España (1898-1930): Regeneracionismo, Crisis y la Dictadura de Primo de Rivera

El Regeneracionismo y la Crisis de la Restauración

Contexto: El Desastre de 1898

El Regeneracionismo en España surgió como respuesta a la profunda crisis que la nación enfrentó tras la pérdida de las últimas colonias en 1898, un evento que puso de manifiesto las debilidades del sistema político de la Restauración. El Regeneracionismo reflejaba el descontento de las llamadas «clases productoras», es decir, de los pequeños y medianos empresarios que se sentían marginados por el régimen político vigente.

El Revisionismo Político

En respuesta a este clamor, surgió un enfoque de «revisionismo político» que, en lugar de rechazar la Restauración, buscaba revitalizarla a través de reformas significativas. Políticos conservadores, como Antonio Maura, y liberales, como José Canalejas, se hicieron eco de estas ideas, anunciando la necesidad de «reformas radicales» y de una «verdadera revolución desde arriba».

Las Reformas de José Canalejas (1910-1912)

José Canalejas, del Partido Liberal, fue presidente del gobierno entre 1910 y 1912. Emprendió el intento más importante de regeneración del sistema para lograr su progresiva democratización y ampliar las bases sociales del régimen, buscando la integración política de los sectores obreros. Las principales medidas que adoptó fueron:

  • La separación de la Iglesia y el Estado: La modernización del Estado implicaba la separación Iglesia-Estado, la libertad religiosa y un mayor control de la Iglesia, incluyendo el fin del monopolio de las órdenes religiosas en el campo de la enseñanza, así como la implantación de una enseñanza laica. Canalejas intentó aprobar una nueva Ley de Asociaciones Religiosas. Sí se aprobó la llamada «Ley del Candado», por la cual no se podrían establecer nuevas órdenes religiosas sin la autorización del Gobierno.
  • El fomento de la educación.
  • La instauración del servicio militar obligatorio para todos los varones en 1912.
  • Medidas sociales y laborales: Se regularon las relaciones laborales y las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores, como la ley de la jornada máxima de 9 horas en la minería, seguridad social obligatoria, etc.
  • La creación de las mancomunidades: Destacando la Mancomunidad de Cataluña, bajo la presidencia de Prat de la Riba, en un intento de contentar a los nacionalistas catalanes.

La Crisis de 1917

La Crisis de 1917 fue una confluencia de varios problemas graves que sacudieron los cimientos del sistema de la Restauración:

Los Tres Problemas

  • El problema militar: Consistió en la creación de las llamadas Juntas de Defensa, una especie de sindicatos de militares que se oponían a los ascensos por méritos de guerra y solicitaban mejoras salariales. La respuesta gubernamental fue la promulgación de la Ley del Ejército de 1918, que consagró la influencia de este en la política española.
  • El problema político: Surgió en julio de 1917 como consecuencia de la creación de una Asamblea de Parlamentarios de toda España en Cataluña. Pretendía llevar a cabo una profunda reforma constitucional que democratizara el sistema político y que incluyera un estatuto de autonomía para esa región, a todo lo cual se oponía el Gobierno. En el fondo se trataba de una rebelión de la burguesía catalana y de los sectores más progresistas españoles contra la oligarquía imperante en Madrid. El Gobierno acabó disolviendo la Asamblea de Parlamentarios, a la que acusó de separatismo.
  • El problema social: Fue consecuencia del malestar causado por la carestía ocasionada por la Gran Guerra y, en general, por la situación que padecía la clase obrera española, muy agravada por la inflación. Ese malestar se convirtió en una huelga general convocada por los dos grandes sindicatos, UGT y CNT, junto al PSOE. Desde muy pronto la huelga se radicalizó provocando graves disturbios, seguida de una enorme represión en la que intervino el Ejército.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El Golpe de Estado de 1923: Causas y Contexto

La ineficacia del sistema monárquico parlamentario hizo que en un amplio sector del Ejército, muy sensibilizado por su desprestigio ante la opinión pública debido al Desastre del 98 y a la humillante derrota de Annual en la Guerra de Marruecos, surgiera la idea de sustituir en el poder a «los políticos» y a los partidos a través de un golpe de estado. Diversos factores explican que la dictadura militar empezara a contemplarse como una solución a la crisis del país entre la alta burguesía, gran parte de las clases medias y el Ejército:

  • El afán de evitar las consecuencias del expediente Picasso para algunos importantes generales, entre ellos el general Berenguer, y para la propia Corona, a quienes se culpabilizaba del desastre de Annual.
  • Auge de los nacionalismos periféricos y ascenso de republicanos y del movimiento obrero (que suponían una amenaza para el orden social).
  • El triunfo del fascismo en Italia tras la Marcha sobre Roma en 1922 y el ascenso al poder de Mussolini (que imponían orden y un férreo control del movimiento obrero).

El golpe de estado tuvo lugar finalmente el 13 de septiembre de 1923, y fue encabezado por el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña. No se trataba exactamente de un golpe de estado al estilo de los del siglo XIX, puesto que estos siempre se habían hecho en apoyo de un partido político, sino que ahora el objetivo era acabar con el propio sistema liberal y parlamentario de la Restauración y establecer en su lugar una dictadura que «normalizase» el país. El rey Alfonso XIII dio su visto bueno a la nueva situación, nombrando presidente del Gobierno al general.

El Directorio Militar y el Directorio Civil

La Dictadura, que se presentaba como una «solución provisional», fue bien acogida por la burguesía, la nobleza y el clero (es decir, la oligarquía), clases que eran partidarias de restablecer un sistema de orden y seguridad, aunque fuese a costa de acabar con las libertades propias de un régimen liberal-parlamentario. Las organizaciones de la clase obrera reaccionaron divididas: mientras los socialistas aceptaron el nuevo régimen, llegando al principio incluso a colaborar con él (por ejemplo, el dirigente del PSOE Francisco Largo Caballero fue nombrado consejero de Estado por Primo de Rivera, aunque otros miembros de su partido se mostraron en contra de tal colaboración), los anarquistas y el recién creado Partido Comunista estuvieron en la oposición y fueron las principales víctimas del sistema (aunque también pecaron de pasividad). También se mostró desde el principio en contra de la Dictadura un amplio sector de los intelectuales debido a la política represiva que ejerció el Gobierno en el terreno cultural (por ejemplo, el Ateneo de Madrid fue clausurado y Miguel de Unamuno sufrió el destierro en la isla de Fuerteventura).

El Directorio Civil (1925-1930): Política Económica y Social

En diciembre de 1925, Primo de Rivera reformó su Gobierno y estableció el denominado Directorio Civil, en cuya composición había tanto políticos de derechas como militares. Coincidió esta etapa con una fase de prosperidad económica general en Europa y de paz social en el interior, lo que permitió poner en marcha en España un ambicioso plan de obras públicas para la construcción de carreteras y pantanos, y se favoreció el desarrollo de la agricultura, industria y comercio. Fue entonces cuando nacieron las Confederaciones Hidrográficas y algunos monopolios como la Compañía Telefónica (vinculada a la ITT norteamericana) y CAMPSA (monopolio de petróleos). Por tanto, en el terreno económico, estos fueron años de crecimiento, aunque fue a costa de duplicar la deuda pública.

Oposición y Caída de la Dictadura

La Dictadura, que se había presentado como una solución provisional ante la situación de desorden que vivía el país en 1923, pretendía ahora perpetuarse en el poder (la creación de una Asamblea Nacional que sustituía a las Cortes iba en esa dirección de institucionalizar el régimen). Sin embargo, el prestigio del Gobierno se fue deteriorando a partir de 1927 por no saber (o no querer) resolver otros problemas: su anticatalanismo le llevó a perseguir la lengua catalana (por lo que los nacionalistas catalanes se convirtieron en enemigos); también comenzaba a organizarse en la clandestinidad el movimiento obrero, cada vez más comprometido con el republicanismo; y lo mismo hicieron los intelectuales (como Ortega y Gasset y el doctor Marañón) y universitarios (nace la FUE – Federación Universitaria Española). Además, un sector del Ejército también se le enfrentó. La fuga del capital extranjero ante la inseguridad política que se avecinaba agravó la situación, pues comenzó una crisis económica que se extenderá a la década siguiente. Todas estas circunstancias confluyeron en una creciente oposición a la Dictadura. Consciente de la situación y temiendo por su propio prestigio, Alfonso XIII provocó la dimisión de Primo de Rivera, lo que se acabaría produciendo el 30 de enero de 1930. Para sucederle, el rey nombró presidente a otro militar, el general Berenguer (al que poco más tarde sucedería el almirante Aznar), que tendría por misión organizar la vuelta a la normalidad del sistema liberal establecido por la Constitución de 1876.