El Reinado de Fernando VII (1814-1833)
En 1814, Fernando VII volvió a España tras firmar con Napoleón el Tratado de Valençay. El pueblo español tenía esperanzas en este monarca después de seis años de guerra, y los liberales confiaban en que el rey aceptara la Constitución. Sin embargo, no fue así, sino que quiso gobernar prescindiendo de la labor llevada a cabo por las Cortes de Cádiz. Rechazó las ideas liberales, lo que provocó un conflicto entre el absolutismo y el liberalismo. La victoria de una u otra ideología dio lugar a tres etapas: el Sexenio Absolutista, el Trienio Liberal y la Década Ominosa.
Primera Etapa: El Sexenio Absolutista o Restauración del Absolutismo (1814-1820)
Fernando VII, al volver, quiso gobernar como un monarca absoluto, sin limitar su poder. Para justificar su decisión, se amparó en el Manifiesto de los Persas, documento firmado por 69 diputados absolutistas de las Cortes en favor de la monarquía absoluta, contra la Constitución y expresando el deseo de la vuelta al Antiguo Régimen.
Se disolvieron las Cortes y se declaró nula la Constitución y los Decretos de 1812. Se restableció la Inquisición, los antiguos Consejos y el régimen señorial. Cerró periódicos y suprimió la libertad de expresión. Persiguió a liberales y afrancesados.
Este absolutismo se mostró incapaz de resolver numerosos problemas, como la crisis general del Antiguo Régimen. Además, se añadieron los problemas causados por las colonias americanas que buscaban la emancipación.
Mientras tanto, los liberales seguían intentando provocar el fin de la monarquía absoluta y restablecer la Constitución. Se produjeron pronunciamientos militares con el fin de doblegar al monarca.
Segunda Etapa: Trienio Liberal (1820-1823)
El teniente coronel Rafael de Riego, en 1820, inició un pronunciamiento en Sevilla que se extendió por el resto de España y que llevó a la destitución de las autoridades absolutistas y a la proclamación de la Constitución. Fernando VII se vio obligado a aceptar la Constitución de 1812 y tomó medidas como decretar la libertad de los presos políticos y la vuelta de los exiliados.
Se celebraron elecciones a Cortes con diputados mayoritariamente liberales, donde se adoptaron reformas como:
- Libertad de imprenta.
- Derecho de reunión.
- Preocupación por la reforma agraria (medidas encaminadas al fin del feudalismo).
- Desamortización de los bienes del clero regular.
- Solución al problema financiero mediante una reforma fiscal.
- Recuperación de la Milicia Nacional.
- Promulgación del primer Código Penal.
Todas las reformas suscitaron la oposición de los absolutistas y del monarca, que paralizó algunas de estas mediante el derecho a veto que le concedía la Constitución. Los campesinos sentían que las reformas eran insuficientes y estaban descontentos. La nobleza y el clero también habían salido perdiendo porque se habían suprimido muchos de sus privilegios.
A todo esto se le añadió la división entre los mismos liberales:
- Moderados: Gobernaron durante la mayoría del trienio. Querían limitar las reformas para que estas fueran favorables a la nobleza y a la alta burguesía. Apoyaban ampliar el poder del monarca y restringir el sufragio. Defendían unas Cortes bicamerales y con limitación de las atribuciones.
- Exaltados: Querían acelerar y revitalizar las reformas. Defensores de la Constitución de 1812 y de una labor en favor de las clases medias y populares.
Los realistas, que defendían el absolutismo, protagonizaron conspiraciones contra el régimen liberal. Fernando VII pidió ayuda a la Santa Alianza para recuperar el poder, lo que provocó la llegada a España de un ejército francés (los Cien Mil Hijos de San Luis). Con la derrota de los liberales, Fernando VII volvió a gobernar como un monarca absoluto en octubre de 1823, y Riego fue ejecutado.
Tercera Etapa: Década Ominosa o Década Absolutista (1823-1833)
El monarca contó con la oposición de los liberales en un primer momento, además de una parte de los absolutistas. Ante la presión de las potencias extranjeras, el monarca se vio forzado a ejercer un gobierno más moderado, lo que hizo que los realistas más intransigentes lo acusaran de pasarse al enemigo. Los absolutistas más extremos (apostólicos o carlistas) mostraron su apoyo al hermano del monarca, Don Carlos María Isidro.
Durante los últimos años del gobierno de Fernando VII, la situación se fue agravando por la crisis del modelo absolutista, el problema sucesorio, los problemas económicos, la pérdida de las colonias americanas y la oposición de los carlistas.
Había un problema sucesorio: el único posible sucesor era su hermano Carlos María Isidro. Pero tras su cuarto matrimonio con su sobrina María Cristina de Nápoles, surgió la posibilidad de una heredera, Isabel. Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción para autorizar la sucesión femenina al trono, ya que la Ley Sálica de Felipe V no lo permitía. Los carlistas se mostraron contrarios al rey y apoyaron la sucesión de su hermano Don Carlos.
Al morir Fernando VII en 1833, se iniciaron las Guerras Carlistas entre los defensores de Isabel y los de Don Carlos. María Cristina buscó apoyar la sucesión de Isabel con el apoyo de los liberales, ya que los absolutistas defendían a Don Carlos. Este conflicto dinástico será el que pondrá fin de forma definitiva al absolutismo en España para dar paso a un régimen político liberal.
La Independencia de las Colonias Americanas (1810-1824)
Las principales causas que llevaron a la independencia de las colonias americanas españolas fueron:
- La llegada de las ideas ilustradas y el ejemplo de la Revolución Francesa.
- La independencia de los Estados Unidos (1776), que les servía de modelo.
- El apoyo de los ingleses interesados en una libre comercialización.
- El deseo de los altos cargos “criollos” que querían hacerse con el poder sin el control de las autoridades peninsulares.
- Pagaban fuertes impuestos que beneficiaban a la metrópoli y el control que esta ejercía sobre el comercio.
- El restablecimiento de la monarquía absoluta con Fernando VII.
Fases de la Independencia:
- Primera fase (1809-1811): Primeras juntas independentistas en Buenos Aires y Caracas en 1809. En 1811, Paraguay proclamó su independencia.
- Segunda fase (1816-1824): Los principales líderes fueron militares como Antonio José de Sucre, José de San Martín y Simón Bolívar. En 1816, Argentina proclamó su independencia, lo cual se generalizó. Tras la victoria de San Martín contra las tropas españolas, Chile se independizó en 1818. Simón Bolívar derrotó a los españoles y fundó la Gran Colombia en 1821 (Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá). En 1821 también se declaró la independencia de México, seguida por la de toda América Central. La derrota definitiva española se produjo en la Batalla de Ayacucho en 1824, obtenida por Antonio José de Sucre, lo que supuso la independencia de Perú y Bolivia. Al finalizar este enfrentamiento, a España solo le quedaban las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
El Reinado de Isabel II (1833-1868)
Liberalismo vs. Absolutismo y la Abolición del Régimen Señorial
A principios del siglo XIX en España prevalecía el modelo absolutista del Antiguo Régimen, caracterizado por la concentración de todos los poderes en manos del monarca, sin división de poderes. El rey afirmaba que su poder era de origen divino, quedando su voluntad por encima de las leyes. Su cargo era hereditario y vitalicio. Un poderoso ejército, una compleja burocracia y diplomacia, y el apoyo de los estamentos privilegiados garantizaban su autoridad.
La crisis del Antiguo Régimen en España se inició con la invasión de las tropas napoleónicas en 1808. Este hecho supuso el nacimiento de la ideología liberal en nuestro país, que se plasmó en las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Los diputados reunidos en dichas Cortes se dividieron en dos sectores enfrentados: absolutistas (partidarios del mantenimiento del Antiguo Régimen) y liberales (que pretendían introducir los ideales de la Revolución Francesa). Los liberales consiguieron imponer sus principios y pusieron en manos de las Cortes la soberanía nacional y la tarea de la redacción de la Constitución.
Los liberales defendían la libertad del individuo por encima de todo y eran partidarios de:
- La soberanía nacional (el poder reside en el pueblo).
- Las Cortes representativas.
- La redacción de una Constitución.
- La separación de poderes.
- La necesidad de reformas.
- Una monarquía limitada.
Este intento de liberalismo quedó interrumpido con la política absolutista de Fernando VII, a excepción del Trienio Liberal (1820-1823).
Fue en el reinado de Isabel II cuando se estableció de forma definitiva el sistema liberal en España. La guerra civil que se inició a la muerte de Fernando VII (Primera Guerra Carlista) obligó a la regente María Cristina de Nápoles (para garantizar el trono a su hija Isabel) a buscar el apoyo de los liberales, pues los absolutistas defendían al hermano del rey, Carlos María Isidro, como monarca de España.
Durante el reinado de Isabel II se formaron los dos partidos liberales básicos del siglo XIX: el Partido Moderado y el Partido Progresista, ambos apoyaron a los isabelinos en la Guerra Carlista. En 1837, durante la regencia de María Cristina, su jefe de gobierno Calatrava aprobó la Constitución de 1837, de corte liberal, con la que se reforzaba este sistema político. El liberalismo supuso también la abolición del régimen señorial, acabando con los derechos jurisdiccionales de la nobleza, aunque la propiedad de la tierra a menudo permaneció en sus manos. Sin embargo, hubo una gran inestabilidad gubernamental a lo largo del reinado de Isabel II, provocada por la intromisión de la corona y del ejército en los asuntos políticos.
Diferencias Principales entre Moderados y Progresistas
Durante el reinado de Isabel II se fueron formando las diferentes opciones políticas que dominaron España a lo largo del siglo XIX. Dentro de los liberales se dividieron en moderados y progresistas. Estos dos grupos controlaron la vida política durante décadas y se fueron alternando en el poder.
Liberales Moderados
- Apoyos sociales: Clases altas, grandes propietarios, alta burguesía.
- Soberanía: Compartida entre la Corona y las Cortes.
- Sufragio: Restringido (censitario, en función de la riqueza).
- Forma de Estado: Monarquía constitucional con poder real fuerte.
- Organización territorial: Centralización del Estado.
- Relación con la Iglesia: Apoyan la influencia de la Iglesia Católica en la sociedad (Estado confesional).
- Ejército: Ejército y Guardia Civil; supresión de la Milicia Nacional.
- Reformas: Restringidas, respetando algunos derechos de los privilegiados.
- Derechos: Limitación de derechos individuales y colectivos.
- Líderes: Martínez de la Rosa, Toreno, Narváez, Bravo Murillo.
- Periodos de gobierno: 1833-1835, 1837-1840, 1843-1854, 1856-1868.
Liberales Progresistas
- Apoyos sociales: Mediana y pequeña burguesía, clases medias urbanas, parte del ejército.
- Soberanía: Nacional plena (reside en la Nación).
- Sufragio: Más amplio (censitario, pero menos restrictivo).
- Forma de Estado: Monarquía con poder limitado de la Corona (sin intervención política); algunos radicales defendían la República.
- Organización territorial: Descentralización, autonomía municipal y provincial, participación popular en la elección local.
- Relación con la Iglesia: Limitan el poder de la Iglesia, buscan una sociedad más laica, defienden la libertad de cultos.
- Ejército: Defensa de la Milicia Nacional.
- Reformas: Más profundas, impulsores de las desamortizaciones.
- Derechos: Ampliación de derechos individuales y colectivos.
- Líderes: Mendizábal, Espartero, Prim.
- Periodos de gobierno: 1835-1837, 1840-1843, 1854-1856.
La Década Moderada (1844-1854)
El primer gobierno estuvo presidido por moderados, liderados por Narváez. Se instauró un gobierno autoritario, centralista y represivo. Se iniciaron una serie de reformas:
- Creación de la Guardia Civil (1844).
- Reforma tributaria de Mon-Santillán (1845).
- Aprobación de un Código Penal (1848) y un proyecto de Código Civil (1851).
- Imposición del servicio militar obligatorio (sistema de quintas).
Narváez aprobó la Constitución de 1845, que supuso un retroceso respecto a la de 1837, ya que aumentó el poder del monarca y limitó el sufragio. Esta constitución establecía:
- Soberanía compartida entre las Cortes y el Rey.
- Implantación de una monarquía constitucional.
- Parlamento con dos cámaras: el Congreso y el Senado (este último de designación real y restringida).
- No había una división de poderes real efectiva (el rey tenía poder de veto absoluto y podía convocar y disolver las Cortes).
- Se aprobó la igualdad de los ciudadanos ante la ley, pero limitando derechos como el de imprenta.
- Se consideró oficial la religión católica (Estado confesional).
- Se mantuvo la Ley de Ayuntamientos de 1845 (centralista).
Durante este periodo también se desarrolló la Segunda Guerra Carlista (1846-1849), un levantamiento en Cataluña protagonizado por los carlistas (“Matiners”), que apoyaban la candidatura al trono del segundo pretendiente carlista, el Conde de Montemolín (“Carlos VI”). El levantamiento fue reprimido por el ejército y la Guardia Civil.
Durante el gobierno de Juan Bravo Murillo se inició un periodo de buenas relaciones con la Iglesia tras la firma del Concordato con la Santa Sede (1851). El Papa reconocía a Isabel como reina y aceptaba la desamortización eclesiástica a cambio de que el Estado subvencionara a la Iglesia y le otorgara competencias educativas y morales.
Los gobiernos de Roncali y Sartorius hicieron frente al levantamiento militar conocido como ‘la Vicalvarada’ y a la publicación del Manifiesto de Manzanares, que exigía una ampliación de libertades. El manifiesto dejó claro que los progresistas exigían el mantenimiento de la monarquía pero sin “camarillas”, el cumplimiento y mejora de las leyes fundamentales, la rebaja de los impuestos, el respeto de la antigüedad y méritos entre militares y civiles, la recuperación de la Milicia Nacional y la descentralización al hablar de “independencia local”.
El Bienio Progresista (1854-1856)
Los levantamientos en Vicálvaro (“Vicalvarada”) y la publicación del Manifiesto de Manzanares triunfaron, lo que provocó la formación de un gobierno progresista presidido por Espartero y con O’Donnell al frente del Ministerio de Guerra.
Durante este periodo se iniciaron algunas reformas para impulsar la economía:
- Ley General de Ferrocarriles (1855).
- Implantación del sistema de telégrafo.
- Ampliación de la red de carreteras.
- Desarrollo de la minería.
- Desamortización General de Madoz (1855): Su principal objetivo fue la reducción de la deuda pública y la modernización del país mediante la financiación del Plan de Ferrocarriles. Afectó a bienes eclesiásticos y, sobre todo, a bienes municipales (propios y comunales).
Se elaboró la Constitución de 1856, conocida como “non nata”, ya que no llegó a entrar en vigor. El aumento de la conflictividad social y la falta de apoyo de los demócratas fue aprovechado por O’Donnell, que, con el apoyo de moderados, forzó la destitución de Espartero.
Retorno del Moderantismo y la Unión Liberal (1856-1868)
Durante este periodo se alternaron en el poder los unionistas (la Unión Liberal: el partido de O’Donnell, una opción de centro) y los moderados. Los progresistas quedaron cada vez más fuera del sistema político porque la reina apoyaba preferentemente los ideales moderados.
Durante el periodo del moderado Narváez se aprobó la Ley de Instrucción Pública del Ministro Moyano (1857), que dividió la enseñanza en tres grados (primaria, secundaria y universitaria) y sentó las bases del sistema educativo español por décadas.
En esta etapa también tuvo lugar una nueva expansión económica (instalación de líneas de ferrocarril, construcción de carreteras, crecimiento de la industria textil…).
O’Donnell impulsó una activa política exterior con intervenciones militares como la guerra de Marruecos, la expedición a la Cochinchina y la intervención en México, buscando prestigio internacional.
A partir de 1863 aumentó la inestabilidad política y económica:
- Crisis económica: Provocada por el hundimiento de bancos y sociedades de crédito, la Guerra de Secesión americana (que encareció el algodón), la interrupción de las construcciones ferroviarias por falta de rentabilidad y las continuas malas cosechas que generaron crisis de subsistencia.
- Crisis política: Numerosos levantamientos provocados por el autoritarismo de los gobiernos moderados, el intervencionismo de la reina y la marginación de los progresistas y demócratas. Destacan la represión sangrienta de una protesta estudiantil (“Noche de San Daniel” o “Matanza de San Daniel”, 1865) y la “Sublevación de los sargentos del Cuartel de San Gil” (1866), duramente reprimida.
Además, la oposición hacia la Corona fue aumentando. Las prácticas autoritarias de los últimos gobiernos moderados extendieron su impopularidad. En 1866 se firmó el Pacto de Ostende, una conspiración entre progresistas (liderados por Juan Prim) y demócratas (con figuras como Emilio Castelar o Francisco Pi y Margall). Con este pacto se comprometieron a luchar por el establecimiento de un régimen democrático con un programa que incluiría:
- El derrocamiento de Isabel II.
- El nombramiento de un gobierno provisional.
- La formación de una asamblea constituyente elegida por sufragio universal directo para decidir la forma de gobierno (monarquía o república).
En 1867, los unionistas, dirigidos por el general Serrano tras la muerte de O’Donnell, se incorporaron al acuerdo para derrocar a Isabel II. En 1868 tuvo lugar la Revolución “Gloriosa”, que supuso el hundimiento de la monarquía isabelina, el fin del gobierno moderado y el inicio del Sexenio Democrático.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
En 1868 se inició la Revolución Gloriosa, que provocó el exilio de la reina Isabel II y el inicio del Sexenio Democrático (1868-1874). Este periodo supuso el primer ensayo de un sistema político democrático en España. Favoreció una mayor participación ciudadana en la vida política, implantó el sufragio universal masculino y amplió las libertades y los derechos individuales. Dentro del Sexenio, primero hubo un régimen monárquico (con una regencia y el reinado de Amadeo I) y luego un régimen republicano (la Primera República).
La Revolución de 1868 y el Gobierno Provisional (1868-1870)
La Revolución de 1868, la “Gloriosa”, fue un levantamiento provocado por una profunda crisis económica y política.
Las principales causas de este levantamiento fueron:
- Una crisis financiera generada por las inversiones no rentables en el ferrocarril y el hundimiento bancario.
- Una crisis industrial, especialmente en la industria textil catalana, afectada por la Guerra de Secesión de los Estados Unidos y la subida del precio del algodón.
- Una crisis de subsistencia generada por las malas cosechas y el aumento del precio de los productos básicos (trigo).
- Una crisis social provocada por el descontento de la mayor parte de la población (paro, hambre) que exigía una mejora de su situación.
- Una crisis política provocada por la pérdida de prestigio de la monarquía de Isabel II, el autoritarismo de los últimos gobiernos moderados y el descontento de los progresistas y demócratas, excluidos del poder.
El pronunciamiento militar lo inició el brigadier Topete al frente de la escuadra en Cádiz, con el apoyo de los generales exiliados Prim (progresista) y Serrano (unionista).
El levantamiento comenzó en Cádiz y se extendió por Andalucía y toda la península. En la Batalla de Alcolea, las tropas leales a Isabel II fueron derrotadas. Al mismo tiempo que se producía el levantamiento militar, se formaron en las ciudades juntas revolucionarias que suprimieron a las autoridades locales y buscaron la recuperación de la Milicia Nacional y la proclamación de diferentes libertades.
Tras el triunfo de la revolución y el exilio de la reina, se formó un Gobierno Provisional (1868-1870). El nombramiento de este gobierno junto con la existencia de las juntas dio lugar a una dualidad de poderes que se resolvió con la disolución de las juntas a cambio de algunas de sus reivindicaciones. El nuevo gobierno estaba formado por progresistas y unionistas (demócratas y republicanos quedaron fuera inicialmente), presidido por Serrano, y con figuras clave como Prim, Sagasta, Topete y Ruiz Zorrilla.
Las primeras medidas que tomaron fueron:
- Instauración de las libertades básicas (expresión, reunión, asociación).
- Promulgación de medidas económicas de carácter librecambista (Reforma arancelaria de Figuerola).
- Defensa de un régimen monárquico democrático.
Finalmente, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino (para varones mayores de 25 años). Los grupos políticos que componían las Cortes Constituyentes fueron:
- Carlistas: Defensores de la monarquía tradicional y los fueros.
- Isabelinos o Moderados: Defensores del retorno de Isabel II o su hijo Alfonso.
- Mayoría Gubernamental (Monárquico-Democrática): Conjunción de progresistas, unionistas y demócratas cimbrios que defendían una monarquía constitucional democrática.
- Republicanos: Divididos en unitarios y federales, defendían la república como forma de Estado.
La Constitución de 1869
Las Cortes Constituyentes elaboraron la Constitución de 1869, considerada la más democrática de España hasta entonces y una de las más avanzadas de Europa en su época. Sus características principales eran:
- Soberanía nacional.
- Sufragio universal masculino directo para mayores de 25 años.
- Definición del Estado como una monarquía parlamentaria (el monarca tenía poderes limitados, “reina pero no gobierna”).
- Estricta división de poderes:
- Poder ejecutivo: Pertenecía al Rey, que lo ejercía a través del Presidente del Gobierno y los ministros.
- Poder legislativo: Pertenecía exclusivamente a las Cortes (bicamerales: Congreso y Senado). El monarca no tenía derecho a veto absoluto, solo sancionaba y promulgaba leyes.
- Poder judicial: Independiente, acceso a la carrera judicial por oposición.
- Elección de ayuntamientos y diputaciones por sufragio universal directo.
- Amplia declaración de derechos y libertades: libertad de enseñanza, expresión, reunión, asociación y, por primera vez, libertad de culto (aunque el Estado mantenía el culto católico).
Por todas estas características, especialmente la soberanía nacional, el sufragio universal masculino y la extensa declaración de derechos y libertades, se considera una constitución de carácter democrático.
La Regencia de Serrano (1869-1871)
Al aprobarse la Constitución y definirse España como una monarquía, pero sin rey, se estableció una Regencia (1869-1871) ocupada por el general Serrano, mientras que el gobierno fue presidido por el General Prim, quien se encargó de la tarea de buscar un candidato adecuado para el trono español.
El nuevo gobierno realizó numerosas reformas:
- Implantación de la peseta como moneda nacional.
- Liberalización del sector minero (Ley de Minas de 1868).
- Reforma arancelaria librecambista (Arancel Figuerola de 1869) para impulsar el crecimiento económico y disminuir la deuda.
El gobierno provisional tuvo que hacer frente a varios problemas:
- La Guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba, provocada por una insurrección independentista en la isla (“Grito de Yara”). Las causas incluían el descontento de la población criolla por los altos impuestos, la mala gestión administrativa, la exclusión política y el mantenimiento de la esclavitud, junto con el apoyo de Estados Unidos a la independencia por intereses económicos y estratégicos. El gobierno de Prim optó inicialmente por la negociación, pero la guerra continuó.
- Las oposiciones políticas: Carlistas, moderados (alfonsinos) y republicanos federales (que protagonizaron levantamientos).
- Los problemas sociales: Descontento popular por el mantenimiento del impuesto de consumos, las quintas (servicio militar obligatorio) y los elevados precios de productos básicos. Auge del movimiento obrero organizado (influencia de la AIT).
- La oposición de los republicanos a la forma de gobierno monárquica. Los republicanos se dividieron en unitarios y federales, y estos últimos a su vez en benévolos (partidarios de la vía legal) e intransigentes (partidarios de la insurrección).
La Monarquía de Amadeo de Saboya (1871-1873)
Tras una difícil búsqueda por parte de Prim, las Cortes eligieron como rey a Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor Manuel II, de carácter liberal y defensor de una monarquía democrática. En 1871 fue proclamado rey por las Cortes. Sin embargo, su principal valedor, el general Prim, fue asesinado poco antes de su llegada a España, lo que debilitó enormemente su posición y dificultó su tarea como monarca.
Durante su breve reinado (apenas dos años), Amadeo I afrontó numerosos problemas:
- Inestabilidad política: Se sucedieron siete gobiernos diferentes en dos años. La coalición monárquico-democrática que lo apoyaba se dividió:
- Partido Constitucional: Agrupaba a los unionistas y progresistas más moderados, dirigido por Sagasta.
- Partido Radical: Agrupaba a los progresistas de izquierda y demócratas, dirigido por Ruiz Zorrilla.
- Tercera Guerra Carlista (1872-1876): La proclamación de Amadeo como rey de una monarquía liberal inició un nuevo levantamiento armado por parte de los carlistas, con un nuevo pretendiente, Carlos VII. Los carlistas llegaron a organizar un pequeño Estado en los territorios que controlaban (País Vasco, Navarra, Cataluña). Esta guerra civil no concluiría hasta el reinado de Alfonso XII.
- Continuación de la Guerra de los Diez Años en Cuba.
- Auge del movimiento obrero y de las ideas republicanas y socialistas.
- Oposición de la aristocracia (que lo veía como un extranjero), de la Iglesia (por la libertad de cultos) y de los republicanos y alfonsinos (partidarios del hijo de Isabel II, Alfonso).
- Revueltas populares y conspiraciones republicanas.
- La falta de apoyos sólidos y el aislamiento político llevaron al monarca a renunciar al trono en febrero de 1873.
La Primera República (1873-1874)
Tras la renuncia de Amadeo de Saboya, se reunieron el Congreso y el Senado en Asamblea Nacional para buscar una solución. Aunque la mayoría de los diputados eran monárquicos, ante la falta de alternativas viables y la presión popular, tuvieron que aceptar la propuesta del republicano Pi y Margall y proclamar la República el 11 de febrero de 1873.
La Primera República fue un periodo de extrema inestabilidad, con cuatro presidentes en menos de un año:
- Presidencia de Estanislao Figueras (febrero-junio 1873): Se convirtió en el primer presidente del Poder Ejecutivo. Se mantuvo la Constitución de 1869 pero sin los artículos monárquicos. Convocó elecciones a Cortes Constituyentes para definir la nueva forma de Estado. En las elecciones, con una alta abstención, triunfó el Partido Republicano Federal.
- Presidencia de Francisco Pi i Margall (junio-julio 1873): Fue elegido presidente tras proclamarse la República Federal por las nuevas Cortes. Propuso la elaboración de una nueva constitución, la Constitución Federal de 1873, que no llegó a aprobarse. Se inspiraba en la de 1869 y establecía: soberanía popular (sufragio universal masculino), separación radical entre Iglesia y Estado, Cortes bicamerales, y la división del Estado federal en 17 Estados (incluyendo Cuba y Puerto Rico), cada uno con su propia constitución y amplias competencias. No se aprobó debido a la intensificación de los problemas: la guerra carlista, la guerra de Cuba y, sobre todo, el estallido del movimiento cantonalista. Este fue un movimiento insurreccional que defendía la creación de cantones (ciudades o regiones) casi independientes, proclamando repúblicas soberanas (Cartagena fue el cantón más importante y duradero). Pi i Margall, contrario a reprimir la insurrección por la fuerza, intentó negociar, pero la situación se agravó y dimitió.
- Presidencia de Nicolás Salmerón (julio-septiembre 1873): Representante del republicanismo federal más moderado y conservador. Utilizó al ejército, con generales como Martínez Campos y Pavía, para reprimir militarmente el movimiento cantonalista (excepto Cartagena). Dimitió al negarse a firmar las penas de muerte impuestas a algunos líderes cantonalistas, alegando motivos de conciencia. Durante su gobierno, el ejército recuperó protagonismo.
- Presidencia de Emilio Castelar (septiembre 1873 – enero 1874): Republicano unitario y conservador. Ejerció un poder autoritario, gobernando por decreto y suspendiendo las garantías constitucionales para restablecer el orden y reforzar el ejército contra carlistas y cantonalistas. La mayoría de republicanos federales en las Cortes le retiraron su confianza. Para evitar la vuelta al poder de los federalistas intransigentes, el 3 de enero de 1874, el Capitán General de Madrid, Manuel Pavía, dio un golpe de Estado disolviendo las Cortes republicanas.
La Dictadura de Serrano (enero-diciembre 1874)
Tras el golpe de Pavía, el poder pasó a manos del general Serrano, quien impuso un gobierno autoritario personalista, formalmente una “República unitaria” o “República presidencialista”. Disolvió las Cortes, suspendió la Constitución de 1869 y gobernó por decreto. Esta República se acercaba mucho a una dictadura militar. Reforzó el ejército para luchar contra los carlistas, a los que dejó prácticamente derrotados. Mientras tanto, los partidarios de la restauración borbónica, liderados por Cánovas del Castillo, preparaban la vuelta del hijo de Isabel II, Alfonso. El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos realizó un pronunciamiento militar en Sagunto, proclamando a Alfonso XII como rey de España, lo que puso fin al Sexenio Democrático e inició la Restauración.
El Carlismo
¿Qué fue el Carlismo? Ideología y Soportes Sociales
El carlismo fue un movimiento político, social y militar tradicionalista y antiliberal surgido en España a raíz de la muerte de Fernando VII en 1833. Se negó a reconocer a su hija Isabel II como legítima sucesora en la Corona española, basándose en la Ley Sálica (aunque había sido derogada por la Pragmática Sanción). Los carlistas se sublevaron contra el gobierno de la regente María Cristina de Borbón.
Los sublevados proclamaron rey a Don Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, como Carlos V.
La ideología carlista se resumía en el lema “Dios, Patria, Fueros, Rey” y sus principales elementos eran:
- Inmovilismo y oposición radical al liberalismo.
- Defensa de la monarquía absoluta de origen divino (aunque con respeto a los fueros).
- Tradicionalismo católico y defensa de los intereses y el poder de la Iglesia.
- Defensa de los fueros (leyes e instituciones propias) de los territorios, especialmente del País Vasco y Navarra.
Sus soportes sociales principales fueron:
- Parte de la nobleza rural.
- Gran parte del bajo clero.
- Muchos campesinos de las regiones forales (País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón, Valencia), afectados por las reformas liberales y apegados a las tradiciones.
Principales Actuaciones en el Siglo XIX: Las Guerras Carlistas
- Primera Guerra Carlista (1833-1840): Fue una larga y cruel guerra civil que duró siete años. Los carlistas, con líderes militares como Zumalacárregui, controlaron amplias zonas rurales, pero fracasaron en la toma de ciudades importantes. Los liberales (isabelinos), con militares como Espartero, finalmente se impusieron. La guerra acabó tras la derrota carlista, la huida de Don Carlos a Francia y la firma del Convenio de Vergara (1839) entre Espartero y el general carlista Maroto, que permitió la integración de oficiales carlistas en el ejército liberal a cambio del reconocimiento de Isabel II y una promesa de respeto a los fueros (que luego fue modificada).
- Segunda Guerra Carlista (o Guerra dels Matiners, 1846-1849): Ocurrió durante la Década Moderada del reinado de Isabel II. Fue principalmente un levantamiento guerrillero en Cataluña. Los carlistas apoyaron la candidatura del segundo pretendiente carlista, el Conde de Montemolín (hijo de Don Carlos), conocido como “Carlos VI”. El levantamiento fue reprimido por el ejército y la Guardia Civil.
- Tercera Guerra Carlista (1872-1876): Ocurrió durante el Sexenio Democrático, iniciándose tras la proclamación del rey Amadeo I de Saboya y continuando durante la Primera República. El nuevo pretendiente era Carlos VII (nieto de Don Carlos María Isidro). Los carlistas lograron establecer un pequeño Estado con capital en Estella (Navarra), controlando de nuevo zonas del País Vasco, Navarra y Cataluña. La guerra fue finalmente sofocada por el ejército liberal bajo el reinado de Alfonso XII, lo que supuso la abolición definitiva de los fueros vascos en 1876.
Las Desamortizaciones
¿Qué fueron las Desamortizaciones?
Las desamortizaciones fueron un largo proceso histórico, económico y social en España, desarrollado principalmente durante el siglo XIX. Consistieron en un conjunto de medidas legislativas por las cuales el Estado expropiaba bienes (fundamentalmente tierras, pero también edificios) que pertenecían a las llamadas “manos muertas”, es decir, entidades como la Iglesia Católica (clero regular y secular), los municipios (bienes de propios y comunales) u otras instituciones que no podían venderlos ni dividirlos (estaban amortizados o vinculados).
Una vez expropiados y declarados “bienes nacionales”, estas propiedades eran puestas en venta mediante subasta pública. Los principales compradores fueron miembros de la burguesía y la nobleza terrateniente, que buscaban invertir capital y explotar las tierras de forma más eficiente según los principios capitalistas.
Los objetivos principales de las desamortizaciones liberales fueron:
- Obtener recursos financieros para la Hacienda Pública, muy endeudada (especialmente para financiar las guerras carlistas o infraestructuras como el ferrocarril).
- Crear una nueva clase de propietarios agrarios afines al régimen liberal.
- Fomentar la producción agraria y la modernización económica poniendo en el mercado tierras consideradas improductivas.
- Disminuir el poder económico de la Iglesia y los municipios.
La Desamortización de Mendizábal (1836-1837)
- Contexto: Se produjo durante la Regencia de María Cristina, en el marco de la Primera Guerra Carlista, siendo jefe de gobierno el progresista Juan Álvarez Mendizábal.
- Objetivos principales: Financiar los gastos de la guerra civil contra los carlistas y sanear la bancarrota de la Hacienda.
- Bienes afectados: Principalmente los bienes del clero regular (órdenes religiosas masculinas y femeninas, excepto las dedicadas a la enseñanza o la asistencia hospitalaria). Sus conventos y tierras fueron declarados propiedad del Estado.
- Proceso y consecuencias: La venta de los bienes desamortizados se hizo en pública subasta. Se permitió el pago con títulos de deuda pública. Se beneficiaron principalmente la burguesía adinerada y la nobleza, que pudieron adquirir grandes lotes de tierras, aumentando sus propiedades (latifundismo). Como urgía vender, las subastas a menudo se hicieron a bajos precios. Supuso un duro golpe al poder económico de la Iglesia y la desaparición de muchas órdenes religiosas. No creó una clase media de campesinos propietarios, como pretendían algunos liberales.
La Desamortización de Madoz (1855)
- Contexto: Se llevó a cabo durante el Bienio Progresista (reinado de Isabel II), siendo Ministro de Hacienda Pascual Madoz. Se conoce como Ley de Desamortización General.
- Objetivos principales: Obtener fondos para la financiación del ambicioso plan de construcción de ferrocarriles, reducir la deuda pública y continuar con la modernización económica del país.
- Bienes afectados: Afectó a todos los bienes que quedaban en manos muertas: los del clero secular que aún no se habían vendido, los de las órdenes militares, cofradías, etc., y, muy importante, los bienes municipales (tanto los “bienes de propios”, que eran arrendados por los ayuntamientos para obtener ingresos, como los “bienes comunales”, que eran aprovechados directamente por los vecinos del pueblo para pasto, leña, etc.).
- Proceso y consecuencias: La forma de pago fue principalmente en metálico, lo que dificultó el acceso a la propiedad a los compradores menos pudientes. Tuvo efectos económicos importantes (financió el ferrocarril), pero también efectos sociales muy negativos, especialmente para los campesinos más pobres, que perdieron el acceso a las tierras comunales, vitales para su subsistencia. Esto agravó la situación del campesinado y aumentó la conflictividad social en el campo. La desamortización de Madoz duplicó en volumen de ventas a la de Mendizábal. El ferrocarril, aunque impulsado, no resultó tan rentable como se esperaba inicialmente.
La Restauración Borbónica (1874-1923)
En el año 1874 se inició en España una nueva etapa conocida como el periodo de la Restauración, que concluyó en 1923 con el pronunciamiento militar que dio paso a la dictadura de Primo de Rivera.
El nombre de Restauración hace alusión a la recuperación de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII (hijo de Isabel II). Abarcó su reinado (1874-1885), la regencia de su viuda María Cristina de Habsburgo (1885-1902, durante la minoría de edad de Alfonso XIII) y una parte del reinado de Alfonso XIII (hasta 1923).
Se implantó un sistema político diseñado por Antonio Cánovas del Castillo, basado en el turnismo pacífico entre dos grandes partidos, con el que se quería alcanzar la estabilidad política y social y dar fin a la convulsa etapa del Sexenio Democrático.
Los problemas y la inestabilidad de la I República favorecieron los apoyos a la vuelta de los Borbones. Este hecho fue preparado por Cánovas del Castillo, quien consiguió que Alfonso XII firmara el Manifiesto de Sandhurst (diciembre de 1874), un documento redactado por Cánovas en el que el príncipe se definía como un monarca liberal y católico, dispuesto a reinar en una monarquía constitucional.
Aunque Cánovas prefería una restauración por vía civil, el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 aceleró los acontecimientos y permitió la proclamación de Alfonso XII como rey de España.
El Sistema Político de la Restauración: Cánovas del Castillo
El principal artífice de esta nueva etapa fue Antonio Cánovas del Castillo, líder del Partido Conservador. Participó activamente en el retorno de los Borbones y desarrolló un sistema político liberal-conservador y oligárquico.
Su principal objetivo era solventar los principales problemas que habían provocado la inestabilidad política del reinado de Isabel II y del Sexenio Democrático (intervencionismo militar en política, exclusivismo de los partidos, levantamientos populares, guerras carlistas). Para alcanzarlo, estableció un sistema político basado en:
- Una Constitución moderada y flexible (1876).
- La Corona como institución arbitral y moderadora, por encima de los partidos.
- El bipartidismo y el turnismo pacífico: la alternancia en el gobierno de los dos grandes partidos dinásticos:
- Partido Conservador: Liderado por Cánovas, aglutinaba a moderados y unionistas.
- Partido Liberal: Liderado por Práxedes Mateo Sagasta, agrupaba a progresistas, demócratas y republicanos moderados dispuestos a aceptar la monarquía.
- La exclusión del sistema de las fuerzas consideradas antidinásticas (carlistas, republicanos) y del movimiento obrero.
- Un ejército subordinado al poder civil.
Funcionamiento del Turnismo y Fraude Electoral
El mecanismo del turno funcionaba de la siguiente manera: Cuando el partido que ocupaba el poder mostraba cierto desgaste o surgía una crisis, el rey (aconsejado por los líderes políticos) llamaba al líder del partido de la oposición a formar gobierno. Acto seguido, el nuevo gobierno convocaba elecciones, pero previamente se acordaba entre ambas tendencias ideológicas el resultado electoral (“encasillado”), asegurando una mayoría parlamentaria suficiente para el partido que entraba a gobernar. Esto evitaba la necesidad de pronunciamientos militares para cambiar el gobierno y garantizaba la alternancia, pero pervertía la esencia de la democracia parlamentaria.
Para asegurar los resultados electorales pactados, se recurría sistemáticamente al fraude electoral, utilizando diversas prácticas:
- Caciquismo: El cacique era la principal figura de poder e influencia en una zona rural o localidad. Controlaba su ayuntamiento y su comarca mediante redes clientelares (favores, amenazas, control de puestos de trabajo). Indicaba a la población a quién votar o directamente manipulaba los votos.
- Pucherazo: Nombre popular dado a la manipulación directa de los resultados electorales (falsificación de actas, cambio de urnas, inclusión de votos de fallecidos, etc.).
Entre 1876 y 1898, el turno de partidos funcionó con bastante regularidad. Sin embargo, la crisis provocada por el Desastre del 98 (pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas) evidenció las debilidades del sistema y marcó el inicio de su descomposición progresiva.
La Constitución de 1876
Fue la piedra angular del sistema canovista. Se redactó con cierta ambigüedad y flexibilidad, con la intención de favorecer la estabilidad y permitir gobernar a ambos partidos dinásticos sin necesidad de cambiarla constantemente. Sus aspectos esenciales fueron:
- Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes (inspirada en el moderantismo).
- Ampliación de los poderes del monarca: Poder ejecutivo, iniciativa legislativa, derecho de veto, nombramiento de ministros, potestad de convocar, suspender o disolver las Cortes.
- Poder legislativo: Residía en las Cortes bicamerales:
- Congreso de los Diputados: Elegido por sufragio (inicialmente censitario, muy restringido).
- Senado: Compuesto por tres tipos de senadores (por derecho propio, vitalicios nombrados por el rey, y elegidos por corporaciones y mayores contribuyentes), lo que le daba un carácter muy conservador y oligárquico.
- Sufragio: La ley electoral se desarrolló posteriormente. Inicialmente fue censitario (ley de 1878, muy restrictivo). En 1890, el gobierno liberal de Sagasta aprobó el sufragio universal masculino (para varones mayores de 25 años), aunque el fraude electoral continuó limitando su efectividad.
- Papel de la Iglesia: Estado confesional católico, pero con tolerancia hacia otros cultos en el ámbito privado. La Iglesia recuperó un importante papel en la sociedad y el control de gran parte de la educación.
- Derechos y libertades: Se reconocían formalmente los derechos individuales básicos (inspirados en la Constitución de 1869), pero su desarrollo se remitía a leyes posteriores, lo que permitió que los gobiernos conservadores los restringieran y los liberales los ampliaran (especialmente la libertad de imprenta, reunión y asociación).
- Fue la Constitución de mayor vigencia en la historia de España (hasta 1923, aunque suspendida en la práctica durante la dictadura de Primo de Rivera).
Evolución Política: Reinado de Alfonso XII y Regencia de M.ª Cristina
Este primer periodo de la Restauración incluye dos momentos:
Reinado de Alfonso XII (1874-1885)
- Gobierno de Cánovas del Castillo (Conservador) 1875-1881:
- Se aprobó la Constitución de 1876.
- Se fundó la Institución Libre de Enseñanza (ILE) por Francisco Giner de los Ríos en 1876, como reacción a las políticas conservadoras en educación.
- Fin de la Tercera Guerra Carlista (1876), con la derrota definitiva del carlismo y la abolición de los fueros vascos.
- Fin de la Guerra de los Diez Años en Cuba (1878). El general Martínez Campos logró la firma de la Paz de Zanjón, que establecía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud (que se concretaría más tarde) y la promesa de reformas políticas y administrativas (autonomía para Cuba). El incumplimiento de estas promesas llevaría al inicio de la “Guerra Chiquita” (1879-1880) y, posteriormente, a la guerra de independencia definitiva.
- Fundación del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) en 1879 por Pablo Iglesias.
- Primer gobierno liberal de la Restauración, iniciando el turno.
- Mayor permisividad y reconocimiento de libertades (prensa, reunión).
- Intentona de levantamiento republicano federalista encabezado por Ruiz Zorrilla desde el exilio.
- Surgimiento de disidencias dentro de los partidos, como el partido “Izquierda Dinástica”.
- Incorporación en el gobierno de Cánovas de Alejandro Pidal y Mon, dirigente de la “Unión Católica”, buscando atraer a los sectores católicos más intransigentes.
- En noviembre de 1885 murió prematuramente Alfonso XII. Ante el temor a la desestabilización del régimen (con una reina viuda y embarazada del futuro Alfonso XIII), Cánovas y Sagasta firmaron el Pacto de El Pardo (24 de noviembre de 1885), por el que se comprometieron a mantener el sistema de la Restauración, respetar el turno pacífico y apoyar la regencia de María Cristina. Cánovas cedió el poder a Sagasta.
Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
Durante esta etapa, el sistema de turno funcionó con normalidad, destacando el llamado “Gobierno Largo” de Sagasta (1885-1890), durante el cual se aprobaron importantes reformas de carácter liberal:
- Ley de Asociaciones (1887), que legalizó las asociaciones obreras.
- Abolición definitiva de la esclavitud (1888).
- Implantación del sufragio universal masculino (1890).
- Nuevo Código Civil (1889).
Sin embargo, a finales del siglo XIX, el sistema canovista se vio afectado por una fuerte crisis debido a varios factores:
- El auge de los nacionalismos periféricos (catalán, vasco).
- El crecimiento del movimiento obrero (socialista y anarquista) y la conflictividad social.
- La persistencia del problema agrario (latifundismo y pobreza campesina).
- La reaparición del problema colonial, especialmente en Cuba.
La Crisis de 1898: La Guerra de Cuba y la Pérdida de las Últimas Colonias
Tercera Guerra de Cuba – La Independencia (1895-1898)
Entre las causas que provocaron la guerra destacan:
- El incumplimiento por parte de España de las promesas de autonomía hechas en la Paz de Zanjón.
- La persistencia de una política arancelaria y un control comercial (“mercados cautivos”) que perjudicaban los intereses económicos cubanos y beneficiaban a la metrópoli.
- La maduración del sentimiento nacionalista cubano, liderado por figuras como José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano.
- El apoyo de Estados Unidos a los independentistas, por intereses económicos (azúcar) y estratégicos (control del Caribe).
La Guerra de Cuba pasó por diversas etapas:
- La insurrección comenzó en 1895 con el “Grito de Baire”. Al frente del levantamiento estuvo José Martí (que murió al poco de empezar la guerra) y militares como Máximo Gómez y Antonio Maceo.
- En un primer momento, España envió al general Martínez Campos, que intentó combinar la acción militar con la negociación, pero fracasó.
- Ante el avance de los insurrectos, se envió al general Valeriano Weyler, que aplicó una dura política de represión (“guerra total”), incluyendo la concentración forzosa de la población campesina en poblados controlados para aislar a la guerrilla. Esto provocó una gran mortandad y protestas internacionales, especialmente en Estados Unidos.
- Tras el asesinato de Cánovas en 1897, el nuevo gobierno liberal de Sagasta aplicó medidas más conciliadoras: destituyó a Weyler, concedió la autonomía a Cuba y Puerto Rico (1897). Pero todas estas medidas llegaron tarde; los insurrectos, apoyados por EEUU, ya solo buscaban la independencia total.
La Guerra Hispano-Estadounidense y la Insurrección Filipina
Los acontecimientos se precipitaron tras la misteriosa explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana en febrero de 1898. Sin pruebas concluyentes, la prensa sensacionalista y el gobierno de Estados Unidos culparon a España. Fue el pretexto que EEUU necesitaba para intervenir en la guerra. España se negó a aceptar el ultimátum estadounidense (que exigía la renuncia a Cuba) y estalló la guerra entre España y Estados Unidos en abril de 1898.
La guerra fue breve y desastrosa para España. La armada española fue rápidamente destruida en las batallas navales de Cavite (Filipinas) y Santiago de Cuba.
Al mismo tiempo, en Filipinas, se había iniciado una insurrección independentista en 1896, liderada por el Katipunan. España respondió con una fuerte represión dirigida por el capitán general Camilo Polavieja, que ordenó la ejecución del líder intelectual filipino José Rizal (fundador de la Liga Filipina). Posteriormente, el capitán general Fernando Primo de Rivera logró una pacificación temporal mediante negociaciones (Pacto de Biak-na-Bató). Sin embargo, la entrada de Estados Unidos en el conflicto reavivó la insurrección, con el apoyo estadounidense al líder filipino Emilio Aguinaldo, y condujo a la derrota española también en Filipinas.
Consecuencias del “Desastre del 98”
- Se firmó el Tratado de París en diciembre de 1898, que puso fin a la guerra. España reconoció la independencia de Cuba (que quedó bajo tutela estadounidense) y cedió Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos a cambio de 20 millones de dólares.
- Una profunda sensación de humillación nacional y crisis moral y política, que llevó a calificar la derrota como el “Desastre del 98”.
- Un elevado número de muertes, especialmente por enfermedades tropicales, y graves secuelas para los soldados supervivientes.
- La pérdida de ingresos procedentes de las colonias y de los mercados coloniales protegidos (aunque la repatriación de capitales desde Cuba tuvo efectos positivos a medio plazo en la economía peninsular).
- La derrota supuso la liquidación del imperio colonial español (a excepción de pequeñas posesiones en África).
- El surgimiento de un movimiento intelectual y político conocido como Regeneracionismo, que exigía una profunda reflexión sobre las causas de la decadencia española y la necesidad de llevar a cabo la modernización económica, social, política y cultural de España.
- Una dura crítica al sistema político de la Restauración (turnismo, caciquismo, corrupción).
- El fortalecimiento de los movimientos nacionalistas, especialmente en Cataluña y el País Vasco, que vieron en la debilidad del Estado español una oportunidad para sus reivindicaciones.