La Guerra de Marruecos (1909-1927)
Los intereses expansionistas de España, tras el desastre de 1898, se concretaron con Francia en la Conferencia de Algeciras. Las grandes potencias europeas acordaron la apertura al comercio internacional de ocho puertos marroquíes y el establecimiento de una policía franco-española.
Los primeros episodios de la guerra en Marruecos se produjeron en 1909 en Melilla, tras los ataques de grupos armados de rifeños contra las instalaciones del ferrocarril. El general Marina pidió refuerzos y Maura pretendió enviar reservistas. Se produjo el desastre del Barranco del Lobo, que ocasionó un elevado número de víctimas. Esto provocó mucha impopularidad.
En los años siguientes, la situación de Marruecos se calmó por la desunión de los jefes de cabilas. Cuando el gobierno de Canalejas realizó una visita a las minas del Rif, hubo una intensa actividad militar. Las tropas españolas se apoderaron de Arcila, Larache y Alcazarquivir. Se concretó la división de Marruecos en los protectorados español y francés.
Tras unos años de enfrentamiento, el general Jordana consiguió la paz en el territorio al atraer a jefes locales, situación que se mantuvo hasta el desastre de Annual en 1921. El caudillo rifeño Abd-el-Krim provocó la insurrección general del territorio, que acabó en la estrepitosa derrota de Annual, con 12.000 bajas españolas. Un contraataque del general Dámaso consiguió recuperar parte del territorio perdido.
El desastre de Annual provocó una investigación de lo acaecido y puso en evidencia la incapacidad e improvisación de los mandos militares africanistas. El golpe de Estado del general Primo de Rivera, en septiembre de 1923, dejó en suspenso la investigación de las responsabilidades de los sucesos de Annual.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El golpe de Estado y el Directorio Militar (1923-1925)
El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, proponía constituir un Directorio militar. Alfonso XIII encontró en la actitud del general una salida a la delicada situación política existente y, a las pocas horas, lo designó presidente del Consejo de Ministros.
Aparentemente, se mantenía la legalidad constitucional. Pero la suspensión de las garantías constitucionales, la declaración del estado de guerra y el relevo de las autoridades civiles por militares supuso el final del régimen de la Restauración y su sustitución por la Dictadura del general Primo de Rivera.
Los propósitos de Primo de Rivera resultaron confusos. Su actitud parecía reflejar buenas intenciones. Así se explica que el golpe de Estado gozara de buena acogida. La implantación del Directorio militar supuso la supresión de todas las instituciones constitucionales, excepto la Corona, y la suspensión de las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos.
Los nuevos gobernantes dedicaron sus primeros esfuerzos a resolver los problemas internos y poner fin a la guerra de Marruecos.
Los problemas internos
Primo de Rivera persiguió a los grupos radicales, preferentemente comunistas y anarquistas, y atajó la violencia de los pistoleros. En poco tiempo, desaparecieron los atentados y las acciones violentas. En cuanto al caciquismo, el Directorio destituyó a todas las autoridades locales y se elaboraron los estatutos municipal y provincial. Respecto a Cataluña, al principio mantuvo la Mancomunidad, pero la suprimió posteriormente.
El final de la guerra de Marruecos
Primo de Rivera, que había defendido el abandono de Marruecos, impuso como cuestión prioritaria la liquidación del conflicto. Asumió personalmente el cargo de alto comisario y dirigió unas operaciones militares de poca envergadura para poner fin a la guerra. Posteriormente, el desembarco en la bahía de Alhucemas posibilitó la conquista sistemática del territorio y el final de la guerra. Se requirió la colaboración de Francia.
El Directorio Civil (1925-1930)
A los éxitos del Directorio militar se sumaron una economía en expansión y el apoyo de la UGT a la política social del dictador. Primo de Rivera fundó la Unión Patriótica. En contra del Directorio, se situaron viejos políticos liberales, los anarquistas, los comunistas, los nacionalistas y algunos intelectuales.
Primo de Rivera sustituyó el Directorio militar por otro civil, en cuya composición figuraron hombres como José Calvo Sotelo. El propósito de este Directorio civil era institucionalizar, perpetuar, la Dictadura, para lo cual se tomaron diversas medidas:
- En el ámbito político, creación de una Asamblea Nacional Consultiva. Llegó a preparar un proyecto de Constitución que no prosperó.
- En el ámbito social, Eduardo Aunós creó la Organización Corporativa del Trabajo. Se crearon Comités Paritarios con el objeto de regular la vida laboral y que obtuvieron el apoyo de la UGT. Además, se impulsaron medidas favorables a los obreros.
- Las acciones en el ámbito económico fueron numerosas y pretendieron consolidar el régimen. El conde de Guadalhorce dirigió un ambicioso plan de obras públicas que mejoró la infraestructura viaria y creó las confederaciones hidrográficas para ampliar los regadíos agrarios. Calvo Sotelo emprendió una política económica expansiva e intervencionista. Adoptó medidas como la creación de monopolios estatales.
Estas medidas supusieron una mejora en las condiciones de vida de los españoles. Pese a estos triunfos, la oposición a Primo de Rivera fue creciendo. Se produjo la Sanjuanada, golpe de Estado fallido. Casi al mismo tiempo, se suscitó un conflicto entre Primo de Rivera y el arma de Artillería, ello supuso el enfrentamiento con un importante sector del Ejército. Los intelectuales y los republicanos habían ido ampliando sus fuerzas durante estos años y se agruparon en la Alianza Republicana. Los anarquistas fundaron la Federación Anarquista Ibérica (FAI). El socialismo español rompió su colaboración con el régimen a partir del congreso celebrado por el PSOE.
La política económica expansiva y las grandes obras públicas habían sido posibles gracias a los préstamos procedentes del exterior. La quiebra de la Bolsa de Nueva York cortó los créditos, y la situación económica y financiera de España se hizo insostenible. Calvo Sotelo presentó su dimisión, y la oposición política al régimen aumentó. Alfonso XIII utilizó todos sus recursos para desmarcarse de Primo de Rivera. El Ejército y los grupos que apoyaban al régimen consideraron que la mejor alternativa era la retirada del dictador. El 30 de enero de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al rey.
La “Dictablanda” (1930-1931)
Alfonso XIII designó como presidente a Dámaso Berenguer, con el encargo de recuperar la normalidad constitucional. Suprimió la censura, permitió el regreso de los opositores exiliados y toleró las actividades de los partidos. Sin embargo, los problemas de la “dictablanda” se multiplicaron. La crisis económica y la agitación social crecieron. Políticos monárquicos como Niceto Alcalá Zamora o Miguel Maura se inclinaron abiertamente por la República y firmaron el Pacto de San Sebastián con la Izquierda Republicana y los regionalistas catalanes y gallegos. Su finalidad era constituir un Comité Ejecutivo Republicano.
Se sublevó la guarnición de Jaca, adelantándose a los planes del Comité. Fracasada la sublevación, sus responsables, los capitanes Galán y García Hernández, fueron condenados y fusilados. Los miembros del Comité fueron encarcelados. Berenguer anunció la convocatoria de elecciones legislativas, a la que los partidos políticos anunciaron su negativa a participar. Berenguer dimitió de su cargo de presidente del Consejo.
La caída de la Monarquía
Alfonso XIII formó un gobierno de concentración presidido por el almirante Juan Bautista Aznar, y las elecciones legislativas se pospusieron hasta la celebración de elecciones municipales y provinciales en abril. Las elecciones municipales enfrentaron a dos bloques: el monárquico y el republicano-socialista. Aunque los resultados concedieron un aparente triunfo al bloque monárquico, en las grandes ciudades significó un respaldo a la República. El pueblo se lanzó a la calle en espontáneas manifestaciones. El 14 de abril de 1931, Alfonso XIII se marchó rumbo al exilio.