España Medieval: Del Califato a los Reinos Cristianos

La España Medieval

El dominio musulmán en la península ibérica

A principios del siglo VIII, la monarquía visigoda se hallaba en luchas internas. La proclamación de Rodrigo como rey propició que un grupo de nobles, partidarios de otro pretendiente, reclamara la ayuda de los norteafricanos. De esta manera, tropas beréberes derrotaron al rey visigodo y ocuparon el territorio peninsular. El avance musulmán tuvo su límite en las zonas montañosas cantábricas y Pirineos. En esta zona se situó el núcleo cristiano de resistencia al mundo musulmán.

La evolución política

La península fue incorporada como provincia del islam bajo el nombre de Al-Ándalus. La presencia musulmana se alargó hasta el siglo XV, pasando por varias etapas:

El emirato independiente

Con Abderramán I, esta etapa estuvo salpicada de luchas internas entre árabes y beréberes, y por revueltas de los muladíes y de los mozárabes.

El califato de Córdoba

Abderramán III tenía su sede en la ciudad-palacio cordobesa de Medina Azahara. Almanzor llegó imponiendo una dictadura en el califato. Tras su muerte, se dieron conflictos internos que acabaron con la desaparición del califato y su disgregación en reinos de taifas.

Los reinos de taifas

Se caracterizaron por sus luchas internas. Ello propició la ofensiva de los reinos cristianos del norte.

Los almorávides y los almohades

Los almohades lograron unificar Al-Ándalus. Pero la alianza del rey castellano con Portugal, Navarra y Aragón propició la victoria de las Navas de Tolosa sobre los almohades y el definitivo avance cristiano sobre el mundo musulmán, que quedó reducido al reino nazarí de Granada.

La economía y la sociedad

Al-Ándalus incorporó avances en la agricultura (cítricos, arroz, caña de azúcar…).

Los grupos étnicos
  • Los árabes fueron una minoría. Ocuparon los más altos cargos.
  • Los beréberes norteafricanos se agruparon en tribus y practicaban el pastoreo. Formaron parte del ejército como mercenarios.
  • Muladíes.
  • Mozárabes.
  • Judíos.
La tolerancia social

La convivencia y la tolerancia fueron las notas más llamativas de la sociedad andalusí.

La organización interna de los reinos cristianos

La economía

La agricultura y el pastoreo fueron las riquezas principales de los reinos. Alfonso X creó la Mesta para defender los intereses de los propietarios de rebaños (nobleza, clero); gracias a ello, aumentó la cabaña ovina y fue posible el desarrollo del comercio de la lana. El siglo XIV fue un periodo de profunda crisis económica. El crecimiento de la población se estancó por varias razones: malas cosechas que encarecieron los productos de primera necesidad, enfermedades epidémicas (Peste Negra) y enfrentamientos sociales. La crisis provocó la desaparición de una cuarta parte de la población. De manera paralela, se incrementó el éxodo rural, con lo que aumentó el número de habitantes de las ciudades. El descenso de población generó un abandono de las tierras de cultivo, lo que provocó una caída en la producción agrícola. La crisis afectó también a los señores: sus ventas disminuyeron al descender el número de campesinos que pagaban una renta al señor por labrar la tierra. El descenso de la población y el abandono de los campos de cultivo favorecían esta actividad, que necesitaba escasa mano de obra y amplias extensiones de pasto. La lana castellana era muy demandada por la manufactura textil, localizada en Flandes, Inglaterra e Italia. Al mismo tiempo, los monarcas favorecieron estas actividades con la creación de la Mesta, que protegía con privilegios los intereses de los propietarios de los grandes rebaños de ovejas trashumantes que transitaban por las extensas cañadas en busca de pastos.

La organización social

La sociedad era de tipo estamental. Cada grupo o estamento ejercía una función y se regía por ordenamientos jurídicos propios.

Los movimientos antiseñoriales

Los grandes señores compensaron el descenso de sus rentas aumentando la presión sobre sus vasallos. Los enfrentamientos entre señores y campesinos fueron continuos. Para hacer frente al fortalecimiento de los señores, muchas ciudades y villas se fueron uniendo en hermandades.

Las guerras de bandos en Euskal Herria y Navarra

Se trataba de una confrontación entre linajes vascos que se desarrolló con mayor intensidad durante el siglo XV. Los dirigentes de esos linajes, llamados parientes mayores, se organizaban en torno a clientelas que alcanzaban a un gran número de personas dependientes. En particular, estas luchas se centraron en dos bandos: los oñacinos y los gamboínos. Los núcleos urbanos también participaron en estos enfrentamientos.

Los conflictos religiosos

Se desencadenó, además, un fuerte sentimiento contra las minorías religiosas, especialmente la judía. La mayoría de los judíos vivían en Castilla. Ejercían actividades económicas en las finanzas y ello, junto a la consideración generalizada de que habían sido los asesinos de Cristo, provocó un rechazo. Las tensiones fueron creciendo a partir de la llegada de la peste negra, que para los cristianos fue causada por los judíos. Muchos judíos fueron asesinados. Los demás optaron por convertirse al cristianismo, tomando el nombre de conversos.

Los reinos de Castilla

La corona era hereditaria y el reino no se debía dividir entre sus herederos. En las Cortes, estaban representados la nobleza, la Iglesia y el estamento llano; podían dar su consejo al monarca y votaban los impuestos extraordinarios.

Los reinos de Aragón

No existió una monarquía unitaria, sino una confederación de reinos con instituciones propias y un solo soberano. La Corona estaba integrada por el reino de Aragón, Cataluña, el reino de Valencia y Mallorca. Destacó el carácter pactista entre el rey y las Cortes de cada reino.

Los territorios vascos

Álava, Vizcaya y Guipúzcoa fluctuaron bajo la influencia de Navarra y Castilla, pero pasaron a formar parte de la Corona castellana en el 1200. Estos territorios conservaron su autonomía, basada en los privilegios forales.

La Corona de Castilla

El Consejo Real, letrados que asesoraban al monarca en el gobierno, y la Chancillería, el tribunal superior de justicia. Además, comienza a desarrollarse una fiscalidad real, que establece impuestos, como la alcabala, que grava los intercambios comerciales, y se mejora la hacienda, apareciendo la contaduría. Contaban con competencias para votar servicios de impuestos extraordinarios y para dar su consejo al monarca. El regimiento, para controlar el poder municipal, tenía un corregidor como representante o delegado del rey.

La Corona de Aragón

En la Corona de Aragón, cada reino conservaba sus instituciones de gobierno. Pervivía la teoría política pactista, que exigía que el poder real actuara con el consentimiento de los representantes de la comunidad. Cada reino contaba con Cortes independientes, aunque también hubo Cortes generales de la Corona, reunidas en Monzón.

El reino de Navarra

En Navarra, el marco de relaciones políticas entre el rey y el reino fue de tipo pactista. En las Cortes de Navarra, las leyes y costumbres propias del país quedaron recogidas en el Fuero General de Navarra.