Idealismo, Mecanicismo y Ética Moderna: Un Recorrido Filosófico

El Idealismo Moderno y la Fundamentación del Conocimiento

El idealismo surge en un contexto de enfrentamiento entre sistemas teológicos, el surgimiento de una física más fiel a la realidad y el cuestionamiento de todo conocimiento por parte de los escépticos. Es el conjunto de corrientes filosóficas que niegan la realidad al objeto de conocimiento, es decir, que niegan la existencia de cosas independientes de la conciencia. Entre estos escépticos se encuentra Descartes, cuyo trabajo filosófico se centra en cuestionar cualquier aspecto de la realidad. Para ello, desarrolló el método de la duda cartesiana, que consistía en no aceptar algo como verdadero si se tenía un mínimo atisbo de que pudiese ser falso. Llevó la duda lo más lejos que pudo y encontró que no podía fiarse de los sentidos, ni siquiera de las matemáticas; podría estar siendo manipulado para que pensase que 2+2=4, cuando en realidad sería 5. En todo caso, este demonio que lo estaba engañando debía necesariamente estar manipulando “algo”. Por lo que llegó a la conclusión de que, mientras tuviera pensamientos, existiría: “Pienso, luego existo”.

Un siglo después, Hume seguirá con el idealismo partiendo del “yo pienso”. En sus reflexiones, analizó los tipos de conocimiento que existirían en nuestra mente: los más vivos y nítidos, las impresiones; y las ideas, más débiles. Hume es un empirista radical y afirmaba que el conocimiento solo se puede adquirir de la experiencia. Sostenía que no existen ideas innatas, cualquiera deriva siempre de impresiones anteriores. Obtiene así su criterio de verdad y afirma que una idea es verdadera cuando posee una impresión correspondiente.

Para Hume, la física no es un conocimiento seguro, pues se basa en la creencia de que los hechos que suceden siempre de la misma manera que hechos observados, a diferencia de las matemáticas, que expresan relaciones entre ideas basadas en el principio de no contradicción. Por ello, criticaría la inducción (generalizar a partir de lo que hemos visto). Por lo tanto, también afirmaba que la metafísica no es un conocimiento seguro porque se basa en la existencia de objetos exteriores que son la causa de nuestras impresiones, lo que es incorrecto porque la causalidad es una creencia. Con todo esto, llega a la conclusión de que no puede afirmar con certeza nada exterior a nuestra mente.

Por otro lado, Kant estudiará la metafísica con su idealismo trascendental. Este establece que todo conocimiento exige la existencia de dos elementos: uno exterior al sujeto (trascendental) y otro propio del sujeto o fenómeno. Kant se queda en el idealismo, pero, sin embargo, afirma que la física es segura mientras que esa cosa que se intente afirmar sea real.

Como conclusión, Descartes sí puede llegar a explicar el mundo realista, pero los empiristas como Hume y Kant no pueden llegar a ello.

El Mecanicismo y sus Paradojas

El mecanicismo consiste en ver el mundo como una máquina y explicarlo a partir de las leyes mecánicas del movimiento. Desde este punto de vista, el cosmos es una obra de relojería compuesta por un Dios matemático que dotó al universo de leyes y no ha tenido que intervenir más. Asimismo, también se considera a los animales como robots cuyos órganos están mecanizados como los engranajes de un reloj.

Aquí surge el problema de comunicación entre sustancias, entre cuerpo y alma. Descartes defiende la autonomía del alma con respecto al cuerpo, por lo que defiende la libertad frente al mecanicismo. El filósofo relaciona cuerpo y alma con la glándula pineal.

Por otra parte, Spinoza era determinista, creía que toda acción humana era resultado de una causa exterior. Por eso, piensa que el libre albedrío es simplemente una ilusión porque no comprendemos de dónde surgen nuestras elecciones y acciones.

Las Éticas Modernas

En las éticas modernas podemos distinguir dos posturas: por un lado, el pietismo de Kant y, por otro lado, el utilitarismo de Bentham. El principal requisito de Kant para que un acto sea moral es que seas consciente de que estás obrando porque es tu deber. La decisión y la base del acto moral deben apoyarse en la razón, la cual indicará cuál es tu deber. Según él, la moral debe ser independiente a las emociones, que son casi producto del azar. Para Kant, una persona que ayuda a un indigente aun sintiendo rechazo hacia él estaría actuando más moralmente que alguien que lo hace por simple compasión. Kant prioriza el “por qué” al “qué”. Además, Kant afirma que existe un “imperativo categórico”; este no se debe incumplir bajo ningún concepto. Si le mientes a un asesino para salvar a tu amiga, estás actuando mal porque nunca se debe mentir, aunque hayas salvado la vida de tu amiga. Incluso, Kant acentúa su rigorismo afirmando que, mintiendo, puedes acabar matándola, puede que escapase hacia ese lugar donde conducías al asesino y acabe muriendo y, además, tú mintiendo. Este rigorismo lo defendía el pietismo, religión bajo la que fue educado Kant e influenció en su filosofía. La ética de Kant es criticada principalmente por esa excesiva dureza con la que juzga los actos y los califica por su causa y no por su consecuencia.

A diferencia de Kant, quien sí valoraba las consecuencias de los actos era Jeremy Bentham. Esto se ve en su teoría del utilitarismo, en la que prima la dotación de la felicidad. El cómo se produzca esa felicidad es irrelevante. Por eso, Bentham habría mentido para salvar a su amiga porque estaría pensando en la consecuencia positiva que obtendría y no si estuviese mintiendo o no. Y de aquí derivan las críticas hacia su ética, puesto que no importa de dónde proceda nuestra felicidad, podríamos enchufarnos a una máquina de realidad virtual que nos proporciona infinita felicidad y aislarnos totalmente de la realidad y la vida. La gente no veía todos los modos de conseguir placer igual de válidos.

Personalmente, adoptaría la postura de Bentham, ya que creo que, a la hora de tomar una decisión, debemos escoger pensando en qué consecuencias provocarán nuestros actos, independientemente de nuestros motivos; si creemos que es nuestro deber o nos guiamos por nuestras emociones, depende del caso, ambos serían válidos.