Historia de España: Desde la Civilización de Al-Ándalus hasta la Ilustración

La Economía y Sociedad en Al-Ándalus

La civilización de Al-Ándalus destacó por un gran avance económico. En la agricultura introdujeron regadíos, arboricultura y cultivos como cítricos, arroz, caña de azúcar y algodón. Sobresalió la cría de caballos en la ganadería. Elaboraron productos artesanales como prendas de lino, seda, lana, alfarería, tapices y tintes para abastecer los núcleos urbanos o ser exportados. Se desarrolló el comercio exterior en puertos mediterráneos y reinos cristianos del Norte utilizando una moneda propia (el dinar y el dírham). La sociedad estaba constituida por la élite y los sirios, que ocupaban cargos importantes en la administración, mientras que los bereberes y los muladíes se encontraban en un estrato inferior. Se mantuvo un régimen de tolerancia religiosa con respecto a mozárabes y judíos. Al-Ándalus también destacó como centro de producción, compilación y difusión cultural. Se avanzó y perfeccionó la medicina, filosofía, poesía y cartografía. La arquitectura reflejó el arte musulmán en los diferentes periodos, destacando ricas decoraciones vegetales y geométricas en palacios y mezquitas (Mezquita de Córdoba, palacio de Medina Azahara, Alhambra…).

El Descubrimiento de América

Cristóbal Colón estaba buscando una nueva ruta para llegar a la India. Tras la negativa de la monarquía portuguesa, los Reyes Católicos se interesaron por este proyecto. Después de firmar las Capitulaciones de Santa Fe entre los Reyes Católicos y Colón, y conseguir la financiación, salieron tres barcos de Palos (Huelva). Tocaron tierra el 12 de octubre de 1492 y se dieron cuenta de que no era la India, sino unas nuevas tierras. Se realizaron diversas expediciones para conquistar este Nuevo Mundo. Destacan los conquistadores Hernán Cortés (conquista la civilización azteca) y Francisco Pizarro (conquista el Imperio Inca).

El Imperio de Carlos V: Conflictos Internos

Comunidades y Germanías

Las Comunidades fueron revueltas, situadas en Castilla, de hidalgos y clases medias urbanas (ciudades) contra la política imperial de Carlos V. Los comuneros reclamaban protección de la industria nacional, respeto a las leyes del reino y mayor participación política. Se produjeron también revueltas campesinas antiseñoriales. Adriano de Utrecht (regente), con ayuda de la monarquía y de la nobleza terrateniente, los derrotó en Villalar en 1521.

Las Germanías fueron revueltas de artesanos, pequeños burgueses y campesinos (movimiento social) contra la oligarquía ciudadana, la nobleza y el alto clero en la Corona de Aragón. Pedían democratización de los cargos municipales y mejora de los arrendamientos campesinos. Llegaron a tomar Valencia, pero Carlos V, aliado con la nobleza, los venció en 1521.

La Monarquía Hispánica de Felipe II: La Unidad Ibérica

Durante el reinado de Felipe II, la monarquía española pasó por un momento de esplendor, siendo la primera potencia europea. Esta situación mejoró con la anexión de Portugal. En 1580, el rey Sebastián de Portugal murió sin descendencia, habiendo dos aspirantes al trono: Antonio, prior de Crato, hijo bastardo; y Felipe II por su madre, Isabel de Portugal. Tras una pequeña guerra civil, ganada por el duque de Alba, Felipe fue coronado como rey de Portugal en las cortes de Thomar, prometiendo respetar las leyes portuguesas. A la par que Portugal se anexionó al reino español, también lo hicieron Brasil, las Molucas y parte de la India y África. Dado que Portugal ya estaba consolidada como nación independiente, esta unión solo duró hasta 1640.

Los Austrias del Siglo XVII: Gobierno de Validos y Conflictos Internos

Con los Austrias menores (s. XVII), Felipe III, Felipe IV y Carlos II, llegó la decadencia de España debido a la falta de personalidad de los reyes, que se reflejaba en la figura de los validos. Otra razón fue que todo el dinero de América iba destinado al Imperio. En esta época, los moriscos no eran bien aceptados por motivos culturales, y el duque de Lerma (Felipe III) decretó su expulsión en 1609. Castilla soportó el peso del Imperio, lo que resultó en pérdida de hombres y dinero, iniciándose la decadencia. Esto se manifestó en la organización del Estado polisinodial, que presuponía la desconexión de los distintos reinos que lo formaban. El conde-duque de Olivares pretendió reformarlo, y de sus proyectos destacó la Unión de Armas (ejército permanente), que fracasó y fue el mayor exponente de la crisis de 1640.

La Crisis de 1640

El conde-duque de Olivares fue una figura política muy relacionada con la crisis. Este valido de Felipe IV pretendió regresar al esplendor de Felipe II. Para ello, puso en marcha la Unión de Armas, en la que todos los reinos debían aportar hombres y dinero, sin valorar la riqueza o población. Esto creó un gran descontento en Cataluña, que desembocó en una rebelión. Esta culminó con el Corpus de Sangre de Barcelona en 1640. Cataluña buscó el apoyo de Francia. Finalmente, Barcelona se rindió al ejército real en 1652. También en 1640, Portugal proclamó rey al duque de Braganza, ya que Castilla tenía el propósito de asimilarlo a ella. La situación de guerra duró hasta 1652, cuando Portugal fue declarada independiente. Por esas mismas fechas hubo alteraciones en Andalucía y el País Vasco.

La España del Siglo XVII: El Ocaso del Imperio Español en Europa

Con los Austrias menores (s. XVII) llegó la decadencia de España, a causa de la falta de personalidad de los reyes y a que todo el dinero de América iba destinado al mantenimiento del Imperio. El siglo se inició con un periodo pacifista, ya que no había recursos para la guerra. Felipe III firmó la paz de los Doce Años con Holanda. Con Felipe IV, España se metió de lleno en la guerra de los Treinta Años en defensa de los Habsburgo contra Francia y Alemania. Además, España tuvo otros dos frentes, uno en Holanda y otro en Flandes, en ambos el enemigo era Francia. Este periodo de guerras acabó con la paz de Westfalia, donde España perdió Holanda. Se prolongó la guerra con Francia, que tenía problemas internos, hasta 1659 (paz de los Pirineos), cuando se perdió el Rosellón y la Cerdaña. El ocaso llegó con Carlos II, al perderse territorios en Francia.

La España del Siglo XVII: Evolución Económica y Social

El siglo XVII se caracterizó por una crisis demográfica, que disminuyó la población de los reinos hispánicos. Esto fue causado por la migración a América, las guerras, la expulsión de los moriscos, las epidemias y las malas cosechas (cambios climáticos). A todo esto hay que unirle una decadencia económica. La agricultura empeoró, quedándose despoblados los núcleos rurales, la ganadería se vio afectada (problemas de exportación de lana), se redujo la actividad artesanal y descendió la llegada de plata americana. Como consecuencia, se produjo la bancarrota de las finanzas estatales. Como último recurso, se comenzó a emitir masiva y continuamente una moneda de mala calidad, el vellón. La sociedad era estamental, habiendo tres clases sociales cerradas: nobleza, clero (alto y bajo) y pueblo o tercer estado, que era el más numeroso.

La España del Siglo XVIII: La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht

En 1700 murió Carlos II, último Austria, sin descendencia directa. Los candidatos a ocupar el trono eran Felipe de Anjou, nieto de María Teresa de Austria, designado por testamento y proclamado rey en 1701; y el archiduque Carlos de Habsburgo. En Europa se temía la unión de España y Francia. Todo esto provocó una guerra civil en España, ya que Castilla apoyó a Felipe V y Cataluña al candidato austriaco. La guerra se desarrolló en Italia, Alemania, Flandes y España. Dentro de España, al principio, la guerra fue desfavorable a los Borbones, mientras el archiduque se proclamó rey de Valencia y Gran Bretaña ocupó Gibraltar y Menorca. Con la muerte de José I de Austria, Carlos se convirtió en emperador, y las derrotas borbónicas en Europa hicieron que se firmara la paz. Los tratados de Utrecht reconocieron a Felipe V como rey, además se liquidó el Imperio español de Europa y Gran Bretaña obtuvo grandes ventajas en el comercio americano.

La España del Siglo XVIII: Reformas en la Organización del Estado. La Monarquía Centralista

España entró en el siglo XVIII despojada de su Imperio, pero realizó grandes esfuerzos por adecuarse al progreso general de Europa. Aunque las reformas no llegaron a transformar sustancialmente el sistema productivo ni a cambiar las viejas estructuras estamentales, España consiguió una recuperación general de la crisis del s. XVII. Los Borbones y sus ministros se afanaron por fortalecer el poder real. Algunos de los cambios llevados a cabo fueron: los Decretos de Nueva Planta (abolición de los Fueros de Aragón, para conseguir la centralización); la reforma de la Hacienda, creando el Banco de San Carlos (futuro Banco de España); en la Administración Central aparecieron cuatro Secretarías con la función de los antiguos Consejos (Guerra; Marina e Indias; Estado; y Justicia), se creó la Junta Suprema de Estado (Consejo de Estado) y se estableció la ley sálica (las mujeres no podían heredar el trono).

La Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III

El despotismo ilustrado es la concepción política de los monarcas absolutistas por la cual dan al pueblo felicidad y progreso sin contar con él. El mayor representante en España fue Carlos III, que se apoyaba en los ministros Campomanes, Floridablanca, Jovellanos… Se realizaron reformas económicas en agricultura, en industria y en el comercio. Carlos III reforzó el poder real frente al de la Iglesia, y según esta política se llevó a cabo la expulsión de los jesuitas (se les hacía responsables del motín de Esquilache) y el control de la Inquisición. La educación se concibió como un servicio público y, de esta manera, los ilustrados intentaron arrebatarla de las manos de los jesuitas; se fundaron los Reales Estudios de San Isidro de Madrid, se reformó la universidad y los Estudios Mayores. La cultura se impulsó fundando Academias y propagando el periodismo; además, se fundaron las Sociedades Económicas de Amigos del País. Las élites conservadoras y las masas populares reaccionaron contrariamente (dirigidas por el púlpito); demostración de ello fue el motín de Esquilache.

La Evolución de la Política Exterior Española en Europa Durante el Siglo XVIII

Durante el siglo XVIII en Europa se buscó el equilibrio. Francia e Inglaterra (en el mar) fueron las dos máximas potencias europeas y se encontraron enfrentadas. España había perdido primacía, aunque seguía siendo importante a causa de su imperio americano. Durante la época de Felipe V se intentó recuperar los territorios en Italia, y más tarde se alió con Francia (Pactos de Familia) para defender su flota frente a los ingleses. Con Fernando VI se llevó una política de neutralidad, que favoreció el predominio inglés en el Atlántico; el marqués de la Ensenada reestructuró la flota. Durante el reinado de Carlos III, España entró en la Guerra de los Siete Años e intervino en la independencia de EEUU a favor de los insurrectos. La época de Carlos IV coincidió con el estallido de la Revolución Francesa. En principio se luchó contra la Francia revolucionaria, hasta la paz de Basilea, en la que se aliaron Francia y España contra Inglaterra.

La Ilustración en España

La Ilustración es una corriente de pensamiento nacida en Francia durante el siglo XVIII que criticó el modelo económico-político y económico del antiguo Régimen. Llegó a España con varios decenios de retraso, y a su llegada se compatibilizó con la tradición española cristiana. Los pensadores ilustrados españoles fueron: Feijoo (Felipe V), Mayano (Fernando VI); la plenitud llegó con Carlos III, mientras que en la época de Carlos IV se le puso freno. Las tendencias antiilustradas se encontraron entre las élites conservadoras y las masas populares, guiadas por el púlpito y la Inquisición. Bajo Carlos III se consolidaron dos tendencias, los reformistas (borbónicos) y los tradicionalistas (austracistas). Al final, la gran masa del país triunfó sobre la minoría reformista, y el choque se produjo por la invasión napoleónica.