Análisis de la Constitución Española de 1931

TEXTO: CONSTITUCIÓN DE 1931: Nos encontramos con un texto fuente de naturaleza política y jurídica. La autoría viene de la comisión que fue encabezada

por Jiménez de Asúa y nombrada por los diputados elegidos tras las elecciones del 28 de junio de 1931. Está situado en Madrid, que fue la sede del

gobierno y es la capital del estado. El texto en sí es un fragmento de la Constitución de 1931 de la Segunda República, que va dirigido a los españoles, ya que es la

ley que todos deben respetar. Antes de analizar el texto, tenemos que situarnos. Estamos en la Segunda República Española, que fue proclamada el 14 de abril en

Éibar. Esto significa que Alfonso XIII suspende de forma temporal sus poderes y se exilia. En esta república que se ha instaurado, tenemos como presidente

a Niceto Alcalá Zamora y, tras las elecciones de junio de 1931, una unión de republicanos y socialistas, cuyo representante era Manuel Azaña, que era

el líder de Acción Republicana, que pasaría después a llamarse Izquierda Republicana.

Pues el día 9 de diciembre del mismo año se aprueba esta Carta Magna de la Segunda República, cuyo texto fue sintetizado por unos diputados, que fueron elegidos por sufragio universal tras las elecciones generales de junio

de 1931. Esta Constitución establece un marco político que se abre a partidos de derechas e izquierdas. Se define España, además, como una república de

trabajadores de toda clase, que se organiza con un régimen de libertad y justicia. También es compatible con la autonomía de los municipios y las

regiones, y admite la soberanía popular, ya que los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo (art. 1). Luego establece la igualdad de todos ante la

ley (art. 2). También permite participar en la vida pública a las masas de mujeres trabajadoras, a través del sufragio universal, para varones mayores

de 23 años y para las mujeres (por primera vez) (art. 36). También declara al Estado español como un estado no confesional, al no tener religión oficial

(art. 3). Por último, establece el proceso para elaborar el Estatuto de la región autónoma.

Contexto histórico de la Constitución de 1931

Ahora nos toca analizar cómo se llega a esta situación. Pues a esto se llegó como consecuencia de la reacción de los sectores progresistas y de izquierdas a la política de la dictadura de 1923. También fue debido a

la corrupción y al sometimiento de los sectores populares a la marginación política.

Cierto es que la dictadura supuso el fin de la Restauración e intentó dar solución a muchos problemas del país, y de hecho consiguió algunos éxitos, como la resolución del problema de Marruecos. Aun así, una

dictadura solo puede ser transitoria, y por esto el nuevo régimen comenzó a ser contestado por los políticos, intelectuales y hasta los mismos militares

(cuando el general intenta perpetuar el régimen dictatorial con la implantación del Directorio Civil). Todas estas cosas juntas hicieron que Primo de Rivera

presentase su dimisión al rey Alfonso XIII el 28 de enero de 1930.

Los meses de gobierno de Berenguer y su posterior sucesor, el almirante Aznar,

intentaron algo difícilmente realizable, que era regresar a las formas políticas de la Restauración y así olvidar el intervalo temporal de la dictadura. La

monarquía se veía arrastrada en ese cambio porque se vio implicada en el régimen dictatorial de Primo de Rivera. Esto trajo como consecuencia que las

elecciones municipales del 12 de abril se convirtiesen en unas elecciones a favor o en contra de la monarquía.

El hecho de que la república despertase gran expectativa de futuro, permitió el triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en las elecciones

generales de junio de 1931. Con el nuevo gobierno ya elaborado, el objetivo era elaborar un proyecto de Constitución que sería aprobado en diciembre

de ese año. El texto, que es marcadamente progresista y democrático, está inscrito en la Constitución de 1931, que se encargará de corregir injusticias

históricas. De ahí que no contase con el consenso de todas las fuerzas políticas debido a la cuestión religiosa, a la que se opusieron los sectores católicos,

y autonómica, que produjo el enfrentamiento de los sectores más centralistas.

Desde este instante, y con Azaña como presidente del gobierno, se abre

un periodo reformista en ámbitos militares, religioso, agrarios, sociales y educativos que, a pesar de estar bien elaborados, fueron llevados a cabo con

cierta torpeza, lo que explica que no se obtuviesen los resultados deseados. Esto trajo consigo una gran oposición de la Iglesia, del Ejército, de los

propietarios agrarios y también, aunque parezca raro, de campesinos y obreros, que estaban descontentos por la lentitud y timidez de las reformas

prometidas. Estos campesinos se alejaron a posiciones más radicales, las cuales fueron alentadas por el paro y las pésimas condiciones de

subsistencia.

¿Cómo y cuándo aparece la República?

Alfonso XIII encarga la formación de gobierno al general Berenguer con el fin de retornar a la

normalidad constitucional, pero la sociedad española (sobre todo en el mundo urbano) había cambiado y ya no estaba a favor de dejarse controlar

por una monarquía caciquil. Los antiguos dirigentes de los partidos turnistas ya no confiaban en el rey y todo esto junto fomentó el republicanismo e hizo

que el número de partidarios de este aumentase. De esta forma, es imposible hacer como si la dictadura nunca hubiese acontecido. En agosto de 1930,

los partidos republicanos acordaron el Pacto de San Sebastián con el objetivo de proclamar la república. Más tarde, se constituyó un comité

revolucionario que se encargaría de preparar el cambio de régimen mediante un levantamiento militar (con apoyo civil). Meses más tarde, los

socialistas aceptaron participar en el gobierno de la república. La fecha fijada para la insurrección fue el 15 de diciembre, pero fracasaron los

levantamientos en Huesca y en Madrid, por falta de coordinación. El anuncio de republicanos, socialistas y antiguos políticos dinásticos de no

participar en las elecciones legislativas de febrero de 1931 provocó la dimisión de Berenguer. Entró como sustituto el almirante Aznar, que anunció la

convocatoria de elecciones municipales el 12 de abril. Republicanos y socialistas decidieron votar en esas elecciones y plantearlas así como un

plebiscito a favor o en contra de la monarquía. El triunfo de la coalición republicano-socialista en las grandes ciudades se interpretó como un

rechazo a la monarquía y se dio paso así al proclamamiento de la República el 14 de abril de 1931.