El Mundo Helenístico: Historia, Cultura y Legado

Alejandro Magno

En el año 336 a.C. fue asesinado Filipo de Macedonia. Su hijo Alejandro, discípulo de Aristóteles, heredó el reino a la edad de diecinueve años y se lanzó a la conquista total de Grecia, el Asia Menor y Persia. Joven, ambicioso, soñador y ansioso de emular a los grandes héroes de la Ilíada —su libro de cabecera—, Alejandro traspasó todas las fronteras y llegó, en un avance imparable, hasta los mismísimos territorios de la India.

Su intención inicial era helenizar a los pueblos orientales, pero el resultado fue justamente el contrario, puesto que él mismo acabó adoptando costumbres y vestimentas persas. Incluso llegó a ser identificado con Amón, la divinidad egipcia cuyo distintivo era el cuerno de un carnero; y así se le representó en las monedas que llevan su efigie. Según algunos historiadores, Alejandro soñaba con levantar un imperio universal basado en el consenso y la armonía entre los pueblos, una utopía que no llegó a hacer realidad.

Efectivamente, Alejandro murió en 323 a.C., a los treinta y dos años. En tan solo trece años había creado un ingente imperio. No obstante, a pesar de ser un gran conquistador, Alejandro no pudo o no supo consolidar sus conquistas.

Los Estados Helenísticos

Tras varios tira y afloja, el territorio conquistado por Alejandro Magno quedó repartido entre sus generales, llamados diádocos, de la siguiente manera: Asia, a Antígono; Macedonia y Grecia fueron adjudicadas a Casandro; Siria, a Seleuco; Tracia y Asia Menor pasaron a Lisímaco; y Egipto, a Ptolomeo.

Los gobernantes helenísticos fundaron nuevas ciudades helenísticas siguiendo un trazado regular de tipo rectangular, como Antioquía, Pérgamo y Alejandría. En Alejandría se crearon una enorme biblioteca, con 80.000 volúmenes, y el Museo —casa de las musas—, que era un centro de investigación. Alejandría, por tanto, pasó a ser el gran centro del saber del mundo antiguo. Aquí dieron inicio los estudios de gramática y filología.

Roma se aprovechó de la falta de liderazgo y de cohesión entre los estados helenísticos y fue absorbiendo bajo su dominio todos esos territorios entre los años que van de 146 a.C., en que Grecia como tal pasó a ser una provincia romana, hasta el año 30 a.C., en que Egipto corrió la misma suerte.

El helenismo supuso la muerte de la Grecia clásica organizada en torno a la polis, la ciudad-estado; en su lugar se instauró una realidad más abierta y «cosmopolita», aunque puede que no más satisfactoria ni más cautivadora.

La Ciencia y la Cultura en el Helenismo

La Creación Artística y Literaria

Los gobernantes helenísticos favorecieron las artes, las ciencias y la literatura.

Entre las artes, la escultura fue la más cultivada e innovadora frente a la época clásica, con estampas desenfadadas y llenas de emoción que se alejaban de las expresiones serenas de la etapa anterior.

En lengua griega, expandida ya fuera de Grecia, se siguieron produciendo numerosas obras que tocaron todos los géneros literarios y las más diversas materias, desde los Idilios, de Teócrito, primera poesía bucólica y pastoril, hasta los Himnos, de Calímaco, y las muchas obras del comediógrafo Menandro. También se realizaron recopilaciones y análisis.

La Ciencia

En Alejandría se llevaron a cabo investigaciones en múltiples campos del saber:

  • Aristóteles se ocupó de Zoología; su discípulo Teofrasto, de Botánica.
  • Se realizaron avances en medicina y anatomía.
  • Euclides escribió sus Elementos de Geometría, una obra incontestable.
  • Arquímedes elaboró el famoso principio físico que lleva su nombre.
  • Aristarco de Samos formuló la hipótesis de que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol (modelo heliocéntrico).
  • Eratóstenes fue el fundador de la geografía científica.

Como se ve, el período helenístico fue una época de progreso innegable.

La Filosofía

Durante el helenismo nacieron dos escuelas filosóficas, que respondían a nuevas formas de ver la vida y no solo de especular sobre argumentos o ideas generales:

  • El epicureísmo, que fomentaba una concepción más bien materialista de la vida, con matices, pues apuntaba al logro del placer material e intelectual.
  • El estoicismo, cuyo lema era vivir en armonía con la naturaleza para conseguir la felicidad.

La Religión

Junto a estas doctrinas filosóficas, ganaron adeptos en territorio griego las religiones orientales y las religiones mistéricas, que prometían al individuo la salvación del alma e, incluso, la vida de ultratumba.

El apogeo de la magia y la astrología completa el mosaico variopinto y abierto de esta época histórica.