El Régimen Político de la Restauración
El régimen político de la Restauración comienza cuando las elecciones de la I República en 1874 son ganadas por los conservadores o moderados, que rechazan la constitución republicana de 1873 y comienzan a elaborar un nuevo régimen político que se va a prolongar hasta 1923 y que abarca el reinado de Alfonso XII (1875-1885), la regencia de María Cristina (1885-1902, esposa y reina de Alfonso XII) y el reinado de Alfonso XIII desde 1902 hasta 1923. Cánovas va a convencer al rey para que se declare liberal en el Manifiesto de Sandhurst, que fue la respuesta que envió a las personas que le felicitaron por su 18 cumpleaños, declarándose liberal. A finales del mes de diciembre de 1874, un general del ejército amigo de Cánovas, Arsenio Martínez Campos, hace un pronunciamiento militar en el que proclama obediencia al rey, o sea, a Alfonso XII.
La Constitución de 1876
En 1875 las Cortes comienzan la elaboración de una constitución que se va a terminar en el año de 1876. Esta constitución tenía las siguientes características:
- El régimen político que esta constitución establece es una monarquía constitucional en la cual el rey tiene muy limitados sus poderes, pero preside el ejército, es la máxima autoridad militar en España con la categoría de capitán general.
- Los derechos de esta constitución son muchos, aunque los políticos (asociación, prensa y expresión) van a limitarse. El sufragio es censitario.
- La soberanía está compartida entre las Cortes y el rey.
- Los poderes del estado en esta constitución son: Poder legislativo, que lo ejercen las Cortes de carácter bicameral, formadas por un Congreso de Diputados y un Senado. El poder ejecutivo lo desempeña un Consejo de Gobierno formado por un presidente y los ministros. Y el poder judicial, que lo detenta el Tribunal Supremo, máximo órgano jurisdiccional del estado.
- La Constitución de 1876 establece la confesionalidad del estado, que tiene religión oficial, que es la católica.
- Las legislaturas durarán 5 años.
El funcionamiento del régimen se va a caracterizar por el turno de partidos, que consistió en la alternancia por riguroso turno de dos grandes partidos en el poder que abarcarán a todas las tendencias del liberalismo. Serían el Partido Conservador, dirigido por el propio Antonio Cánovas del Castillo, y el Partido Liberal, que dirigirá Práxedes Mateo Sagasta. Ambos partidos se formaron por iniciativa del propio Cánovas, que metió en el conservador a todos los sectores del liberalismo moderado, la jerarquía eclesiástica (Iglesia Católica – alto clero), nobleza, etc. El Partido Liberal engloba al liberalismo democrático, progresistas, propietarios liberales, incluso hasta finales de siglo republicanos. Ambos partidos se alternan en el poder cada 5 años por riguroso turno, siendo las elecciones un teatro montado por los caciques y la alta jerarquía política de Madrid, que al final es la que asigna el poder.
La Estabilidad del Régimen de la Restauración
El régimen de la Restauración va a contar con una considerable estabilidad fruto de varios factores que paso a enumerar:
- La separación de los militares de la vida política, colocándolos bajo la directa autoridad del rey, que detenta el título de capitán general del ejército, logrando así apartar, al menos desde la teoría, el peligro de pronunciamientos y golpes de estado tan abundantes antes de 1874.
- El que el régimen sea fruto del acuerdo entre las distintas tendencias del liberalismo y los grupos dominantes de la sociedad española (burguesía industrial y financiera, y la burguesía agraria terrateniente).
- El final de los conflictos armados: el conflicto carlista, que finaliza al convencer Antonio Cánovas a sus líderes de deponer las armas a cambio de una amnistía y la concesión a Navarra y el País Vasco de privilegios fiscales.
- El final temporal del conflicto cubano, donde los nacionalistas criollos (descendientes de europeos) y enviados de Antonio Cánovas negocian una tregua a cambio de reconocer para Cuba los mismos derechos y la validez de la Constitución de 1876 que para la península; Cuba pasaría de ser colonia a provincia de España con derecho a tener representación en las Cortes.
La Base Social del Régimen: El Caciquismo
La base social del régimen político de la Restauración estará en la burguesía agraria, que en España se designará con el término americano de cacique. Este término servía para designar en América a los que eligen al jefe de la tribu. Son, en resumen, los que detentan el dominio de las zonas rurales, aprovechando su situación de superioridad económica. Abusan de su posición para controlar los procesos electorales y para ellos mismos ocupar los cargos municipales (concejales y alcalde) en todos los pueblos de España. Estos caciques utilizan los ayuntamientos (órgano de gobierno de los municipios) para desde ellos presionar a los habitantes de sus pueblos, con la contribución, o con el listado de quintas (lista de jóvenes para el servicio militar) y así lograr que voten lo que ellos quieren. Son los grandes propietarios de la tierra cultivable, y la mayoría de la población no es propietaria, así que dependen de trabajar de estos caciques.
El Régimen de la Restauración en Canarias
El régimen político de la Restauración en Canarias se va a caracterizar por una mayor intensidad del caciquismo, causada por la lejanía de las islas del poder central (la Restauración es un régimen centralista cuyo poder se ejerce desde la capital -Madrid- en exclusiva), y porque el principal sector de la economía de las islas es el agrario, y está bajo el control de los caciques. Estos son los propietarios de las grandes fincas de plátanos y tomates y, por ello, los que dan trabajo a la mayoría de población de las zonas rurales, que son jornaleros sin propiedades. Además, el escaso desarrollo de las ciudades en Canarias permitió a los grandes caciques controlar incluso los ayuntamientos de los mayores municipios de las islas (Santa Cruz y Las Palmas), y el órgano de gobierno provincial: la Diputación Provincial.
Los caciques en Canarias ejercen, en la mayoría de los casos, abusos extremos sobre los habitantes de los pueblos que ellos desde los ayuntamientos dirigen, llegando incluso a exigir derechos señoriales que habían sido abolidos desde principios del siglo XIX, como el de pernada.
Otro factor que caracterizó el periodo de la Restauración en Canarias fue el pleito insular: el enfrentamiento entre Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria por la capitalidad de la provincia de Canarias. Uno de los grandes caciques de Las Palmas, Fernando de León y Castillo, del Partido Liberal, en 1878 acuerda con los caciques de Tenerife, encabezados por Feliciano Pérez Zamora, del Partido Conservador, alternarse cada 5 años (por legislaturas) en la presidencia de la Diputación y con ello acabar con el pleito. Esto, sin embargo, fue solo una tregua, ya que en 1902 se rompe este acuerdo con la desaparición de ambos líderes y se desata de nuevo este pleito que tiene su origen en tiempos de la conquista.
Fue muy importante para este periodo histórico de Canarias la visita que el rey Alfonso XIII realiza a las islas en el año 1906. En esta visita, el rey y la Casa Real pudieron comprobar el alto nivel de tensión entre ambas ciudades y el peligro que ello significaba, dejándolo claro el jefe de la Casa Real en un informe que elabora para las Cortes Generales en Madrid. El gobierno, para intentar solventar esta situación, propone, por iniciativa también de los diputados de Las Palmas, la elaboración de una ley que constituyera gobiernos insulares. Esta ley fue la Ley de Cabildos de 1912, que vino a ser otra pequeña tregua en el arduo y duro pleito entre ambas ciudades.