Capítulo 1: La Derrota Ateniense
18. Lisandro y los Éforos
Lisandro envió a Aristóteles, un proscrito ateniense, junto con otros lacedemonios para comunicar a los éforos que había contestado a Terámenes que aquellos eran señores de la paz y de la guerra.
19. Terámenes en Selasia
Terámenes y los otros embajadores, cuando estaban en Selasia, siendo preguntados en qué condiciones llegaban, dijeron que como independientes sobre la paz. Después de estas cosas, los éforos ordenaban llamarlos. Cuando llegaban, hicieron una asamblea, en la que los corintios y los tebanos más (sobre todo) disputaban, y también muchos otros de los helenos, no pactar con los atenienses, sino que aniquilarlos.
20. Condiciones de Paz de los Lacedemonios
Los lacedemonios dijeron que no esclavizarían la ciudad helena que había hecho gran bien en los grandes peligros acontecidos a la Hélade, sino que harían la paz bajo la condición que, habiendo derribado los grandes muros y el Pireo, y habiendo entregado las naves excepto doce, y habiendo regresado los exiliados, considerando el mismo enemigo y amigo, uniéndose a los lacedemonios y por tierra y por mar a donde los conduzcan.
21. Terámenes Regresa a Atenas
Terámenes y los embajadores con él relataban estas cosas a Atenas. Entrando, los rodeó una numerosa multitud, temiendo que volvieran fracasados, pues ya no era posible demorar por la multitud de los que morían de hambre.
22. Aceptación de la Paz
Al día siguiente, los embajadores comunicaban en las condiciones en que los lacedemonios harían la paz. Hablaba Terámenes en nombre de estos, diciendo que era necesario someterse a los lacedemonios y derribar las murallas. Habiéndose opuesto algunos a él, apoyándolo la inmensa mayoría, se resolvió aceptar la paz.
Capítulo 2: Consecuencias de la Paz y Tiranía en Siracusa
23. Lisandro en el Pireo
Después de estas cosas, Lisandro navegaba en el Pireo y los expulsados volvían y destruían las murallas al son de los flautistas con buena voluntad, creyendo que aquel día comenzaba la libertad para la Hélade.
24. Fin de Año y Ascenso de Dionisio
Y el año terminaba. Dionisio de Siracusa, hijo de Hermócrates, se convirtió en soberano absoluto, por un lado, habiendo sido derrotados los cartagineses antes en la batalla por los siracusanos, habiéndose apoderado de Agrigenta por la escasez de trigo, habiendo abandonado los siciliotas la ciudad.
Capítulo 3: Resistencia y Reconciliación
25. Preparativos en el Pireo
Ellos, siendo ya muchos y de todas clases, fabricaban armas, unos de madera, otros de mimbre, y las blanqueaban. Antes de que pasaran diez días, habiendo dado garantías de que quienes lucharan, y si eran extranjeros tendrían la isotelia, venían muchos hoplitas y muchos jinetes. Ellos tuvieron aproximadamente setenta jinetes, haciendo provisiones y recogiendo madera y fruta. Dormían de nuevo en el Pireo.
26. Conflictos y Represalias
De los de la ciudad, por un lado, ninguno salía con armas; por otro, los jinetes a veces además hacían prisioneros a los ladrones de los del Pireo y dañaban la falange de estos. Encontraron casualmente a algunos de los exoneos viajando a los campos de estos en busca de provisiones. Y Lisímaco, el jefe de la caballería, los degolló, suplicando mucho y tolerándolos a disgusto muchos caballeros.
27. Incidentes y Estrategias
Estos, habiendo sido capturados en el Pireo por los jinetes en el campo, mataron a Calístrato de la tribu Leontida. Y, pues ya estaban engreídos de tal manera que atacaron contra los muros de la ciudad, aunque también es necesario decir esto del ingeniero del de la ciudad, el cual, cuando supo que llevarían las máquinas hacia la calle del Liceo, ordenó que todos los carros llevaran piedras enormes y las esparcieran por donde cada uno quisiera de la calle. Como si hiciera esto, cada una de las piedras causaba muchas dificultades.
28. Reconciliación y Discurso de Trasíbulo
Los éforos y los miembros de la asamblea, habiendo oído a estos, enviaron a quince hombres a la cena y ordenaron, de acuerdo con Pausanias, reconciliarse como mejor podían. Ellos se reconciliaron con la condición de tener la paz unos con otros, cada uno a su casa, excepto los Treinta, los Once y los Diez que mandaban en el Pireo. Y si algunos de la ciudad tuvieran miedo, les parecería bien que se establecieran en Eleusis.
29. Fin del Conflicto
Habiendo sido acabadas estas cosas, Pausanias licenció el ejército. Los del Pireo, habiendo regresado con las armas a la Acrópolis, hicieron sacrificios a Atenea. Después que los estrategos bajaron allí, al fin, Trasíbulo dijo:
30. Reflexiones de Trasíbulo
Dijo: «Oh, señores del pueblo, yo os aconsejo que os conozcáis a vosotros mismos. Os conoceríais si reflexionarais sobre por qué tenéis un gran orgullo como para intentar mandar sobre vosotros. ¿Acaso sois más justos? Pero el pueblo, siendo más pobre que vosotros, nunca en absoluto cometió injusticia contra vosotros a causa del dinero. Vosotros, siendo mucho más ricos que todos, también habéis hecho cosas vergonzosas. Puesto que nada de la justicia os interesa, mirad si tenéis un gran orgullo por la valentía».