De la Euforia de los Años Veinte al Colapso: La Gran Depresión y sus Efectos Globales

Los Felices Años Veinte y el Contraste Europeo

La Primera Guerra Mundial dejó arruinada a gran parte de Europa, que perdió su hegemonía económica y pasó a depender de Estados Unidos, el gran beneficiado por la contienda.

Sus aliados le adeudaban millones de dólares, que pensaban pagar con las reparaciones de guerra impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles. A su vez, esta solo podía abonar tan elevadas cantidades mediante préstamos estadounidenses.

Crisis Europea de Posguerra (1919-1924)

En consecuencia, los primeros años en la Europa de la posguerra (1919-1924) estuvieron marcados por una gran crisis económica. La elevada deuda y el desorden financiero provocaron bajos índices de producción, inflación, devaluación monetaria, desempleo y problemas sociales.

La Expansión Estadounidense: Big Business

A partir de 1925, Estados Unidos lideró una expansión generalizada de la actividad productiva y del consumo internacional. Esta etapa fue conocida como Big Business o de los «grandes negocios». En 1926, su industria, que representaba el 42,2% de la producción mundial, se decantó por artículos de uso y consumo.

El incremento de la productividad, el empleo y los salarios mejoraron la capacidad adquisitiva. Nuevas técnicas comerciales, como la venta a plazos y el desarrollo de la publicidad, favorecieron el consumo masivo y originaron un nuevo estilo de vida que los europeos quisieron imitar. Fueron los «felices años veinte», caracterizados por la euforia económica y el deseo colectivo de olvidar la guerra.

Situación Económica Mundial Dispar

En los primeros años de la posguerra, la situación económica mundial fue caótica. Estados Unidos, Japón y algunos Estados que habían permanecido neutrales, como los nórdicos y los Países Bajos, superaron los niveles de producción anteriores a 1914.

Estados Unidos potenció su influencia externa gracias a su desarrollo interior y a la aplicación del Plan Dawes (1924). El dólar se convirtió en la principal moneda de cambio.

Sin embargo, el resto de Europa vio deteriorada su condición por los resultados de la guerra, la desconfianza, el aumento del proteccionismo y la falta de solidaridad: Austria, Hungría y Alemania sufrieron una inflación muy elevada que las dejó al borde de la quiebra. Francia debió afrontar las destrucciones de la guerra. El Reino Unido tuvo que asumir la competencia industrial de Japón y de Estados Unidos.

Desequilibrios en la Economía Estadounidense

Desde 1922, Estados Unidos había experimentado un auge económico imparable, pero su economía presentaba desequilibrios. Los bienes de consumo y la agricultura prosperaron, mientras que la productividad descendió en sectores básicos como el del carbón o las industrias textil y siderúrgica. Se produjo así un desfase entre precios agrícolas e industriales. Aquellos bajaron por su mayor oferta en el mercado, y estos subieron por la acción de los trusts y de los cárteles.

El consumo se debilitó por los altos precios industriales, los bajos salarios y la mala distribución de la renta, lo que se intentó paliar con la venta a plazos.

Efectos de la superproducción fueron la acumulación de stocks de productos industriales que quedaban almacenados en reserva a falta de comprador, y la pérdida del poder adquisitivo de los agricultores por la bajada de los precios agrícolas.

La Especulación

En la bolsa, la demanda de valores se acrecentaba día a día muy por encima de su cotización real. Esto alimentó la especulación, es decir, se compraban acciones para obtener una ganancia rápida ante una previsible elevación de su precio en bolsa. Ligado a ella estuvo el crecimiento del crédito: ante la falta de ventas, las empresas carecían de dinero en efectivo y necesitaron créditos para seguir produciendo. La Reserva Federal (banco rector de la política monetaria estadounidense) prestó dinero al 5% a la banca privada, mientras que esta lo concedía a sus clientes al 12%. De tal modo, el crédito acabó destinándose a inversiones bursátiles de tipo especulativo.

El Crash de 1929

A finales de los años veinte, los resultados negativos de las empresas estadounidenses evidenciaron la debilidad de su economía productiva, a la vez que en la bolsa la alta rentabilidad de las inversiones mantenía la fiebre especulativa.

El 21 de octubre de 1929, muchos inversores, asustados por lo que se vivía en la Bolsa de Wall Street, pusieron a la venta gran cantidad de acciones. La Banca Morgan compró la mayoría, lo que detuvo momentáneamente la caída de las cotizaciones.

Sin embargo, tres días más tarde, sobrevino el Jueves Negro. El pánico se desató al salir a la venta 13 millones de acciones que nadie compró y, en pocas horas, el mercado neoyorquino de valores se hundió. El martes 29 de octubre, se ofertaron inútilmente 16 millones de acciones y, en una sola jornada, se perdieron los beneficios de un año.

Pero el desplome no se detuvo. En pocos meses, la bolsa quedó bajo mínimos y más de un millón de familias estadounidenses se arruinaron.

La Gran Depresión

En Estados Unidos

La depresión económica iniciada en 1929 alcanzó su plenitud en 1932. Pasó de la bolsa a la banca y de allí a la actividad productiva:

  • Millones de pequeños y medianos inversores perdieron sus ahorros en pocos días. Se calcula que hubo más de 20.000 suicidios.
  • Se hundieron centenares de bancos, que habían invertido su capital en la bolsa o en préstamos a particulares para la compra de acciones.
  • La producción industrial disminuyó un 38% desde 1929 a 1932.
  • Los precios agrícolas se desmoronaron.
  • El paro alcanzó los 13 millones de desempleados y quienes mantuvieron su empleo perdieron capacidad adquisitiva.

Tras el crash, fueron frecuentes las colas de personas para adquirir alimentos o recibir ayuda, como en los comedores sociales.

Repercusión Internacional

La dependencia económica respecto a Estados Unidos hizo que la crisis se extendiese por el mundo vinculado al sistema capitalista. El comercio internacional se contrajo y solo la Unión Soviética se librase de sus efectos.

La economía del Reino Unido se vio debilitada y el Gobierno devaluó la libra, medida que también afectó al comercio internacional.

En Alemania, los gastos superaron ampliamente a sus ingresos (déficit) y el 40% de la población activa quedó en paro. No pudo pagar a Francia las reparaciones de guerra pendientes desde el final de la Primera Guerra Mundial.

La Conferencia de Londres (1933)

Entre junio y julio de 1933, se celebró la Conferencia Económica Mundial de Londres para buscar soluciones a la depresión global, reactivar el comercio internacional y estabilizar la situación monetaria. La negativa de Roosevelt a poner en marcha cualquier acción monetaria común contribuyó al fracaso de la conferencia. Aunque cada país aplicó soluciones particulares a la depresión, muchas de estas se encaminaron hacia el intervencionismo económico.

Estados Unidos: El New Deal

En los «Cien Días» de Roosevelt, este elaboró un programa de reformas para acabar con la crisis y devolver la confianza al mundo de los negocios y al pueblo estadounidense. Su política, conocida como New Deal (nuevo trato), combinó el intervencionismo económico del Estado con el respeto a las leyes del mercado y a la propiedad privada. Su objetivo fue reactivar la economía mediante la aplicación de medidas que permitieran el crecimiento de los precios, el consumo y la inversión. Sus iniciativas fueron aprobadas por mayoría en el Congreso y se convirtieron en leyes. La oposición republicana las combatió con recursos de inconstitucionalidad en el Tribunal Supremo. Algunos prosperaron y generaron conflictos en el Gobierno, si bien las clases populares apoyaron a Roosevelt con gran entusiasmo.

El New Deal: Primera Fase (1933-1935)

Entre 1933 y 1935, el Estado impulsó la recuperación económica allí donde la empresa privada no actuaba. La Administración de Roosevelt adoptó diversas medidas:

Medidas Financieras

Iban dirigidas al control monetario. Así, se cerraron los bancos con dificultades y los restantes se consolidaron bajo supervisión de la Reserva Federal. Se fijó un seguro a los depósitos bancarios y se prohibió la exportación de oro y de moneda extranjera. Se devaluó el dólar en un 50% y se abandonó el patrón oro para hacer subir los precios interiores y lograr que las exportaciones, sobre todo las agrícolas, resultasen competitivas en el mercado internacional.

Medidas Agrícolas

Se establecieron precios mínimos para los productos agrarios, se subvencionaron las exportaciones y se limitaron las cosechas de algodón o tabaco, con indemnizaciones a quienes redujesen la producción. Con todo, los rendimientos subieron y la producción creció en términos absolutos. En general, se produjo una mejora de la situación agrícola.

Planificación Regional a Gran Escala

La más importante fue la Tennessee Valley Authority (TVA), un organismo público central que impulsó el desarrollo del valle del río Tennessee. La TVA construyó centrales hidroeléctricas, reguló el curso del río, puso nuevas tierras en regadío, repobló la zona e industrializó el valle. Con estas medidas, el Estado, propietario de todas las empresas creadas en el valle del río Tennessee, demostró que el poder público era capaz de potenciar el crecimiento integral de una región.

Medidas Industriales

En 1933, el Congreso aprobó la National Industrial Recovery Act (NIRA), que ajustó la producción industrial para acabar con los excedentes y precisaba acuerdos sobre los precios. También estableció un salario mínimo obligatorio y la semana laboral de 40 horas. Aunque la NIRA fue declarada inconstitucional y anulada en 1935, la legislación posterior mantuvo los derechos laborales.

El New Deal: Segunda Fase (1935-1938)

La segunda fase del New Deal se puso en marcha a partir de 1935 con un carácter más social:

  • Con más de diez millones de desempleados, se combatió el paro creando puestos de trabajo en labores de repoblación forestal, construcción de edificios públicos, puentes, aeropuertos y carreteras. Además, el Estado estimuló la concesión de créditos a desempleados con iniciativas emprendedoras.
  • La política social garantizó, mediante la Social Security Act (1935), los derechos de los trabajadores, por ejemplo, seguros de paro, invalidez y vejez. Se constituyeron organismos de arbitraje laboral, se reconocieron la libertad de asociación y de elección de representantes, así como los derechos de huelga y negociación colectiva. Se acometió también la construcción de viviendas sociales.

Alemania: Hacia la Autarquía

Para salir de la crisis, la República de Weimar (1919-1933) realizó una política deflacionista mediante altos impuestos, el control del gasto público y el descenso de salarios y precios. Esto desembocó en un bajo consumo, el aumento del paro y un gran malestar social.

En enero de 1933, Adolf Hitler alcanzó la Cancillería alemana e implantó el Tercer Reich. Su política económica recurrió a la autosuficiencia (autarquía) y a la interrupción de cualquier intercambio con el exterior. De este modo:

  • La política de obras públicas reactivó la industria y acabó con el paro.
  • El rechazo del Tratado de Versalles contribuyó al desarrollo de la industria militar y al rearme alemán.
  • La financiación interior se logró por medio de elevados impuestos y emisiones de deuda pública, hacia la que se canalizó el ahorro familiar.

En consecuencia, Alemania alcanzó el pleno empleo (en parte, gracias al Ejército) y el crecimiento industrial. Contuvo la inflación, aunque los salarios se estancaron y se limitó el consumo. Sin embargo, la industria bélica y de productos alimenticios necesitaba importar materias primas y colocar sus excedentes en otros países, lo que desencadenó una política imperialista de Alemania en Centroeuropa.

Consecuencias de la Crisis

Sociales

  • El paro se convirtió en un drama social. Más de 30 millones de trabajadores quedaron desempleados en el conjunto de países industrializados. A fines de los años treinta, aunque la situación fue mejorando, el nivel de desempleo era aún muy elevado. Los parados se transformaron en personas desalentadas y sin perspectivas, abocados a subsistir de la beneficencia pública.
  • El movimiento obrero creció auspiciado por la crisis del capitalismo y por el desarrollo económico de la Unión Soviética. Los partidos socialistas y comunistas, así como los sindicatos, aumentaron su influencia social y política.

Demográficas

  • Estados Unidos y otros países americanos acogieron a millones de inmigrantes europeos desde mediados del siglo XIX. La Gran Depresión trajo consigo un descenso de la natalidad en los países industrializados, reflejo de la incertidumbre económica de aquellos años.
  • Hubo una reducción de las migraciones transoceánicas de europeos hacia el continente americano, mientras que aumentaron las migraciones internas en busca de oportunidades y se frenó el éxodo rural.

Políticas e Internacionales

  • En el orden internacional, se generaron recelos entre los países, que se acusaban mutuamente de haber causado la crisis y competían por los mercados mediante políticas proteccionistas. Algunos, como Alemania, llevaron a cabo acciones imperialistas sobre sus vecinos en busca de materias primas y mercados.
  • En política interior, las democracias parlamentarias quedaron desacreditadas al mostrarse incapaces de encontrar soluciones efectivas. Se instauraron regímenes autoritarios e incluso totalitarios, como el fascismo italiano o el nazismo alemán, que impusieron políticas económicas nacionalistas y autárquicas. Al mismo tiempo, ante el peligro de la dictadura y las dificultades económicas, las izquierdas tendieron a agruparse en frentes populares, como los que triunfaron en las elecciones generales de 1936 en España y Francia.

Económicas

La crisis tuvo efectos muy notables en la economía:

  • La producción industrial de Estados Unidos descendió hasta rozar el 50% en 1932. Solo en 1936 pudo recobrar los niveles de 1929.
  • Los precios agrícolas (como el del trigo) se desplomaron, lo que provocó la ruina de muchos agricultores.
  • Los Estados intervinieron en economía, rompiendo con la doctrina del liberalismo económico predominante desde el siglo XIX.
  • El comercio internacional se redujo a la mitad. Los países industrializados no pudieron dar salida a sus productos mientras que los países exportadores de materias primas no encontraron mercados y padecieron con mayor intensidad la caída de los intercambios.
  • Se impuso el proteccionismo, que gravó con impuestos la importación de productos provenientes de otros países. A su vez, el bilateralismo limitó el comercio a los países con los que existiese un tratado previo. Con ello, los Estados aumentaron sus competencias y los pueblos pasaron a relacionarse con recelo.
  • En Estados Unidos, el New Deal se inspiró en las teorías económicas de John Maynard Keynes, quien se oponía al liberalismo económico clásico y a la no intervención del Estado. El keynesianismo abogaba por la intervención estatal en la economía para estimular la demanda, incluso a costa de un déficit presupuestario y manteniendo salarios relativamente altos. Ello implicaba aceptar una «inflación controlada», que sería compensada por el logro del pleno empleo y un elevado nivel de consumo.