Blas de Otero y Miguel Mihura: Evolución Poética y Teatro Cómico Español

Blas de Otero y Miguel Mihura: Un Recorrido por la Poesía y el Teatro Español del Siglo XX

La obra de Blas de Otero resume las etapas cubiertas por nuestra poesía durante varias décadas: primero habla de sus problemas personales, existenciales y religiosos; después, se enfrenta con los problemas colectivos; y tras 1965, se advierte en su obra la búsqueda de nuevos caminos.

1ª etapa: Poesía Existencial

En 1950 y 1951 aparecen sus dos primeros libros notables: Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia. Años más tarde los fundirá en un solo volumen titulado Ancia. Dámaso Alonso situó a Blas de Otero en esta época “dentro de la poesía desarraigada española”. En esta etapa domina el “yo”, con sus problemas. Pero dentro de este ciclo, cabe distinguir varias direcciones temáticas:

  • Una poesía de metafísica, una poesía que se interroga sobre el sentido de la existencia, del mundo, del hombre, de su destino. El poeta parte de su conciencia de pertenecer a una “generación desarraigada”. Por eso, se trata a menudo de una poesía religiosa, pero dirigida a un Dios que se parece al Dios terrible del Antiguo Testamento.
  • Un segundo sector de aquellos libros aparece integrado por poemas amorosos. En Blas de Otero, el amor se presenta como un desesperado anhelo de realización vital, como un camino para salvarse de su intensa angustia y como una manifestación más de su ansia de Absoluto.
  • En tercer lugar, encontramos ya un primer acercamiento al “nosotros”. Muchos poemas plantean el problema del sufrimiento de los demás hombres o del sufrimiento en general.

El lenguaje de este ciclo se caracteriza por su violencia expresiva, dramatismo, desgarro, extrema tensión. Otero forcejea con el lenguaje para conseguir efectos inesperados y nuevas dimensiones de las palabras. Por otra parte, predominan las formas básicas como el soneto.

2ª etapa: Poesía Social

Un nuevo ciclo se inicia en 1955 con el libro Pido la paz y la palabra y poco después le siguen En castellano (1960) y Que trata de España (1964). Lo primero que se observa es que el poeta deja a un lado sus angustias. El camino que no encontró en la religión lo busca en la solidaridad con los que sufren, y se centra en España. A estas orientaciones responde el hecho de que Otero se dirija ahora “a la inmensa mayoría”. Buscará un lenguaje más sencillo y una menor tensión poética, por el deseo de ser más accesible y contribuir así a “transformar el mundo” con la poesía.

En cuanto al estilo, Otero ha pasado a tonos más transparentes y sencillos. En los poemas de Que trata de España se advierte una mayor presencia de la lírica popular en las formas métricas empleadas.

3ª etapa: Búsqueda de Nuevas Formas

Otero sabe que es ilusorio dirigirse “a la inmensa mayoría”, y se conformará con sentirse con ella. Su actitud no cambia, pero sí su poesía. Otero debió pensar que el poeta revolucionario ha de ser revolucionario en el lenguaje poético, desechando prejuicios “populistas”. Se percibe un cambio de rumbo en sus últimas creaciones.

Lo primero que se percibe en sus nuevos poemas es la preferencia por formas métricas muy libres: versículos desiguales, pero con tendencia a los de considerable amplitud. Se observa una liberación del lenguaje. Y la consecuencia es un asombroso enriquecimiento de la lengua poética, ayudado por cierta influencia del Surrealismo.

En la temática hay una mayor presencia de la intimidad, si bien se tiende a situar lo personal en el marco de lo colectivo. En 1970 publicó Historias fingidas y verdaderas, un conjunto de poemas en prosa densos.

El Teatro de Miguel Mihura: Humor y Crítica Social

La trayectoria de Miura como autor comenzó con Tres sombreros de copa escrita en 1932. La obra conjugaba la tradición de la comedia bien hecha, el teatro de humor y el espíritu iconoclasta de las vanguardias. Pero fue incomprendida y tuvieron que pasar 20 años hasta su estreno. Más tarde confesaría que decidió “prostituirse”: “hacer ese teatro comercial al alcance de la mentalidad de los empresarios… y de ese público burgués”. Ante quienes lo acusaron de haber claudicado, Miura se defendió aludiendo a las dificultades con que topó.

Tres sombreros de copa se estrenó en 1952 por el Teatro Español Universitario y en 1953 obtuvo el Premio Nacional de teatro. Supuso un paso adelante en la renovación teatral de la época y en la superación de las fórmulas del teatro comercial. El acierto de esta obra consistió en “asociar el humor trágico, la verdad profunda, al ridículo que sublima y realza, ampliándola, la verdad de las cosas”. El argumento se centra en una noche que el apocado y convencional Dionisio pasa en un hotel de provincias, la víspera de su boda. Allí conoce a Paula que trabaja en una compañía de bailarinas. Esa noche coincide por una vez con el universo artístico, pobre y libre que en el que vive ella. La tentadora ilusión de una vida sin ataduras se desvanece al amanecer, cuando Dionisio opta por contraer matrimonio.

Miura ridiculiza a los representantes de una mentalidad burguesa, pero también a los cobardes que no saben romper sus ataduras. Además, llama estúpidos a todos los que prefieren la regularidad de las convenciones a la espontaneidad de la vida. La transgresión formal viene del lado de las situaciones y del lenguaje, en la línea del disparatado humor vanguardista.

Las situaciones insólitas, el inadecuado uso de los objetos, los coros de extraños personajes hacen imposibles la libertad individual y la aspiración a una felicidad absoluta. Todo el teatro posterior de Miura está por debajo de lo que supuso Tres sombreros de copa. Sin embargo, Miura afirmó que todo su teatro respondía a una misma línea: “la de ocultar mi pesimismo, mi melancolía, mi desencanto por todo, bajo un disfraz burlesco”. Claramente, hay otras comedias en las que sigue latiendo la idea básica de su concepción de la vida.

Veintitrés comedias comprenden la producción de Miguel Mihura. Tras su primera obra y ya tras la guerra escribió tres comedias en colaboración con otros autores: ¡Viva lo imposible!, 1939 (Joaquín Calvo Sotelo), Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario, 1939 (Antonio Lara); El caso de la mujer asesinadita, 1946 (Álvaro de Laiglesia).

Tras un paréntesis escribe El caso de la señora estupenda (1953), producto de su deseo de plegarse a los gustos del público burgués en la búsqueda del éxito. Sublime decisión (1955) constituye uno de sus mayores aciertos.

En 1959 alcanza otro de sus grandes aciertos, que es su mayor éxito de público y le vale nuevamente el Premio Nacional de teatro: Maribel y la extraña familia. Las restantes obras escritas por Miura en los años 60 no aportan apenas nada, aunque merece recordarse su considerable éxito, Ninette y un señor de Murcia (1964).

Pese a sus limitaciones, Miura es indudablemente la primera figura del teatro cómico español posterior a la guerra.