El Califato Omeya de Córdoba: Origen y Evolución Política
Abderramán III: El Primer Califa
El primer califa omeya de Córdoba fue Abderramán III.
Evolución y Declive del Califato
El Califato de Córdoba, creado en el año 929 a partir del emirato independiente (756-929) instaurado por Abderramán I tras la caída de la familia Omeya a manos de los Abasíes, designaba al califa Abderramán III como la máxima autoridad política y, sobre todo, religiosa. Durante el emirato independiente, todavía se reconocía la autoridad del califato de Bagdad en el tema religioso, pero Abderramán III rompió esta dependencia.
En las décadas siguientes, este Estado se convirtió en un referente en Occidente, especialmente en el contexto Mediterráneo. Córdoba, su capital, fue una de las ciudades más importantes a nivel económico, cultural y político. Tras este esplendor, el poder califal se vio debilitado por las luchas internas. Hisham II delegó el poder efectivo en su caudillo militar Almanzor, quien reafirmó la fuerza del Estado tras sus numerosas victorias militares. No obstante, a su muerte en 1002, el califato entró en crisis y hasta nueve califas se sucedieron en apenas treinta años.
Finalmente, el califato se disgregó y se crearon numerosos reinos de taifas, los llamados primeros reinos de taifas (1031-1085). Durante el apogeo del Califato, este se mantuvo firme frente a los intentos de reconquista de los reinos cristianos, pero a su caída, la debilidad de los divididos reinos de taifas permitió que la reconquista avanzara de forma significativa.
El Honrado Concejo de la Mesta: Ganadería y Poder en Castilla
Origen y Función
El Honrado Concejo de la Mesta fue la asociación de ganaderos de León y Castilla creada por Alfonso X el Sabio en 1273. Esta institución reunía a todos los pastores y ganaderos de Castilla, defendiendo sus intereses, en ocasiones en perjuicio de las actividades agrícolas. Aglutinó principalmente al sector de la ganadería ovina.
Importancia Económica y Trashumancia
Debido a la gran cantidad de ovejas merinas existentes en Castilla, se inició un importante comercio de la lana, el cual fue adquiriendo poco a poco un mayor protagonismo, llegando a ser exportada por toda Europa, de ahí su importancia económica. Con la llegada de los cristianos a la meseta sur y, en particular, a los ricos pastos del valle del Guadiana, se hizo posible la expansión de la trashumancia, práctica en la que el ganado se desplazaba estacionalmente a través de las cañadas reales, caminos protegidos situados entre campos de cultivo. La Mesta pretendía asegurar el correcto transporte de las ovejas, debido a su alta cotización, y gracias a ello, los ganaderos pudieron obtener importantes derechos y privilegios.
La Reconquista: Expansión de los Reinos Cristianos
Concepto y Primeros Núcleos de Resistencia
Los primeros núcleos de resistencia cristiana al islam en España se situaron en la Cornisa Cantábrica y los Pirineos. El reino de Asturias, surgido a finales del siglo VIII, se consolida como el primer núcleo político relevante de este proceso.
El concepto de Reconquista se podría entender como el proceso de expansión, mediante conflictos armados, que llevaron a cabo los reinos cristianos del norte para recuperar el control peninsular, que estaba bajo dominio musulmán (Al-Ándalus). Este proceso duró desde principios del siglo VIII hasta finales del siglo XV (1492).
Este largo proceso, de más de siete siglos, se debió a los altos costes económicos y humanos que suponían las batallas. Se establecieron periodos de paz con sistemas de impuestos (parias) a favor del bando dominador en cada momento. Se aprovecharon las líneas de los ríos como ejes de avance y seguridad.
Fases de la Reconquista
Podemos distinguir diversas fases en el proceso de Reconquista:
- Primera etapa (siglos VIII-X): Desde las primeras batallas de importancia, como la victoria cristiana en Covadonga (722), se abre un largo período en el que los núcleos cristianos del norte consolidan su territorio y avanzan tímidamente hacia el sur. El reino asturiano alcanzó la línea del Duero en el año 910. A partir de entonces se comienza a hablar de reino astur-leonés, y después de reino de León.
- Segunda etapa (siglos XI y primera mitad del XII): Aprovechando la debilidad musulmana tras el fin del Califato y la disgregación en los reinos de taifas, León y Castilla rebasan la Cordillera Central y ocupan la cuenca del Tajo. Toledo se reconquista en 1085. La ocupación del reino de Toledo significó la incorporación a su reino del territorio situado entre el Sistema Central y el río Tajo. Tras el freno impuesto a la reconquista por la invasión almorávide, el avance hacia el sur se reactivó.
- Tercera etapa (fines del siglo XII y principios del XIII): Tras la interrupción del avance con la llegada de los almohades, poco a poco Castilla y León consiguieron dominar el valle del Guadiana y los pasos de Sierra Morena. Ese proceso culminó con la decisiva batalla de Las Navas de Tolosa (1212), que abrió definitivamente el avance cristiano hacia el valle del Guadalquivir y Valencia.
- Cuarta etapa (siglo XIII): Rápida ocupación del valle del Guadalquivir (Córdoba en 1236 y Sevilla en 1248) por Fernando III el Santo, y de Valencia y las Baleares por Jaime I el Conquistador. Quedará únicamente el reducto musulmán del Reino nazarí de Granada hasta 1492.
Compleja Historia Política de los Reinos Cristianos
Al avanzar la reconquista, la configuración política de los reinos cristianos evolucionó. Castilla se independizó de León (siglo X con el conde Fernán González), Portugal de Galicia (posteriormente reino independiente en el siglo XII), y Aragón se expandió hacia el sur.
Posteriormente, Castilla absorbería a Asturias, León, Galicia y parte del Reino de Navarra. Aragón absorbió al condado de Barcelona y al Reino de Valencia. A principios del siglo XII, Petronila de Aragón contrajo matrimonio con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y el hijo de ambos, Alfonso II, fue el primer monarca en heredar los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona. A partir de ese momento, la unión de estos dos territorios se conoció como la Corona de Aragón.
Al final de la Edad Media, la península Ibérica estaba repartida en cuatro reinos cristianos: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, y el reino musulmán de Granada.