La Oratoria y Retórica en la Antigua Roma: Evolución y Figuras Clave

La Oratoria y la Retórica en Roma

La elocuencia ha sido considerada como una manifestación original del genio romano. La palabra tuvo un papel importante ya que los debates parlamentarios no se podían conducir y dominar por hombres que no fuesen elocuentes. La oratoria fue un instrumento muy preciado para influir en la opinión pública en la lucha política.

La retórica nació en Grecia a mediados del siglo V a.C. como sistematización técnica de los procedimientos estilísticos expositivos del orador. Llegó a Roma en la mitad del siglo II a.C. Se puede identificar con Cicerón, quien expuso los fundamentos del género y dio noticias de los oradores.

Oratoria Anterior a Cicerón

De esta oratoria casi no quedan testimonios. Entre los siglos III y II a.C. hay varios discursos que pertenecen al género “laudationes funebres”, de los que Cicerón dice que no cuentan la historia como es debido porque daban al difunto méritos que él no tenía. Se puede citar a autores como Quinto Fabio Máximo, Lucio Emilio Paulo o Quinto Cecilio Metelo.

Oratoria en el Siglo II a.C.: Consolidación del Género

Ya en el siglo II a.C. se consolida la oratoria en Roma. Se da un intercambio en el sentido de que Roma invade a Grecia.

  • Catón y Escipión Emiliano son los máximos representantes de la oratoria romana. Tienen una preocupación moral basada en la “disciplina morum” romana.
  • Catón fue un gran orador elocuente por su gravedad en el elogio, su dura crítica y sencillez en la argumentación y exposición. Representa la conciencia moral de su sociedad.
  • Escipión Emiliano y su círculo representan la invasión de la cultura griega sobre la romana y una gran moral humanista. Todavía se conservan fragmentos de tono moral.

Ambiente Oratorio en el Siglo I a.C.

Los problemas sociales y políticos se acentúan hasta que desapareció la república. Esto fulminó el desarrollo de la elocuencia. La preocupación artística finaliza por trasplantar a Roma las tendencias de la oratoria, reflejadas en las escuelas:

  • Asiática: expresión florida, patética, grandilocuente…
  • Ática: alejamiento de ornamentos y patetismo.

Marco Tulio Cicerón

Vive en la última etapa de la república con grandes problemas políticos internos en los que participa, pero se retira para dedicarse a la literatura. Cuando muere César, vuelve porque cree en la restauración de la república.

Obra Oratoria:

A) Discursos que pueden ser judiciales.

  • Pro lege Manilia: En el que apoya la propuesta de que se conceda a Pompeyo el mando de las tropas romanas. Un gran elogio para dicho general.
  • In Catilinam: Catilina no sale elegido en las elecciones y trama un plan para hacerse con el poder y matar a Cicerón, quien pronuncia contra él 4 discursos en los tribunales.
  • Pro Milone: En defensa de Milón, que había asesinado a Clodio. Cicerón asume la defensa con alegría y lo hace entre gritos de los partidarios.
  • Pro Archia poeta: Basada en la defensa de Arquias, elogia las letras y la poesía.
  • In M. Antonium orationes Philippicae: Discursos contra Marco Antonio, que tuvo la herencia de César, porque se creyó que con la muerte de éste volvería la república. Es una de sus mejores obras oratorias por su pureza de vocabulario, lo apropiado de los términos…

Obra Retórica:

  • Brutus: Es una obra sobre la elocuencia en Roma, empieza con un resumen de la elocuencia en Grecia y acaba hablando de su carrera.
  • De oratore y Orator: Son 2 obras que tratan de la formación del orador y la técnica del discurso. Tiene que tener 3 virtudes: disposición natural, conocimiento de la técnica del discurso y cultura. Dicha técnica tiene 5 puntos: “inventio”, “dispositio”, “elocutio”, “memoria” y “actio”. El discurso también tiene sus partes: introducción del tema, exposición del tema, argumentatio que abarca la probatio y la refutatio, y peroratio.

Quintiliano

Su padre era rétor y le obligó a cursar sus estudios en Roma. Era un abogado ya famoso que abrió una escuela de retórica que alcanzó celebridad y se afanó en devolver a la prosa latina un cierto grado de ciceronianismo. Representó las tendencias literarias de la época y cierta renovación moral. Honrado y consciente de sus deberes, se entregó por completo a la juventud, incluso con sus problemas familiares.

Se ha conservado su obra completa con 12 libros, De institutione oratoria. No innova en lo esencial, pero le otorgó una claridad y solidez a su experiencia personal y a un clasicismo que cree puro y ve como la salvación de las letras latinas. Le dio a su labor una dosis de sensatez y conciencia, pero sus objetivos eran más limitados: recomienda la cultura de Cicerón y desdeñar la sutileza de la teoría. Demostró una gran psicología en la observación de los niños e insiste en la educación que se le da a un niño desde la cuna, con un esfuerzo regular y una buena educación moral. No intentó copiar a Cicerón, intentó dar a su obra metáforas e imágenes y escribió en una lengua compleja, lo cual no le da claridad a los textos. No supo ver que la decadencia de la oratoria sufría causas sociales y políticas con las que nadie podía actuar.