Explorando el Arte del Renacimiento y el Barroco: Figuras Clave y Obras Maestras

El Genio Renacentista: Leonardo da Vinci

Leonardo da Vinci, ejemplo del artista renacentista total, destacó en múltiples disciplinas como pintura, anatomía, ingeniería y filosofía. Fue un humanista influenciado por Aristóteles, que valoraba la observación meticulosa y la experiencia como bases del conocimiento. Su método artístico buscaba expresar emociones humanas a través de gestos y expresiones faciales, siempre considerando la coherencia con la edad, rango y contexto de los personajes.

No obstante, Leonardo concreta cómo deben expresarse ciertas pasiones y concreta ciertos gestos convenientes, añadiendo a todo esto la teoría del “decorum” por la que los gestos, vestimentas y ambiente de los personajes deberán ser los apropiados a su edad, rango y posición social. En anatomía, Leonardo superó los conocimientos médicos de su época mediante disecciones clandestinas. Como ingeniero, diseñó prototipos de máquinas avanzadas, desde helicópteros hasta vehículos acorazados. En pintura, destacan obras como La Gioconda, La Última Cena.


Este óleo sobre tabla es una obra maestra técnica y conceptual. Leonardo utilizó un dibujo detallado previo y pinceladas imperceptibles, creando una superficie homogénea. Aplicó veladuras para lograr gradaciones sutiles de color, visibles en el brazo y el hombro de la Virgen. Los tonos empleados son suaves: marrones, grises, azules y carne, con un claroscuro que acentúa el volumen. Leonardo combinó la perspectiva cónica con la aérea, logrando profundidad mediante la disminución de la intensidad y definición de colores hacia el fondo. Además, empleó el sfumato, difuminando contornos para una mayor armonía visual. La composición es piramidal, con Santa Ana en el vértice y las figuras principales equilibrando miradas en direcciones opuestas. A pesar de la belleza formal, sacrifica cierto realismo: los rostros de la Virgen y Santa Ana parecen de la misma edad, y el peso de la Virgen en el regazo de su madre no está reflejado. El simbolismo central radica en el Niño abrazando al cordero, prefigurando el sacrificio de Cristo, mientras la Virgen intenta protegerlo, resaltando el conflicto emocional. Esta obra marcó un hito en la pintura renacentista, influyendo en artistas contemporáneos y posteriores movimientos artísticos.


El Renacimiento Pleno y la Escuela Veneciana

El Renacimiento pleno del primer Cinquecento, en el primer cuarto del siglo XVI, llevó a su máxima expresión los ideales del Quattrocento: unidad compositiva mediante formas geométricas simples, predominio del dibujo sobre el color (en Florencia y Roma), ausencia de expresividad en los personajes y uso de perspectivas cónica y aérea para dar coherencia y profundidad. Los grandes artistas de esta época fueron Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael en Florencia y Roma, y Giorgione y Tiziano en Venecia. En Venecia, desde Giovanni Bellini y consolidándose con Giorgione y Tiziano, se destacó el color sobre el dibujo, con un uso marcado del claroscuro y un interés por la textura pictórica. Estas características culminaron con manieristas como Tintoretto y Veronés. Giorgione, discípulo de Bellini, introdujo la pintura directa sobre el lienzo sin dibujo previo, técnica adoptada por los pintores venecianos. Aunque su producción fue breve, dejó obras como La tempestad, La Venus dormida y el Altar de Castelfranco.


En La tempestad, óleo sobre lienzo de tamaño mediano, se aprecia la influencia veneciana con el dominio del color sobre el dibujo. La obra presenta una paleta amplia de tonos marrones, ocres y verdes, con toques cálidos como el rojo de la vestimenta masculina. Las suaves transiciones de color, logradas mediante veladuras y pinceladas ligeras, contrastan con zonas de claroscuro muy marcadas, como el rostro del guerrero en penumbra, lo que acentúa la sensación de volumen. La composición del cuadro se organiza en forma de U, definida por los árboles y la arquitectura que enmarcan las figuras, creando una zona central que da protagonismo al paisaje. La correcta aplicación de las perspectivas cónica y aérea aumenta la profundidad. El paisaje, dinámico e inestable, contrasta con la tradición armónica florentina. Elementos como el cielo tormentoso, el rayo y los árboles agitados reflejan una nueva concepción del paisaje, que influenció a Tiziano y, a través de él, a la pintura barroca del siglo XVII, incluyendo a Rubens, Van Dyck y Velázquez. El tema del cuadro, que muestra a un hombre observando a una mujer casi desnuda amamantando a un niño, ha generado diversas interpretaciones debido a su naturaleza críptica. No obstante, La tempestad es un ejemplo destacado de la obra de Giorgione, cuya innovación técnica y tratamiento pictórico ejercieron una influencia decisiva en el desarrollo de la pintura veneciana y europea posterior.


Andrea Palladio, destacado arquitecto del manierismo, desarrolló su actividad en la república veneciana, particularmente en Venecia, Vicenza y alrededores. Es conocido por modernizar y consagrar las formas clásicas, comparable en su aproximación a los ideales renacentistas con Alberti. Sus obras, especialmente sus villas de recreo en Vicenza, tuvieron una influencia decisiva en la arquitectura posterior. Entre sus aportes más importantes están edificios públicos como la Basílica y el Teatro Olímpico de Vicenza, palacios como el Chiericati, e iglesias como San Giorgio Maggiore y el Redentor en Venecia. Sin embargo, su proyecto más icónico es la Villa Capra o La Rotonda. Esta villa se distingue por su simetría y claridad compositiva, reinterpretando las formas clásicas con un lenguaje innovador.


El Barroco: Características y Expresiones

El Barroco surgió a finales del siglo XVI, extendiéndose durante el XVII y parte del XVIII, evolucionando hacia el Rococó, caracterizado por formas más recargadas y decorativas. Este estilo reflejó las variadas realidades políticas, religiosas y económicas de Europa. Entre sus características generales destacan el interés por lo pictórico, composiciones dinámicas y complejas que rompen con la estabilidad renacentista y la incorporación de elementos escenográficos como superficies curvas, efectos de claroscuro y decoraciones ricas y coloristas. En arquitectura, las formas barrocas más ornamentadas y dinámicas contrastaron con la austeridad renacentista. Las fachadas comenzaron a incorporar superficies cóncavas y convexas, diagonales, hornacinas con esculturas y frontones quebrados, todo en busca de efectos teatrales y perspectivas fugadas. En interiores se usaron plantas elípticas o romboidales, decoración elaborada con mármoles dorados y frescos, y trampantojos que generaban sensación de dinamismo. Roma, como capital de la cristiandad y sede del poder papal, fue el epicentro de este movimiento, donde los papas promovieron la construcción de numerosas iglesias, plazas y fuentes para reforzar su autoridad. Entre los grandes arquitectos barrocos destaca Francesco Borromini, conocido por su enfoque innovador que rompió las normas clásicas. Colaboró inicialmente con Bernini, pero se apartó de su estilo para desarrollar diseños originales que incluían bóvedas nervadas, cúpulas elípticas y plantas estrelladas. Aunque trabajaba con recursos limitados en comparación con Bernini, Borromini compensó con creatividad y audacia.


Entre sus obras en Roma destacan Sant’Agnese, Sant’Ivo alla Sapienza, San Carlo alle Quattro Fontane y el Oratorio de San Felipe Neri. En San Carlo alle Quattro Fontane, Borromini enfrentó el desafío de trabajar en un espacio reducido, diseñando un convento con claustro, jardín e iglesia. La iglesia refleja claramente su genio creativo. Su fachada de piedra está dividida en dos cuerpos y tres calles. En el cuerpo inferior, las calles laterales son cóncavas y la central convexa; en el cuerpo superior, las tres calles son cóncavas y la central incluye una “garita” cilíndrica que prolonga el movimiento inferior. Las columnas, reinterpretadas de los órdenes jónico y corintio, y la disposición de las superficies generan un efecto teatral que transforma la fachada en un decorado arquitectónico. El interior de la iglesia es igualmente innovador. De planta romboidal y pequeño, alterna superficies rectas y cóncavas con hornacinas dispuestas a distintas alturas. La decoración predominante es blanca, acentuada por la luz y las texturas. La cúpula de base elíptica es especialmente destacable, con casetones octogonales, hexagonales y cruciformes que disminuyen de tamaño hacia la linterna superior. Esto genera una sensación de ascenso y ligereza, culminando con la figura de una paloma, símbolo del Espíritu Santo, en un efecto teatral reforzado por la luz natural que entra por la linterna. Borromini es reconocido como uno de los arquitectos más innovadores del Barroco. Sin embargo, sufrió frustraciones personales, lo que lo llevó al suicidio. San Carlo alle Quattro Fontane es una de sus obras maestras, demostrando su capacidad para transformar limitaciones espaciales en oportunidades para la creatividad, dejando un legado único en la arquitectura barroca.


La Basílica de San Pedro y la Plaza: Un Escenario de Fe y Poder

La Basílica de San Pedro es el edificio más representativo de la cristiandad católica, estrechamente vinculado a la autoridad papal. En el periodo barroco, la arquitectura incorporó un sentido escenográfico innovador, dirigido a sorprender y guiar la atención del espectador, como lo demuestra la basílica y su plaza. La actual basílica sustituyó a la antigua paleocristiana, que estaba en ruinas a finales del siglo XV. El proyecto fue iniciado por Julio II, encargando la obra a Bramante, pero su construcción se prolongó casi 150 años. Durante este tiempo, distintos arquitectos como Rafael, Sangallo el Joven y Miguel Ángel modificaron significativamente el diseño. Miguel Ángel retomó la planta de cruz griega y diseñó la cúpula, cuya construcción completó Della Porta. En el siglo XVII, Carlo Maderno amplió la nave central, transformando la planta en una cruz latina, y diseñó la monumental fachada barroca. Esta fachada, concebida como un “telón”, no corresponde al interior de la basílica, pero refleja la solidez de la Iglesia.


Está articulada por columnas de orden gigante y planos retranqueados que crean dinamismo. El centro destaca por un frontón triangular sostenido por columnas avanzadas, y la estructura culmina en un ático con ventanas y estatuas. Además de su simbolismo, la fachada es el marco desde donde el Papa se dirige a los fieles reunidos en la plaza. La plaza de San Pedro, diseñada por Bernini a mediados del siglo XVII, resolvió múltiples desafíos urbanos y litúrgicos. Su diseño combina una planta trapezoidal cerca de la basílica y una forma oval más alejada. La plaza está rodeada por un pórtico en forma de tenaza, con columnas de orden toscano y un entablamento jónico, coronado por estatuas de santos. Bernini describió el pórtico como los brazos maternales de la Iglesia, acogiendo a fieles, herejes e infieles para guiarlos hacia la fe. La plaza, un hito del urbanismo barroco, refleja el genio de Bernini y complementa la monumentalidad de la basílica, creando una experiencia visual y espiritual única. Juntas, la basílica y la plaza forman un símbolo majestuoso de la cristiandad y el poder papal.


Miguel Ángel: Escultor, Arquitecto y Pintor del Cinquecento

Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564), el escultor más importante del Cinquecento, destacó además en arquitectura, pintura y poesía. Entre sus contribuciones arquitectónicas se cuentan la Biblioteca Laurenciana en Florencia, la plaza del Campidoglio en Roma y su intervención en la Basílica de San Pedro, donde diseñó su famosa cúpula. En pintura, sobresalen la bóveda de la Capilla Sixtina y el Juicio Final.

En sus primeras obras, como La Pietá, La Virgen con el Niño de Brujas, El Baco y El David, predominó un clasicismo extremo. Sin embargo, Miguel Ángel desarrolló un estilo que prefiguró el manierismo, con características como posturas intranquilas, superficies inacabadas y el uso del non finito. Esta técnica, influida por su visión platónica, dejaba partes de la obra sin terminar, considerando que la idea esencial ya estaba contenida en el mármol y el escultor solo debía revelarla. Sus figuras suelen tener físicos poderosos, reflejo de una fortaleza espiritual casi titánica.


La Pietá, una obra cumbre del Renacimiento realizada por Miguel Ángel a los 24 años, combina clasicismo y perfección técnica. Tallada en mármol de Carrara, la escultura destaca por su composición piramidal cerrada y superficies minuciosamente pulidas. La Virgen es representada como una mujer joven y de idealizada belleza, con un gesto sereno que expresa dolor sin dramatismo. Sostiene el cuerpo de Cristo, que presenta una anatomía apolínea, sin señales de su martirio, reflejando los ideales renacentistas de armonía y racionalidad. La obra fue encargada por un cardenal francés para el Vaticano, donde se encuentra en la Basílica de San Pedro. Décadas después, Miguel Ángel volvió a trabajar el tema de la Pietá en versiones manieristas como la Pietà del Duomo y la Pietà Rondanini, mostrando la evolución de su estilo hacia formas más expresivas y menos clásicas.


Bernini: El Genio Polifacético del Barroco

Tras el Concilio de Trento (siglo XVI), la Iglesia Católica, en su esfuerzo por contrarrestar el protestantismo, no solo reafirmó sus dogmas, sino que buscó consolidar la autoridad papal mediante la transformación de Roma. La ciudad fue embellecida con iglesias, plazas y fuentes diseñadas por arquitectos como Pietro da Cortona, Borromini y Bernini, quien recibió la mayor confianza de los papas para proyectos destacados como la Basílica de San Pedro y la Plaza de San Pedro. Bernini, un artista polifacético y referente del Barroco, destacó por su capacidad para integrar disciplinas como la arquitectura, la pintura y la escultura. Su estilo se caracteriza por composiciones dinámicas con curvas y rotaciones helicoidales, un tratamiento detallado de superficies, efectos de claroscuro y una representación dramática en las expresiones faciales y anatomías de sus obras. Algunas de sus creaciones más notables incluyen El Éxtasis de Santa Teresa, La Fuente de los Cuatro Ríos, y Apolo y Dafne.


En Apolo y Dafne, tallada en mármol blanco, Bernini demuestra un virtuosismo excepcional. La obra captura el mito en el que Apolo, enamorado de Dafne, la persigue mientras ella, para escapar, es transformada en un laurel. La escultura se distingue por su movimiento y detallismo: los dedos extendidos de Apolo, las ramas y hojas del laurel, el cabello de Dafne y el manto de Apolo muestran una ejecución técnica sobresaliente. Además, la composición es revolucionaria, ya que introduce un sentido narrativo y temporal. Desde el frente, se observa a Apolo persiguiendo a Dafne, mientras que al cambiar de ángulo, se aprecian las ramas del laurel, reflejando la metamorfosis de la joven. Bernini logra combinar dinamismo, realismo y dramatismo, haciendo de esta escultura un hito del Barroco.


El Cinquecento y la Evolución al Manierismo

El periodo que corresponde aproximadamente al primer cuarto del siglo XVI se le va a considerar como el del Renacimiento Pleno y en él se van a dar algunas de las figuras fundamentales de la plástica renacentista: Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel y Rafael en el ámbito florentino y romano y Giorgione y Tiziano en el veneciano. En este periodo el ideal estético renacentista va a alcanzar su perfección y culminación. El Renacimiento Pleno del primer Cinquecento se caracteriza por llevar a sus últimas consecuencias los ideales estéticos del Quattrocento: La idea de belleza estará absolutamente ligada a la de la armonía de la imagen y Ésta se obtendrá aplicando los siguientes criterios:

  • Una composición unitaria que empleará formas geométricas simples (triángulos,…) en la que insertará el motivo principal.
  • Una preponderancia del dibujo sobre el color (en el contexto florentino y romano).
  • Los personajes estarán perfectamente representados desde el punto de vista anatómico y mantendrán una contención expresiva.
  • Se empleará el claroscuro para generar la sensación de volumen en figuras y objetos.
  • El color será otro elemento unificador de la imagen y se huirá de contrastes demasiado violentos.
  • Se utilizarán las perspectivas cónica frontal y aérea para representar coherentemente el espacio.

Además, en el Renacimiento Pleno se afianzará el triunfo de la cultura humanista que testimoniarán frescos como La Escuela de Atenas o la bóveda de la Capilla Sixtina, ambas en el Vaticano, A partir del segundo cuarto del siglo XVI, estos ideales del Renacimiento Pleno van a evolucionar y transformarse en un estilo que se llamará Manierismo entre cuyos máximos representantes volverá a estar Miguel Ángel.


Manierismo: Ruptura y Subjetividad

MANIERISMOEl Manierismo surge tras el Renacimiento Pleno del siglo XVI como un estilo artístico influido por cambios sociales, políticos y culturales. Factores como la pérdida de supremacía económica de Italia, la Reforma Protestante y el “Sacco de Roma” de 1527 marcaron un periodo de inestabilidad que llevó a los artistas jóvenes a cuestionar los valores renacentistas clásicos. Estos artistas, formados en la tradición de Leonardo, Miguel Ángel y Rafael, buscaban innovar y expresar una visión más subjetiva y compleja del mundo.

  1. Subjetividad y Ruptura con los Cánones Clásicos: Se abandonan los criterios universales de belleza del Renacimiento en favor de una visión más personal y estilizada con un enfoque intelectual y muchas veces refinado.
  2. Alteración de Proporciones y Posturas: Las figuras se estilizan o torsionan de manera forzada buscando expresividad o idealización.
  3. Cambios en el Espacio y la Perspectiva: Se introducen composiciones fragmentadas, perspectivas forzadas y una cierta desintegración de la unidad espacial.
  4. Uso Experimental del Color: Se emplean tonos caprichosos como colores ácidos o metálicos.
  5. Elementos Anecdóticos y Prosaicos: En escenas religiosas o mitológicas se incluyen detalles cotidianos o profanos como animales, bufones o elementos mundanos.
  6. Diversidad Temática y Escuelas Regionales: Cada región desarrolla estilos manieristas distintos con artistas que reinterpretan los valores clásicos de maneras únicas.

RO: Representada por Giulio Romano y Sebastiano del Piombo, quienes influyeron en la transición hacia el Barroco.

PA: Artistas como Correggio con su dominio del escorzo y armonías cromáticas y Parmigianino destacado por la estilización anatómica en obras como La Madonna del Cuello Largo.

FLO: Influida por el ambiente cortesano de los Medici con artistas como Andrea del Sarto, Pontormo y Bronzino. Vasari, además de artista, escribió la primera biografía de artistas y fundó una academia patrocinada por los Medici.

VEN: Destacan Tintoretto y Veronés. Tintoretto experimentó con el espacio arquitectónico y la perspectiva, dejando una vasta obra monumental como en la Scuola Grande di San Rocco. Veronés añadió elementos mundanos y lujosos a escenas religiosas como en Las Bodas de Caná.


El Barroco: Concepto y Características

Concepto de Barroco. El Barroco es un estilo artístico que surge a finales del siglo XVI, desarrollándose durante el siglo XVII y parte del XVIII, antes de dar paso a las formas más ornamentadas del Rococó. Este periodo está marcado por diferencias significativas en las expresiones artísticas dependiendo de las circunstancias políticas, religiosas y económicas de cada región, como el contraste entre el Barroco protestante de los Países Bajos y el Barroco de las cortes católicas.

  1. Interés por lo Pictórico: En todas las artes, se prioriza la apariencia visual, con énfasis en el movimiento y el dinamismo. Se emplean combinaciones de materiales con distintas texturas y contrastes, destacando el uso de claroscuro.
  2. Impresión de Infinitud: Los límites de las composiciones parecen diluirse, creando una conexión entre lo representado y la realidad. Se rompe con la rigidez de las formas delimitadas y permanentes.
  3. Composiciones Abiertas y Dinámicas: Las composiciones renacentistas, cerradas y equilibradas, son reemplazadas por estructuras dinámicas y complejas. Predominan las diagonales, líneas curvas ascendentes y visiones aparentemente casuales o efímeras.
  4. Profundidad Espacial: Uso de primeros planos exagerados y figuras que parecen invadir el espacio del espectador. Perspectivas bruscas que acentúan la sensación de profundidad.
  5. Unidad Compositiva: A pesar de su complejidad, las composiciones barrocas son coherentes y unitarias, subordinando todos sus elementos a una idea central. Esto refleja una continuidad con el Renacimiento, no una ruptura total, ya que el Barroco hereda y transforma los principios clásicos.

El Barroco, por tanto, representa una evolución del Renacimiento, aportando mayor dinamismo, emocionalidad y un lenguaje artístico más abierto y expansivo, mientras mantiene un profundo interés por la unidad compositiva y la coherencia estética.


La Arquitectura Barroca: Dinamismo y Poder

LA ARQUITECTURA BARROCA. La Arquitectura Barroca, que sucedió a la más austera y solemne del final del siglo XVI, se caracteriza por su dinamismo, complejidad decorativa y su capacidad para servir como símbolo del poder absoluto. Aunque con variaciones regionales (por ejemplo, estilos más clasicistas en Francia e Inglaterra), el Barroco marcó un cambio significativo en la arquitectura europea.

  1. Urbanismo y Presencia Monumental: Los templos se convierten en elementos dominantes en el paisaje urbano, reafirmando la importancia de la Iglesia y el poder político. Las ciudades barrocas se diseñan como imagen del poder monárquico o papal, con esquemas racionales y plazas importantes como la Plaza de San Pedro en Roma o las plazas mayores en España (ej., Madrid y Salamanca). Estas plazas se usarán para mercados y eventos públicos.
  2. Palacios como Símbolos del Poder: Los monarcas construyen enormes palacios, como el Palacio de Versalles, con imponentes fachadas, interiores lujosamente decorados (mármoles, espejos, frescos), y extensos jardines que simbolizan el dominio del rey sobre el mundo. Los jardines, organizados con precisión, reflejan el poder y control del soberano.
  3. Arquitectura Religiosa: La Iglesia Barroca se convierte en un escenario que refuerza la fe cristiana mediante decoraciones suntuosas y la creación de ambientes impresionantes. Roma, como centro del catolicismo, promueve la construcción de iglesias, plazas y fuentes para afirmar la autoridad papal frente al protestantismo.
  4. Elementos Formales y Decorativos: Los órdenes clásicos se reinterpretan en composiciones novedosas y dinámicas, con superficies cóncavas y convexas que crean efectos escenográficos. Las fachadas incluyen relieves, hornacinas con esculturas, columnas separadas del muro, y frontones quebrados, buscando contrastes de luz y sombra (claroscuro). Los interiores emplean mármoles de colores, dorados, estucos y frescos con trampantojos que añaden dinamismo y color.
  5. Plantas Arquitectónicas: Tras el Concilio de Trento, la planta de cruz latina se establece como la más adecuada para iglesias grandes, mientras que las plantas centrales se reservan para espacios pequeños. Los interiores tienen espacios fluyentes con superficies curvas y efectos visuales que enfatizan el movimiento.


La Escultura Barroca: Naturalismo y Dramatismo

En la escultura barroca, al igual que en la pintura podemos distinguir dos tendencias: Una tendencia clasicista, que en general, seguirá los preceptos de la escultura manierista y que se verá sobre todo vinculada a la corte francesa en la decoración de sus palacios y jardines y otra corriente naturalista más mayoritaria. En esta última, las esculturas se distinguirán por como su nombre indica, el tratamiento naturalista de anatomías y rostros y por el dinamismo de posturas y el dramatismo y lo expresivo tanto en actitudes como en gesto, por que las formas ya no estarán inscritas en composiciones piramidales ni serán estables como en el Renacimiento, sino que las composiciones estarán dominadas por una diagonal o una línea curva buscando crear un efecto de movimiento y una sensación de inacabado, de infinito, que, sin embargo, no renunciará a la unidad de la imagen. Se potenciarán los efectos de claroscuro, los contrastes de materiales y texturas y con ello lo pictórico, s. A veces la escultura estará vinculada a un espacio arquitectónico Determinado y ocurrirá que los límites entre ambos, entre lo arquitectónico y lo escultórico, apenas se distinguirán.

La escultura tendrá dos temáticas fundamentales vinculadas, como no, a los poderes que las demandan:

  • La temática religiosa que representará a Cristo, La Virgen y los Santos, incidiendo muchas veces en la representación del sufrimiento de estos con un propósito, ensalzador de la fe (que da fuerzas para sobrellevar hasta el mayor sufrimiento) y, por tanto con cierta voluntad propagandística y ejemplarizante y con un tratamiento que en ocasiones no rehuirá lo morboso y lo dramático.
  • El retrato que exclusivamente representará a reyes, papas y altos dignatarios con un propósito claramente ensalzador, propagandístico y que alimentará las ansias de gloria y el orgullo del retratado.


La Escultura Barroca Italiana: Refinamiento y Escenografía

ESC IT. La escultura barroca en Italia, muy influenciada por los encargos de la élite aristocrática y eclesiástica, se caracteriza por un enfoque refinado y sofisticado en el uso de materiales como el mármol de Carrara, el cual se combina con otros mármoles de diferentes colores y materiales como el bronce patinado o dorado. En la escultura barroca, se busca disolver los límites entre la escultura y el espacio arquitectónico en el que se sitúa, utilizando un marcado sentido escenográfico que integra la obra dentro de su entorno. Uno de los precursores de la estética barroca en la escultura fue Estefano Maderno, cuya obra El martirio de Santa Cecilia es un claro ejemplo de representación naturalista. Sin embargo, el máximo exponente de la escultura barroca en Italia fue Gian Lorenzo Bernini, quien desde temprana edad demostró una habilidad excepcional en la talla del mármol. Su obra se distingue por el virtuosismo técnico, el naturalismo extremo y la minuciosidad en la representación de la anatomía humana, los detalles de la piel y otras texturas, siempre en busca de una expresión dramática. El estilo de Bernini se caracteriza por composiciones dinámicas, en las que los cuerpos se torsionan en rotaciones helicoidales, utilizando la curva como un elemento constante en sus obras. El escultor también destaca por su exuberante tratamiento de las superficies, especialmente en los pliegues de vestimentas y mantos, lo que otorga a sus obras una gran complejidad visual. Además, emplea los efectos de claroscuro para crear profundidad y dramatismo en sus piezas.

Bernini también emplea un enfoque escenográfico, transformando muchas de sus obras en una especie de teatro visual, donde los elementos arquitectónicos y escultóricos se fusionan para crear una atmósfera única. En sus obras más conocidas, como El Rapto de Proserpina, Apolo y Dafne y David, Bernini logra transmitir una tensión dinámica en la postura de las figuras, mostrando su maestría en la representación del movimiento y la emoción. En su madurez, una de sus obras más emblemáticas fue El Éxtasis de Santa Teresa, ubicada en la Capilla Cornaro. En esta obra, Bernini combina la escultura, la arquitectura y la luz de manera magistral, transformando la capilla en un pequeño teatro donde la santa experimenta un éxtasis místico ante los ojos de los donantes, quienes son representados como espectadores privilegiados en los laterales de la capilla. Otras de sus destacadas obras incluyen La Fuente de los Cuatro Ríos en la plaza Navona de Roma y la escultura de Beata Ludovica Albertoni, ambas representaciones de su destreza técnica y expresiva.

Así, la escultura barroca en Italia, particularmente la de Bernini, se caracteriza por un profundo sentido del movimiento, la emotividad y la integración de la obra en su entorno arquitectónico, dando como resultado piezas de un gran virtuosismo y dramatismo visual.


La Escultura Barroca Española: Religiosidad y Realismo

ESC ESP. En España la escultura será de carácter casi exclusivamente religioso y la expresión de lo barroco, tendrá, a través de la imaginería (las esculturas en madera policromada de altares y pasos de Semana Santa), una conexión con lo popular, que es absolutamente infrecuente en el resto de Europa. La imaginería pretende y consigue incidir directamente en el ánimo del fiel que contempla la obra, transmitiéndole los valores religiosos por medio de un realismo extremo y de un acusado dramatismo que en ocasiones abraza lo truculento. Estas obras gozarán de la absoluta devoción y la plena aceptación del pueblo. Como hemos dicho, En la imaginería el material utilizado será la madera que se policromará. En ocasiones y en escultura de tamaño pequeño se empleará la arcilla también policromada y la Piedra sólo se utilizará en la escultura ornamental o vinculada a lo arquitectónico, sobre todo, ya a en el siglo XVIII en los palacios y jardines que los Borbones mandarán construir siguiendo el Ejemplo de Versalles. Dentro de España se distinguen varias escuelas regionales de imaginería

Escuela Castellana

En esta escuela destaca Gregorio Fernández, que trabajará en Valladolid a comienzos del siglo XVII y que realizará tanto retablos como pasos de Semana Santa, en los que todavía se mantienen ecos manieristas. Además, realizó diversas Inmaculadas y un Cristo Yacente que quedaron como modelo iconográfico a seguir.

Escuela Andaluza

En El foco Sevillano aparecen escultores de un dramatismo más contenido y de cierta influencia manierista entre los que destaca Martínez Montañés. Su discípulo Juan de Mesa introducirá un dramatismo mayor en sus obras. Pedro Roldán también es un escultor destacable, cuya hija, Luisa Roldán, apodada “La Roldana”, llegó a abrir un taller propio y a convertirse, tras viajar a Madrid, en escultora de Cámara del rey Carlos II, último representante de la casa de Austria en España.

En el foco granadino destaca la figura de Alonso Cano que además de arquitecto y pintor fue un magnífico escultor que realizará bellísimas tallas en las que combinará un tratamiento naturalista con cierta contención dramática y un magnífico empleo del color, fruto de su condición de pintor. Otro escultor de la escuela granadina será Pedro de Mena, autor de una maravillosa Magdalena penitente.