La Transición Democrática Española (1975-1982)
A la muerte de Franco, España vio la restauración de la democracia. La transición de la dictadura a la democracia se produjo sin grandes sobresaltos, aunque con muchos problemas. Esta etapa se inició con la proclamación de Juan Carlos I como rey de España y concluyó con la llegada del Partido Socialista Obrero Español al poder.
Factores que favorecieron el proceso democratizador
Los factores que favorecieron el proceso democratizador fueron varios:
- Las condiciones socioeconómicas.
- Las propias instituciones franquistas.
- La labor del propio rey que, desde junio de 1976, había proclamado su compromiso con la democracia.
- La labor de un hombre en el régimen: Adolfo Suárez.
- La voluntad de compromiso y negociación de la oposición democrática que le lleva a abandonar su postura de ruptura y a aceptar el modelo reformista de Suárez.
El fracaso del gobierno de Arias Navarro
El 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I asumía a título de rey la jefatura del Estado. El 4 de diciembre confirmaba como presidente del gobierno a Carlos Arias Navarro. El primer gobierno de la monarquía incorporó a ministros de talante reformista como Manuel Fraga. El monarca impuso a Torcuato Fernández en la presidencia de las Cortes y del Consejo del Reino. Desde el gobierno se preparaba la reforma del sistema poco a poco.
Las primeras medidas de este gobierno pretendían dar un aire democratizador, pero Arias Navarro no podía ser el instrumento de la transición, era un convencido franquista y quiso hacer lo imposible. Se plegó a los intereses de los sectores más conservadores, “el búnker”, y llevó la situación a un callejón sin salida.
La oposición política reclamaba la ruptura democrática y la movilización de las masas fue el camino para conseguirla. Destacan en estas movilizaciones: Madrid, Barcelona, Valencia y el País Vasco. ETA iniciaba de nuevo su campaña terrorista. La oposición jugó un papel destacado, porque si bien no pudo derribar al ejecutivo de Arias Navarro, sí que contribuyó a debilitar su posición. La credibilidad reformista del gobierno era nula. El rey parecía descontento con su jefe de gobierno. Tras la muerte de dos jóvenes a manos de la ultraderecha en Navarra y el rechazo de las Cortes de la reforma del Código Penal, la situación se hizo insostenible. Carlos Arias Navarro dimitió el 1 de julio.
El gobierno de Adolfo Suárez
Tras la dimisión, se reunió el Consejo del Reino bajo la presidencia de Torcuato Fernández para proponer al rey una terna de candidatos (Adolfo Suárez, Gregorio López Bravo y Federico Silva) de la que habría de salir el nuevo presidente. Contra lo que se esperaba, el rey designó a Adolfo Suárez como nuevo jefe de gobierno. El nombramiento fue una gran decepción, se habló del “error Suárez”.
Sin embargo, Suárez va a ser el hombre que lleve adelante la reforma. Su gobierno, desde el primer momento, pone de manifiesto su voluntad democrática. En su primera declaración anunció una reforma constitucional y elecciones generales antes del 30 de junio del 77. Días después, el gobierno legalizó los derechos de reunión, manifestación, propaganda y asociación, y el 30 de julio aprobó una primera amnistía. Consiguió el apoyo de muchos franquistas y buscó un compromiso del ejército con el proceso democratizador. El ejército aceptó el proyecto reformista más por disciplina y por lealtad al rey que por convicción.
Se puso en contacto con los sectores de la oposición, intentando que abandonaran sus posiciones rupturistas. Se iniciaron contactos con las centrales sindicales; el mismo Suárez conversó con Felipe González e iniciaba contactos indirectos con el líder del Partido Comunista, Santiago Carrillo. La acción del gobierno de Suárez cambió el clima político del país. Se puso especial empeño en sacar adelante la Ley para la Reforma Política. Esta ley reconocía la soberanía popular, la inviolabilidad de los derechos fundamentales y creaba unas Cortes democráticas bicamerales. Esta ley se llevó a las Cortes y el 18 de noviembre fue aprobada por mayoría.
La reforma política estaba asegurada, se habían establecido las bases jurídico-políticas para desmantelar el franquismo progresivamente. Ahora se hacía necesario intensificar los contactos de la oposición y llegar a acuerdos. La oposición aceptó la reforma y renunciaba a la ruptura. Se iniciaba la política de consenso. Esta política hizo posible la democracia y tuvo resultados muy positivos durante la transición.
El proceso hacia la democracia estaba en marcha, pero las acciones violentas, tanto de los grupos de extrema izquierda como de extrema derecha, ponían de relieve la fragilidad del proceso. Junto a ellos, las manifestaciones frecuentes en el País Vasco terminaban en duros enfrentamientos entre la policía y los manifestantes.
Las Elecciones de 1977 y la Constitución de 1978
Las elecciones se convocaron para el 15 de junio del 77, pero antes se hacía necesaria la normalización de la vida política. Para ello se tomaron las siguientes medidas:
- Supresión del TOP (Tribunal de Orden Público).
- Concesión de una nueva amnistía.
- Modificación por decreto-ley de la ley sobre el derecho de asociaciones políticas.
El Partido Comunista se legalizaría. El camino para la celebración de las elecciones generales estaba despejado. Desde febrero de 1936 no se habían celebrado unas elecciones libres, el 15 de junio del 77 pasó a ser un día histórico. A estas elecciones se presentan una infinidad de partidos, entre ellos: PCE, PSOE, PSP, UCD. El resultado de las elecciones dio la victoria a UCD. Las elecciones fueron un triunfo del centro. La monarquía y la democracia parecían consolidadas. Poco antes de las elecciones, Don Juan de Borbón había renunciado a sus derechos a favor de su hijo.
La labor de estas Cortes será la redacción de una Constitución. La elaboración de la Constitución respondió, por primera vez en la historia de España, a una negociación entre los más importantes partidos políticos y fue fruto de un gran pacto nacional. Tras ser largamente debatida por las Cortes, fue aprobada el 31 de octubre del 78. Sometida a referéndum, fue aprobada por el pueblo español el 6 de diciembre.
La Constitución del 78 definía a España como un Estado social y democrático de derecho, cuya forma política es la monarquía parlamentaria. Reconocía y garantizaba el derecho a la autonomía de nacionalidades y regiones. Reconoce y garantiza las libertades democráticas, abolía la pena de muerte, etc. Recoge la clásica división de poderes:
- Las Cortes, formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado.
- El Gobierno: ostenta el poder ejecutivo.
- El poder judicial: se configura como protector de las leyes.
- El rey es el jefe de Estado y de las Fuerzas Armadas, sus funciones son ceremoniales y representativas.
También recoge la creación de un Tribunal Constitucional.
Últimos años de la Transición
En este periodo se abordaron por parte del gobierno de Suárez otras cuestiones: la reforma de la organización territorial del Estado desde el 77, los Pactos de la Moncloa, la reforma fiscal y una nueva amnistía. Una vez que se aprueba la Constitución, Suárez disuelve las Cortes y convoca elecciones generales el 1 de marzo del 79. También se convocan elecciones municipales para el 3 de abril. En las elecciones municipales, UCD obtuvo en toda España el mayor número de concejales.
A partir de este momento comienza un cierto deterioro de la vida política. A finales de mayo de 1980, el PSOE promovió una moción de censura contra Adolfo Suárez y el 29 de enero del 81 dimite y renuncia a la dirección de UCD. El día 25 era investido Calvo Sotelo como presidente del gobierno, que disuelve las Cortes y convoca elecciones para el 28 de octubre del 82, en la que triunfa el PSOE y con él se inicia una etapa de consolidación democrática.