Sexenio Revolucionario (1868-1874): De la Revolución Gloriosa a la Primera República Española

El Sexenio Revolucionario (1868-1874): Un Periodo Clave en la Historia de España

Introducción: Causas y Contexto

El Sexenio Revolucionario, también conocido como Sexenio Democrático, es el periodo de la historia de España comprendido entre el destronamiento de Isabel II, en septiembre de 1868 (Revolución Gloriosa), y la restauración de la monarquía borbónica, en enero de 1874. Este periodo se caracteriza por su inestabilidad política y social, incluyendo el breve experimento de la Primera República Española.

La Revolución de 1868 fue el resultado del agotamiento y la impopularidad del moderantismo y de la monarquía de Isabel II. En agosto de 1866, la oposición al régimen isabelino, formada por progresistas y demócratas exiliados, firmó el Pacto de Ostende. Este pacto, claramente antiisabelino, establecía que la forma de gobierno sería decidida por unas Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino. Los demócratas lograron imponer el sufragio universal masculino, mientras que los progresistas, aunque inicialmente buscaban el sufragio universal masculino y el derrocamiento de Isabel II, aceptaron el objetivo común de acabar con el dominio de los moderados. A este pacto se unieron los unionistas en noviembre de 1867, tras la muerte de O’Donnell, aportando una buena parte de la cúpula del ejército y privando a Isabel II del apoyo de gran parte de los militares.

La Revolución de 1868: “La Gloriosa”

El 19 de septiembre de 1868, la escuadra que estaba en Cádiz, al mando del brigadier Topete, se sublevó contra Isabel II. El general Prim se unió a los sublevados, extendiéndose la rebelión a Málaga, Almería y Cartagena. Rápidamente, en muchas ciudades españolas se constituyeron Juntas Revolucionarias que organizaron la rebelión y llamaron al pueblo a unirse. El movimiento se extendió sin apenas resistencia. Cuando las escasas tropas fieles al gobierno fueron derrotadas en la batalla del Puente de Alcolea, el gobierno dimitió e Isabel II se exilió a Francia el 29 de septiembre de 1868. El pronunciamiento se consolidó gracias a la acción de las Juntas Revolucionarias provinciales y locales.

El poder político fue ejercido por la Junta Revolucionaria de Madrid, que confió el poder al general Serrano. Este tomó medidas para estabilizar la Revolución, como el control de la administración del Estado y la promulgación de decretos que garantizaban la libertad de imprenta, el derecho de reunión y asociación, y el sufragio universal. Se aprobó la reforma de la enseñanza, haciéndola accesible al pueblo debido al alto nivel de analfabetismo, la democratización de Ayuntamientos y Diputaciones, la emancipación de los hijos de los esclavos en las colonias, y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Las elecciones dieron la mayoría a la coalición de unionistas, progresistas y demócratas, aunque los republicanos, con 69 escaños, demostraron su fuerza e influencia. Las elecciones se realizaron por sufragio universal masculino (mayores de 25 años) y confirmaron en su cargo a Serrano, mientras se elaboraba un nuevo texto constitucional.

La Constitución de 1869: La Primera Constitución Democrática de España

La Constitución de 1869, inspirada en las de 1812 y 1837, es considerada la primera constitución democrática de España. Sus características principales son:

  • Una amplia declaración de derechos, incluyendo la inviolabilidad de la correspondencia y la libertad de trabajo para extranjeros.
  • El reconocimiento de la soberanía nacional, con la consiguiente división de poderes: el rey ejercía el poder ejecutivo y tenía la facultad de disolver las Cortes, pero su poder estaba limitado, ya que las leyes eran elaboradas en las Cortes y el rey solo las sancionaba o promulgaba.
  • Descentralización política y administrativa.
  • El papel de las Cortes se acentuaba como centro de poder, independizándose de la Corona.
  • El poder judicial residía en los tribunales de justicia. Se creó un sistema de oposiciones a juez para acabar con el nombramiento gubernamental de los jueces y se restableció el juicio por jurado.
  • Se reconoció el derecho a la libertad de cultos, avanzando en la cuestión religiosa.
  • Se estableció el sufragio universal masculino, abriendo la participación política a todos los ciudadanos, independientemente de su propiedad o capacidad.

La Constitución fue debatida durante cinco meses y promulgada en junio de 1869.

La Búsqueda de un Rey: Candidatos al Trono de España

Tras la Revolución y la promulgación de la Constitución, España se enfrentó a la tarea de encontrar un nuevo monarca. Los principales candidatos fueron:

  1. Fernando de Sajonia-Coburgo: Regente de Portugal, rechazó el trono al casarse con una plebeya.
  2. Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen: Príncipe de Prusia, propuesto por Bismarck, pero rechazado por Francia, lo que desencadenó la Guerra Franco-Prusiana.
  3. Duque de Montpensier (Antonio de Orleans): Cuñado de Isabel II. Preparó el barco “El Buenaventura” para traer tropas desde Canarias a Cádiz y financió “La Gloriosa”. Mató a Enrique de Borbón en un duelo.
  4. Alfonso XII: Hijo de Isabel II, rechazado inicialmente por el general Prim.
  5. General Espartero: Rechazó la propuesta debido a su avanzada edad.
  6. Amadeo y Tomás de Saboya: Hijos de Víctor Manuel II, rey de Italia. Tenían una buena imagen liberal, siendo Amadeo el más preparado.

El Reinado de Amadeo I de Saboya (1870-1873)

El general Juan Prim fue el encargado de las negociaciones para encontrar un rey, buscando el consenso internacional. Finalmente, se impuso la candidatura del príncipe italiano Amadeo de Saboya, quien aceptó el trono de España a finales de octubre de 1870. Fue elegido rey por las Cortes a mediados de noviembre y llegó a España el 30 de diciembre. Sin embargo, tres días antes, el general Prim, su principal apoyo y consejero, fue asesinado en Madrid. El 2 de enero de 1871, Amadeo I fue proclamado rey en Madrid.

El reinado de Amadeo I fue breve y problemático. Enfrentó numerosas dificultades:

  • Desconocimiento del idioma y juventud.
  • Oposición de la nobleza, fiel a Isabel II, que lo consideraba enemigo del Papado y optó por hacerle el vacío, simpatizando con el partido alfonsino de Cánovas del Castillo.
  • Oposición declarada de los carlistas, que iniciaron levantamientos a favor de Carlos VII.
  • Oposición de los republicanos federales, que buscaban una auténtica revolución social.
  • Oposición del incipiente movimiento obrero, que aspiraba a acabar con la propiedad privada.

Tras repetidas elecciones generales y crisis de gobierno, Amadeo I abdicó el 11 de febrero de 1873. Las Cortes, ante el vacío de poder, proclamaron la República.

La Primera República Española (1873-1874)

La Primera República fue proclamada el 11 de febrero de 1873 por una amplia mayoría de votos, aunque gran parte de la cámara era monárquica y su voto fue una estrategia para facilitar la vuelta de los Borbones. La República tuvo una corta duración, hasta enero de 1874, y durante este periodo se sucedieron cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.

La instauración de la República fue la única alternativa a la crisis de la monarquía democrática, pero surgió en un contexto muy desfavorable:

  • Hacienda pública exhausta.
  • Predominio de tendencias monárquicas en el ejército.
  • Tercera Guerra Carlista en curso.
  • Guerra de Independencia de Cuba.
  • Clima internacional adverso.

La República Federal y el Movimiento Cantonalista

La Asamblea Nacional designó a Estanislao Figueras como presidente de una república unitaria. Su cometido era convocar Cortes Constituyentes para promulgar una nueva constitución. Sin embargo, la república unitaria carecía de defensores, y las elecciones a Cortes dieron el triunfo a los republicanos federales. El 1 de junio, Figueras devolvió el poder a las nuevas Cortes, que proclamaron la República Democrática Federal, nombrando presidente del Gobierno a Francisco Pi y Margall.

Pi y Margall tuvo que enfrentarse a dos grandes desafíos: la Guerra Carlista y la insurrección cantonal. La Guerra Carlista era una herencia de la etapa anterior. La inestable situación alentó a los carlistas a la acción militar, obteniendo ventajas en el País Vasco, Navarra y Cataluña, y estableciendo una administración con sede en Estella (Navarra). En febrero de 1876, las tropas alfonsinas derrotaron a los carlistas.

El movimiento cantonalista surgió como una expresión de protesta contra el centralismo y el autoritarismo del gobierno. Tuvo su principal bastión en Cartagena, extendiéndose por Levante y algunos focos aislados del interior. En Andalucía, los federales tomaron los ayuntamientos, constituyeron comités de salvación pública y declararon ciudades independientes (cantones), como Sevilla, Cádiz, Granada, entre otras. El movimiento obrero, aunque sus líderes lo consideraban un movimiento burgués, tuvo una activa participación en la insurrección, viendo en ella la oportunidad de hacer realidad sus ideales de justicia social y reparto de la riqueza.

El movimiento cantonalista evidenció la debilidad del gobierno y llevó a Pi y Margall a dimitir, al verse presionado a sofocar la revuelta por las armas. Fue sustituido por Nicolás Salmerón, quien inició una acción militar contra el movimiento cantonal. Sin embargo, Salmerón abandonó el gobierno en septiembre al negarse a firmar las penas de muerte impuestas a los cantonalistas. Le sucedió Emilio Castelar, representante del republicanismo más conservador. Castelar aplicó la pena de muerte, recurrió al ejército para imponer el orden, reforzó el poder del Estado y suprimió el federalismo.

La República Unitaria y el Fin del Sexenio

Castelar, al no contar con mayoría en las Cortes, suspendió las sesiones parlamentarias y gobernó autoritariamente, concediendo amplias atribuciones a los jefes militares para mantener el orden público. En enero de 1874, un sector de los diputados planeaba su destitución. El 3 de enero de 1874, el gobierno de Castelar fue derrotado en una votación parlamentaria (120 votos contra 100). Para impedir la formación de un gobierno de centro-izquierda, el general Manuel Pavía invadió el hemiciclo con la Guardia Civil y disolvió las Cortes Constituyentes sin encontrar resistencia.

El poder pasó a manos de una coalición de unionistas y progresistas, liderada por el general Serrano, quien intentó estabilizar un régimen republicano conservador. Sin embargo, el 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento militar de Arsenio Martínez Campos en Sagunto proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II, poniendo fin al Sexenio Revolucionario y dando inicio a la Restauración Borbónica.

Consecuencias del Sexenio Revolucionario y su Legado

Pocos días antes del pronunciamiento, Alfonso XII había firmado el Manifiesto de Sandhurst, que sintetizaba un programa de régimen monárquico conservador y católico, defensor del orden social, pero garantizando el funcionamiento del sistema político liberal. Se iniciaba así la Restauración (1874-1902), un periodo de estabilidad constitucional, modernización económica y alejamiento del ejército de la vida política. Sin embargo, también fue una etapa de dominio de la burguesía oligárquica, caciquismo y falseamiento electoral. La Restauración tuvo que hacer frente a la expansión de los movimientos sociales, la pérdida de los territorios de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y la emergencia de los nacionalismos periféricos (catalán y vasco), que exigían una reforma del Estado.