Análisis del poema “A un olmo seco” de Antonio Machado

Introducción

El poema “A un olmo seco” pertenece a la producción literaria del escritor sevillano Antonio Machado (1875-1939). Perteneciente a una familia de intelectuales, pasó su juventud en Madrid, donde estudió en la Institución Libre de Enseñanza. Viajó a Francia, donde conoció a Rubén Darío y se familiarizó con la corriente modernista. En 1903, publicó Soledades, obra en la que se refleja el lenguaje modernista y predominan el tono melancólico y los temas intimistas. Tras aprobar las oposiciones a profesor de francés, fue destinado a Soria, donde conoció a Leonor Izquierdo, con quien contrajo matrimonio en 1909. Leonor murió a los pocos meses de tuberculosis, y este hecho marcó profundamente la literatura de Machado.

En este mismo año, publicó Campos de Castilla, obra a la que pertenece “A un olmo seco”. Este libro tiene como temática el paisaje castellano, la decadencia social y cultural del país y el dolor por la muerte de su esposa. Empieza a reflejarse su compromiso social en poemas como “El mañana efímero”. En Campos de Castilla podemos observar la influencia de la Generación del 98 sobre la escritura de Machado.

Machado se trasladó a Baeza para alejarse del paisaje castellano que le recordaba a Leonor, aunque regresó a Segovia no mucho después. Finalmente, se fue a Madrid, donde se convirtió en miembro de la RAE en 1927. En 1936, publicó Poesías de guerra, donde manifestó su posición política republicana, la cual lo obligó a huir constantemente hasta llegar a Francia en 1939, donde murió a los pocos meses.

Tema del poema

“A un olmo seco” posee un tema optimista: un canto a la esperanza, ya sea a una Leonor enferma, de la cual espera una mejora, o a España, un país débil del que el autor espera un resurgir. Es un poema profundamente novecentista.

Cabe destacar el contraste entre aspectos positivos y negativos que utiliza el poeta, como los aspectos negativos “hendido por el rayo”, “mitad podrido” y los positivos “milagro de primavera”, “hojas verdes”, “luz” y “vida”.

Estructura del poema

Estructura interna

Se distinguen diferentes partes:

  • La primera, del verso 1 al 14, se hace una descripción general del olmo y de su estado deteriorado, aunque se cita también la aparición de hojas verdes, que significan esperanza, y se le compara con otras especies arbóreas como el álamo.
  • La segunda parte abarca el resto del poema, a excepción de los últimos tres versos. En ella, se expresa, de manera enumerada, el futuro pesimista que le depara al olmo.
  • Finalmente, en la última parte se expresa el profundo sentimiento de esperanza del autor a través del yo poético: “mi corazón también espera”.

Estructura externa

El poema está compuesto por 30 versos endecasílabos y heptasílabos combinados entre sí al gusto del autor, por lo que estamos ante una silva. Utiliza rima consonante y algunos versos libres.

En la primera parte del poema encontramos dos serventesios en las dos primeras estrofas (ABAB) (CDCD) y, posteriormente, dos tercetos (EFE, FGG). El resto del poema no sigue un esquema métrico concreto.

Análisis literario

El carácter literario de la obra está marcado por el uso de recursos estilísticos como:

  • El hipérbaton en los versos 3 y 4.
  • La prosopopeya: “lame el Duero”, “álamos cantores”, “hojarasca”, en los versos 15, 19 y 22 y 24, insistiendo en el fatídico desenlace del olmo.

La característica simbología de Machado es recurrente en el poema. La más importante es la identificación del olmo, o bien con Leonor o con España. También destacan la figura del camino como el transcurrir de la vida, la ranita verde como símbolo de esperanza o la primavera como representación de la juventud y la vitalidad. Otra marca literaria es la utilización del yo poético: “quiero”, “mi corazón”.

Nivel léxico-semántico

Machado utiliza un lenguaje connotativo, que transmite una doble lectura. Destacan los adjetivos valorativos como “viejo”, “hendido”, “podrido”, “amarillento”, “carcomido”, todos ellos en grado positivo.

Se aprecian campos semánticos como el paso del tiempo (“viejo”, “podrido”, “carcomido”) o los colores (“verdes”, “blanquecino”, “amarillento”, “grises”), en los cuales las gamas cromáticas representan los sentimientos del autor.

Utiliza sustantivos concretos (“olmo”, “lluvia”, “rayo”) y también juega con el contraste de antónimos (“lluvia”/”sol”, “álamo”/”olmo”).

Nivel morfosintáctico

Verbalmente, los verbos tienen la función de describir al olmo, por lo cual están en su mayoría en presente. El modo subjuntivo es utilizado para expresar futuro y el devenir del olmo: “derribe”, “convierta”, “descuaje”, “empuje”, siempre expresando ese pesimismo del mal futuro que le espera al árbol, junto a perífrasis verbales como “va trepando”, que expresan el modo durativo y la continuidad de la acción.

Conclusión

“A un olmo seco” es un poema complejo y rico en matices que refleja la maestría de Antonio Machado en el uso del lenguaje poético y su capacidad para expresar emociones profundas a través de la descripción del paisaje y la simbología. La identificación del olmo con Leonor o con España, la esperanza frente a la adversidad y la reflexión sobre el paso del tiempo son algunos de los temas que hacen de este poema una obra fundamental de la literatura española.