Historiografía Griega: Autores Clave desde Heródoto hasta Plutarco

La Historiografía Griega: Orígenes y Desarrollo

Las primeras manifestaciones literarias en la Antigua Grecia aparecen en verso. Tanto poetas como filósofos exponían sus pensamientos en forma poética. Sin embargo, entre los siglos VII y VI a. C., nacen las primeras formas literarias en prosa, utilizadas principalmente por los logógrafos.

Los Logógrafos y la Transición a la Historia

La temática de las obras de los logógrafos era variada, incluyendo:

  • Descripción de la fundación de poleis (ciudades-estado).
  • Historias locales.
  • Genealogías de familias principales de una polis, a menudo remontando su origen al linaje de un héroe o divinidad.

La Atenas del siglo V a. C. marca el momento de aparición de los primeros historiadores en sentido propio.

Principales Historiadores Griegos

Heródoto de Halicarnaso (Siglo V a. C.)

Heródoto representa la culminación de la logografía y el inicio de la historia entendida como ciencia. Siempre estuvo vinculado a Atenas, su patria espiritual, donde mantuvo contacto con los intelectuales más relevantes de su época.

Su obra, conocida como Historias, fue dividida en nueve libros en honor a las nueve musas. El tema central es el enfrentamiento entre griegos y persas (las Guerras Médicas). Aunque se percibe en Heródoto una voluntad de investigación y verificación, el resultado es a veces considerado insuficiente y falto de rigor. Su método es crítico, pero no siempre profundiza en los hechos.

Tucídides de Atenas (Segunda mitad del siglo V a. C.)

Tucídides representa la culminación de la historiografía griega. Su Historia, dividida en ocho libros, narra el enfrentamiento entre espartanos y atenienses, junto con sus respectivos aliados, en la Guerra del Peloponeso. La obra se interrumpe por la muerte de su autor.

La obra de Tucídides es enteramente política, y su principal objetivo es el Imperio ateniense y los problemas del poder. Narra los hechos otorgándoles un valor de ejemplo, extrayendo principios básicos sobre la filosofía del poder. Presenta numerosas influencias de la sofística y excluye la intervención divina; el motor del acontecer histórico es la lógica interna de los hechos y las acciones de los hombres.

Su método aspira a una mayor objetividad. Abundan los discursos en boca de los personajes, mostrando sus motivaciones y contribuyendo a la dramatización del relato.

Jenofonte de Atenas (430-354 a. C.)

Jenofonte fue un escritor polifacético, ameno pero poco profundo. Produjo tratados históricos, filosóficos y didácticos.

Su obra histórica más destacada son las Helénicas, donde continúa el relato de Tucídides. También de carácter histórico es su obra Anábasis, que relata sus aventuras como participante en la expedición de mercenarios griegos que pretendían instaurar en el trono de Persia a Ciro el Joven. Tras el fracaso de la expedición, Jenofonte narra la retirada a través de tierras desconocidas y hostiles.

Aunque como filósofo es considerado un pensador superficial, como historiador también está lejos de Tucídides, careciendo de su rigor. Sin embargo, es un buen narrador, con gran sensibilidad para la descripción de zonas aisladas y habilidad para los relatos de personajes destacados, demostrando un conocimiento directo de las cuestiones militares.

Polibio de Megalópolis (200-120 a. C.)

Polibio participó en la batalla de Pidna y en las campañas de las Galias, Hispania y África.

Ferviente admirador de los romanos, su Historia, redactada en 40 libros, es una glorificación de Roma. No se limita a exponer la historia civil y militar, sino que le da un carácter general y enciclopédico. Describe y compara las constituciones de diversas ciudades, finalizando con la romana. Trata las técnicas militares de griegos, romanos y cartagineses, realiza descripciones geográficas de los países visitados y hace una aguda crítica de los historiadores contemporáneos.

Plutarco de Queronea (Siglo II d. C.)

Plutarco estudió en Atenas y visitó Egipto y Roma. Tuvo contacto con el platonismo y con las filosofías peripatéticas, epicúreas y estoicas.

Ocupó el cargo de sacerdote del Oráculo en el santuario de Delfos y fundó una Academia en Queronea. Aunque se sintió esencialmente griego, fue defensor de las buenas relaciones greco-romanas.

Su obra histórica más conocida son las Vidas Paralelas, un intento de aproximar las grandes figuras griegas y romanas para conocerlas mejor y descubrir sus grandezas comunes. Su finalidad es moralizante y educadora, y considera como maestros a Tucídides y Polibio. Está escrita en prosa siguiendo el modelo platónico.