Análisis de la Novela Española del Siglo XX: Desde el Existencialismo al Realismo Social

Miguel Delibes (1920-2010)

Miguel Delibes, catedrático de Derecho Mercantil, director del periódico El Norte de Castilla y novelista, analiza la sociedad rural marginada y critica a la burguesía urbana despreocupada con un lenguaje sobrio, natural y preciso de enorme belleza.

Se inicia en la novela existencial con La sombra del ciprés es alargada (1948) y desemboca en el realismo de ambiente rural con El camino (1950), en la que su protagonista, Daniel, un niño de once años, evoca sus vivencias en el pueblo antes de marchar a la ciudad. De esta misma línea son Las ratas (1962) y Los santos inocentes (1982).

También aplica el realismo al análisis de los ambientes urbanos, bien para denunciar la desolación del ser humano en la sociedad, como en La hoja roja (1959), bien para criticar a una burguesía provinciana y a veces estúpida, como en Mi idolatrado hijo Sisí (1953) y El príncipe destronado (1973).

Dentro de la novela experimental destaca Cinco horas con Mario (1966). En ella narra el largo monólogo de Carmen, utilizando la segunda persona, ante el cadáver de su marido, Mario. El fracaso matrimonial, las frustraciones personales, la religiosidad superficial, la defensa del orden establecido, los convencionalismos burgueses, la opresión o la discriminación de la mujer en la época son algunos de los temas tratados, todo ello con un lenguaje directo, a veces coloquial y familiar.

Otras novelas son Parábola del naúfrago (1969), Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso (1983), Señora de rojo sobre fondo gris (1991) y la novela histórica El hereje (1998).

Delibes es también un importante autor de cuentos; destaca “La mortaja”.

Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999)

Gonzalo Torrente Ballester escribe una primera novela sobre la guerra, Javier Mariño (1943). La segunda etapa, más realista y tradicional, está representada por la trilogía histórica Los gozos y las sombras (1957-1962), que recrea el ambiente rural gallego de caciques y asalariados. La tercera etapa mezcla la renovación estructural de la época con la fantasía, el humor y la parodia del experimentalismo en La saga/fuga de J.B. (1972). En su última etapa escribe obras como Crónica del rey pasmado (1989).

Otros Novelistas del Exilio

La producción de los novelistas que se exilian es amplia y variada. Destacan Ramón J. Sender (Crónica del alba, Réquiem por un campesino español); Francisco Ayala (Muertes de perro); Arturo Barea (La forja de un rebelde); Max Aub (El laberinto mágico) y Rosa Chacel (Memorias de Leticia Valle, Barrio de maravillas).

La Novela Social de los Cincuenta

En la década de los cincuenta la angustia existencial va dejando paso a las preocupaciones sociales y colectivas. En la novela social los escritores intentan reflejar con objetividad los recuerdos de la guerra, los conflictos de la vida colectiva española, los ambientes concretos del trabajo, el mundo rural o el ambiente burgués provinciano. Abordan temas como las miserias de la sociedad española de posguerra, la dureza de la vida, la soledad y la guerra como recuerdo y sus consecuencias, la desigualdad social, la injusticia o la pobreza.

Les mueve una intención ético-social ya que pretenden que sus novelas tengan un carácter útil al servicio del hombre y de la mejora de sus condiciones de vida.

Los personajes son múltiples y variados, como un personaje colectivo, en el que alguno destaca para representar una clase o grupo. Estos novelistas comparten la idea de que el escritor debe comprometerse y denunciar la injusticia social.

Realismo Testimonial y Crítico

En la novela realista predominan dos enfoques:

  • Realismo testimonial: El narrador presenta la realidad de manera objetiva, sin apenas intervención, como si la presentara a través de una cámara cinematográfica. Los ejemplos más significativos son Los bravos (1954), de Jesús Fernández Santos, y El Jarama (1956), de Rafael Sánchez Ferlosio.
  • Realismo crítico: Consiste en una denuncia social explícita con comentarios del narrador y la presentación de personajes que representan las distintas clases sociales. Destacan La mina (1959), de Armando López Salinas o Las afueras (1958), de Luis Goytisolo.

Innovaciones Técnicas

Entre las innovaciones técnicas destacan:

  • El punto de vista objetivista
  • Un narrador oculto tras los hechos y las diálogos de los personajes
  • El montaje de la trama en secuencias, como en el cine
  • La ambientación de las historias en la época contemporánea al autor
  • La aparición de un personaje tipo, que opera como representante de una clase social
  • La narración lineal, pero en un tiempo reducido
  • Un lenguaje con abundantes modismos del habla popular
  • Estilo directo y breves descripciones de ambientes y paisajes