La Guerra Civil Española: Etapas Finales, Consecuencias y Contexto Internacional (1937-1939)

Fase 2: El Frente Norte (Abril-Octubre 1937)

En el Frente Norte, los sublevados contaron con el apoyo crucial de la Legión Cóndor alemana, tristemente célebre por el bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1937. Tras la conquista de Bilbao y la muerte accidental del general Mola, el general Dávila completó la ocupación de toda la costa cantábrica en octubre. Las ofensivas republicanas para aliviar la presión sobre Madrid (Batalla de Brunete, con grandes pérdidas materiales y humanas) y distraer fuerzas del norte avanzando sobre Zaragoza (Batalla de Belchite) fracasaron en sus objetivos principales, aunque lograron conquistar Teruel en diciembre.

Fase 3: La Ofensiva Franquista y la Batalla del Ebro (1938)

Franco reconquistó Teruel en febrero de 1938 e inició una ofensiva general que culminó en abril con la llegada de sus tropas al Mediterráneo, cortando en dos la zona republicana. En un intento desesperado por reunificar su territorio y aliviar la presión sobre Cataluña, los republicanos, con un ejército reorganizado bajo el mando de Vicente Rojo (compuesto por unos 100.000 hombres y con participación destacada de mandos comunistas), lanzaron la Batalla del Ebro (julio-noviembre). A pesar de lograr cruzar el río inicialmente, quedaron atrapados en una brutal guerra de desgaste que se prolongó durante tres meses y causó alrededor de 70.000 bajas. El fracaso de esta ofensiva dejó expedito el camino hacia Cataluña, cuyo asalto final comenzó en diciembre.

Fase 4: El Fin de la Guerra (1939)

En febrero de 1939, las tropas franquistas alcanzaron la frontera francesa, por donde previamente habían huido el gobierno republicano y aproximadamente medio millón de refugiados. El presidente del gobierno, Juan Negrín, intentó organizar una última resistencia, esperando prolongar la guerra hasta el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, pero no encontró los apoyos necesarios. El coronel Segismundo Casado, tras dar un golpe de estado y hacerse con el poder en Madrid, intentó negociar una rendición sin represalias, pero Franco exigió la rendición incondicional. El 28 de marzo, el ejército franquista entró en Madrid, seguido por la ocupación sucesiva de otras ciudades. El 1 de abril de 1939, Radio Nacional de España emitió el último parte de guerra, declarando el fin del conflicto.

Consecuencias de la Guerra Civil

Económicas y Sociales

La guerra dejó una profunda crisis económica:

  • Destrucción del tejido industrial y las infraestructuras.
  • Retroceso económico, volviendo a una economía mayoritariamente agraria en la década de 1940.
  • Aumento significativo de la deuda externa.
  • Pérdida de las reservas de oro del Banco de España (enviadas a la URSS por el gobierno republicano).

Socialmente, la oligarquía terrateniente e industrial recuperó su poder preeminente, mientras que los trabajadores perdieron derechos y conquistas sociales logradas durante la República.

Humanas y Exilio

Las pérdidas humanas se estiman en cerca de un millón de personas, sumando las muertes directas en combate, la represión ejercida por ambos bandos (especialmente la franquista durante y después de la guerra), el hambre y las epidemias.

El exilio republicano afectó a unas 450.000 personas, incluyendo a una parte significativa de la élite intelectual, científica y artística del país, lo que supuso una pérdida cultural y científica irreparable para España.

Desarrollo Político, Económico y Dimensión Internacional

El fracaso parcial del golpe militar de julio de 1936 dividió España en dos zonas enfrentadas. La República controlaba inicialmente el 52% del territorio y el 57% de la población, incluyendo las principales ciudades y zonas industriales. Los sublevados dominaban Galicia, la Meseta Norte, parte de Aragón, Cáceres, el estratégico eje Sevilla-Cádiz-Jerez y varias islas (Canarias y Baleares, excepto Menorca).

Evolución política y económica en las dos zonas

Zona Republicana

Al inicio, predominó la desorganización y una revolución social espontánea, con fuertes disputas entre partidos republicanos, socialistas y comunistas por un lado, y las organizaciones anarquistas (CNT-FAI) y marxistas antiestalinistas (POUM) por otro. En septiembre de 1936, Largo Caballero formó un gobierno de concentración para intentar unificar el esfuerzo bélico e impulsó la creación del Ejército Popular, integrando las milicias populares, aunque con dificultades y escasa formación inicial. Las crecientes tensiones entre comunistas (apoyados por la URSS) y anarquistas/POUM desembocaron en los violentos sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, que terminaron con la derrota de la CNT y la ilegalización del POUM. Tras la negativa de Largo Caballero a disolver el POUM, fue sustituido por Juan Negrín. Este fortaleció el poder del Estado y la disciplina del ejército, adoptando la estrategia de resistir a ultranza con la esperanza de enlazar con el conflicto europeo. Su programa de paz, conocido como los “13 puntos de Negrín”, no obtuvo apoyo internacional ni de Franco. Tras el golpe del coronel Casado en marzo de 1939, el gobierno republicano se vio forzado al exilio.

Económicamente, la República se enfrentó a enormes dificultades. Se nacionalizaron industrias estratégicas, se colectivizaron tierras y fábricas (especialmente en Cataluña y Aragón, bajo influencia anarquista), y se utilizó el oro del Banco de España, enviado a Moscú, para financiar la compra de armamento y suministros soviéticos.

Zona Sublevada

Tras la muerte del general Sanjurjo (previsto como líder inicial del golpe) en un accidente aéreo, se creó una Junta de Defensa Nacional en Burgos. En octubre de 1936, Francisco Franco fue nombrado Generalísimo de los ejércitos y Jefe del Gobierno del Estado, acumulando un poder casi absoluto. En 1938, estableció formalmente su primer gobierno en Burgos, implementando políticas de contrarrevolución: derogación de la legislación republicana, promulgación del Fuero del Trabajo (de inspiración fascista, estableciendo el sindicalismo vertical), restauración de la influencia de la Iglesia Católica, imposición de una férrea censura y, en 1939, la aprobación de la Ley de Responsabilidades Políticas, instrumento clave para la represión sistemática de los vencidos.

Para unificar políticamente a sus diversos apoyos (militares, monárquicos, católicos, falangistas, carlistas), Franco decretó en abril de 1937 la unificación de Falange Española y la Comunión Tradicionalista (carlistas) en un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), eliminando la autonomía de los grupos originales y subordinándolos a su liderazgo.

En el plano económico, los sublevados controlaban las principales zonas agrícolas y ganaderas, lo que les permitió asegurar un mejor abastecimiento para sus tropas y población. Contaron con el apoyo financiero de la banca y los grandes propietarios. La financiación externa provino fundamentalmente de los regímenes fascistas de Alemania e Italia, a menudo en forma de créditos a devolver tras la victoria.

La Dimensión Internacional del Conflicto

La Guerra Civil Española trascendió rápidamente las fronteras nacionales, enmarcada en la creciente tensión internacional de los años 30 entre el fascismo en auge (Alemania, Italia), las democracias parlamentarias (Reino Unido, Francia) y la Unión Soviética (URSS). Fue interpretada por muchos contemporáneos como el primer gran enfrentamiento armado entre fascismo y antifascismo (o democracia/comunismo), atrayendo la atención y participación de intelectuales y voluntarios de todo el mundo, como George Orwell o Ernest Hemingway.

Las potencias democráticas, temerosas de una escalada bélica europea, impulsaron la creación del Comité de No Intervención en agosto de 1936, con sede en Londres y promovido principalmente por Reino Unido y Francia. Sin embargo, este comité fue en gran medida una farsa, ya que no impidió que ambos bandos recibieran ayuda extranjera:

  • Apoyo al Bando Republicano:

    • La URSS fue el principal proveedor de material bélico (aviones, tanques, armas), asesores militares y apoyo político, lo que aumentó considerablemente la influencia del Partido Comunista de España (PCE) en la zona republicana.
    • México proporcionó apoyo diplomático, envió algunas armas y actuó como intermediario en compras de armamento.
    • Las Brigadas Internacionales, unidades militares compuestas por unos 60.000 voluntarios antifascistas de más de 50 países, jugaron un papel destacado, especialmente en la defensa de Madrid. Fueron retiradas en otoño de 1938 por decisión del gobierno republicano, en un intento fallido de lograr la retirada recíproca de las fuerzas extranjeras del bando sublevado.
  • Apoyo al Bando Sublevado:

    • La Alemania nazi envió la Legión Cóndor, una unidad aérea y terrestre tecnológicamente avanzada, que utilizó España como campo de pruebas para su armamento y tácticas de guerra (como el bombardeo de terror sobre Guernica). También proporcionó material y asesores.
    • La Italia fascista de Mussolini envió el mayor contingente de tropas extranjeras (el Corpo Truppe Volontarie, CTV), además de abundante material bélico (aviones, tanques, artillería).
    • Portugal, bajo la dictadura de Salazar, ofreció apoyo logístico crucial, permitió el paso de suministros por su frontera y colaboró en la represión de republicanos.
    • El Vaticano reconoció tempranamente al gobierno de Franco, otorgándole legitimidad moral y asegurando el apoyo de amplios sectores católicos dentro y fuera de España.

Este conflicto prefiguró en muchos aspectos las alianzas y las divisiones ideológicas que caracterizarían la inminente Segunda Guerra Mundial.