Diversidad Pictórica en el Arte Gótico
La sustitución de muros por vidrieras supuso una enorme reducción del espacio en la arquitectura gótica. Esto generalizó la pintura sobre tabla y la pintura sobre vidrieras. También adquirió gran difusión la miniatura. Los temas más tratados por la pintura gótica fueron los religiosos, con representaciones de las vidas de Jesús y María. Asimismo, se desarrolló la temática profana, donde destacó el retrato.
La pintura gótica se caracterizó por la plasmación de un canon natural y la agresividad facial y gestual de las figuras. Los paisajes ganaron terreno al fondo dorado de las pinturas bizantinas. Destacó el uso de la pintura al temple y, en Italia, el fresco, así como una innovadora pintura al óleo.
A) Estilo Franco-Gótico
Muestra influencias del arte de las vidrieras y la miniatura. Se caracteriza por un predominio de la línea sobre el color. Las figuras tienen menos hieratismo, aunque continúan siendo sin volumen, con solo el trazo grueso que perfila el contorno de figuras y objetos, lo que ayuda a resaltar los motivos sobre fondo dorado. (Ejemplos: Sainte Chapelle, Catedral de León)
B) Estilo Ítalo-Gótico
Presenta monumentalidad, simetría y hieratismo, mezclándose con el naturalismo. Se caracteriza por una mezcla de colores claros con líneas curvas y la búsqueda de volumen en las figuras. En este estilo se hicieron los primeros ejercicios de perspectiva y se combinaron fondos dorados con paisajes simples. Este estilo se dividió en dos escuelas: la de Siena, donde destacó Duccio, y la de Florencia, donde destacó Giotto.
C) Estilo Internacional
Desarrollado en las cortes europeas, equilibró la estilización del gótico lineal con el sentido naturalista desarrollado por los pintores italianos. Esta combinación creó formas y figuras aristocráticas y elegantes con detalles naturalistas, presentados en una mezcla de fondos dorados con paisajes, junto a una gran predilección por la intensidad cromática. Un artista representativo de este estilo fue Gentile da Fabriano.
D) Estilo Flamenco
Se desarrolló en Flandes y Países Bajos. Perfeccionó la pintura al óleo para poder representar la realidad con un grado excepcional. La ausencia de movimiento en general y el uso del simbolismo son rasgos destacables de esta escuela. En la temática, son características la mezcla de temas religiosos y profanos, y el retrato. El artista más importante fue Jan van Eyck, autor del retablo de la Adoración del Cordero Místico. También Hieronymus Bosch pintó temas a medio camino entre lo real y lo onírico.
El Matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck
Van Eyck presenta a una pareja en una habitación. El espejo marca el eje de simetría en confluencia con la lámpara del techo y el perro. Nos hace ver las diferentes líneas de fuga de la perspectiva, destacadas por las vigas del techo y las tablas del suelo de madera. El espejo nos da una visión desde el otro lado de la habitación. Hay un movimiento escénico casi nulo, y es una imagen rígida, teatral y poco espontánea. A todo esto, también predomina la línea sobre el color, que perfila los contornos y le da corporeidad y solidez. Gracias a la técnica del óleo aplicada, se ve una imagen muy bien plasmada hasta en el más mínimo detalle. La luz entra por la ventana de la habitación y, con precisión realista, ilumina a la esposa y deja en penumbra el lado izquierdo del lienzo. En cuanto a los colores, dominan el verde del vestido, el rojo de las cortinas y el marrón de la capa del mercader.
El cuadro presenta a Giovanni Arnolfini y su esposa, hija de un comerciante. Según el historiador Erwin Panofsky, la obra se entiende como un certificado matrimonial en formato visual. La vela encendida y el hecho de que ambos estén descalzos reafirman el carácter sagrado de la ceremonia. Otro vínculo entre ellos es el perro, que representa la fidelidad; la escobilla; y la talla de Santa Margarita y el dragón, protectora de la fecundidad y de los partos, en la cabecera de la cama. Las frutas de la mesa evocan la fruta del árbol del bien y del mal.
La Catedral de Chartres
Esta catedral se encuentra en la ciudad de Chartres, en el centro-oeste de Francia. Está compuesta por cinco naves y tiene 134 metros de largo por 46 metros de ancho en el coro, con una altura de 36.5 metros en su nave central. Posee dos torres, una de 106 metros y la otra de 115 metros. La cúspide de esta última representa por sí sola casi un tercio de la altura total, mientras que la parte de abajo equivale a la mitad de la fachada. Constituye un ejemplo de las relaciones precisas de la construcción gótica.
Tiene, además, nueve portales: tres en la fachada principal, entre ellos el famoso Portal Real, y tres semiocultos por espléndidos arcos esculpidos en cada una de las dos fachadas del transepto. La fachada está dividida por cornisas horizontales en tres pisos: en el de la base, se abren los tres portales mencionados anteriormente, ricamente decorados por frisos y esculturas; en el piso del medio, tres grandes ventanales dan luz al interior; finalmente, el piso superior está dominado por el rosetón. Éste, que es un elemento típico de la arquitectura gótica, de forma circular, está dividido por finos rayos de piedra. Representa, por un lado, al sol, símbolo de Cristo; y, por otro, a la rosa, símbolo de María. Constituye, además, una fuente de luz —durante la tarde ilumina el altar mayor— y aligera el espesor de la pared.
Las estatuas de la catedral están adosadas a las columnas, representando santos y profetas en altorrelieve. Los pilares adosados a los muros de la fachada, que hacen de elementos divisorios entre los portales y ventanales, tienen asimismo una finalidad estética: se contraponen a las líneas horizontales de las cornisas, que separan un piso de otro, restableciendo un perfecto equilibrio.
Las figuras son pocas y simples, para instruir mejor al fiel, alargadas y bidimensionales. Por lo general, los colores son fuertes —rojo, azul, amarillo, verde—, predominando el azul en la Catedral de Chartres. Así se lograban distintos juegos de colores dependiendo de la posición del sol.