Fue fundido en bronce en el año 440 a.C. y presenta los grandes logros de la escultura griega del ideal de la belleza basado en siete cabezas, principio de diartrosis y ruptura de la ley de frontalidad mediante la postura del contraposto. El Diadumeno, otro efebo captado en el momento que se ciñe la cinta de los campeones atléticos. La dulce expresión de su rostro ha sido interpretada como una concesión al arte espiritual de Fidias.



LOS GRANDES MAESTROS DEL SIGLO IV: PRAXITELES, ESCOPAS Y LISIPO.

Habían tres nuevas tendencias: la charix praxiteliana, caracterizada por expresar las emociones liricas; el pathos escopásico, que tiende a explotar el estado dramático; y la fusión que hace de ambas tendencias Lisipo, inspirado en ocho tendencias. Praxíteles nacio en Atenea, aprendio la escultura con su padre, el pintor Nikias fue su habitual policromador. Sus obras de juventud, el Sátiro escanciador y el Apolo sanroctonos, apuntan su estilo maduro en temas agradables, lleno de encanto, tratados con suavidad y reflejados a través de un rítmico contoneo sinuoso, que se ha dado en llamar curva praxiteliana. Su obra maestra es la sensual Afrodita saliendo del baño que fue el primer desnudo integro femenino del arte griego, donde se representan formas redondeadas de su amante Friné. La gracia y la serenidad de la Afrodita Cnidia motivo que fuera muy solicitada por la clientela del mundo antiguo, reproduciéndose en infinidad de copias y adaptaciones que, con ligeras variantes, se prolongaran hasta la helenística Venus de Milo. El único original que se conserva es Hermes con el niño Dionisos en brazos. La iglesia católica se apropiara de sus formas, cristianizandole en San Cristobal.

Escopas ahonda en los estimulos patéticos, dando origen a individuos atormentados e inflamados de pasión. Nacio en la isla de Paros, famosa por sus canteras de mármol, y en este material desarrolla su producción. Representa a héroes trágicos y muestra predisposición por los irracionales y embriagados integrantes del cortejo dionisíaco. La ménade furiosa, retratada en plena orgia, con un cabrito muerto sobre los hombros, muestra el pathos escopástico, que el artista conseguía al complementar el dinamismo del cuerpo con rostros de bocas anhelantes y ojos profundos.

El broncista Lisipo natural de Sicione, vuelve nostálgico los ojos hacia el Doriforo y revisa el canon de belleza convirtiendo la cabeza en una octava parte de la altura total del cuerpo humano. Este nuevo sistema de proporciones lo plasma en el Apoxyómeno: un atleta desnudo que se limpia el linimento con el estrígilo después del ejército, convirtiéndose en el último eslabón de la cadena iconográfica de Kuros. Se tratan de esculturas e imágenes de gran realismo e instantaneidad. Lisipo fue el escultor predilecto de Alejandro Magno.



EL PERIODO HELENISTICO.

A falta de un heredero indiscutible, los principales generales del ejército se disputan sus estados, que fragmentan en monarquías hereditarias. Todos estos reinos terminaron por convertirse en provincias romanas, y el periodo comprendido entre la muerte del héroe macedónico y el año 30 a.C., fecha en que Augusto concluye la anexión del país de los faraones, va a recibir el nombre de helenismo. Los principales órganos del helenismo van a ser las ciudades fundadas por los nuevos soberanos como plataforma de sus florecientes cortes. Son vastas metrópolis que ostentan el glorioso nombre de su fundador. Su urbanismo suele ser recticular, con calles trazadas en ángulo recto, divididas en manzanas regulares, como un tablero de ajedrez, siguiendo los dictámenes que impuso Hypodamos de Mileto en el puerto griego del Pireo; en medio se alza el ágora que es una espaciosa plaza con pórticos. Los gobernantes sembraron las poblaciones con majestuosos edificios de carácter privado, público y religioso. Las ciudades costeras remodelan la zona portuaria, erigiendo monumentos que se convirtieron en maravillas del mundo. Características arquitectónicas de estos programas será la presencia de varias plantas en los edificios, con columnas gigantes y ordenes superpuestos, reservando el jónico para el primer piso y el corintio para el segundo. Roma se aprovechara de tan fecundas innovaciones artísticas. En la escultura, las estatuas pierden el punto de vista frontal en favor de su visibilidad desde todos los ángulos. Se resuelve también el problema de la torsión del cuerpo, el repertorio iconográfico se amplia y la nómina de dioses es compatible con individuos de toda condición social. Se cultivan las tres edades de la vida, la ternura de la infancia, la plenitud de la madurez y las carnes decrepitas del anciano; los modelos pueden ser griegos o extranjeros, vestidos o desnudos, y triunfa la alegoría. Cuatro grandes escuelas alcanzan fame y prestigio: Ateneas, Alejandria, Pergamo y Rodas.

Ateneas, cultiva el retrato de los intelectuales. Paralelamente sus talleres escultóricos, integrados por los discípulos y seguidores de Praxiteles, Escopas y Lisipo, dan vida a la escuela neoática, caracterizada por copiar y rejuvenecer los modelos clásicos de los siglos V y IV.

Alejandria mostro complacencia por los temas cotidianos y alegóricos. Representados en terracota, piedra o bronce, y poco después en mármol, personificaciones de ideas abstractas, como la Alegoría del rio Nilo, definido como un anciano recostado, que porta el cuerno de la abundancia y los símbolos de las tierras que sus provechosas aguas fertilizan.

Pérgamo se inclina por temas patéticos, de sentimientos violentos.

Rodas profundizando en la emoción del sufrimiento y acentuando el dolor. Sus creaciones más famosas son los grupos del Toro Farnesio y del Laoconte. El dramatismo de los escultores rodios transpira, incluso, en obras gozosas, como la vibrante Victoria de Samotracia.