Restauración Borbónica, Movimiento Obrero y Prehistoria en España: Un Análisis Histórico

Sistema de Cánovas y la Restauración Borbónica

Los grupos conservadores recibieron de manera positiva la restauración de los Borbones, ya que creían que la nueva monarquía devolvería la estabilidad política. Cánovas pretendía la vertebración de un nuevo sistema político que superase el caos de las etapas anteriores. Para ello, se propuso elaborar una constitución que diera respuesta a las necesidades reales del país, basándose en la creación de un sistema político bipartidista.

Con dicha finalidad, las Cortes constituyentes elaboraron la Constitución de 1876, la cual es una clara muestra de liberalismo doctrinario, caracterizado por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre el rey y las Cortes. La Constitución estaba basada en los valores de la monarquía, la religión y la propiedad.

La Constitución consideraba a la monarquía como una institución superior, la cual debía ejercer de árbitro en la vida política y garantizar el buen entendimiento y la alternancia entre los partidos políticos. Por ello, se establecía la soberanía compartida y se concedían amplios poderes al monarca.

La Constitución también proclamaba la confesionalidad católica del Estado, aunque toleraba otras creencias.

El sistema de gobierno era bipartidista, es decir, había una alternancia pacífica entre los dos partidos: el conservador y el liberal.

Cánovas se presentó como el líder del Partido Conservador y Sagasta del Liberal. El entendimiento entre ambos fue fundamental para permitir el bipartidismo de una manera pacífica (turnismo). Este entendimiento se materializó en el Pacto del Pardo de 1885. Hay que decir que estos partidos eran muy similares en cuanto a que representaban a minorías y estaban gobernados por élites sociales. El partido Liberal solía mostrar mayor aperturismo en cuestiones políticas y sociales. Por otra parte, el sistema Canovista, si bien logró articular un sistema político duradero, no logró integrar todos los factores activos en la sociedad española.

En la práctica, este bipartidismo se podía sostener mediante la práctica del caciquismo. Para favorecer al partido al que le tocaba gobernar, se manipulaban y falseaban las elecciones (pucherazo). Con el tiempo, el sistema empezó a presentar dificultades a medida que la sociedad avanzaba y las condiciones mostraban nuevas realidades, como las reivindicaciones del mundo obrero.

Movimiento Obrero y Campesino en el Siglo XIX

Las revueltas y los conflictos en el campo fueron una constante en el siglo XIX español. El aumento de la población agraria sin un crecimiento paralelo del trabajo y los recursos, provocó un grave problema social, sobre todo en Andalucía. A partir de 1860-70, el bandolerismo se extendió como una respuesta individual a las grandes desigualdades sociales. Por otra parte, el proletariado en las ciudades empezaba a manifestar sus primeras reclamaciones sociales.

El movimiento obrero y jornalero primitivo se vio potenciado cuando sus reivindicaciones fueron apoyadas por doctrinas como el socialismo en sus diversas manifestaciones. De mano del socialismo utópico surgió el primer movimiento obrero español, muy ligado al republicanismo federal. Cuando en 1886 se concede el sufragio universal masculino, los obreros votaron al republicanismo. Pero la falta de un verdadero respaldo político llevó a importantes sectores del obrerismo hacia nuevas ideologías internacionalistas (anarquismo y socialismo). En 1881 aparece la Federación de Trabajadores de la Región Española de tendencia anarquista. Esta federación tenía su mayor implantación entre los jornaleros de Andalucía y los obreros de Cataluña. Esta organización prefería la acción directa y organizó grupos autónomos revolucionarios cuyo único objetivo era atentar contra los pilares del capitalismo: Estado, burguesía e Iglesia. En la década de 1890-1900, se produjeron los actos más destacados de violencia social, como las bombas en el Liceo de Barcelona o contra la procesión del Corpus. Además, el anarquismo estaba detrás de la Mano Negra, una asociación que actuaba en Andalucía y a la que se le atribuyeron asesinatos y quemas de cosechas y edificios. Esta nueva tendencia de clara orientación anarcosindicalista, dará sus frutos ya a comienzos del siglo XX, con la fundación de la CNT. En 1879 un grupo de obreros madrileños fundaron el Partido Socialista Obrero Español, cuyo primer dirigente fue Pablo Iglesias. Se definía como marxista, obrerista y partidario de la revolución social. Presentaban también un programa de reformas que incluían el derecho de asociación, reunión y manifestación, el sufragio universal, la reducción de las horas de trabajo, la prohibición del trabajo infantil, entre otras medidas. El partido creció lentamente en toda España, pero fue en Madrid, País Vasco, Asturias y Málaga donde pronto arraigó, y tuvo un difícil desarrollo. En 1888, el partido celebró su primer congreso en Barcelona y el mismo año se fundó la Unión General de Trabajadores (UGT).

Arte Romano: Retrato Ecuestre y Arco de Triunfo

Retrato ecuestre: Es el tema más apasionante que nos ofrece la estatuaria romana. En la línea de esa corriente realista y popular hunde sus raíces en los retratos etruscos funerarios. El artista esculpe en las cabezas una fidelidad al modelo que traduce el parecido físico y psicológico. La tendencia helenizante que se da en los ambientes cultos y en los oficiales coexiste con una corriente más latina de carácter popular. A partir de Adriano comienza a generalizarse el uso de la barba en el imperio, destacando en el retrato de Marco Aurelio a caballo que es lo más antiguo ecuestre conservado en Roma.

Arco de triunfo: Surge de la unión de arcos apoyados sobre gruesos muros. El empleado por los romanos es el de medio punto. Consiste en encajar entre las columnas y bajo el dintel un arco. Servían para conmemorar grandes victorias alcanzadas por el ejército. En el ático se disponía la inscripción conmemorativa y en la cima se erigía el carro de bronce. El mejor ejemplo es el Arco de Tito en Roma. El Arco de Tito es algo posterior al emperador que acabó con la guerra con los judíos.

Retrato ecuestre: Es el tema más apasionante que nos ofrece la estatuaria romana. En la línea de esa corriente realista y popular hunde sus raíces en los retratos etruscos funerarios. El artista esculpe en las cabezas una fidelidad al modelo que traduce el parecido físico y psicológico. La tendencia helenizante que se da en los ambientes cultos y en los oficiales coexiste con una corriente más latina de carácter popular. A partir de Adriano comienza a generalizarse el uso de la barba en el imperio, destacando en el retrato de Marco Aurelio a caballo que es lo más antiguo ecuestre conservado en Roma.

Arco de triunfo: Surge de la unión de arcos apoyados sobre gruesos muros. El empleado por los romanos es el de medio punto. Consiste en encajar entre las columnas y bajo el dintel un arco. Servían para conmemorar grandes victorias alcanzadas por el ejército. En el ático se disponía la inscripción conmemorativa y en la cima se erigía el carro de bronce. El mejor ejemplo es el Arco de Tito en Roma. El Arco de Tito es algo posterior al emperador que acabó con la guerra con los judíos.

Prehistoria en la Península Ibérica

La prehistoria en la Península Ibérica es el período transcurrido entre la llegada de los primeros miembros del género Homo y la aparición de los primeros textos escritos como consecuencia de la presencia de colonizadores fenicios, griegos y cartagineses. El Paleolítico abarca casi el 99% del registro arqueológico mundial. Se subdivide en tres fases sucesivas: Paleolítico Inferior, Paleolítico Medio y Paleolítico Superior. Durante el Paleolítico, los grupos humanos eran pequeños y nómadas y sus principales preocupaciones eran conseguir el alimento diario y defenderse de peligros como los grandes animales. En el Paleolítico Inferior, se empezaron a fabricar los primeros instrumentos líticos mediante la talla, golpeando piedra contra piedra. En el Paleolítico Superior, los instrumentos eran ya más sofisticados. La fase de transición entre el Paleolítico y el Neolítico se denomina Mesolítico o Epipaleolítico. En la Península Ibérica, se desarrolló entre 5000 y el 3000 a.C. En él se produjo la llamada Revolución Neolítica, un proceso de transformación económica y social basado en la producción de alimentos, frente a la caza y la recolección del Paleolítico. La práctica de la agricultura y la ganadería conllevó cambios culturales, sociales y económicos. El más importante fue la progresiva sedentarización, primero en pequeños grupos y luego en aldeas y ciudades. En el apartado técnico, destacó la aparición de la cerámica, el pulimentado de los instrumentos líticos con arena y la construcción en adobe y piedra. El pensamiento mágico llevó a la construcción de los primeros grandes monumentos religiosos o funerarios, como menhires, altares y dólmenes. Existió un culto a la muerte con ritos específicos.

La Restauración Borbónica y el Sistema Canovista

Los grupos conservadores recibieron con satisfacción la restauración de los Borbones porque esperaban que la nueva monarquía devolvería la estabilidad política y pondría fin a todo intento de revolución democrática y social en España. Con dicha finalidad, las Cortes constituyentes elaboraron la Constitución de 1876, la cual es una clara muestra de liberalismo doctrinario caracterizado por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre el rey y las Cortes. La Constitución consideraba a la monarquía como una institución superior e incuestionable. Constituía un poder moderador que debía de ejercer de árbitro en la vida política y garantizar el buen entendimiento y la alternancia entre los partidos políticos. La Constitución también proclamaba la confesionalidad católica del Estado aunque toleraba otras creencias. Cánovas introdujo un sistema de gobierno basado en el bipartidismo, es decir, en la alternancia pacífica de los dos grandes partidos dinásticos: el conservador y el liberal. El ejército, que constituía uno de los grandes pilares del régimen, quedó subordinado al poder civil al otorgársele la misión exclusiva de defender la independencia nacional. Cánovas se convierte en líder del partido conservador, mientras que el partido liberal fue liderado por Sagasta. Por otra parte, el sistema canovista, si bien logró articular un andamiaje político estable y duradero, no logró integrar todos los factores activos en la sociedad española. En la práctica, este bipartidismo solo se podía sostener desde el punto de vista social, con la práctica del caciquismo. Con el tiempo, el funcionamiento del sistema comenzó a mostrar cada vez más dificultades a medida que la sociedad española cambiaba y las circunstancias mostraban nuevas realidades.