La Cuestión de Oriente: Descomposición del Imperio Turco y Ambiciones Europeas
Se denomina Cuestión de Oriente a la intervención de las grandes potencias en el espacio geopolítico del Imperio Turco, que se encontraba en una franca descomposición. Austria-Hungría y Rusia tenían intereses en la zona de los Balcanes por varios motivos:
- Étnicos: Presencia de germanos y eslavos en la región.
- Económicos: Los Balcanes representaban una salida al Mediterráneo para los productos de ambos países.
- Estratégicos: El dominio del Mediterráneo oriental adquiría gran importancia geo-económica tras la apertura del Canal de Suez.
Las potencias europeas apoyaron al Imperio Turco por temor a la expansión de Rusia. Sin embargo, el Imperio Turco enfrentaba graves problemas:
- Religiosos: Era un imperio musulmán con muchos súbditos cristianos, quienes no realizaban el servicio militar, lo que otorgaba a los turcos mayores derechos políticos, el monopolio del gobierno y exenciones fiscales.
- Geográficos: Se extendía por tres continentes (Europa, Asia y África), con zonas montañosas casi impenetrables y el control marítimo ejercido por los ingleses. Además, las infraestructuras de comunicación eran prácticamente inexistentes. Esto dificultaba el control del Imperio por parte del sultán.
- Étnicos: Las zonas más ricas del Imperio estaban habitadas por griegos, búlgaros, serbios, húngaros, eslavos, etc., generando constantes movimientos nacionalistas.
A partir de 1870, se sumaron dos problemas adicionales:
- Políticos: Las reformas adoptadas por Abd-Al-Aziz (1861-1870) fueron insuficientes. Sus intentos de integrar a los cristianos y acercarse a Europa fueron saboteados por el sultán, quien chocó con los “Jóvenes Turcos” (intelectuales occidentalizados que buscaban el liberalismo, aunque no siempre aceptaban la igualdad religiosa). Su principal líder fue Mustafá Kemal, también conocido como Kemal Pacha o Atatürk (padre de la patria turca).
- Económicos: Las reformas militares no fueron acompañadas por una reforma fiscal. Esto, junto con los gastos excesivos de la corte, provocó la bancarrota. Se recurrió a empréstitos extranjeros, principalmente de ingleses y franceses. Al no poder pagar, se les concedieron el tributo egipcio, la aduana siria, los arbitrios de Estambul y monopolios sobre el tabaco, la sal y el timbre, creando un círculo vicioso.
Esta situación generó numerosos conflictos, comenzando con la independencia de Grecia y, en 1848, el intento de independencia de Moldavia y Valaquia, que fueron sometidas por los rusos debido a la falta de recursos del sultán. La Guerra de Crimea, que enfrentó al Imperio Turco contra Rusia, resultó en nuevas concesiones:
- Neutralización del Mar Negro y libre navegación por los estrechos.
- Libre navegación por el Danubio.
- Autonomía a Moldavia y Valaquia.
- Garantías de respeto para los cristianos ortodoxos.
A partir de 1875, los problemas se agravaron en Bulgaria y Bosnia. En Bulgaria, el Imperio Turco permitió el establecimiento de colonias circasianas en 1864 (campesinos turcos huidos de Rusia), lo que generó malestar. Sin embargo, la prosperidad económica frenó el deseo de independencia. En Bosnia, la minoría musulmana (Begs), compuesta por terratenientes ultraconservadores, oprimía a los campesinos cristianos, quienes eran incitados contra el Imperio por Austria.
En 1875, se inició un nuevo conflicto casi general en la zona, aprovechado por los rusos para avanzar dentro del territorio otomano. Sin embargo, la llegada de la flota inglesa y la oposición de Austria forzaron la firma de la paz. En 1878, se firmó el Tratado de San Stefano, que benefició a los rusos:
- Anexión de Kars, Bayazid y la región de Bobrudja.
- Aumentos territoriales de Servia y Montenegro.
- Independencia de Rumania.
- Constitución de la Gran Bulgaria (desde el Danubio al Mar Egeo).
Inglaterra y Austria se opusieron a este tratado, y ese mismo año se convocó un congreso en Berlín, donde se redujo la influencia rusa y la de Servia y Montenegro, se dividió la Gran Bulgaria y Rumelia, y se encargó a Austria la administración de Bosnia-Herzegovina, permitiéndole penetrar hacia el Mediterráneo.
A fines del siglo XIX, el Imperio Turco estaba prácticamente desintegrado. El desenlace se puede resumir así:
- Debilitamiento definitivo y reducción territorial del Imperio Turco.
- Influencia rusa en la zona oriental a través de Bulgaria.
- Influencia austriaca en la zona occidental a través de Bosnia.
La anexión definitiva de Bosnia-Herzegovina por parte de Austria exacerbó el conflicto entre rusos y austriacos, que eventualmente condujo a la guerra.