Filosofía de Aristóteles: Metafísica, Conocimiento, Ser, Ética y Política

Metafísica de Aristóteles: La Realidad y sus Principios

Aristóteles sostiene que solo existe la physis. Esta se divide en el mundo supralunar, el de los astros, donde no hay corrupción, y el mundo sublunar, el de la Tierra, que se compone de los cuatro elementos y donde hay cambio. Esta physis se estudia a través de la física y la metafísica. Según la teoría hilemórfica, los seres se componen de materia, de qué están hechos, y forma, su sustancia o esencia: lo que les hace ser lo que son. Esta forma, a su vez, se divide en sustancia primera y sustancia segunda. La sustancia primera es el individuo concreto (“este perro”) y la sustancia segunda es el universal (“ser perro”, la especie). Además, los seres pueden tener accidentes (lo que puede quitar a una sustancia primera sin que deje de ser lo que es). Igualmente, según la teleología, los seres cambian buscando llegar a ser tan perfectos como marque su esencia y cumplir su finalidad. Este cambio se produce por el paso de la potencia (lo que se puede llegar a ser) al acto (lo que se es). Así, el cambio sería el paso de la potencia al acto guiado por la propia esencia, por la que cada ser busca llegar a ser lo que debe ser, su finalidad propia. Por último, para explicar la naturaleza debemos recurrir a la teoría de las cuatro causas: formal (lo que se es, la esencia), material (de qué está hecho), eficiente o agente (quién o qué lo hizo) y final (para qué se hizo). Con estas cuatro causas, según Aristóteles, se podría explicar cualquier fenómeno natural.

La otra parte del estudio de la realidad es la metafísica. El objeto de estudio de la metafísica es el ente, el ser en cuanto ser, y no lo concreto y particular de cada ser. Igualmente, investiga acerca de los primeros principios universales de la realidad, aquello que todo ser real debe cumplir: los axiomas (primeros principios indemostrables que rigen lo real) y las categorías (lo que se puede predicar de los seres: lugar, tiempo, cantidad, etc.). Asimismo, Aristóteles estudia el fundamento último de la existencia del movimiento. Este ser es el primer motor inmóvil, que inició el movimiento y a su vez hace, por atracción, que las cosas busquen su propia perfección a través del cambio.

Epistemología Aristotélica: El Problema del Conocimiento

Para Aristóteles, nuestro conocimiento empieza por los sentidos (sensibilidad). Se conoce a través de un proceso de inducción, de lo particular a lo universal, que comienza con la sensibilidad que percibe a los seres. A través de la imaginación se genera la imagen mental y esta es recogida por el entendimiento.

El entendimiento hace el proceso de abstracción. Este se divide en dos: el entendimiento agente (que es universal) y que nos permite abstraer la esencia de los seres; y el entendimiento paciente (individual) que retiene las abstracciones posibilitando los juicios. Aristóteles, además, fue el creador de la lógica. La lógica aristotélica pretende ser un método para que la argumentación sea rigurosa y coherente. Analizará la forma de las argumentaciones buscando cuáles son las correctas –modos del silogismo válido– y cuáles las incorrectas (falacias).

Antropología de Aristóteles: La Naturaleza del Ser Humano

Siguiendo su teoría hilemórfica, Aristóteles afirmará que el cuerpo (la materia) y el alma (la forma) forman una única sustancia natural (primera o individual) y su unión es esencial. El alma es el principio de vida y es mortal. El alma humana tiene tres funciones:

  • La facultad vegetativa o nutritiva es la capacidad para alimentarse y desarrollarse y es propia de todos los seres vivos.
  • La facultad sensitiva que permite la sensibilidad, siendo propia de todos los animales.
  • La facultad intelectiva exclusiva de los seres racionales y que posibilita el pensamiento.

La intelección es considerada como la superior de las funciones humanas, la más característica y esencial, pues es la que le distingue de los demás seres.

Ética Aristotélica: La Búsqueda de la Felicidad

Para Aristóteles, la moral sigue un esquema teleológico, pues los seres tienden a un fin que en los seres humanos es la felicidad y, por ello, su ética se denomina eudemonismo. Según Aristóteles, la felicidad consiste en desarrollar y cumplir lo propio de cada ser de acuerdo a su esencia. Esto en los seres humanos es la actividad intelectual, la vida contemplativa, pues la facultad intelectiva es lo característico del ser humano, que lleva al conocimiento de los seres y especialmente del ser supremo, el motor inmóvil. Por ello, lo fundamental será perfeccionar esta característica racional y con ella las virtudes dianoéticas o intelectuales, que son aquellas que perfeccionan el entendimiento: la sabiduría o la contemplación, la reflexión, etc. Pero el hombre no es solo una sustancia con entendimiento, sino que tiene necesidades corporales y sociales resultándole imposible conseguir la plena felicidad, pues no puede ejercer plenamente la vida contemplativa

(que sería estar permanentemente pensando) siendo la felicidad absoluta exclusivamente propia del primer motor. Así, la felicidad humana es limitada. Precisamente, para cumplir estas necesidades sociales están las virtudes éticas o prácticas, las más humanas (frente a las dianoéticas que serían “divinas”) y que deben organizar nuestras vidas de forma que podamos dedicarnos a lo que nos es propio (el desarrollo de la facultad intelectiva). La virtud ética se define en Aristóteles como un hábito (disposición adquirida por la práctica frecuente) de determinar con prudencia (utilizando la facultad intelectiva o entendimiento) el término medio entre dos extremos viciosos (uno por defecto y otro por exceso) de forma personal. El término medio es personal, no universal.

Política de Aristóteles: La Sociedad y el Bien Común

El hombre es un ser social por naturaleza y en su esencia se encuentra implícita su sociabilidad ya que posee el logos que le permite comunicarse racionalmente con los demás seres racionales. La sociedad, pues, no es producto de la convención sino que entra dentro del esquema teleológico siendo la polis el fin último de todo el proceso de unión social. La felicidad humana solo se puede conseguir, así, dentro de una sociedad cuyas leyes posibiliten el desarrollo de las virtudes prácticas en todos los ciudadanos. Por esto el legislador o el político debe ser alguien que no solo tenga conocimientos teóricos, sino que debe haberse habituado a la aplicación práctica de su intelecto, ser prudente. La justicia social se da cuando el gobierno no busca intereses particulares y posibilita la realización de la virtud en todos los ciudadanos. Aristóteles distingue tres formas justas de gobierno, frente a sus respectivas corrupciones:

  • La monarquía, el gobierno de uno solo, su corrupción es la tiranía.
  • La aristocracia, el gobierno de los mejores, frente a la oligarquía.
  • La democracia, considerada la mejor por Aristóteles, es el gobierno del pueblo, su corrupción es la demagogia.