1.-LOCALIZACIÓN: Obra, autor, época, género y subgénero.
Este fragmento pertenece a la obra
La Celestina, publicada originariamente como Comedia de
Calisto y Melibea (1499) y Tragicomedia de Calisto y Melibea (1501), firmada por el judío
converso Fernando de Rojas, nacido en La Puebla de Montalbán (Toledo), que afirma haber encontrado el ACTO 1, escrito por un autor anónimo, y haberlo continuado. Esta hipótesis está
admitida por la crítica, por lo cual hoy se admite la doble autoría.
Esta obra presenta muchos problemas de adscripción a un género literario concreto. Por una parte, es una obra dramática pues contiene elementos propios del teatro (estructura dialogada, acotaciones, división de la obra en actos…). Sin embargo, la obra es demasiado larga para poder ser representada, por lo que se acerca al género narrativo (novela dialogada). Por otra parte, mezcla ingredientes de la tragedia y la comedia clásicas, por lo que ya su autor la etiquetó como “tragicomedia”. Actualmente, la crítica la adscribe a la “comedia humanística”, subgénero de la dramática cultivado en el Humanismo* italiano y destinado a la lectura en voz alta y no a la representación.
2.- CONTENIDO: Resumen, temas, estructura.
El fragmento narra la primera entrevista entre Melibea y Celestina. Tras ser requerida por
Calisto, a través de Sempronio, para que medie por él ante la esquiva Melibea, y recibir un
adelanto de cien monedas de oro, Celestina realiza un conjuro al diablo y se dirige a casa de
Melibea para conseguir despertar el amor de la joven por Calisto.
El tema del fragmento es la habilidad de Celestina para sortear la ira de Melibea y conseguir sus propósitos. Celestina comienza hablándole a la joven del paso del tiempo (tempus fugit) y sus efectos, y halagándola para descubrir que hay un motivo oculto para su visita: un enfermo que necesita algo de Melibea. En cuanto menciona que el doliente es Calisto, Melibea monta en cólera, e insulta y amenaza a la alcahueta por pretender beneficiarse de las pretensiones de Calisto, que a ella solo le traerían la deshonra. Celestina increpa entre dientes al demonio, y soluciona la situación diciéndole que en realidad solo quería una oración para el dolor de muelas, y su cordón, que ha visitado santos lugares, ante lo cual Melibea se aplaca.
En el fragmento se manifiestan una variedad de temas que son recurrentes a lo largo de toda la obra: En primer lugar, el amor: ese amor cortés que aparece como una pasión poderosa quearrastra a los personajes y parodiado en la figura de Calisto. El rechazo de Melibea parece claro
en este fragmento, por lo que es evidente que será la intervención de Celestina la que hará surgir esa pasión en la joven.
Otro tema importante es la magia: Celestina invocar al demonio, al que ha conjurado, para que le ayude ante la ira de Melibea, y que interviene así en el nacimiento de la pasión en ella. También está presente el tiempo como otra fuerza destructora (Celestina insiste en los efectos que ha tenido en su físico) y como factor que apremia a disfrutar (por lo que está implícito el tópico clásico, que retoma el Renacimiento, del Carpe Diem).
Además, la muerte aparece aludida en las amenazas de Melibea, e, irónicamente, en cierto modo se cumplirá su amenaza, ya que Celestina y ella misma morirán por todo este asunto. Pero quizás el tema más evidente sea la del reflejo de la sociedad de la época y la crítica social. Los nobles ya no se comportan de acuerdo con su estatus: por un lado, Calisto es un noble egoísta y obsesionado por su pasión que recurre a una alcahueta para satisfacerla, disfrazándola hipócritamente de sentimiento “cortes”; por otro, las clases bajas, a las que pertenece Celestina, se comportan movidas por el egoísmo y el materialismo, engañando sin ningún tipo de remordimiento, e incluso recurriendo al demonio, únicamente para conseguir lucro personal.
En cuanto a su estructura, este texto se puede dividir en tres grandes partes:
1.- Los preámbulos y rodeos que da Celestina antes de mencionar el verdadero motivo de su venida (desde “Señora, detén tú el tiempo para que no ande…” hasta “… Un joven caballero de noble sangre, llamado Calisto”). Celestina habla del paso del tiempo y Melibea la apremia a que se vaya, ante lo cual, Celestina, encareciendo su voluntad de ayudar a los demás,
le insinúa entre halagos que el motivo de su venida es otro: un enfermo que solo puede sanar con la intervención de Melibea. Ante el apremio de la joven, revela que es Calisto.
2.- La ira de Melibea (desde “¡Ya, ya, ya! Buena vieja, no me digas más…” hasta “Responde, ya que dices que no has terminado, y a lo mejor arreglas lo pasado…”). Al oír el nombre de Calisto, Melibea monta en cólera e insulta y amenaza a la alcahueta, insistíéndole en que se vaya y esté agradecida de no recibir más perjuicio por su atrevimiento. Celestina le pide que le deje acabar y entre dientes, invoca al demonio y está segura de ser capaz de someter a Melibea a pesar de su fiereza.
3.- La demanda de la oración (desde “Quería pedirte una oración, señora, que ese caballero oyó…” hasta el final). Mediante petición de una oración para el dolor de muelas y el cordón de Melibea, Celestina logra aplacar a la joven, insistiendo de nuevo en su eficiencia ayudando a los demás.
3.- PERSONAJES.
En este fragmento intervienen dos personajes. Celestina y Melibea. Y uno aparece mencionado
(Calisto).
– Celestina aparece como una alcahueta astuta (por su habilidad hablando con Melibea: primero le habla del paso del tiempo, para indirectamente apremiarla a disfrutar de su juventud y belleza (carpe diem); luego la halaga, y en cuanto la joven monta en cólera, urde el fingimiento del dolor de muelas y la necesidad de una
oración para Calisto, recurriendo así a la misericordia de Melibea.
Además, queda clara su elocuencia: consigue sus propósitos con largos parlamentos elaborados que incluso hacen impacientar a Melibea. También queda claro su carácter demoníaco y su estatus de bruja, en su invocación entre dientes al diablo, y el orgullo que tiene de sí misma, en el encarecimiento de su eficiencia al servir a los demás cuando habla con Melibea, y en el aparte en el que asegura haber amansado a otras más fieras y su confianza en que finalmente aplacará a Melibea. Al mismo tiempo, se manifiesta su codicia, su materialismo y falsedad, ya que es por dinero y por afán de lucro personal por lo que despliega todas sus habilidades para engañar a Melibea y lograr la recompensa de Calisto.
– Melibea aparece como una joven compasiva (muestra interés por saber quién es el doliente, y ante la estratagema final de Celestina accede a darle la oración), así como preocupada y enérgica al proteger su honra. También se muestra radicalmente hostil ante Calisto, al que rechaza con contundencia (como corresponde a la dama desdeñosa típica del amor cortés), y agresiva en cuanto Celestina insinúa sus verdaderas intenciones, lo que deja claro su carácter enérgico y decidido. Pero al final accede a las pretensiones de la alcahueta, con lo que comienza su proceso de transformación, que le llevará a estar locamente enamorada de Calisto primero, y a la muerte después.
Calisto, al que Celestina intenta halagar por su claro linaje, es decir, por su condición de noble, aparece descrito de forma negativa por Melibea, que parece sentir una clara repulsión hacia él. Se le caracteriza, así como el típico enamorado cortés: un noble que se ve rechazado por su dama. Pero en este caso, en lugar de comportarse de forma ejemplar, no duda en recurrir a los servicios de una alcahueta y bruja como Celestina para intentar satisfacer su pasión. Todo esto constituye una parodia de amor cortés, que no se nos muestra cono un sentimiento espiritual y ennoblecedor, sino todo lo contrario.
4.- ANÁLISIS DE LA FORMA: lengua y recursos estilísticos.
En este fragmento, al igual que en la obra se mezcla un estilo culto como un estilo coloquial. La conversación entre Celestina y Melibea se desarrolla utilizando un registro culto, cuidado y elaborado retóricamente, como corresponde a la condición noble de la joven. Si embargo, se percibe claramente cómo Celestina emplea dos registros distintos: el culto con Melibea; y el coloquial (familiar y mucho más descuidado) en los apartes que Melibea no oye (“en hora mala acá vine”, “bien sé a quién digo”, “más fuerte estaba Troya”) e interjecciones (“ea”). Además, en el diálogo entre Celestina y Melibea encontramos abundantes refranes y frases sentenciosas (“vendrá el día que en el espejo no te conozcas”, “no es vencido sino quien cree serlo”, “la sangre joven necesita poco calor para hervir”) y las interrogaciones retóricas, bien para enfatizar el paso del tiempo por parte de Celestina (“¿No has leído que dicen…?”) o para enfatizar lo inaceptable de los propósitos de Celestina por parte de Melibea (“¿Ese es el doliente? “¿Querrías condenar mi honestidad…?” etc.).
También abundan las exclamaciones, en boca de Celestina para halagar a Melibea (“Oh angélica imagen…”), y en boca de Melibea para amenazar a Celestina con cierta violencia (“¡Quemada es, alcahueta, falsa…!”). Celestina y Melibea también utilizan alguna metáfora. Por ejemplo, la del amor como
enfermedad, que utiliza Celestina para expresar el motivo de su venida, situándose ella misma como “médico”. También utiliza otra metáfora para adular a Melibea llamándola “perla preciosa”. Asimismo, Melibea habla de “el galardón de su yerro” para mencionar el beneficio que obtendría Celestina si ella fuera deshonrada accediendo a las pretensiones de Calisto. Otras metáforas serían “pasos deshonestos” haciendo referencia a las acciones pecaminosas, o “su pasión y su remedio salen de una misma fuente” como descripción de la “enfermedad” amorosa de Calisto.
También encontramos comparaciones: Celestina pide clemencia a Melibea diciéndole que no sea “como la telaraña, que no muestra su fuerza sino contra los flacos animales” y encarece sus esfuerzos por ayudar a los demás diciendo que cumple con todos “como si tuviese veinte pies y otras tantas manos”
Otro recurso importante son las enumeraciones, por ejemplo, en boca de Melibea: de insultos a Celestina (“alcahueta, falsa, hechicera, enemiga de honestad…) y a Calisto (“loco, saltaparedes, fantasma de noche…”)
5.- CONCLUSIÓN. Relación del fragmento con el sentido o significado de la obra.
Este fragmento, en el que vemos a la alcahueta y bruja Celestina desplegando toda su habilidad para conseguir lo que quiere de Melibea, encajaría perfectamente dentro del propósito moralizador que Fernando de Rojas proclama en el Prólogo, de avisar de los peligros de las alcahuetas y del loco amor de los jóvenes. Melibea muestra un rechazo inequívoco y vigoroso hacia Calisto y después de su trato con Celestina aparecerá completamente enamorada de él, no le importará destrozar la honra que ahora tanto parece preocuparle y llegará a suicidarse por él. A lo largo de toda la obra observamos cómo las pasiones destructoras dominan a los personajes:
Calisto recurre a alcahueta y bruja para satisfacer su pasión, y la alcahueta no duda en engañar y utilizar al diablo para sus propósitos. Finalmente, será ese egoísmo, ese individualismo y ese materialismo lo que lleve a los personales a su final desgraciado y los conduzca a la muerte.