La Segunda República (1931-1936): Un Periodo de Transformación en España
1. Las Elecciones del 12 de Abril de 1931 y la Proclamación de la República
En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, las candidaturas republicano-socialistas obtuvieron la victoria en 41 de las 50 capitales de provincia. A pesar de que los concejales monárquicos sumaron un número mayor, se interpretó este resultado como una clara elección de la República por parte de España, debido a la mayor libertad del voto urbano. El 14 de abril, la República fue proclamada de manera pacífica, comenzando en Éibar, mientras Alfonso XIII se exiliaba. En Madrid, se formó un gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora, compuesto por republicanos de diversas tendencias y socialistas. Este gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes para el 28 de junio. La derecha monárquica, el nacionalismo vasco y los movimientos obreros más radicales quedaron al margen. Antes de las elecciones, el gobierno aprobó reformas significativas, como la amnistía para presos políticos, la expansión de derechos y libertades, y proyectos en el ámbito del ejército, la autonomía territorial, la reforma agraria y la educación. Estas medidas generaron un amplio apoyo popular, pero también encontraron la oposición del ejército, la Iglesia y los grandes propietarios. En las elecciones de junio, la coalición republicano-socialista obtuvo 250 de los 470 escaños.
2. Características de la República: Constitución, Partidos y Sindicatos
2.1 La Constitución de 1931: Un Marco Legal Progresista
Las Cortes Constituyentes, con una mayoría republicana y de izquierda, ratificaron al gobierno provisional y formaron una comisión encargada de redactar la nueva constitución, que fue aprobada en diciembre de 1931. Esta constitución definió a España como una “República de trabajadores de todas las clases” y renunció a la guerra como instrumento político. El Estado se definió como integral, compatible con la autonomía de algunas regiones. Establecía un poder legislativo unicameral (Cortes), un poder ejecutivo en el gobierno (presidido por el presidente del gobierno y el presidente de la República como jefe de Estado), y un poder judicial independiente. Se ampliaron significativamente los derechos y libertades, incluyendo la educación, la igualdad ante la ley, el trabajo, la no discriminación, el voto femenino y el derecho a la expropiación por utilidad social. Además, la mayoría de edad se fijó en 23 años. En el ámbito social, la constitución incluyó un Estado laico, matrimonio civil y divorcio. La cuestión religiosa y territorial fue la que más disputas parlamentarias generó, pero la constitución fue aprobada por una amplia mayoría. Tras su aprobación, Alcalá Zamora pasó de presidente del gobierno a presidente de la República, y Manuel Azaña asumió el cargo de presidente del gobierno.
2.2 Partidos y Sindicatos: Un Panorama Político Diverso
Este periodo se caracterizó por la existencia de una gran variedad de partidos y sindicatos, así como por una intensa actividad política. En la izquierda, existían partidos republicanos con implantación estatal, como el Partido Republicano Radical Socialista de Marcelino Domingo y Acción Republicana de Manuel Azaña, con cierto apoyo entre intelectuales y clases medias. A partir de 1934, estos se fusionaron formando Izquierda Republicana. También había organizaciones republicanas regionales, como la Organización Republicana Autonomista Gallega (ORGA) de Santiago Casares Quiroga y ERC, que tenía militancia y fuerza electoral en Cataluña. Todos estos partidos eran reformistas, no revolucionarios.
En el ámbito obrero, el PSOE fue el partido más importante, con un crecimiento notable. Dentro del partido, hubo una lucha entre el ala moderada (Socialdemócrata), representada por Julián Besteiro e Indalecio Prieto, y el ala revolucionaria, encabezada por Francisco Largo Caballero. La UGT contaba con casi 300,000 afiliados. El PCE, aunque pequeño, creció durante la República, siendo un defensor de la revolución social, con figuras como José Díaz y Dolores Ibárruri. El POUM, un partido comunista antiestalinista, surgió en 1935 y fue relevante principalmente en Cataluña. La CNT, el sindicato más grande con un millón de afiliados en 1936, estaba dividida entre los treintistas (moderados) y los faístas, que apoyaban la revolución armada y destacaban figuras como Buenaventura Durruti.
En la derecha, algunos partidos republicanos, como el Partido Radical de Lerroux y la Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora, inicialmente apoyaron la República pero se desencantaron con las reformas republicanas. El Partido Agrario y el Partido Liberal Demócrata estaban más a la derecha. En 1933 se fundó la CEDA, dirigida por José María Gil Robles, que defendía los intereses de la burguesía. Además, existían partidos antirrepublicanos, como los monárquicos Renovación Española (José Calvo Sotelo) y Comunión Tradicionalista (Manuel Fal Conde), y grupos fascistas como las JONS y Falange Española, dirigidos por Ramiro Ledesma, Onésimo Redondo y José Antonio Primo de Rivera, que practicaban la violencia callejera. También había partidos regionalistas como la Lliga Regionalista, que representaba el catalanismo conservador con Francesc Cambó, y el Partido Nacionalista Vasco en el País Vasco.
3. El Bienio Reformista (1931-1933): Un Intento de Modernización
3.1 Planes, Medidas y Reformas Implementadas
Durante el bienio reformista, el gobierno republicano de izquierda y socialista, presidido por Manuel Azaña, implementó varias reformas para modernizar el país. Estas reformas abarcaron áreas clave como la religión, el ejército, la organización territorial, la educación, las reformas sociales y laborales, y la reforma agraria.
Reforma Religiosa: Separación Iglesia-Estado
Se intentó separar totalmente la Iglesia del Estado. Se garantizó la libertad de cultos, el Estado laico y la no financiación pública de la Iglesia. Se permitió el matrimonio civil y el divorcio, y se secularizaron los cementerios. Además, se prohibió a las órdenes religiosas impartir enseñanza, se eliminó la asignatura de religión obligatoria y se implementó la Ley de Congregaciones de 1933, que limitaba la posesión de bienes de las órdenes religiosas. La oposición de la Iglesia fue fuerte, con episodios de violencia anticlerical.
Reforma del Ejército: Democratización y Profesionalización
Manuel Azaña, además de presidente, era ministro de Defensa y promovió una reforma que buscaba democratizar y profesionalizar el ejército. Se aprobó la Ley de Retiro de la Oficialidad que obligaba al 40% de los oficiales a retirarse, se clausuró la Academia Militar de Zaragoza y se eliminaron tribunales de honor y la Ley de Jurisdicciones. Esto redujo los gastos en defensa, pero fue percibido como un ataque por parte del sector africanista del ejército.
Reforma Agraria: Un Intento Fallido de Redistribución
Se intentó mejorar la vida de los campesinos y acabar con la gran influencia del latifundismo. Aunque se prohibieron los despidos de campesinos y se fijaron condiciones laborales más favorables, la Ley de Reforma Agraria de 1932 tuvo resultados limitados debido a la falta de presupuesto y la oposición de los grandes propietarios. La conflictividad social en el campo aumentó, con campesinos que se radicalizaron y protagonizaron actos violentos.
Reforma Territorial: El Camino Hacia las Autonomías
La Constitución reconoció la autonomía regional, comenzando por Cataluña, que obtuvo el Estatuto de Autonomía de 1932. Este Estatuto otorgó competencias a la Generalidad y reconoció el catalán como lengua cooficial. En el País Vasco, los avances fueron más lentos, y no fue hasta 1936, durante la Guerra Civil, cuando se aprobó el Estatuto de Autonomía. En Galicia, el proceso fue más lento debido a la guerra.
Obra Educativa y Cultural: La Expansión del Conocimiento
Se buscó una educación laica, gratuita y obligatoria. Aumentó el número de escuelas y maestros, y se crearon misiones pedagógicas para llevar la cultura a las zonas rurales. Destacó el grupo teatral La Barraca, organizado por Federico García Lorca. Sin embargo, esta política educativa encontró la oposición de sectores conservadores, especialmente la Iglesia.
Reformas Laborales y Sociales: Avances y Oposición
Bajo el ministerio de Francisco Largo Caballero, se impulsaron leyes para mejorar las condiciones laborales, como la Ley de Contratos de Trabajo de 1931, que regulaba la negociación colectiva y reconocía el derecho a la huelga. También se establecieron la jornada laboral de 40 horas y vacaciones pagadas, pero estas reformas encontraron la oposición de los empresarios.