Análisis Comparativo de la Filosofía de Nietzsche y Marx

NIETZSCHE: La crítica de Nietzsche se ejerce sobre toda la historia de la racionalidad desde sus orígenes en Grecia. Se confronta, de manera particular, con la filosofía alemana de su época, ante la que se coloca en una actitud de radical soledad y ruptura, como el punto de inflexión que divide la historia en dos. Es un filósofo incomparable e intemporal: la lógica de su sistema es su petición de no seguirlo y su imperativo de pensarlo.

Por ese carácter filosófico, cabría establecer paralelismos, por razones diferentes, casi con cualquier filósofo: entre los blancos preferidos de sus ataques, con Platón y la filosofía cristiana; en muchos de los rasgos de su filosofía, con Schopenhauer; en las referencias de época con Kant, Hegel, Feuerbach y con muchos filósofos posteriores a él por su perspicacia anticipadora: decía que había nacido póstumo.

Aludiremos solo a ciertos paralelismos y diferencias con tres filósofos que figuran en esta analogía: Marx, Russell y Ortega. Con el primero por ser ambos ”filósofos de la sospecha”, con el segundo por su apasionamiento por la verdad y con el tercero por su carácter común de vitalistas.

En Marx, la filosofía es un instrumento de liberación del proletariado, destruyendo la filosofía mistificadora, ideológica. En Nietzsche, la filosofía es voluntad de verdad, arrancando la careta de los seductores enmascarados, de los filósofos. La inversión materialista del idealismo de Hegel que realiza Marx es paralela a la transmutación de los valores que lleva a cabo Nietzsche. Ambos son ‘amantes de la guerra’, revolucionarios, cada uno a su modo. Marx, tomando como punto de partida el análisis científico de los economistas burgueses, descubre en ese sistema el secreto de la alienación del hombre y predice científicamente su caída inevitable, implícita en sus mismos supuestos. Nietzsche también comprende que la superación del nihilismo deshumanizado está en la raíz del propio nihilismo: la ‘muerte de Dios’ conduce necesariamente a la afirmación de la vida. Marx es militante político; Nietzsche es antisocialista y está más allá de la política: no cree que haya que buscarle un fundamento, sino desenmascararla.

El interés de Nietzsche por el lenguaje y por la búsqueda de la verdad puede atribuírsele también a Russell. Asimismo, comparten un carácter similar, apasionado e insobornable. Pero la metafísica y los métodos de ambos son radicalmente diversos. El aforismo y la metáfora se transmutan en Russell en rigor matemático y realismo científico y metafísico.

En cuanto al paralelismo con Ortega, lo común es que ambos rechazan la visión eleática del ser, lo que les conduce a concebir la vida como realidad radical. Pero sus respectivos estilos filosóficos, ‘deportivo’ (el de Ortega) ‘dinamita’ (el de Nietzsche), los llevan por derroteros antagónicos en puntos esenciales de la concepción del hombre, de la libertad, de la verdad, de los valores, de la sociedad.

MARX:

Ya hemos hecho referencia a la relación tan esencial del pensamiento de Marx con Hegel, Feuerbach y el socialismo utópico. En este último, merece una mención aparte Proudhon, por su influencia ideológica en la lucha del proletariado francés y su insistencia en la necesario conocimiento crítico de la economía burguesa por parte de la clase obrera.

De lo que, en el fondo, trata Proudhon en su libro es de la moderna propiedad burguesa. Esta cuestión solo se puede aclarar, según Marx, con un análisis crítico de la economía política que comprenda el conjunto de esas relaciones de propiedad y no solo su expresión jurídica, en su forma real, es decir, como relaciones de producción. Proudhon explica el conjunto de las relaciones económicas a partir del concepto jurídico general de propiedad, como relaciones volitivas y, por ello, su crítica se reduce a una condena moral: ‘la propiedad es un robo’.

Marx le critica que aplique indistintamente el concepto jurídico burgués de ‘robo’ a los beneficios ‘legales’ del propio burgués; además, el ‘robo’ como violación de la propiedad presupone la propiedad.

La razón del error de Proudhon, según Marx, es que comparte con los economistas que las relaciones económicas capitalistas son eternas, lo que le impide comprender la dialéctica histórica, viendo en la miseria nada más que más miseria, en lugar del lado revolucionario destructivo que acabará con la vieja sociedad.

Este enredo en su teoría conduce a una práctica política voluntarista y utópica, basada en la condena moral.

Por otra parte, si tomamos como tema el contraste la idea de ‘hombre’ de Marx, como un ser natural y social activo, su pensamiento se aproxima al de Aristóteles. También para Aristóteles, el hombre se distingue de los demás seres de la naturaleza por ser un animal político y tener la sociedad política (polis) como la forma suprema de realización humana, en donde el hombre llega a ser feliz. Si bien la actividad auténticamente humana es, para Aristóteles, la contemplativa o teórica, y para Marx, la productiva material, el trabajo.

Al incluir el pensamiento aristotélico entre las formas ideológicas del modo de producción esclavista, Marx explica la imposibilidad de extender el concepto de ciudadanía de Aristóteles a todos los semejantes, particularmente a los esclavos. El propio Aristóteles, adelantándose a la lógica marxista, explica el hecho y lo justifica: ”los operarios se parecen a esos seres inanimados que obran, pero sin conciencia de su acción, como el fuego, por ejemplo: que quema sin saberlo”, lo que les inhabilita como ciudadanos, sin dejar de ser necesarios, porque si los telares tejieran por sí mismos, el amo no necesitaría al esclavo.