Literatura Española: Novecentismo, Posguerra y Democracia

La Generación del 14 o Novecentismo

La Generación del 14 fue un movimiento artístico y literario impulsado por un grupo de intelectuales que valoraban la inteligencia, la disciplina y la perfección estética. Se caracterizó por la deshumanización del arte, el predominio del pensamiento racional y una fuerte influencia europea. Su estilo se basó en el arte puro, buscando la perfección formal sin sentimentalismo, con un fuerte interés por el clasicismo y la depuración del lenguaje.

El Ensayo

Fue el género predominante, destacando por su carácter reflexivo y objetivo. Los temas abordados eran variados, incluyendo aspectos históricos, políticos y estéticos. Ortega y Gasset fue una figura clave, criticando el aislamiento de España y promoviendo una visión europeísta en obras como España invertebrada y La rebelión de las masas. En estética, defendió la necesidad de una élite intelectual que guiara el país y propuso un arte deshumanizado en La deshumanización del arte. También destacó Eugenio d’Ors, autor de Glosas, donde analizaba acontecimientos culturales y políticos desde una perspectiva filosófica.

La Novela

La renovación novecentista de la novela comenzó con autores como Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala. Miró escribía en un estilo modernista y decadente (Las cerezas del cementerio), pero luego evolucionó hacia una narrativa más depurada, con descripciones minuciosas de ambientes y sensaciones (El obispo leproso). Pérez de Ayala comenzó con novelas autobiográficas (AMDG), influenciado por el noventayochismo, pero luego desarrolló una narrativa más intelectual, donde la acción era mínima y predominaban personajes simbólicos y digresiones ensayísticas (Tigre Juan).

Un autor fundamental fue Ramón Gómez de la Serna, figura clave en la conexión entre el novecentismo y las vanguardias. Publicó el Manifiesto futurista de Marinetti en su revista Prometeo, difundió nuevas ideas en el Café Pombo y organizó la primera exposición cubista en Madrid. Su obra incluye novelas, ensayos y biografías, pero es más conocido por sus greguerías, textos breves que combinaban humor y metáfora para revelar aspectos inéditos de la realidad.

La Poesía

El novecentismo marcó el final del Modernismo en la poesía, rechazando el sentimentalismo y buscando la perfección a través de la inteligencia. Su mayor exponente fue Juan Ramón Jiménez, cuya obra se divide en tres etapas:

  • Etapa sensitiva: Influenciada por Bécquer, el Simbolismo y el Modernismo, con un tono melancólico y descriptivo (Rimas, Arias tristes, Jardines lejanos).
  • Etapa intelectual: Descubre el dominio de la luz como símbolo de vida y soledad, con una poesía más conceptual y estilizada (Diario de un poeta recién casado).
  • Etapa última o verdadera: Escrita durante su exilio en América, donde la búsqueda de la belleza y la perfección se vuelve obsesiva (Dios deseado y deseante).

La Novela Española de 1939 a 1975

Tras la Guerra Civil (1936-1939), Franco impuso una dictadura caracterizada por el aislamiento en los años 40 y la censura cultural. En los 50, España comenzó a abrirse al exterior, mientras que en los 60 y 70 el crecimiento económico y el contacto con otras democracias debilitaron el régimen hasta la muerte de Franco en 1975.

Años 40: Renacer con Realismo Tradicional y Censura

Se impuso un estilo marcado por la evasión y el reflejo de la dura realidad, con personajes desarraigados y situaciones de miseria. Destacan:

  • Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte (tremendismo).
  • Carmen Laforet con Nada (realismo psicológico).
  • Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada.
  • Rosa Chacel, Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), Max Aub, Arturo Barea (La forja de un rebelde), Francisco Ayala.

Años 50: Conexión con el Neorrealismo y Crítica Social

Con la censura aún presente, pero más permisiva, la novela se centró en la posguerra, destacando:

  • Camilo José Cela con La colmena (visión coral de Madrid).
  • Miguel Delibes con El camino y Diario de un cazador.
  • Gonzalo Torrente Ballester (Los gozos y las sombras).

Años 60 y 70: Relajación de la Censura y Experimentación

Las influencias de autores como Joyce, Faulkner, Proust y el boom latinoamericano provocaron cambios en la estructura y estilo narrativo:

  • Luis Martín Santos con Tiempo de silencio (monólogo interior, múltiples perspectivas).
  • Miguel Delibes con Cinco horas con Mario.
  • Juan Benet con Volverás a Región.

En este periodo, la narración se volvió más compleja, con fragmentación temporal, variedad de registros y cambios tipográficos, consolidando una literatura más innovadora y profunda.


La Lírica y el Teatro Posteriores a 1936

La Guerra Civil y la dictadura de Franco rompieron con las tendencias literarias anteriores. Muchos autores fallecieron y otros partieron al exilio. Los principales temas de la literatura en el exilio fueron la patria perdida, la infancia y la crítica al régimen. Obras como Noche de guerra en el Museo del Prado de Rafael Alberti y San Juan de Max Aub reflejan esta visión.

Poesía

Destaca Miguel Hernández, cuya obra combina la influencia del Siglo de Oro (Góngora) con un fuerte compromiso social (El rayo que no cesa, Cancionero y romancero de ausencias). La llamada Generación del 36 se divide en dos corrientes:

  • “Poesía arraigada”: De tono clásico, con temas como el amor, la familia y la fe. Destaca Luis Rosales (La casa encendida).
  • “Poesía desarraigada”: Con tono existencialista y angustiado, representada por Dámaso Alonso (Hijos de la ira).

En los 50, surgió la poesía social, con autores como Blas de Otero y Gabriel Celaya (La poesía es un arma cargada de futuro). En los 60, se incorporó la poesía de la experiencia, más personal e introspectiva. En los 70, la generación de los “novísimos” (Pere Gimferrer, Luis Alberto de Cuenca, Leopoldo María Panero) introdujo una poesía experimental con influencias del surrealismo y el Barroco.

Con la democracia, resurge la poesía de la experiencia, con Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes, de tono cotidiano y lenguaje coloquial. Se recupera el surrealismo con Blanca Andreu, y aparecen nuevas voces como Marwan y Mario Obrero.

Teatro

Tras la Guerra Civil, el teatro sufrió una fuerte censura. Autores como Buero Vallejo (Historia de una escalera, 1949) y Lauro Olmo (La camisa) usaron el drama para representar los problemas sociales. En los 60 y 70, el teatro del absurdo tuvo exponentes como Fernando Arrabal (Picnic).

Con la democracia, el teatro se diversificó:

  • Juan Mayorga (El chico de la última fila), con una visión filosófica.
  • Angélica Liddell (La casa de la fuerza), con un enfoque crítico y autobiográfico.
  • Alberto Conejero (La piedra oscura), una de las voces más destacadas de la actualidad.