La Guerra Civil Española (1936-1939): Dimensión Política, Internacional y Consecuencias
Evolución Política de la Zona Republicana
Tras el fracaso parcial del golpe de Estado de 1936, comités de partidos y sindicatos obreros tomaron el control en las zonas donde el golpe no triunfó, superando al gobierno republicano. El gobierno de Giral se vio desbordado ante una auténtica revolución social.
En el campo, se ocuparon fincas y se socializó la tierra y la producción. En las zonas anarquistas, se establecieron colectivizaciones y comunas. Se estaba produciendo una revolución social en la España republicana.
En septiembre, se formó un nuevo gobierno presidido por Largo Caballero, con apoyo de la CNT. Las Cortes aprobaron la autonomía del País Vasco, y José Antonio Aguirre se convirtió en el primer lendakari.
El nuevo gobierno intentó recuperar el control sobre la economía, compró material militar soviético y estableció las Brigadas Mixtas como base del Ejército Popular.
Ante el asedio de Madrid, el gobierno se trasladó a Valencia. La capital quedó bajo la dirección de una Junta de Defensa que logró evitar su caída.
El gobierno republicano entró en conflicto con la Junta de Defensa de Madrid y con los gobiernos autónomos catalán y vasco. Además, existían dos concepciones sobre cómo llevar la guerra:
- Hacer la guerra y la revolución al mismo tiempo.
- Primero ganar la guerra y luego hacer la revolución.
La tensión culminó en mayo de 1937 en Barcelona, con enfrentamientos entre elementos anarquistas y del POUM. El PCE pidió la disolución del POUM, y los ministros comunistas abandonaron el gobierno.
La crisis provocó la dimisión de Largo Caballero, acusado de no dirigir adecuadamente los esfuerzos de guerra. Juan Negrín formó un nuevo gobierno, con mayoría socialista y comunista. El POUM fue declarado ilegal.
El gobierno de Negrín mejoró la capacidad militar, culminando la formación del Ejército Popular. Organizó la economía de guerra, regulando la producción agrícola e industrial para garantizar el abastecimiento, y se esforzó por comprar armamento y buscar apoyos internacionales.
El éxito de la ofensiva del Ebro pareció dar la razón a Negrín, pero la contraofensiva franquista y la firma del Pacto de Múnich acabaron con las esperanzas republicanas. Negrín aceptó la marcha de las Brigadas Internacionales, y la ayuda soviética disminuyó, mientras que la ayuda de Italia y Alemania a Franco continuaba.
Solo el PCE, que controlaba unidades del Ejército del Centro, y algunos socialistas mantuvieron su apoyo a Negrín. El cansancio de la guerra y el hambre en las ciudades dificultaban la situación. El golpe del coronel Casado no logró una postura humanitaria de Franco, y la política de resistencia a ultranza se desmoronó.
Evolución Política de la Zona Rebelde
Al iniciarse la rebelión militar, Sanjurjo, quien debía liderarla, murió. Los golpistas se reunieron en Burgos y constituyeron una Junta de Defensa Nacional. La Junta restableció la bandera roja y amarilla y declaró el estado de guerra. La autoridad quedó en manos de los militares bajo la ley marcial.
Se suprimieron los derechos civiles y se estableció la censura de prensa. FE de las JONS y los requetés continuaron su actividad, subordinados a la autoridad militar.
La propaganda del nuevo régimen presentó la rebelión como un “alzamiento nacional”. Adoptaron el nombre de “nacionales” y se referían a los republicanos como “rojos”. La Iglesia apoyó la rebelión militar.
Los rebeldes establecieron una economía de guerra. Se anularon las medidas de reforma agraria y se restituyeron las tierras a sus antiguos dueños. La oligarquía financiera financió a la Junta. Se creó una Junta paralela del Banco de España para autorizar la emisión de moneda y atender los gastos de guerra.
Franco se convirtió en el militar más importante de los rebeldes gracias al apoyo centralizado de Alemania y al control del Ejército de África. Ante la necesidad de un mando único, sus compañeros le otorgaron la jefatura suprema. El 1 de octubre de 1936, en Burgos, Franco fue nombrado “Jefe del Gobierno del Estado español”, teóricamente durante la guerra.
Surgió una dictadura personal y un régimen militar, asesorado por una Junta Técnica de Estado compuesta por militares. Se impuso el nombre de “Caudillo”.
El fracaso en Madrid, lejos de debilitar a Franco, le permitió asentar su poder dictatorial. La prolongación de la guerra le permitió exterminar al enemigo y afirmar su poder en el nuevo Estado.
En 1937, con la llegada de Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco, a Burgos, el nuevo régimen se fue definiendo. Un Decreto de Unificación estableció un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, bajo la jefatura de Franco. El nuevo partido seguía el modelo fascista y su función era sostener el nuevo Estado, definido como “Movimiento Nacional”. Se creó una organización sindical vertical y corporativa, un sindicato estudiantil único (el SEU) y el Servicio Social de la Mujer.
Las primeras leyes del nuevo Estado reforzaron su orientación totalitaria, otorgando a Franco plenos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales.
Se formó el primer Gobierno, cuyos ministros juraban fidelidad al Caudillo. Una Ley de Prensa restringía la información, sometiéndola a censura. El Fuero del Trabajo eliminaba cualquier organización ajena al Movimiento y regulaba las relaciones laborales desde la tutela del Estado.
El nuevo régimen se declaró confesional y entregó la educación a la Iglesia. La identificación entre el nuevo Estado y la Iglesia se denominó nacional-catolicismo.
En 1939, se restableció la pena de muerte, y la Ley de Responsabilidades Políticas declaraba “rebeldes” a quienes se hubieran opuesto al Movimiento y apoyado al Frente Popular.
La Dimensión Internacional del Conflicto
La opinión pública progresista y el movimiento obrero internacional se alinearon con la República. Los sectores conservadores apoyaron al bando rebelde.
El miedo a una guerra mundial llevó a los gobiernos democráticos occidentales a la no intervención. El gobierno francés, tras plantearse ayudar a la República y entregar armas, cesó su ayuda ante la postura de no intervención del gobierno británico.
Por iniciativa francesa, se constituyó el Comité Internacional de No Intervención, integrado por 27 países que se comprometieron a la neutralidad y a evitar el suministro de armas. Sin embargo, el Acuerdo de No Intervención fue un fraude. El gobierno de los Estados Unidos se declaró neutral, pero permitió que sus empresas vendieran petróleo y motores.
Apoyo Internacional a los Contendientes
El apoyo internacional fue desigual:
Apoyos a la República:
- La URSS apoyó a la República, con una ayuda pagada en gran parte con el oro del Banco de España, aunque dispersa.
- Las Brigadas Internacionales proporcionaron una ayuda más moral que militar.
- México se volcó en la ayuda a la República.
Apoyos al Bando Rebelde:
- Italia envió 70.000 hombres, munición y material de guerra.
- La Alemania nazi vendió armas a los sublevados y envió la Legión Cóndor.
- Portugal colaboró cerrando su frontera a los fugitivos republicanos y facilitando la llegada de armas al bando sublevado.
Las Consecuencias de la Guerra
Las pérdidas humanas son un tema controvertido. Las cifras totales, considerando ambos bandos, incluyen muertes por hambre, bombardeos y la represión de la posguerra. Se acepta la cifra de unos 500.000 muertos, a lo que se suma la caída de la natalidad y la alta mortalidad en la población joven y activa. La diferencia en las cifras de represión se debe a que, en la retaguardia franquista, la captura y ejecución fueron sistemáticas por parte de las autoridades durante la guerra.
Se calcula que unas 450.000 personas abandonaron el país, regresando la mitad durante la dictadura.
Las consecuencias económicas fueron graves: destrucción de instalaciones, parte de la red de comunicaciones terrestres arrasada, una enorme deuda de guerra y la pérdida del oro del Banco de España.
Las consecuencias sociales fueron muy importantes. Las oligarquías recuperaron el control del país, y los trabajadores perdieron sus derechos. La guerra marcó a las siguientes generaciones. La paz trajo un clima de revancha, persecución y represión sobre los vencidos.