Situación Actual de la Industria Española
La industria española, después de su entrada a la **Unión Europea**, vivió un proceso de modernización productiva, aunque tuvo que superar un periodo de crisis a partir de 1990 que se agudizó en 1993. A mediados de los 90, la industria española se había convertido en el sector de actividad más productivo gracias a la moderación salarial y a la flexibilidad en la contratación laboral. La economía crecía por encima de la media europea y aumentaba la inversión española en los países de la UE, mientras que en Portugal, Norte de África y Latinoamérica se instalaban empresas españolas.
La industria ha tenido un buen ritmo de crecimiento de ventas, producción y demanda, aunque va perdiendo importancia dentro del conjunto de la actividad económica a causa de la terciarización general del empleo.
Sin embargo, en 2007 surge la crisis financiera en **EE. UU.** y afecta a la economía mundial. En la UE se ha iniciado una tendencia bajista general que en España se refleja con una recesión de la cartera de pedidos, un aumento de los *stocks* y una desaceleración del empleo.
Los Desafíos de la Industria Española
La industria española presenta diversos problemas estructurales que afectan negativamente a su competitividad frente a la economía europea y a la global:
- Existe un escaso número de grandes empresas, ya que dominan las pequeñas y medianas empresas (PYME). Estas tienen la ventaja de adaptarse mejor a las demandas del mercado y presentar menos conflictos laborales, sin embargo, no permiten hacer economías a la escala, ni grandes gastos en nuevas tecnologías. El Instituto de la Mediana y Pequeña Empresa Industrial fomenta la innovación de las **PYME** y la colaboración tecnológica entre ellas.
- La **productividad industrial** es inferior a la de la Unión Europea, hecho que incrementa el coste laboral. Uno de los recursos para mejorar la productividad es la aplicación de las innovaciones derivadas de las **TIC**, pero el gasto español en este sentido está muy por debajo del gasto de la UE.
- El nivel de la intensidad tecnológica es bajo y el porcentaje de inversión en **I+D** es insuficiente (solo el 1,4% de industrias manufactureras españolas presentan un nivel alto de intensidad tecnológica y únicamente 22 empresas españolas figuran en la lista de las mil empresas comunitarias que más invierten en innovación).
Ello provoca una balanza tecnológica deficitaria: las principales empresas de automóviles, maquinaria eléctrica, aparatos electrodomésticos y productos farmacéuticos fabrican con patentes extranjeras, que son una buena fuente de ingresos para los países que la crean, pero un enorme gasto para países como España que deben pagar para su aplicación.
Es fundamental, por tanto, dedicar un porcentaje más elevado del **PIB** a **I+D** y fomentar la mejora del sistema educativo y la formación técnica laboral.
Consecuencias de la Incorporación de Nuevos Estados a la UE
La incorporación de nuevos países a la UE afecta a la industria española por diversas causas: estos países disfrutan de una mayor proximidad al gran eje industrial europeo que constituyen los países nórdicos, Alemania y el norte de Italia; además, su estructura productiva es similar a la española, la mano de obra más barata y su productividad y cualificación en alta tecnología, mayor. Asimismo, la inversión del capital extranjero les ha permitido la implantación de empresas de alta tecnología, con lo cual ha aumentado su potencial industrial dentro de la UE.
Uno de los sectores de la industria española más afectados es el de los automóviles, en el cual España ha mantenido un buen ritmo de exportaciones; el sector está dominado por empresas de capital extranjero que pueden deslocalizar las industrias en busca de menores costes, lo que tendría consecuencias negativas para las industrias de componentes. España debería orientar su tejido industrial a una mayor calidad y productividad para hacer frente a la competencia de los nuevos países de la UE que tienden a desplazar a España de su segmento del mercado exportador.
Los Espacios Industriales Españoles en un Mundo Global
El actual tejido industrial español se está incorporando a la **globalización económica**, de manera que nuestras zonas industriales se configuran como puntos de una red de producción a nivel mundial.
Esta red se caracteriza por la concentración de capital y de decisión en pocas empresas multinacionales muy poderosas, con lo que el papel de la economía estatal se reduce. Numerosas decisiones se toman fuera de España, ya que aquí hay pocas sedes centrales de grandes empresas. Esto explica que, a pesar de ser una potencia industrial, no tenga un papel relevante en la economía mundial.
Globalización y Deslocalización
En una economía globalizada, las empresas buscan la **competitividad** para aumentar su cuota de mercado; de aquí se derivan las causas de la **deslocalización**: la búsqueda de menores costes laborales y de las mejores condiciones fiscales y técnicas. Por esta razón se trasladan al este de Europa, Sureste asiático, China…
Por otro lado, la localización de los establecimientos industriales se ha flexibilizado, de manera que la empresa puede deslocalizar parte del proceso productivo. Este es el caso de algunas fábricas textiles españolas que han desplazado al norte de África los procesos que exigen una considerable mano de obra, mientras que el diseño de los tejidos, proceso de mayor valor añadido, se hace en España.
Las consecuencias de las deslocalizaciones son el aumento de la tasa de paro y la pérdida de empleo del sector secundario que cada vez tiende más a terciarizarse.
Las políticas industriales, por parte de los gobiernos, proporcionan ayudas a las empresas para frenar el proceso de deslocalización y el aumento del paro.