El Desarrollo Económico del Primer Franquismo: De la Autarquía a la Liberalización
La historia económica del período franquista se caracteriza por la profunda transformación que experimentó la estructura productiva de la economía española. En esta evolución económica, el año clave es 1959. Hasta entonces, la economía española se había caracterizado por el estancamiento inicial y el predominio de las actividades agrarias. Los primeros intentos liberalizadores llevarían al Plan de Estabilización de 1959 y, desde entonces, la economía española comienza un proceso de expansión que conoce durante los años 60 su máximo apogeo. La crisis de finales de 1973 desintegra esta política desarrollista y los dos últimos años del régimen son de incertidumbre tanto en la economía como en la política.
Autarquía, Estancamiento y Racionamiento
La autarquía económica de España hasta 1945 estuvo motivada por la coyuntura creada por la Segunda Guerra Mundial, y a partir de 1946 por el cerco internacional a España, por lo que se plantearon serios problemas de abastecimiento que dieron lugar a la aparición de las cartillas de racionamiento y del mercado negro, que perduraron hasta 1951. La política económica en esta etapa del franquismo subordinó siempre la economía a la política antiliberal y anticomunista, y ensalzó los valores rurales y la agricultura. El proceso de ruralización consecuente y el estancamiento general de la economía, paralelo a un proceso inflacionista y a la irregularidad en las cosechas, definen como principal objetivo en toda la década el evitar el hambre.
Política Agraria
Se centró en la recuperación de la producción. Se procedió a la devolución a sus antiguos propietarios de las tierras expropiadas durante la República y la Guerra Civil, y se inició una reforma técnica del campo español. Para ello se crearon los siguientes organismos:
- El Instituto Nacional de Colonización
- el Patrimonio Forestal del Estado
- el Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y Ordenación Rural
- el Servicio Nacional del Trigo
- la Comisaría de Abastecimiento y Transportes
Política Industrial
En el año 1939 se promulgaban dos leyes de protección y fomento de la industria nacional y de ordenación y difusión de la industria nacional, propias de una economía de guerra y que pretendían lograr el abastecimiento y el desarrollo de las industrias de armamento. Para suplir la iniciativa privada, en septiembre de 1941 se creaba el Instituto Nacional de Industria (INI), en forma de holding estatal, cuya finalidad era potenciar la creación de industrias básicas. Con este marco legal se pretendió industrializar el país en la década de los 40, objetivo imposible de alcanzar por la falta de materias primas y de equipamiento adecuado.
La autarquía y el intervencionismo produjeron tres efectos sobre la industria española:
- Se potenció la industria ligera frente a la básica, con lo que disminuyó la productividad media y la calidad de los productos.
- Se fortaleció la tendencia del monopolio, siendo los grandes beneficiarios los grandes bancos y la burocracia estatal.
- El Estado fue uno de los grandes inversores de capital, procedente de un sistema fiscal regresivo.
Los Inicios de la Liberalización
La marginalización de España del Plan Marshall impidió a nuestro país acceder a créditos que hubieran facilitado una pronta recuperación económica. Estados Unidos concedió un crédito a España destinado a la compra de productos agrícolas, materias primas y equipo industrial. Otros créditos se sucedieron con anterioridad a la firma de unos pactos de ayuda mutua, plasmados en los tres acuerdos del 26 de septiembre de 1953 que permitían el establecimiento de cuatro bases militares norteamericanas en suelo español.
La asistencia americana fue poco significativa en el equipamiento industrial necesario para el desarrollo económico, pues la ayuda recibida desde 1953 correspondía a productos excedentarios de Estados Unidos y no resolvieron los problemas de escasez y escasez alimentaria. Este hecho fue paralelo a la apertura hacia el exterior del régimen y a la resurrección del mercado libre, rebajando el intervencionismo estatal y el proteccionismo para conectar con el liberalismo capitalista. A pesar de los efectos positivos, la inflación desde 1955-1956 y el déficit en la balanza de pagos tuvieron efectos negativos sobre el comercio exterior y la reserva de divisas.
El Plan de Estabilización de 1959
Las dificultades a partir de 1956 provocaron una radical modificación en la política económica del régimen franquista. Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio elaboraron un Plan de Estabilización Económica que consideraban imprescindible para asentar sobre una base sólida el proceso de crecimiento económico que se quería iniciar. Ni Franco ni Carrero Blanco lo acogieron con demasiado entusiasmo. Pero, puesto que no se perfilaba otra alternativa con credibilidad, este plan recibió la aprobación del Gobierno mediante un decreto fechado el 21 de julio de 1959. Mediante este decreto se impusieron una serie de medidas básicas para orientar la economía del país:
- Reducción del gasto excesivo del Estado y del de los particulares, lo que implicó impedimentos en la aprobación de créditos y congelación de los salarios.
- Desaparición progresiva de los controles del Gobierno sobre las actividades económicas.
- Apertura de la economía española a los mercados exteriores aumentando las facilidades para la realización de importaciones.
- El Gobierno dio muchas facilidades a las empresas extranjeras que quisieran instalarse en España.
Para realizar esta transformación económica, España pudo contar con la aprobación de importantes créditos internacionales. Este Plan de Estabilización fue calificado como la operación económica de más alcance realizada por el Estado en el período 1939-1959. Sus efectos fueron inmediatos y positivos: reducción de la demanda interna y de la inflación, y estabilidad de los precios. Pero, a cambio, se produjo una restricción de la actividad económica y un notable crecimiento del paro, lo que producirá la emigración de españoles a Europa en desarrollo.
La Evolución Política del Segundo Franquismo: La Tecnocracia y el Dominio del Opus Dei
Desde finales de los años 50, España sufre dos cambios fundamentales: el desarrollo económico y la transformación social. El tercer cambio fue político. Esta etapa va a estar marcada por los intentos de preparar el régimen para el futuro. Pese al dominio de los tecnócratas, apareció la antigua Falange, que era partidaria de un mayor pluralismo. Esta lucha entre tecnócratas y aperturistas va a ser otra de las claves del período.
La Definitiva Institucionalización del Régimen
Los tecnócratas pusieron en marcha entre 1957 y 1965 una amplia reforma de la administración pública. Se trataba de adaptar la administración a las nuevas circunstancias de desarrollo económico. Fue una reforma técnica que pretendía garantizar mínimamente los derechos de los administrados y conseguir un mayor grado de eficacia y racionalidad. En 1958 se aprobó la sexta ley fundamental: la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento. Mediante referéndum se aprobó la séptima y última de las leyes fundamentales del Estado: la Ley Orgánica del Estado en 1967. Ésta abordaba el intento de asegurar el futuro del régimen. Separó los cargos de Jefe de Estado y de Presidencia del Gobierno, asentó la institución monárquica, abrió las Cortes a una cierta participación popular, creándose la figura de los procuradores representantes de la familia.
Una de las cuestiones más importantes del período fue la Ley de Sucesión de Franco, ya que afrontaba la preparación del futuro y las distintas posiciones políticas existentes. Franco optó por el candidato de Carrero Blanco y los tecnócratas: Don Juan Carlos de Borbón.
La Estrategia Política de los Aperturistas
Aunque el dominio político de esta etapa corresponde a los tecnócratas, surgen otros grupos que se enfrentan a ellos. Dentro de estos grupos destacan los inmovilistas o búnker, y los aperturistas liderados por Manuel Fraga y Fernando María Castiella. Ambos llegan a ser ministros e intentan a través de sus leyes y disposiciones hacerse con un lugar político en el régimen para preparar la sucesión e imponer sus ideas.
La Ley de Prensa de 1966, promovida por Manuel Fraga, abolió la censura previa y concedió una cierta libertad de prensa con la que la oposición incrementó su capacidad de expresarse. Se controlaban las noticias extranjeras, se podía cerrar medios de comunicación y se controlaban la mayoría de los medios informativos. La prensa que se había configurado con la ley de Fraga no era una prensa libre, pero tampoco la de los primeros tiempos de la dictadura.
En 1969 estalla el escándalo Matesa en el que estaban implicadas personas pertenecientes a los tecnócratas y al Opus Dei. El enfrentamiento entre los aperturistas y los tecnócratas estalló definitivamente. Fraga y Solís maniobraron para que el asunto se conociera a través de la prensa, desprestigiando a sus adversarios políticos. Franco formó un nuevo gobierno con personas adictas a Carrero Blanco. La división entre las familias franquistas era ya un hecho consumado.
La Política Exterior
Desde 1957, la política exterior franquista se fijó como objetivos el acercamiento a la Europa comunitaria, el mantenimiento de una estrecha relación con los Estados Unidos y la recuperación de Gibraltar. Desde que en 1957 se creó la CEE, los tecnócratas eran partidarios de la entrada de España en ella. La entrada no se conseguiría hasta 1986, debido al impedimento político.
Las relaciones con Estados Unidos estuvieron marcadas por los pactos bilaterales y las sucesivas prórrogas. España basó su política exterior en estos acuerdos y, aunque pedía más colaboración americana a cambio de las bases, no lo consiguió. La presión para la recuperación del Peñón se convirtió en una constante y símbolo de la política exterior española. España aceptó la independencia de Guinea Ecuatorial, cedió Ifni a Marruecos y pretendió conservar el Sáhara. En 1975 firmó un acuerdo en el que lo repartía entre Marruecos y Mauritania.
El Declive del Régimen
Tras el nombramiento de Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado, Franco se esforzó en sentar las bases de una transición pacífica hacia la Monarquía del 18 de julio.
Carrero Blanco y el Fracaso del Aperturismo
Después del escándalo político-financiero originado por el caso Matesa, Franco separó del gobierno a los ministros responsables, y a Fraga, que dio publicidad al delito. El vicepresidente Luis Carrero Blanco, en octubre de 1969, se hizo cargo del nuevo gobierno que trazó un amplio programa político tendente a realzar la economía, la apertura al exterior y la reforma de la Educación. Reformas internas que no se llevan a cabo, como el Anteproyecto de Asociaciones o el intento de mejorar sus relaciones con la Iglesia.
Los intentos de mejorar sus relaciones con la Iglesia y resolver el problema obrero con la nueva Ley Sindical fracasaron. El malestar laboral entre 1970 y 1974 fue creciendo y ETA se mostró especialmente activa. La respuesta del gobierno fue endurecer en 1971 la Ley del Orden Público de 1959. A principios de 1973, el enfrentamiento entre los aperturistas y los ultraconservadores provocó una crisis del gobierno que resolvió Franco separando por primera vez la Jefatura del Estado y la del Gobierno.
Arias Navarro, Albacea del Franquismo
En enero de 1974, Franco nombró nuevo presidente del gobierno a Carlos Arias Navarro. Su gobierno debía hacer frente a la crisis económica que se había anunciado desde la subida de los precios del petróleo el año anterior, el orden público y el desarrollo político. Arias Navarro presentó a las Cortes un programa de gobierno que prevenía una reforma del régimen, el llamado espíritu del 12 de febrero.