Arquitectura del Quattrocento italiano: Brunelleschi y Alberti

El Quattrocento italiano: Arquitectura: Brunelleschi y Alberti

El Renacimiento nace en Italia. El Renacimiento es una etapa cultural, no sólo en el campo artístico, sino en todos los demás aspectos, que abre el mundo Moderno; y en un sentido estricto, designa las manifestaciones artísticas que tuvieron lugar en el Quattrocento (S.XV) y el Cinquecento (S.XVI).

Desde el punto de vista cronológico, se desarrolla en dos fases: el Quattrocento o primer Renacimiento que se da en Italia y el segundo Renacimiento, momento en que se extiende al resto de Europa, que comprende dos etapas: el Cinquecento y el Manierismo. El Renacimiento es el resultado de la evolución que se viene gestando desde finales del Gótico y por otra parte de una serie de elementos y circunstancias nuevas:

  • El artista sigue siendo un observador de la naturaleza pero ahora quiere conocerla y comprenderla; hay un cambio de mentalidad (espacio, perspectiva…).
  • El hombre vuelve a ser protagonista, enlazado con la antigüedad clásica.
  • Aparece así un artista nuevo que es un humanista.
  • Al mismo tiempo, los cambios políticos, económicos y sociales dan lugar a la aparición de una nueva clientela para el arte y con ella a una nueva visión del mismo.

En el campo del arte, el arquitecto concibe el espacio de una nueva forma: unitario, armónico y proporcionado, gracias al desarrollo de la geometría y las matemáticas, el escultor recupera el desnudo, la anatomía, maneja volúmenes y movimiento con gran perfección; el pintor concibe el cuadro como un espacio en sí mismo, donde, composición, perspectiva, dibujo, luz y color, es decir, los valores plásticos, es lo que importa.

La emulación artística entre estos mecenas y su oposición deliberada al gótico propagaron el arte humanista por toda Italia. Nuevas caras aparecen en los puestos dirigentes de las disciplinas artísticas: son el arquitecto Brunelleschi, los escultores Ghiberti y Donatello y multitud de pintores en las que destacan Fra Angélico, Masaccio, Piero della Francesca y Botticelli.

Arquitectura del Quattrocento

En lo que se refiere a la arquitectura se recuperan los órdenes clásicos, elementos constructivos como el arco de medio punto, los entablamentos, frontones… y los elementos decorativos (festones, medallones).

Valores formales

  1. Los materiales son pobres (ladrillo y aparejo) pero los revisten con materiales nobles (placas de mármol, o de piedra).
  2. Las plantas vuelven a ser basílicas o centradas de cruz griega, abandonando la cruz latina por estar desproporcionada y asimétrica.
  3. Columnas de fuste delgado en el interior y muros no gruesos en el exterior son los elementos de soporte (gracias a los cálculos matemáticos).
  4. Las pilastras, se usan como decoración pero también articulan los muros dividiéndose en tramos.
  5. Reaparecen los capiteles corintios pero sobre ellos (para ganar altura) se coloca un trozo de entablamento clásico.
  6. Se abandonan las bóvedas de crucería del gótico.
  7. Puertas y ventanas se decoran con frontones clásicos (alternando curvas y rectas), se superponen los órdenes clásicos y cornisa y frontones rematan las fachadas.

Además los arquitectos aúnan teoría y praxis ya que no sólo construyen edificios sino que también escriben tratados sobre ellos, el edificio es un todo racional, orgánico, bello por sus proporciones, equilibrio y elementos arquitectónicos. Destacan los arquitectos: Brunelleschi y Alberti.

Brunelleschi

Comenzó siendo orfebre y escultor. El conocimiento de estos oficios le lleva a participar en el concurso para fundir las segundas puertas del Baptisterio de Florencia, pero el jurado adjudicó a Ghiberti. Decepcionado, marchó a Roma con el propósito de estudiar la estatuaria clásica. Pero una vez en Roma las ruinas de la Ciudad Eterna cambian su vocación hacia la arquitectura, entregándose desde entonces a este arte con pasión. Vuelve a participar con Ghiberti en otro certamen florentino: la construcción de la cúpula de la catedral. El veredicto de los jueces es para Brunelleschi. La solución que le da, consiste en cubrir el tambor octogonal con dos cúpulas superpuestas, encofrando una dentro de otra y dejando una cámara de aire entre ambas estructuras y para reforzarla anillos de madera. De este modo, el peso de los materiales disminuía y su altura podía crecer en el tambor, y coloca óculos para la iluminación. En los edificios de media planta trata de conjugar en sus proyectos los elementos y las proporciones de la tradición romana con la perspectiva renacentista. Para ellos entre los elementos clásicos se decanta por la columnas de fuste liso cuando construye pórticos y basílicas y por las pilastras estriadas cuando edifica capillas de planta central: en ambos casos utiliza capiteles corintios de 8 volutas, tramos de entablamento que actúan de cimacio y arcadas de medio punto. Utiliza un canon de proporción que vendrá marcada por la distancia de separación entre soportes; como creador de la perspectiva, armoniza visualmente las masas en el espacio, graduándolas según las leyes ópticas.

En él destaca como obras suyas: El Hospital de los Inocentes y en las basílicas del Espíritu Santo y San Lorenzo. En este último levantó, La Sacristía Vieja de planta centrada y cruz griega, cubierta con cúpula sobre pechinas. También diseñó la capilla Pazzi para uso funerario de esta familia de banqueros florentinos, situada en el claustro del convento franciscano de Santa Croce. Además en este edificio juega con el color de los materiales, al utilizar la piedra gris para los elementos arquitectónicos y la cal para el revoque de los muros; además fue el creador del prototipo de palacio renacentista florentino, que será seguido en otros palacios, tanto en Italia como fuera de ella: la fachada aparece cubierta de almohadillado y articulada en 3 cuerpos horizontales separados por cornisas y en varios cuerpos verticales articulados mediante pilastras adosadas al muro en los que se superponen los órdenes clásicos. Las ventanas van coronadas con frontones alternando triangulares y semicirculares de modo que es simétrico, proporcionado y con un perfecto equilibrio entre elementos horizontales y verticales. En el interior, las estancias se distribuyen alrededor de un patio circular porticado. Este es el esquema del Palacio Pitti, obra suya.

Alberti

Educado en Roma y trabajó sobre todo en Florencia, fue un teórico que representa el saber universal del genio renacentista, anticipando en medio siglo la aparición de Leonardo. Sobresalió en todas las artes: ideó artilugios mecánicos y dedicó tratados a la escultura, a la pintura y a la arquitectura. Sobre esta última disciplina escribió en 10 libros”De re aedificatori”, en cuyas páginas defiende por vez primera el trabajo intelectual del arquitecto. Su misión será concebir el edificio, confiando su ejecución material a los maestros de obras y albañiles. Como buen teórico su arquitectura está basada en el número y la proporción, en la geometría espacial y en las leyes de la simetría. Sus primeros trabajos consisten en remodelar edificios medievales, enmarcándolos con portadas renacentistas. El mejor ejemplo es la basílica gótica de Santa María Novella de Florencia, a la que añadió una fachada de proporciones perfectas, asumiendo como módulo el cuadrado formado por dos cuerpos, se puede inscribir todo ello en un cuadrado, que, a su vez, se descompone en otros, cuyo lado es la mitad del cuadrado grande y cuyo cuerpo superior puede también inscribirse en otro cuadrado. Como son de distinto tamaño, para darle unidad a la fachada los une con roleos y con un frontón clásico. Otra de sus obras fundamentales es la fachada del Templo Malatesta en Rímini, en el que crea un tipo de fachada directamente inspirada en los arcos romanos, en los que superponen los órdenes y columnas y arcos, que se convierten en elementos decorativos. La construcción religiosa más importante de Alberti fue San Andrés de Mantua; su fachada concebida como un arco de triunfo y apeada sobre un podio. La planta es de nave única con capillas entre contrafuertes.

entre contrafuertes.