El Novecentismo y la Generación del 14: El Ensayo y la Novela Renovada
En la segunda década del siglo XX, Europa y, en general, la mayoría de los países, se encuentran sumergidos en un conjunto de enfrentamientos y tensiones como la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución Soviética o la Guerra de Marruecos. Además, se suma a esto el desastre de la bolsa de Wall Street o la gestación de sistemas totalitarios que conducen a la posterior Segunda Guerra Mundial. En España, por su parte, se viven las consecuencias del golpe de estado de Primo de Rivera y su posterior dictadura militar, así como la posterior proclamación de la Segunda República en 1931. En definitiva, se puede afirmar que la sociedad española se caracterizaba por una inestabilidad generalizada en cuanto a la sociedad y la política. Sin embargo, la cultura tuvo un periodo de efervescencia con movimientos a nivel europeo como las vanguardias y a nivel nacional con una nueva generación de autores que conforman el movimiento conocido como **novecentismo**.
La palabra «**novecentismo**» fue utilizada por primera vez por Eugenio D’Ors en 1906 para designar aquellas tendencias que se despegaban rotundamente de las formas literarias o artísticas heredadas del siglo anterior. Los autores del momento, acogidos a este movimiento literario, se oponen al arte del ochocientos y nace así un grupo de intelectuales liderados por Ortega y Gasset, también conocido como **Generación del 14**. Estos encabezaban una reforma literaria extremando el intelectualismo, es decir, pretendían llegar con su literatura únicamente a la élite o sociedad más selecta. Todos los autores de esta época cuentan con una sólida formación intelectual, formados en filosofía, ciencias o leyes y cuentan con estancias en el extranjero.
Los temas que trata el novecentismo tienen como base la búsqueda del **arte puro**, es decir, el arte como entidad que debe proporcionar placer estético únicamente y no como un vehículo de preocupaciones religiosas o políticas. Se alejan de la preocupación de España para extender dicha preocupación a un mayor universalismo, es decir, para descubrir con sus escritos una nueva sensibilidad y poder combatir así el atraso científico que sufría nuestro país. Además, muestran temáticas optimistas y que proyectan el siglo XX haciendo uso de temas tecnológicos o el desarrollo de la vida urbana utilizando, entre otros aspectos, vocabulario ampliado y renovado, haciendo uso de neologismos o cultismos.
Por todo ello, el principal género que se cultivó fue el **ensayo**. Uno de los principales ensayistas de este movimiento es Ortega y Gasset con obras analíticas tan importantes como *La deshumanización del arte* (1925). En ella se muestra un afán de originalidad mediante la supresión del sentimentalismo o el canto a los avances tecnológicos. Otra pieza fundamental es *La rebelión de las masas* (1929), su libro más difundido y comprometido, donde defiende el elitismo de una minoría selecta.
No solo cultiva el ensayo el autor mencionado, ya que otros ensayistas destacados dentro de este siglo son Eugenio D’Ors con obras como *Tres horas en el Museo del Prado* (1951). Por su parte, Manuel Azaña posee una producción ensayística bastante extensa, pues su transcurso como político, fue presidente del Gobierno durante un par de años y de la Segunda República, le sirvió para redactar gran parte de sus piezas más conocidas. Por ejemplo, son destacables los títulos *Plumas y palabras* (1930) o *La invención del Quijote y otros ensayos* (1934).
El género novelístico se divide en dos tendencias: la **novela lírica**, en la que destacan nombres como Gabriel Miró con *Las cerezas del cementerio* (1909) donde habla de temas como la muerte o el erotismo o *El obispo leproso* (1926) en las que intenta despertar un mundo lleno de percepciones sensoriales por medio de la acción narrativa. Muestra en su prosa una preocupación estética en la que el contenido queda relegado a un segundo plano. Por su parte, la **novela intelectual** focaliza las reflexiones del autor, muestra las intenciones políticas o refuerza el estilo con vocabulario culto y variado. Ramón Pérez de Ayala se constituye como una de las piezas fundamentales para entender la novela intelectual en España. Pérez de Ayala combina el simbolismo modernista con la nueva actitud novecentista del momento. Dentro de su bibliografía, se puede destacar *Belarmino y Apolonio* (1921) o *Tigre Juan* (1926) considerada su mejor novela y en la que refleja la evolución de un hombre muy machista hacia una comprensión más humana.
Un autor que destaca en este contexto es Juan Ramón Jiménez, el poeta nacido en la provincia de Huelva y considerado uno de los mejores escritores en lengua española. Su adscripción al novecentismo no solo está basada en razones cronológicas, sino que existe una afinidad con la ideología de esta nueva generación.
En primer lugar, encontramos una **primera etapa** donde desarrolla una **poesía sensitiva**. Aquí muestra influencias de poetas como Bécquer o de autores franceses. Los temas que trata son el amor, la sensualidad, la mujer, los sueños o incluso la muerte. Esto se puede contemplar en poemarios como *La soledad sonora* (1908). No debemos pasar por alto su prosa poética de esta etapa: *Platero y yo* (1914), posiblemente uno de sus títulos más conocidos. En **segundo** lugar, su **etapa intelectual** se nutre de poesía inglesa de la mano de Keats o Whitman. Además, consigue llegar a una poesía reflexiva y una construcción del nuevo yo. En definitiva, se acerca a una poesía pura y de madurez literaria. En este bloque se pueden mencionar obras como *Estío* (1915). Finalmente, su **última etapa** poética es conocida como **etapa verdadera**; aquí en obras como *Animal de fondo* (1949) o *Dios deseado y deseante* (1957) asocia ideas mediante el ritmo, repetición de estructuras y toca temáticas como el ansia de lo eterno, lo divino y cuestiones religiosas.
En definitiva, se puede afirmar que el novecentismo es una estética literaria cultivada por una generación de autores intelectuales más conocidos como Generación del 14. Tienen un propósito claro y es reformar la literatura desde el intelectualismo.