La España Postfranquista y los Inicios de la Transición
La tensa situación del país polarizó las posturas de la clase política procedente del franquismo. Los inmovilistas solo aceptaban la continuidad del régimen y la represión policial, a la vez que estimulaban la acción de grupos paramilitares para acallar a la oposición. Los reformistas, ante la incapacidad del gobierno de Arias Navarro, se esforzaron por desplazar del gobierno a los inmovilistas con el visto bueno de la monarquía. Su proyecto de cambio pretendía promover una reforma progresiva del sistema político a partir de la evolución de las leyes y las instituciones franquistas.
El Ascenso de Adolfo Suárez y la Dimisión de Arias Navarro
El rey Juan Carlos I y sus colaboradores más cercanos forzaron la dimisión de Arias Navarro el 30 de junio de 1976. Fernández-Miranda, presidente de las Cortes, maniobró para imponer como sucesor a Adolfo Suárez, un joven político procedente de los sectores reformistas del Movimiento, quien aceptó dirigir desde el gobierno la transición a la democracia. Adolfo Suárez era un hombre con experiencia tanto en el Estado y el Partido único como en los círculos católicos y los medios de comunicación, al haber estado al frente de RTVE. Para llevar a cabo esta importante tarea, era necesario anular la resistencia de los inmovilistas en las instituciones del Estado y atraer hacia su proyecto a una buena parte de la oposición democrática.
La Ley de Reforma Política: Un Paso Decisivo
Tras acceder a la presidencia del gobierno, Suárez estableció contactos con las fuerzas democráticas y promulgó un indulto para los presos políticos. Además, propuso un audaz proyecto, la Ley de Reforma Política (LRP), que reconocía los derechos fundamentales de las personas, confería la potestad legislativa en exclusiva a la representación popular y preveía un sistema electoral democrático.
Aprobación de la Ley de Reforma Política y el Referéndum de 1976
El principal problema de la Ley de Reforma Política era su aprobación por las Cortes franquistas, teniendo en cuenta que proponía su desmantelamiento y el establecimiento de una nueva Asamblea bicameral (Congreso y Senado) elegida por sufragio universal. La Ley fue aprobada sin problemas por las Cortes el 18 de noviembre de 1976, con lo que el franquismo autorizaba legalmente la transición hacia la democracia. En su aprobación desempeñaron un papel decisivo las negociaciones subterráneas del gobierno con muchos de los procuradores franquistas, a los que se les garantizó que podrían mantener su estatus económico y social, que no se les pedirían responsabilidades políticas y que no se legalizaría al Partido Comunista. La ley fue sometida a referéndum el 15 de diciembre, siendo un 94% de los votos afirmativos y tan solo un 2,6% (el franquismo puro y duro) los negativos.
Hacia las Elecciones Generales de 1977
En los meses siguientes a la aprobación de la Ley de Reforma Política, se prepararon las condiciones para la celebración de elecciones generales. El primer paso fueron una serie de decretos que permitiesen la libertad sindical, la legalización de los partidos políticos, a excepción del Partido Comunista, y una amplia amnistía para los delitos políticos cometidos durante el franquismo. Ley de Amnistía (1977)
La Legalización del PCE y la Consolidación Democrática
Los comunistas apostaban claramente por el proceso democrático y mostraron su fuerte presencia social con la multitudinaria manifestación que tuvo lugar a raíz de los asesinatos de los abogados laboralistas de CCOO de la calle de Atocha de Madrid (enero de 1977), por los elementos de la extrema derecha. Finalmente, Suárez decidió la legalización del PCE en el mes de abril, hecho que provocó una crisis de gobierno, pero garantizó la legitimidad democrática de las elecciones.
Las Elecciones de 1977 y la Victoria de UCD
En la primavera de 1977, los partidos de la izquierda se prepararon para la celebración de elecciones generales. A la derecha, Manuel Fraga Iribarne creó un nuevo partido, Alianza Popular. Desde el gobierno se constituyó la Unión de Centro Democrático (UCD), cuyo líder era Adolfo Suárez.
Las elecciones democráticas se celebraron el 15 de junio de 1977. El triunfo fue para UCD, quedando el PSOE, encabezado por Felipe González, en segundo lugar. Adolfo Suárez constituye el primer gobierno democrático de España después de la Guerra Civil.
Los Pactos de la Moncloa y la Crisis Económica
Hay que tener en cuenta que la transición de la dictadura a la democracia coincidió con la llegada a España de los efectos de la crisis económica mundial de la década de 1970. Los grupos políticos, las organizaciones sindicales y el Gobierno firmaron, el 25 de octubre de 1977, los Pactos de la Moncloa, que contenían una serie de acuerdos para la reforma y saneamiento de la economía y un programa de actuación jurídica y política.