La Monarquía Hispánica de Felipe II y la Unidad Ibérica
La segunda mitad del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, se caracterizó por la consolidación de la Monarquía Hispánica. Felipe II, ferviente defensor del cristianismo, heredó de Carlos V un vasto imperio, a excepción de Alemania, que pasó a manos de Fernando de Habsburgo, hermano de Carlos.
La política de Felipe II se centró en la defensa de la Contrarreforma católica. Dos hechos clave marcaron su política interior:
- La represión de los moriscos de las Alpujarras: La rebelión de 1568 fue sofocada en 1570, con la posterior dispersión de los moriscos por Castilla y la repoblación de las Alpujarras con cristianos viejos.
- Las alteraciones de Aragón: El caso de Antonio Pérez, acusado de asesinato, desencadenó un conflicto. Pérez huyó a Aragón y solicitó la protección del Justicia Mayor.
En cuanto a la política exterior, el objetivo principal fue mantener la hegemonía española y la ortodoxia católica en Europa. Felipe II libró varias guerras para mantener su imperio:
- Contra Francia: Las victorias en Gravelinas y San Quintín culminaron con la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), poniendo fin al conflicto heredado de su padre.
- Contra los Turcos: Para frenar la expansión otomana en el Mediterráneo, Felipe II organizó una flota en alianza con Venecia y el Papado (la Santa Liga). La victoria en la batalla de Lepanto (1571) dividió el Mediterráneo en dos zonas de influencia.
- Contra los rebeldes flamencos: La rebelión de Flandes (1566) no pudo ser sofocada, a pesar de las campañas del Duque de Alba. Los Países Bajos se dividieron en dos: el norte protestante (Unión de Utrecht) y el sur católico (Unión de Arras).
- Contra Inglaterra: Isabel I de Inglaterra apoyó a los protestantes en los Países Bajos y fomentó la piratería contra Castilla. Felipe II envió la Armada Invencible (1588) para invadir Inglaterra, pero fracasó.
El imperio de Felipe II incluía los territorios heredados de Carlos V (excepto Austria y el Imperio Germánico), las Filipinas (incorporadas en 1571 tras la expedición de Magallanes y Elcano) y, su mayor éxito, Portugal. La muerte del rey Enrique de Portugal en 1580 permitió a Felipe II hacer valer sus derechos sucesorios. Fue reconocido rey en las Cortes de Tomar (1581), unificando los reinos peninsulares bajo una sola corona, respetando las leyes e instituciones portuguesas y creando el Consejo de Portugal.
El Modelo Político de los Austrias: La Unión de Reinos
La Monarquía Hispánica era una unión de reinos con leyes e instituciones propias. Los Habsburgo desarrollaron el modelo conciliar, un sistema político-administrativo basado en consejos especializados, iniciado por los Reyes Católicos.
Los consejos tenían dos funciones principales:
- Elevar informes y consultas al rey.
- Resolver los asuntos de su competencia.
Existían dos tipos de consejos:
- Temáticos: Estado, Hacienda, Inquisición, Órdenes, Cruzadas, Guerra y Cámara.
- Territoriales: Castilla (preeminente), Aragón, Navarra, Flandes y Borgoña, Italia, Portugal.
Cada territorio mantuvo sus instituciones, aunque eran similares:
- Virrey: Representante del rey en los territorios no castellanos.
- Cortes: Mantenían su estructura y funciones medievales. Las de Navarra y la Corona de Aragón eran pactistas.
- Chancillerías: Tribunales superiores de justicia (Valladolid y Granada). Por debajo estaban las Audiencias.
La administración territorial local se mantuvo similar a la época de los Reyes Católicos:
- Castilla: Controlada por la oligarquía y los corregidores reales.
- Corona de Aragón: Modelo catalán de la insaculación (sorteo).
- Municipios bajo jurisdicción señorial: Regidos por las leyes del realengo; sus vasallos podían apelar a la Audiencia.
En 1561, Felipe II trasladó la capital de España de Valladolid a Madrid.
Economía y Sociedad en la España del Siglo XVI
Durante el siglo XVI, la población aumentó, especialmente en Castilla. El reinado de Carlos I fue un período de crecimiento económico: Sevilla prosperó gracias al comercio con América, y los puertos del norte de España se beneficiaron de la exportación de lana.
Se produjo la “revolución de los precios” debido al aumento de la demanda y la llegada de metales preciosos de América. Los salarios no subieron al mismo ritmo que los precios, enriqueciendo a los propietarios y empobreciendo a las clases populares. Cataluña, sin embargo, continuó en decadencia tras la crisis bajomedieval.
Los primeros síntomas de crisis aparecieron con Felipe II, debido a:
- El coste de las guerras.
- El escaso desarrollo agrícola e industrial.
- El endeudamiento de la Corona (varias bancarrotas).
- La crisis del vellón (acuñación de moneda con mezcla de plata y cobre).
- El ambiente de lujo y ocio de las clases altas.
La sociedad se dividía en:
- Nobleza:
- Alta Nobleza: Grandes explotaciones, asentada en la Corte.
- Pequeña Nobleza: Arruinada por la inflación; ingresaban en el ejército, la Iglesia o emigraban a América.
- Clero:
- Alto Clero: Ocupado por segundones de la nobleza, con buenas rentas.
- Bajo Clero: Pobre y con escasa formación.
- Burguesía: Escasa, ya que la artesanía y el comercio estaban controlados por extranjeros. Los burgueses optaban por inversiones seguras (tierras) y se vinculaban al comercio y la banca.
- Campesinos y trabajadores urbanos: Los más perjudicados por la política fiscal y económica; podían estar sometidos a la jurisdicción del rey, la nobleza o la Iglesia.
Cultura, Mentalidades y la Inquisición
El Renacimiento llegó a España en el siglo XVI, influenciado por la presencia española en Italia. El erasmismo se extendió durante el reinado de Carlos I, con Luis Vives como representante. Sin embargo, la Iglesia y la Corona reaccionaron contra la libertad de pensamiento. Felipe II prohibió estudiar en el extranjero (excepto Roma, Bolonia y Coímbra) y la publicación de libros considerados peligrosos. Esto provocó un retraso en el conocimiento científico, excepto en geografía.
Destacaron figuras como:
- Derecho internacional: Bartolomé de las Casas.
- Economía: Escuela de Salamanca.
- Bellas Artes: El Greco.
- Literatura: Santa Teresa de Jesús.
Predominaban los valores aristocráticos y religiosos, basados en el orgullo del “cristiano viejo” y del hidalgo, que despreciaba el trabajo manual y el lucro. Esta mentalidad tuvo un efecto negativo en la economía.
La Inquisición, muy poderosa e inmovilista, controlaba la enseñanza y poseía una gran riqueza. La intolerancia religiosa, iniciada por los Reyes Católicos, se acentuó en el siglo XVI. La ortodoxia católica se impuso con el apoyo de la Corona a través del Consejo de la Inquisición, única institución común a todos los reinos. Se establecieron los estatutos de limpieza de sangre, que discriminaban a los descendientes de judíos conversos para acceder a cargos en la Administración, la Iglesia y el ejército.