Análisis de la obra “Campos de Castilla” de Antonio Machado

El paisaje en Campos de Castilla: En la 1ª edición, el paisaje descrito es el castellano (alrededores de Soria). Este paisaje causa una gran impresión en el poeta. En la 2ª edición, añade composiciones de su estancia en Baeza, donde se refugia tras la muerte de su mujer.

En la obra se pueden apreciar 3 formas de enfocar el paisaje castellano:

  • Unas composiciones responden al simple amor a la naturaleza (visión objetiva del paisaje), presenta un paisaje en el que destacan la dureza, aridez y pobreza. En contraste, el paisaje andaluz es de tonos luminosos y fértiles.
  • En otras, el paisaje se convierte en símbolo del pasado histórico de Castilla: presenta metafóricamente el pasado histórico mediante imágenes guerreras. La preocupación patriótica le inspira poemas sobre el pasado, presente o futuro de España.
  • Hay poemas en los que los elementos del paisaje se convierten en símbolo de realidades íntimas: el poeta proyecta en diferentes elementos del paisaje sus propios estados de ánimo. El poeta dialoga con el mundo y consigo mismo en comunión con el paisaje al que canta.

Principales símbolos machadianos:

a) El problema existencial: el paso del tiempo y la muerte.

  • El agua: Es el que más reitera. El fluir del agua (ríos, lluvia), constante y casi imperceptible, representa el paso del tiempo, también puede representar la muerte.
  • Tarde: Suele representar el sentimiento melancólico de la vejez espiritual.
  • Caminos: Destaca la idea de que el camino no está hecho, sino que se va haciendo al tiempo que se anda, representa un sentimiento de pesar sin consuelo.
  • Los elementos del paisaje y del tiempo vivido: En el proceso de identificación del alma con las cosas del mundo, adquiere especial relevancia los elementos de la naturaleza. Dota de especial simbolismo, en relación con el paso del tiempo, los ríos y árboles. Del paisaje, Machado seleccionará todo cuanto sugiere soledad, decadencia y fugacidad. La muerte se manifiesta de varias maneras, por ejemplo, en el mar, que simboliza con frecuencia la ciega inmensidad de la muerte.

b) El tema de España: En la obra, el paisaje se convierte en el símbolo de España en imagen de su pasado histórico. Ante el paisaje castellano, realiza una selección que apuntará a destacar también el alma de Castilla desde su peculiar sensibilidad. El descubrimiento de Castilla, la apreciación de la belleza de su paisaje, mezclada con consideraciones y sentimientos sobre el pasado, presente y porvenir de España, son mirados desde un punto de vista lírico y crítico. La visión lírica le proporciona la emocionada captación de la belleza del paisaje castellano. La visión crítica nace de su preocupación patriótica. El poeta da testimonio de la miseria y decadencia de Castilla.

Principales rasgos formales:

Léxico: Toda la obra poética de Machado está marcada por un vocabulario que evoca al tiempo que pasa, el ritmo de los meses y de las estaciones (signos del tiempo). Las palabras que pueden funcionar como deícticos temporales aparecen continuamente en sus poemas y no pueden aparecer solas. En oposición a estos signos de tiempo, el poeta utiliza un vocabulario abstracto para referirse a lo que él llama “revelaciones del ser en la conciencia humana”.

Procedimientos estilísticos: Machado los emplea con mesura para librar a sus poemas de toda impresión de monotonía. A veces, la repetición de palabras muestra la insistencia, la obsesión, o para dar carácter fuerte. Es frecuente la humanización de las cosas en su poesía, de los objetos, paisajes… También suele usar la exclamación.

Métrica: Hay una gran variedad de metros y estrofas en este autor, los metros preferidos son los clásicos de la tradición española. También hay gran variedad en las estrofas, una de las preferidas es la silva.

Importancia de la obra:

Para algunos críticos, Campos de Castilla es la síntesis más representativa del pensamiento crítico del 98. Aunque la obra de Machado gozó de franco respeto entre los poetas de la Generación del 27, fueron los de la posguerra los que supieron valorarla. Si la denominada Generación del 36 se había vuelto hacia Machado ya en la guerra, cuando luego emerja en la vida literaria tendrá claro quiénes serán sus guías y así propondrá el reconocimiento y la exaltación de este poeta. La presencia de Machado se observa sobre todo en Luis Rosales y Leopoldo Panero, aunque también en Blas de Otero y otros. Los poetas de la llamada 2ª generación de posguerra rescataron de Machado aquellos aspectos olvidados de su obra. Hacia 1970, surge una nueva promoción de poetas, los novísimos. Machado, para ellos, era un obstáculo, fundamentalmente por la prioridad que nuestro poeta dio a las preocupaciones morales. Durante las décadas de los 80 y 90, los poetas españoles jóvenes volvieron la mirada hacia la obra del sevillano, es el caso de Andrés Trapiello y José Mateos.