David Hume: Vida y Obra
David Hume nació en Edimburgo (Escocia) en 1711. Su padre, un terrateniente escocés, le obligó a estudiar Derecho aunque su vocación era claramente filosófica. Pronto abandonó esta profesión para dedicarse a la Filosofía. Se trasladó a Francia donde vivió varios años y, retirado en el campo, compuso su obra más importante, el Tratado acerca de la naturaleza humana. Esta obra no tuvo el éxito y el reconocimiento que esperaba. Cuando regresa a Edimburgo, intenta conseguir la cátedra de Ética y Filosofía de la Universidad de Edimburgo, pero no lo consigue por su fama de herético, escéptico y ateo. A partir de esto, vive modestamente desempeñando varios trabajos: tutor privado, bibliotecario, y al final de sus días, secretario de la embajada en Francia y finalmente, subsecretario de Estado. Muere en Edimburgo en 1776.
Teoría del Conocimiento de Hume
Hume es un continuador de John Locke y George Berkeley a la hora de explicar en qué consiste el conocimiento humano. No estando satisfecho con la manera en que Locke usaba el término “idea” para referirse a todo aquello que conocemos (el color que vemos, el dolor que sentimos, etc…), David Hume reserva la palabra “idea” para designar solamente ciertos contenidos del conocimiento. A pesar de esta diferencia con la filosofía de John Locke, comparte con él que todas nuestras percepciones dependen de la EXPERIENCIA y, el entender (muy importante en el EMPIRISMO), que la fundamentación de las percepciones es una fundamentación genética, es decir, una fundamentación en función del origen: todas nuestras percepciones se fundan en la experiencia precisamente porque en última instancia se han generado en ella.
Hume distingue dos elementos en nuestro conocimiento: IMPRESIONES e IDEAS. Las impresiones son las percepciones más intensas y directas que llegan a la mente a través de los sentidos. En contraste, las ideas son representaciones menos intensas de estas impresiones. La diferencia radica en el grado de vivacidad con que se presentan; las impresiones son más perfectas que las ideas. Las ideas pueden formarse mediante el recuerdo de impresiones o mediante la imaginación, que une ideas simples a través de tres leyes de asociación: la ley de semejanza, la ley de contigüidad, y la ley de causalidad. Hume argumenta que la validez de las ideas se basa en su relación con impresiones originales; solo las ideas fundamentadas en impresiones son verdaderas, mientras que las que no tienen esta base son meras ficciones. Así, el empirismo humeano establece que el límite del conocimiento está en las impresiones sensoriales.
Tipos de Conocimiento
Hume distingue dos tipos de conocimiento: A) RELACIONES DE IDEAS y B) CUESTIONES DE HECHO.
Las RELACIONES DE IDEAS se refieren al conocimiento sobre las conexiones entre ideas, constituido por juicios universales, necesarios y a priori, descubiertos a través del análisis de sujetos. Este conocimiento es independiente de los hechos y abarca la lógica y las matemáticas, ejemplificados por afirmaciones como “El todo es mayor que las partes”. Por otro lado, las CUESTIONES DE HECHO son juicios cuya verdad debe ser verificada empíricamente, referidos a hechos y datos de experiencia. A diferencia de las relaciones de ideas, su negación no implica contradicción y ofrecen solo probabilidad. Este tipo de conocimiento incluye la física, como en el caso de “El calor dilata los cuerpos”. Hume también examina la causalidad y la sustancia, críticas fundamentales en su filosofía.
Crítica al Concepto de Causalidad
Como veíamos en puntos anteriores, debido a la aplicación del criterio para determinar la VERDAD de una idea, nuestro conocimiento de los hechos queda limitado a nuestras impresiones actuales y a nuestros recuerdos, pero no puede haber conocimientos de hechos futuros puesto que no podemos tener impresiones ni recuerdos del futuro. Ahora bien, en nuestra vida contamos con la creencia constante de que en el futuro se producirán ciertos hechos (ejem. contamos con que el sol saldrá mañana; contamos con que si comemos pan éste nos nutrirá, etc…).
Sin embargo, sólo tenemos la impresión del pan o que el sol ha salido hoy, etc… Entonces, ¿Cómo podemos estar seguros de que en el futuro tendremos la impresión del sol o la certeza de que el pan nos alimentará? Para Hume, estas creencias están basadas en una INFERENCIA CAUSAL. La idea de CAUSA es la base de todas las inferencias acerca de hechos que no tenemos impresión actual.
Esperamos que a las mismas o semejantes CAUSAS les correspondan los mismos efectos, de tal manera que establecemos una CONEXIÓN de NECESIDAD entre la impresión de la causa y la impresión del efecto (ejem. pensamos que el agua se calentará NECESARIAMENTE si la ponemos al fuego). Pero Hume va un poco más lejos. Si aplicamos el criterio de verdad, es decir, si buscamos la impresión que está a la base de la idea de CONEXION NECESARIA no la encontraremos, por tanto tal idea es fruto de una ficción. Lo único que he podido observar es que a una impresión (el fuego) le sigue otra impresión (aumento de temperatura del agua) pero nunca un lazo de unión entre ambas impresiones. He observado que REGULARMENTE estas dos impresiones se han dado SUCESIVAMENTE pero nunca he tenido impresión de nada que las una con necesidad. Para Hume, entonces, nuestro pretendido conocimiento de los hechos futuros por inferencia causal no es en rigor un conocimiento cierto, sino sólo probable.
Nuestra certeza absoluta, que no es más que SUPOSICIÓN y CREENCIA, proviene de la experiencia (COSTUMBRE, HÁBITO) de haber observado en el pasado que siempre que sucedió lo primero también sucedió lo segundo.
Ahora bien, no puedo asegurar que las cosas sucedan siempre igual en el futuro puesto que no entraría en contradicción (ver CUESTIONES de HECHO) si pensará la posibilidad de que ocurrieran de otra forma.