Alfonso XIII: Crisis de la Restauración, Guerra de Marruecos y Dictadura de Primo de Rivera

Reinado de Alfonso XIII (1902-1930): Un Período Convulso

El reinado de Alfonso XIII (1902-1930) fue un período convulso marcado por la crisis del Sistema de Cánovas. Paralelamente, se reforzaba la oposición republicana, nacionalista y los movimientos obreros, al tiempo que la sociedad comenzaba a mostrar indicios de modernización. Como respuesta a esta crisis, y en una tímida línea reformista, Alfonso XIII intentó sustituir el inoperante juego político por un sistema autoritario sustentado por los militares, lo que finalmente le costó su trono.

Regeneracionismo y Revisionismo Político

Los primeros años del reinado de Alfonso XIII estuvieron marcados por el Regeneracionismo, un intento de reformar el Sistema de la Restauración y adaptarlo a las nuevas demandas sociales, especialmente de los movimientos obreros. Sin embargo, no cambió lo fundamental. Los protagonistas del Revisionismo fueron Maura y Canalejas.

Maura propuso una “revolución desde arriba”, implementando una tímida reforma de la legislación laboral y la creación del Instituto Nacional de Previsión, germen de la seguridad social. Llevó a cabo la Ley de Reforma Electoral de 1907, aunque el fraude electoral persistió, limitándose a “maquillarlo”.

El Partido Liberal de Canalejas llevó a cabo un regeneracionismo político de mayor alcance entre 1910 y 1912, destacando la Ley del Candado y, sobre todo, la Ley de Reclutamiento. Estas reformas se vieron truncadas por el asesinato de Canalejas en 1912. Anteriormente, los hijos de las familias ricas podían evitar el servicio militar obligatorio.

Crisis de 1909 y 1917

Semana Trágica de Barcelona (1909)

La Semana Trágica de Barcelona (1909) fue la primera crisis grave tras la Guerra de Cuba. Fue una explosión de descontento popular motivada por el paro en el sector textil y el embarque de soldados destinados a Marruecos en el puerto de Barcelona. Entre los amotinados había anarquistas, republicanos y catalanistas que tomaron las calles de la ciudad durante una semana. Una de las manifestaciones de estos desórdenes fue la violencia contra la iglesia y la quema de conventos.

La respuesta del gobierno de Maura contra la Semana Trágica fue el uso de la fuerza, e incluso una represión exagerada. La ejecución del anarquista Ferrer Guardia le costó perder el poder.

Crisis de los Partidos del Turno

La Semana Trágica y el asesinato de Canalejas (1912) abrieron un nuevo período que manifestó la crisis de los Partidos del Turno y del propio Turno de Partidos. La crisis de los partidos del turno (Conservador y Liberal) se debió a que no eran partidos, sino que dependían de líderes como Cánovas, Sagasta o Canalejas. Cuando éstos desaparecieron, la falta de liderazgo produjo luchas internas por el poder.

Paralelamente, la oposición política se reforzaba en los primeros años del siglo XX. Adquirieron mucha fuerza los partidos republicanos como el Partido Radical de Lerroux o el Partido Reformista de Melquíades Álvarez.

También se siguieron desarrollando los partidos obreros, PSOE y Anarquistas. Los anarquistas organizaron su sindicato, la CNT, a partir de 1910. También destacan los partidos nacionalistas. Se siguió desarrollando el nacionalismo catalán conservador en torno a la Lliga Regionalista de F. Cambó. Asimismo, surgió un nacionalismo catalán de izquierdas: Ezquerra Republicana de Catalunya de F. Macià. El nacionalismo vasco (PNV) se moderó.

España no participó en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), aunque la opinión pública española se dividió entre aliadófilos y germanófilos. Sin embargo, la guerra tuvo efectos económicos y sociales muy importantes en España, que pasó a ser suministradora de materias primas, lo cual hizo aumentar mucho las exportaciones. La demanda exterior provocó un ascenso generalizado de los precios. Consiguientemente, las clases bajas perdieron poder adquisitivo y aumentó el descontento y la conflictividad social.

Todos estos problemas económicos y sociales se precipitaron en la crisis de 1917. La primera manifestación de esta crisis fue la creación de las Juntas Militares de Defensa y la política del gobierno liberal de Romanones. El Manifiesto de las Juntas de Defensa supone la reaparición del protagonismo del ejército en la política, y Alfonso XIII lo apoyó.

Asamblea de Parlamentarios

El segundo capítulo de la crisis de 1917 fue la Asamblea de Parlamentarios, un “parlamento alternativo” a toda la oposición política al Sistema de la Restauración. Sin embargo, fracasó por las propias diferencias entre sus componentes.

El tercer capítulo de la crisis de 1917 fue la Huelga General promovida al mismo tiempo por socialistas y anarquistas que protestaban contra la pérdida de poder adquisitivo de los obreros. Las reivindicaciones pedían un cambio en el sistema político que justificara la huelga. La respuesta del gobierno fue negarse a negociar y el uso de la fuerza.

Tras la crisis de 1917 se hizo patente la inoperancia del sistema. Aún se intentó revitalizar con gobiernos de concentración, pero éstos también fracasaron. Al rey sólo le quedaba la vía militar.

Guerra Colonial en Marruecos y el Desastre de Annual

La guerra de Marruecos fue un problema constante en la vida política española entre 1906 y 1927. Su origen está en la Conferencia de Algeciras, en la que el Protectorado de Marruecos se concede la parte septentrional de el Rif, una zona pobre poblada por tribus llamadas kabilas que amenazaban los puertos de Ceuta y Melilla.

El gobierno de Maura se planteó que la conquista de El Rif permitiría olvidar a la opinión pública el desastre del 98. Sin embargo, la cuestión de Marruecos se convirtió en un terrible problema por la resistencia de los rifeños dirigidos por un líder muy hábil: Abd-el-Krim.

Dividió a la sociedad española. Los militares se dividieron entre africanistas y juntistas. El punto álgido del conflicto marroquí llegó en 1921 cuando el General Fernández Silvestre fue derrotado en Annual. La oposición acusó al gobierno e incluso al propio rey de ineptitud.

Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Las causas de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) fueron la inoperancia de los Partidos del Turno, el estado de agitación social influido por la Revolución Rusa de 1917, el Desastre de Annual y el ejemplo del triunfo del Fascismo en Italia. Contó con el apoyo del empresariado catalán, de un sector del ejército partidario de la mano dura, y sobre todo, del rey Alfonso XIII.

El Directorio Militar (1923-1925) fue un gobierno formado por militares que suspendió la Constitución de 1876. Obtuvo varios éxitos como el Desembarco de Alhucemas (1925). Otro éxito fue la represión del anarquismo en Barcelona. La economía experimentó una expansión.

El Directorio Civil (1925-1930) fue un intento de perpetuar la dictadura. Se creó la Asamblea Nacional en 1916. En cuanto a la sociedad, se crearon grandes empresas como CAMPSA y Telefónica.

Oposición y Fin de la Dictadura

Desde 1925 la oposición fue creciendo. Se produjo la “Sanjuanada”, un intento de golpe de estado. Los republicanos se unieron en la Alianza Republicana, la CNT comenzó a recuperarse y los anarquistas fundaron la FAI (Federación Anarquista Ibérica). Los socialistas y la UGT rompieron con el gobierno. Por otro lado, la quiebra de la bolsa de Nueva York afectó también a la economía.

Alfonso XIII empieza a desmarcarse de Primo de Rivera. El 30 de enero de 1930, Primo de Rivera presenta su dimisión. El rey designó al General Dámaso Berenguer, instaurando la “Dictablanda”, dándole un tinte de normalidad constitucional, pero los problemas continuaban. Se firmó el Pacto de San Sebastián.

En febrero de 1931, Berenguer dimite y se forma un gobierno de Concentración con el Almirante Aznar. Éste convoca elecciones municipales el 12 de abril. El 14 de abril se proclama la República.