La novela española a partir de 1975
Tras la muerte de Franco en 1975, se inicia en España la Transición a la democracia. Aunque el país atraviesa crisis puntuales, con el paso del tiempo se consolida como una democracia integrada en la Unión Europea. En este contexto, la literatura también evoluciona y se abre a las influencias de las corrientes europeas y norteamericanas.
Uno de los hitos que marcan el cambio de modelo en la novela española es la publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza. Esta obra señala el inicio del abandono del experimentalismo característico de décadas anteriores y la recuperación del gusto por contar historias. A partir de este momento, prima el contenido (el “qué se cuenta”) sobre la forma (el “cómo se cuenta”).
El regreso del realismo
Durante los primeros años de la Transición, se observa una clara tendencia al regreso del realismo. Muchos autores buscan narrar historias que conecten con el lector y que resulten accesibles y entretenidas. En esta línea, algunos escritores ya consagrados continúan publicando con éxito, como Miguel Delibes con Los santos inocentes (1981), una de sus obras más destacadas, o Camilo José Cela con Mazurca para dos muertos.
Una de las autoras más representativas de esta tendencia es Almudena Grandes, recientemente fallecida, cuyas novelas mezclan el realismo con un fuerte compromiso social. Entre sus obras más conocidas se encuentran El corazón helado, Malena es un nombre de tango y la obra póstuma Todo va a mejorar (2022).
Nuevos géneros populares
Además, se consolidan dos géneros que conectan especialmente con el público: la novela negra y la novela histórica.
- En el ámbito de la novela policiaca o de intriga destacan Manuel Vázquez Montalbán con Los mares del sur, y Lorenzo Silva, creador de una serie protagonizada por dos guardias civiles (entre ellas La niebla y la doncella), en las que se denuncia la corrupción y se retratan los cambios sociales del país.
- En la novela histórica, Arturo Pérez-Reverte obtiene un gran éxito con la saga de El capitán Alatriste, ambientada en el Siglo de Oro español.
Nuevas estrategias narrativas
Por otro lado, también se aprecian nuevas estrategias narrativas influenciadas por los principales autores europeos y norteamericanos. Se introducen el autobiografismo, la metaficción, la autoficción y la fusión de géneros. El realismo sucio, asociado a la llamada generación X, también se hace presente.
Autobiografismo
La literatura autobiográfica cobra importancia. Un ejemplo destacado es Mortal y Rosa, de Francisco Umbral, una obra profundamente personal que gira en torno a la muerte de su hijo.
Autoficción y Metaficción
La autoficción combina elementos reales y ficticios, confundiendo al autor con el protagonista de la obra. Suele ir acompañada de metaficción, que reflexiona sobre el propio proceso de escritura. Algunos ejemplos representativos son Ardor guerrero de Antonio Muñoz Molina, El mal de Montano de Enrique Vila-Matas y Todas las almas de Javier Marías.
Fusión de géneros
Otra tendencia relevante es la fusión de géneros, donde la novela se mezcla con el ensayo, el reportaje o incluso el libro de viajes. Un buen ejemplo de esta hibridación es El intruso, de Javier Cercas.
Generación X
La llamada generación X, compuesta por autores que comenzaron a publicar en los años 90, también introduce una mirada nueva, más cruda y desencantada, con protagonistas jóvenes y urbanos. Entre las obras más destacadas de esta corriente se encuentran Historias del Kronen de José Ángel Mañas y Héroes de Ray Loriga.
Renovación de la narrativa breve
Por último, hay una clara renovación en la narrativa breve. Se revitaliza el cuento y el microrrelato, con figuras destacadas como Bernardo Atxaga, autor de Obabakoak; Manuel Rivas, que escribe en gallego obras como ¿Qué me quieres amor?; y Quim Monzó, quien reúne sus relatos en Ochenta y seis cuentos.
En definitiva, desde 1975 la novela española se caracteriza por su diversidad temática y estilística, por su apertura a nuevas formas narrativas y por un objetivo común: atrapar y entretener al lector sin renunciar a la profundidad ni al compromiso con la realidad social.
La literatura hispanoamericana contemporánea
La literatura hispanoamericana contemporánea abarca una gran diversidad de autores, corrientes y estilos, por lo que se puede dividir en diferentes etapas, tanto en poesía como en narrativa.
Poesía hispanoamericana contemporánea
Tras las vanguardias del siglo XX, la poesía hispanoamericana se ramificó en múltiples direcciones:
- Rehumanización: Una de las vías fue la rehumanización de la poesía a través del compromiso político, como en el caso del argentino Raúl González Tuñón con La muerte en Madrid.
- Poesía negra o afroantillana: Representada por el cubano Nicolás Guillén en Motivos del son, donde se mezclan ritmos caribeños y reivindicación social.
- Estilo barroco y neogongorino: Especialmente visible en el cubano José Lezama Lima y su obra Muerte de Narciso.
- Antipoesía: Nicanor Parra desarrolló una poesía irónica, antirretórica y prosaica, conocida como “antipoesía”.
Octavio Paz
Mención especial merece Octavio Paz, cuya obra constituye una síntesis de la poesía del siglo XX. En su trayectoria transita desde un estilo posmodernista, pasando por la influencia de los poetas mexicanos y de la Generación del 27, hasta el compromiso político y, más tarde, el surrealismo y el existencialismo. Su libro Libertad bajo palabra es una de sus obras más representativas.
Narrativa hispanoamericana contemporánea
En narrativa, se reconocen cuatro grandes etapas:
1. Novela regionalista
Surge con una fuerte carga realista y compromiso social. Dentro de esta, se distinguen varias vertientes:
- Novela de la Revolución Mexicana: Como Los de abajo de Mariano Azuela, muestra tanto la lucha como la desilusión posterior.
- Novela indigenista: Denuncia la opresión de los pueblos originarios con obras como Raza de bronce de Alcides Arguedas, El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría y Huasipungo de Jorge Icaza.
- Novela gauchesca: Destaca Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes, centrada en la vida libre y errante del gaucho argentino.
- Novela de la tierra: Da protagonismo a la naturaleza salvaje y a menudo hostil, como en Doña Bárbara de Rómulo Gallegos o La vorágine de José Eustasio Rivera.
2. Superación del realismo (Años 40-50)
Algunos escritores rompen con el realismo tradicional:
- Jorge Luis Borges: En obras como Ficciones y El Aleph, introduce una narrativa cargada de simbolismo, reflexiones metafísicas y estructuras intelectuales.
- Juan Rulfo: Su obra Pedro Páramo representa una ruptura total con la narrativa anterior al presentar una estructura fragmentaria, múltiples voces narrativas y un escenario fantástico, el pueblo de Comala.
3. El boom de la narrativa hispanoamericana (Años 60)
Un fenómeno literario sin precedentes en el que varios autores alcanzan proyección internacional. Las novelas del boom se caracterizan por combinar la experimentación formal con una fuerte carga existencial y sociopolítica.
- Gabriel García Márquez: Cien años de soledad es el ejemplo más conocido del realismo mágico. Relata la historia de la familia Buendía y de Macondo, un lugar imaginario que representa la historia y el mito de América Latina. Su estructura cíclica y la mezcla entre lo real y lo fantástico la convierten en una obra fundamental.
- Mario Vargas Llosa: En sus primeras obras como La ciudad y los perros y Conversación en La Catedral retrata la sociedad peruana con una mirada crítica. Posteriormente, se abre a otros modelos narrativos, como la novela erótica (Elogio de la madrastra), la novela de dictador (La fiesta del Chivo) y la novela policiaca (¿Quién mató a Palomino Molero?).
- Julio Cortázar: Autor de cuentos y de la célebre novela Rayuela, que introduce una estructura abierta y lúdica que permite al lector elegir el orden de lectura, desafiando la forma tradicional de narrar.
4. Narrativa posterior al boom
Tras el boom, la narrativa hispanoamericana no desaparece, sino que se diversifica. La narrativa posterior al boom se caracteriza por la fusión de géneros, la literatura del yo, el intimismo, el enfoque posmoderno y el contenido político-social.
- Roberto Bolaño: Uno de los autores más influyentes de esta etapa. En obras como Los detectives salvajes y 2666, emplea estructuras complejas, recursos de la novela policial y una profunda reflexión sobre la violencia, el arte y la identidad latinoamericana.
En conjunto, la literatura hispanoamericana contemporánea demuestra una riqueza y variedad inmensa, combinando innovación formal, compromiso social y una exploración profunda de la condición humana.