Evolución y Características de la Escultura Griega: Arcaica, Clásica y Helenística

La Escultura Griega: Los Ideales del Pueblo Griego en su Máxima Expresión

La escultura griega representa una de las cimas de la historia del arte, reflejando los ideales del pueblo griego. Al igual que en la arquitectura y en la evolución general de la civilización griega, se distinguen tres períodos en la producción escultórica:

  • Arcaico: Siglos VII-V a.C.
  • Clásico: Siglo V-IV a.C.
  • Helenístico: Finales del siglo IV al I a.C.

La evolución de la escultura griega muestra una clara orientación en la que los escultores plasman en la figura humana sus concepciones de belleza física y equilibrio espiritual. La belleza se concibe como medida, proporción, anatomía armoniosa e idealización del cuerpo. La expresión se entiende como la exteriorización de los sentimientos. La representación del movimiento es otro objetivo fundamental del escultor griego. La figura humana es siempre la preocupación central. En definitiva, belleza, expresividad y movimiento definen los rasgos capitales de la plástica griega, junto con la preocupación por el volumen; la escultura es un arte de volúmenes que requiere diferentes puntos de vista para ser contemplada.

Periodo Clásico: Tres Etapas de Desarrollo

El periodo clásico se divide en tres etapas:

1. Primera Mitad del Siglo V a.C.: Preclasicismo o Etapa Severa

En esta etapa, se estudia el movimiento, aunque este es contenido y no expresa sentimientos. Obras importantes de este periodo son:

  • El Apolo Piombino.
  • El Trono Ludovisi, que representa el nacimiento de Afrodita.
  • El Auriga de Delfos, que empuña las riendas y vuelve ligeramente el rostro.

Mirón: Es el artista más representativo de la primera mitad del siglo V a.C. Sus obras, realizadas principalmente en bronce, han desaparecido, y solo las conocemos a través de copias romanas. Su obra fundamental es el Discóbolo, representación de un joven atleta cuya posición supera la visión estática que hasta entonces había en la escultura. No obstante, la figura se atiene a la ley de la frontalidad, ya que la imagen está concebida como un relieve y no como una escultura de bulto redondo.

2. Segunda Mitad del Siglo V a.C.: Clásico Pleno

Dos son los artistas más destacados: Fidias y Policleto.

Fidias: Desde la primera mitad del siglo V a.C., se encargó de la supervisión del Partenón, tanto en su trazado como en sus esculturas. Su obra fue muy amplia y abarcó los relieves de metopas, friso y frontones. En ella expresa un espíritu de perfección que responde a los sentimientos del clasicismo. Las esculturas con las que complementó el Partenón tenían un sentido religioso y simbólico de conmemoración de la lucha contra los persas. El Partenón contaba con 92 metopas. El friso, de unos 200 metros, narraba la procesión de las Panateneas, que ofrecían a Atenea el peplo tejido por ellas. Los frontones se relacionan con la historia de Atenas, narrando el nacimiento de Atenea y la lucha entre Atenea y Poseidón por la primacía del Ática.

Policleto: A diferencia de Fidias, que se centraba en la espiritualidad, Policleto trata de plasmar la belleza física del hombre. Para ello, fundamentó su obra en una serie de principios teóricos encaminados a lograr la mayor proporcionalidad posible en sus creaciones y diseñó un canon de belleza según el cual la cabeza era 1/7 del cuerpo. Entre sus obras destaca el Doríforo, figura cuyo cuerpo está formado por partes claramente diferenciadas. Analiza cada pliegue muscular y consigue un efecto de profundidad con las posiciones de piernas y brazos.

3. Siglo IV a.C.: Postclasicismo o Clasicismo Tardío

Como consecuencia de la derrota en las Guerras del Peloponeso, Atenas entra en crisis, y este hecho se manifiesta también en el terreno artístico. Surge el realismo, y las obras se dotan de caracteres psicológicos que sustituyen al idealismo anterior. Fruto de este afán realista nacerá el retrato. Los principales artistas son:

Escopas: Realiza figuras fundamentalmente en mármol y las dota de una psicología dramática (pathos). Sus temas son personajes límite de la tragedia, temas dionisíacos y de movimiento exagerado. Destaca La Ménade Furiosa.

Lisipo: Es la figura más innovadora del siglo IV a.C. y el continuador de las investigaciones y logros de Policleto. Se preocupó por lograr un canon humano perfecto que supera al de Policleto en elegancia, esbeltez y dinamismo.

Praxíteles: Se define sobre todo por el encanto y la dulzura. Destaca el Hermes con Dionisio niño de Olimpia, que constituye un compendio del arte de este autor: curvatura de la cadera y apoyo compensado en el lado contrario, pulimento delicado de la superficie, expresión nostálgica y una anatomía menos masculina que en Policleto o Lisipo.