Leopoldo Alas “Clarín”
Su obra literaria
El escritor Leopoldo Alas, conocido como “Clarín”, escribió multitud de artículos periodísticos de contenido político defendiendo su ideario republicano. Es autor, además, de numerosos escritos de crítica literaria, en los que analiza con ironía las tendencias de la época y censura las obras de mala calidad, con el fin de guiar y aconsejar al público lector.
Clarín escribió tan solo dos novelas:
- Su único hijo, obra de tono naturalista ambientada en una pequeña ciudad, que cuenta la historia de un amor fracasado.
- La Regenta, su obra maestra.
La Regenta
Esta gran novela de Clarín es uno de los principales títulos de la narrativa realista del siglo XIX. Uno de los máximos logros de la obra es el retrato de la sociedad provinciana de Vetusta (trasunto literario de Oviedo), como una capital en la que impera la doble moral, la hipocresía religiosa y la superficialidad. Bajo una apariencia de orden incorruptible y moralidad, se esconden los intereses de las clases dominantes (burguesía, nobleza y clero) y quedan reprimidas las pasiones y los sentimientos.
Estilo
El autor emplea un narrador omnisciente que deja a los personajes revelar su personalidad a través de los diálogos, el estilo indirecto libre y los monólogos interiores (técnica narrativa que Clarín fue uno de los primeros en utilizar en España). Desde la página inicial, llaman la atención las magníficas y minuciosas descripciones que el narrador hace del pequeño universo de Vetusta.
El Teatro Español del Siglo XIX
Primera Mitad de Siglo
Las representaciones teatrales en la primera mitad del siglo XIX eran similares a las de la centuria anterior, y las obras más vistas eran comedias de diversos tipos:
- Comedias de magia: Obras espectaculares con apariciones y desapariciones, transformaciones de personajes y otros trucos escénicos.
- Comedias heroico-militares: Evocan glorias nacionales y ambientes exóticos o regios, llevando a escena desfiles y batallas.
- Comedias de santos: Muy exitosas, reúnen características de las heroico-militares y las de magia. Escenifican vidas de santos antes y después de una conversión, con apariciones y visiones.
- Comedias de figurón: Proceden de las de capa y espada y se centran en un tipo caricaturesco que origina el enredo. Se caricaturiza a un personaje exagerando alguno de sus rasgos para producir el efecto cómico.
En esta época, son autores muy conocidos Antonio de Zamora y José de Cañizares.
La Polémica Teatral de Mediados de Siglo
Los intelectuales ilustrados pretendían conseguir un teatro racional y educativo que censurara costumbres viciadas y propusiera ejemplos morales de conducta a su público. Se oponían al teatro mayoritario y estrenaron tragedias y comedias de relativo éxito, escritas o traducidas por eruditos que se enfrentaban a un gusto popular muy arraigado. Estas eran piezas que se caracterizaban por la clara separación entre tragedia y comedia, el respeto a las tres unidades dramáticas y su finalidad didáctica.
Tragedias
Los autores más destacados fueron Agustín de Montiano, con sus tragedias políticas y nacionalistas Virginia y Ataúlfo; y Vicente García de la Huerta, autor de la muestra más lograda del género, Raquel, que relata el amor entre la bella y ambiciosa Raquel y el rey Alfonso VIII.
Comedias
Sobresale Tomás de Iriarte con la obra El señorito mimado, que se convierte en antecedente de la comedia de costumbres, y cuyos personajes son víctimas de la mala educación. Los mejores ejemplos de este tipo de teatro saldrán de la pluma del escritor Leandro Fernández de Moratín, cuyas obras se estrenaron a finales del siglo XVIII y principios del XIX, y que lograron alcanzar el éxito popular.
A pesar de los logros relativos de las propuestas ilustradas, el teatro mayoritario continuó siendo el de tipo popular. Triunfaron especialmente los sainetes de Ramón de la Cruz, que él mismo definió como “simple diálogo en que predomina el elemento cómico”. Algunos ejemplos son El petimetre o Manolo.
El Teatro a Finales de Siglo
En las dos décadas finales del siglo XVIII y hasta 1808, hubo un acercamiento entre los gustos mayoritarios y las propuestas neoclásicas gracias a la aparición de un género intermedio, denominado comedia sentimental o lacrimógena. En estas obras, se apela directamente al sentimiento para provocar la identificación del espectador con el tema. Los ilustrados apoyaron este género ya que tenía un fin moral, era verosímil, empleaba argumentos simples y personajes de la vida cotidiana. Un ejemplo destacado de esta comedia es El delincuente honrado, de Jovellanos.