Mitología Clásica: Origen y Representaciones de los Dioses Romanos

Nacimiento de la Vía Láctea: El Origen de Hércules

Hércules, hijo de la mortal Alcmena y Júpiter, quien sedujo a la mujer tomando la figura de su esposo Anfitrión, fue objeto del rencor de Juno. Se dice que Juno le dio de mamar a Hércules, pero hay tres versiones de este hecho:

Primera versión

Alcmena, por miedo a los celos de Juno, abandona a Hércules recién nacido en el campo. Por ahí pasan Juno y Minerva. Minerva convence a Juno de que se lo ponga en el pecho, y así lo hizo hasta que el niño le dio tirones. La diosa lo arroja, Minerva lo coge, se lo lleva a Alcmena y le ordena que lo críe.

Segunda versión

Mercurio, sabiendo que los hijos de Júpiter no podían alcanzar honores celestes si alguno de ellos no mamaba del pecho de Juno, consigue poner a Hércules en el pecho de Juno. Cuando esta se da cuenta, se lo quita, pero habiendo mamado de la leche divina, Hércules se hará inmortal a su debido tiempo. Así, la leche pasa a ser la Vía Láctea.

Tercera versión

El niño mamaba y la leche se derramó fuera de la boca, formando la Vía Láctea. Juno ignora de quién es el hijo. “Surgió cuando Juno amamantaba a Hércules, se quedó dormido y el semidiós, al sorber con fuerza, provocó un exceso de leche que se derramó por el cielo”. Se dice que Mercurio arrancó a Hércules del seno de Juno.

Nacimiento de Venus: La Diosa del Amor

Hesíodo cuenta que la diosa Venus era hija de Urano y nació en el mar. Urano, el primer señor del mundo, odiaba a los hijos que iba engendrando con su madre, la Tierra, y los ocultaba en los abismos de esta. Por eso, la Tierra incita a sus hijos contra su padre. Saturno ayuda a su madre con una hoz dentada que ella misma ha fabricado, con la que le corta a su padre los órganos genitales. Después, Saturno tira al mar los genitales de su padre. Cuando este muere, junto a ellos se forma espuma blanca, sobre la que está la diosa Venus.

Venus fue llevada por la brisa a la orilla de las islas de Citera y después a Chipre, convirtiéndose estas islas en centros de culto. En el cuadro, la figura con el manto celeste es Céfiro, el viento de la primavera que lleva a Venus hacia la isla. La muchacha que le acompaña es Aura, la brisa. La doncella que ofrece el manto a Venus se identifica con una de las Gracias. Venus es representada semidesnuda, con rosa, mirto y la manzana, acompañada de animales como la paloma, el gorrión, los conejos y los cisnes. (Boticelli, siglo XV, Galería de los Uffizi).

Marte: El Dios de la Guerra

Marte es una de las doce divinidades del Olimpo, hijo de Júpiter y Juno. El carácter agresivo y violento de Marte, dios de la guerra, se convierte en motivo de envidia de los dioses. Los mitos de la diosa se centran en combates, pero Marte no siempre vence, y se le contrapone la sabiduría de Minerva. En el Renacimiento, la imagen de las dos divinidades juntas era la alegoría de la sabiduría y la virtud, sirviéndose de sus propias armas para mantener la paz, venciendo sobre la violencia de la guerra. Marte es el padre de Rómulo y Remo, junto con Rea Silvia. Marte puede ser representado con aspecto juvenil o como hombre maduro de aspecto viril. En la cabeza lleva un yelmo, y porta una lanza o escudo. Junto a Marte se ve un lobo, su animal consagrado. (Velázquez, siglos XVI-XVII, Museo del Prado).

Nacimiento de Atenea: La Diosa de la Sabiduría

Atenea, diosa de la guerra e hija de Zeus, vino al mundo de forma singular. Zeus tenía muchos dolores de cabeza y ordenó a Hefesto (dios del fuego) que le abriera la cabeza de un hachazo. De aquí sale Atenea. Tenía el privilegio de disponer del rayo cuando quisiera, concedía el espíritu profético, prolongaba la vida de los mortales y los despertaba. Todas sus promesas eran realizadas. Huye del amor. Considerada diosa de la guerra, también asume el papel de protectora de las artes y las ciencias. Al ayudar a Perseo a matar a Medusa, recibe el cráneo del monstruo, que colocó en su égida (la cabeza aparecerá en su escudo). Combate para mantener el orden y las leyes, por esto se opone a Ares, que es el dios de la lucha brutal y violenta. Se le representa armada con yelmo, lanza y escudo, con una lechuza, que es el símbolo de la sabiduría. (Cerámica griega, siglo VI, Museo del Louvre).

Venus y Marte: El Amor Vence a la Guerra

Venus, esposa de Vulcano, dios del fuego, tuvo numerosos amores. Marte, dios de la guerra, fue sorprendido en la trampa puesta por Vulcano, motivo de hilaridad en los banquetes. Homero cuenta cómo de madrugada los dos amantes fueron sorprendidos por el sol, que fue a contar la aventura a Vulcano. Este hizo una trampa: una red mágica que solo podía accionar una noche. Cuando los amantes estaban en el lecho de Venus, Vulcano cerró la red sobre ellos y llamó a los dioses del Olimpo. Los ruegos de Neptuno hicieron que Vulcano retirara la red, y la diosa escapó avergonzada hacia Chipre, mientras Marte se fue a Tracia. Del amor de Venus y Marte nacerán Cupido, Deimo, Fobo y Harmonía. Se representa a los dos amantes mientras yacen juntos o en el momento en que son sorprendidos por Vulcano. Con ellos aparecerá la figura de Amor, hijo suyo. Se les representa como una esposa vestida elegante. La imagen de Venus contrapuesta a la de Marte es el amor que puede con la violencia y la guerra. El yelmo sobre la cabeza del niño sátiro, adormecido bajo Venus. (Boticelli, siglo XV, National Gallery).

Mercurio: El Mensajero de los Dioses

Mercurio, hijo de Júpiter y Maya, fue un muchacho bastante precoz. Nada más nacer, robó los bueyes de Admeto, custodiados por Apolo. Después, el dios del sol le cedió los animales a cambio de su lira, que había construido con el caparazón de una tortuga. Por ese episodio se le atribuye a Apolo la imagen del dios de la música. Júpiter, sorprendido por la energía de Mercurio, lo nombra mensajero de los dioses. Se le representa joven y atlético. Sus atributos son el calzado y el gorro alados, que le ofrecen una mayor rapidez. Tiene el poder de inducir al sueño y personifica las cualidades del educador, la razón y la elocuencia. Se le representa mientras educa a Amor. (Rubens, siglos XVI-XVII, Museo del Prado).

Fuente de Neptuno: El Dios del Mar

Neptuno, dios del mar y una de las doce divinidades del Olimpo, es hijo de Saturno y Rea, y hermano de Júpiter. Además, tiene la facultad de desencadenar violentas tempestades. Los marineros se aseguran una navegación tranquila y fuera de peligros. La tradición atribuye al dios numerosos amores, de los que nacen frecuentemente divinidades maléficas. En algunos relatos míticos, por ejemplo, Medusa se une a Neptuno, generando el famoso caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. La nereida, en un primer momento, huye, pero luego se hace su esposa. Al dios del mar se le suele representar con larga barba y cabellos abundantes, empuñando el tridente con puntas a veces ganchudas. Su carro, en forma de concha, casi siempre es arrastrado por delfines y caballos de mar o hipocampos. A veces se le representa a lomos de un delfín. Su hija se asocia a la de Anfitrite en el llamado Triunfo de Neptuno, junto al dios cabalga en un delfín o se sienta sobre una concha que llevan animales marinos. Neptuno y Anfitrite están acompañados de divinidades marinas y nereidas. Se le representa como un viejo barbudo con largos cabellos. (Ventura Rodríguez, siglo XVIII, Plaza de Neptuno).

Las Hilanderas o la Fábula de Aracne: El Arte del Tejido

Se le atribuyen a Atenea algunas actividades domésticas, como el hilado y el tejido. Se ve el episodio en el que la diosa transforma en araña a Aracne. Aracne es una joven de Lidia, hija de Idmón de Colofón. Aracne se declaró superior a Minerva y desafió a la diosa, protectora de las artes, incluida la de fabricar tejidos. Minerva intentó inducir a Aracne a que le pidiera perdón por su descaro, pero la joven no quiso. Entonces, Minerva se descubrió y aceptó el desafío. Aracne comenzó a tejer su tela, en la que representó los amores de los dioses: Europa arrebatada por Júpiter transformado en toro, Asteria forcejeando contra el mismo dios metamorfoseado en águila, Leda, de la que aquel se hacía amar pasándose por un cisne, Alcmena, a la que engañaba con los rasgos de Anfitrión, Dánae y la lluvia de oro, Egina y la llama viva, Mnemósine y el pastor. Pero a la diosa no le agradó el tema y, furiosa, hizo jirones la tela y golpeó a Aracne con la lanzadera. Entonces, la muchacha intentó ahorcarse desesperada, pero Minerva la sostuvo para que no se estrangulara y la transformó en araña. Así, a Aracne le gusta hilar y tejer la tela. Se le representa sentada en el telar mientras la diosa Minerva la observa. (Velázquez, siglos XVI-XVII, Museo del Prado).