Análisis de la Obra Poética de Miguel Hernández

El Modernismo y la Generación del 27

Se denomina Modernismo al movimiento literario, poético, nacido en Hispanoamérica en el último cuarto del siglo XIX y difundido en España por Rubén Darío con Prosas profanas (1896). Fue breve, pero su importancia fue decisiva para la evolución de la poesía española. Los temas tratan de asuntos del pasado o exóticos, la intimidad del poeta, de corte melancólico y pesimista. En ambos, es perceptible la huella del Romanticismo. Los poetas modernistas explotan un lenguaje de carácter culto para conseguir belleza; destaca la musicalidad de sus composiciones.

Las figuras de la poesía modernista española son Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. La poesía adquiere un tono más intimista y se expresa con modos más cercanos al Simbolismo.

Antonio Machado

Antonio Machado trata temas como la intimidad, los recuerdos, el paisaje castellano, la preocupación por España, el paso del tiempo, la muerte, etc. En la métrica, se inclina por las formas populares, aunque no faltan manifestaciones más cultas. El estilo es sobrio y claro. Los inicios machadianos estuvieron cercanos al modernismo de la época (Soledades, 1903), pero el Machado más conocido es el de Campos de Castilla (1912 y 1917).

Juan Ramón Jiménez

La trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez: Modernismo (La soledad sonora, 1908), después la poesía pura. El lenguaje se condensa para nombrar lo esencial de las cosas (Diario de un poeta recién casado, 1916). En las últimas obras, su autoexigencia y ensimismamiento se acentúan.

La Generación del 27

Un grupo de poetas conocido como Generación del 27 aportará un gran momento de esplendor a la poesía española. Este grupo reivindica la figura de Góngora y, a su vez, recibe influencia de las vanguardias del momento: futurismo, surrealismo, sencillez lírica, poesía popular y la complejidad de los hallazgos vanguardistas.

  • Federico García Lorca (Romancero gitano, 1928)
  • Rafael Alberti (Marinero en tierra, 1924)
  • Luis Cernuda (La realidad y el deseo)
  • Pedro Salinas (Razón de amor, 1936)
  • Jorge Guillén (Cántico, 1928-1950)
  • Gerardo Diego (Imagen, 1922)
  • Dámaso Alonso (Hijos de la ira, 1944)
  • Vicente Aleixandre (Historia del corazón, 1945-1953)

Trayectoria Poética de Miguel Hernández

En la producción lírica de Miguel Hernández aparecen influencias de autores clásicos y de autores coetáneos. Por ello, se desarrolla a continuación su trayectoria poética y se explica cómo repercute en su obra la tradición y la vanguardia literaria.

Primera Etapa (1925-1931)

Inicia su labor como poeta en su Orihuela natal con composiciones de un vago posmodernismo regionalista: “En mi barraquica”, “Al verla muerta”.

Segunda Etapa (1931-1935)

Inicia esta etapa con el frustrante primer viaje a Madrid. Con la luna como eje conductor de sus nuevos poemas. Una nueva poesía hermética y compleja, con acento culterano (centenario de Góngora). Comienzo en el empleo de las técnicas modernas de las vanguardias, presencia de la poesía de Jorge Guillén y de Juan Ramón Jiménez (Perito en lunas). El silbo vulnerado (1933-1935) incluye un claro acento religioso. Se distancia de su faceta de poesía religiosa y de la poesía pura para acercarse a Pablo Neruda y a Ramón Gómez de la Serna.

Tercera Etapa (1935-1936)

El tema del amor despierta en Miguel Hernández sensaciones nuevas y la necesidad de revisar su expresión, madurez como poeta. Amplía su lenguaje personal, se encuentra con Quevedo, Lope de Vega, Fray Luis de León y Garcilaso de la Vega. El rayo que no cesa: nuevos elementos poéticos que proceden del surrealismo, incorporados a la poesía de Miguel Hernández a través de Neruda y Aleixandre. Explora un nuevo espacio por la carne, la tierra, la pasión… elementos que empiezan a inundar la poesía de vanguardia.

Cuarta Etapa (1937-1939)

Se encuentra inmerso en plena guerra civil española. Viento del pueblo y El hombre acecha. Con Viento del pueblo, el poeta olvida ya las resonancias clásicas, pero no los esquemas métricos. Escribe poesía surrealista, poesía impura. De este modo, se adentra definitivamente en una poesía que busca el corazón de los hombres más que su inteligencia. Aumenta la imagen visionaria de influencias surrealistas, imágenes violentas para expresar el horror de la guerra y la pasión de la lucha. “Sonreidme”: se perciben metáforas cósmicas que vienen de Neruda. Estas dos obras constituyen un solo ciclo a pesar de observarse ciertas diferencias entre ellas: el primer libro es más optimista, extremo y heterogéneo; en el segundo se adivina la derrota, la métrica es igual.

Quinta Etapa (1939-1941)

Escribe Cancionero y romancero de ausencias, vuelta de Miguel Hernández a sus fuentes, la poesía oral. Entre los asuntos que trata destacan los referidos a su mundo familiar: los besos de la mujer amada, la ausencia y la distancia, la muerte de su primer hijo y el nacimiento del segundo. Supera la dualidad entre vanguardia y tradición, a través de un estilo personal basado en la sencillez absoluta.

Evolución Poética y la Guerra Civil

Miguel Hernández sufrió una evolución personal, paralela a su evolución ideológica y poética. A finales de 1933, abandona la lírica profética y religiosa por una poesía de compromiso social y político. La guerra civil española (1936-1939) provoca en Miguel Hernández una poesía vibrante y activa que llega a convertirse en representativa de toda su producción poética: Viento del pueblo y El hombre acecha.

Viento del pueblo

Entre el verano de 1936 y el de 1937 compone Viento del pueblo; la solidaridad es ahora el lema de la obra. Carga su poesía de imágenes llenas de dureza, de elementos metálicos, de armas. La muerte aparece representada por un guerrero medieval. Los vientos del pueblo, los vientos de libertad, representados por los campesinos, obreros, luchadores, etc.

El hombre acecha

Su segundo libro de guerra, El hombre acecha, consta de 19 poemas escritos entre 1937 y 1938, momento en que muere su hijo de 10 meses. El tono vigoroso, entusiasta y combativo de Viento del pueblo se atempera con el de El hombre acecha. La voz del poeta pasa de cantar a susurrar amargamente, el lenguaje se hace más sobrio, el tono más íntimo. Se va apagando la exaltación de héroes y se va encendiendo el lamento de las víctimas. El libro se abre con una “Canción primera” en la que aparece una contundente afirmación: Hoy el amor es muerte, y el hombre acecha al hombre. Visión trágica, desalentada de la vida y de la muerte. Otro tema clave es España. El símbolo de España es la tierra como madre primigenia. En “Canción última”, expresa su confianza en que algún día pueda ver su casa sin llanto, sin dolor, con una mesa bien abastecida de alimentos y una cama confortable en la que descansar y dormir junto a la mujer amada.

Cancionero y romancero de ausencias

En septiembre de 1939, entregó a su esposa un cuaderno manuscrito con poemas que había titulado Cancionero y romancero de ausencias. Miguel Hernández alcanza la madurez con una poesía madura, íntima y desgarrada. Los temas son: amor, vida y muerte. El poeta está marcado por las ausencias, la muerte y la cárcel.

Influencia de la Vida en la Obra

La vida de Miguel Hernández influyó en su trayectoria literaria.

Periodo 1925-1931

Su principal fuente de inspiración es el entorno en el que vive.

Periodo 1931-1936

Está marcado por los viajes que realiza a Madrid. Escribe Perito en lunas, donde se toma como materia poética los elementos naturales y cotidianos de su vida de pastor, transformados a partir de sus lecturas juveniles de los clásicos y de sus coetáneos: Juan Ramón Jiménez y Jorge Guillén. En su segundo viaje a Madrid, comienza a relacionarse con grandes poetas como Alberti, Aleixandre y Neruda. Con Josefina Manresa, el poeta toma su propia vida con todo su amor y dolor y lo transforma en poesía.

Periodo 1937-1942

Se publican Viento del pueblo y El hombre acecha. Con Viento del pueblo, la vida sigue siendo la protagonista de su poesía. Defiende una causa y su obra presenta un fuerte vitalismo optimista y heroico. En El hombre acecha, la derrota de la guerra se siente cercana y la muerte inunda todo con su oscuridad y frialdad. El nacimiento y muerte de su primer hijo y el nacimiento del segundo, provocan una serie de poemas que anuncia en su libro Cancionero y romancero de ausencias. Una inmensa sed de amor habita el corazón del poeta. Se da una evolución de lo religioso a lo erótico. En El rayo que no cesa, la concepción del amor se realiza desde un sentido sensual y trágico. Se inspira en la ausencia de la amada y en la imposibilidad de consumar físicamente su amor, “Me llamo barro”. En Viento del pueblo manifiesta su admiración y amor incondicional hacia el pueblo combatiente con el que el poeta se siente solidariamente identificado. En El hombre acecha, la esperanza en la victoria cede su lugar a la reflexión dolorosa tras la derrota. En Cancionero y romancero de ausencias, el amor se centra en las figuras de la esposa, el vientre y el hijo. La muerte cobra una importancia dominante en la obra de Miguel Hernández. En El rayo que no cesa, a partir de aquí la vida y la muerte configuran la dicotomía inseparable mencionada con anterioridad. En Viento del pueblo, la muerte es la otra cara de la moneda, junto a la vida, la muerte a la guerra. En El hombre acecha, la muerte es constante temática en la obra de Miguel Hernández. El trágico acontecimiento de la muerte de su primer hijo es una causa fundamental para entender el proceso de interiorización y desgarro que sufre su poesía, en Cancionero y romancero de ausencias.