Grupos Sociales y Conflictos en la Sociedad de Castilla y Aragón: Siglos XIII-XV
La Nobleza
Los reinos cristianos de los siglos XIII al XV eran sociedades feudales. En lo más alto de la escala social se situaba la alta nobleza, formada por un número reducido de grandes familias que, a lo largo de los siglos de la conquista, habían ido acaparando una gran cantidad de tierras. La aristocracia y la Iglesia tenían el privilegio de estar exentas del pago de impuestos. La crisis demográfica del siglo XIV les afectó porque muchas tierras fueron abandonadas, lo que les llevó a incrementar la presión sobre sus vasallos. Otros optaron por dedicar tierras a la ganadería lanar. La nobleza reaccionó en Aragón exigiendo a los reyes medidas que garantizaban sus privilegios.
Por debajo de la alta nobleza se situaba lo que podemos llamar baja nobleza, constituida por familias de segundo orden, propietarias de tierras, pero de menor poder económico y político. Estaban en Castilla los caballeros-villanos, que acaparaban todos los cargos importantes de los grandes concejos y bloqueaban cualquier participación popular en la toma de decisiones. En Cataluña y Valencia, quienes formaban una auténtica oligarquía urbana eran los grandes comerciantes.
Los Grupos Populares
En la base de la escala social se situaban los campesinos y los trabajadores urbanos. Los campesinos formaban, con mucho, la gran masa de la población. En la Corona aragonesa, la situación campesina era mucho más dura, los mecanismos de explotación feudal estaban mucho más arraigados. En las ciudades había un número importante de artesanos y trabajadores de los talleres, pescadores y marineros. En Castilla, representaban una parte muy pequeña de la población. En Aragón, por el contrario, el sector artesanal y marinero tenía un peso considerable en algunas ciudades. Hay que añadir un amplio número de pobres, enfermos y grupos marginales que pululaban por las ciudades más importantes de los reinos. Había esclavos, empleados sobre todo en el servicio doméstico, pero su número era muy reducido.
La Señorialización y los Conflictos Sociales en Castilla
Tras la victoria de Enrique de Trastámara en la guerra contra Pedro el Cruel, en 1369, se produjo un cambio de dinastía. Se creó lo que se ha llamado la nobleza de servicio. Lo importante es que la Corona cedió a los nobles el señorío jurisdiccional, es decir, la propia autoridad del rey sobre los concejos, las aldeas y sus habitantes. El señorío jurisdiccional se convirtió en la principal fuente de poder económico y político de la aristocracia. El proceso de señorialización se produjo paralelamente a una nueva intensificación de la explotación feudal: exigencia de nuevos tributos, acortamiento de los contratos, abusos de los señores, etc. Las protestas al rey y las reclamaciones de las Cortes fueron continuas desde finales del XIV hasta el reinado de los Reyes Católicos. El aumento de la presión feudal dio lugar a algunos movimientos de protesta. El más grave de todos se produjo en Galicia, donde por dos veces los campesinos y los habitantes de las villas se rebelaron contra los señores en las llamadas guerras irmandiñas. En la segunda de ellas, llegaron a movilizarse unos 80.000 campesinos y burgueses, que destruyeron más de un centenar de castillos feudales.
Los Conflictos Sociales en la Corona Aragonesa
La explotación de los campesinos era mucho más dura, donde los señores tenían reconocido legalmente el derecho de maltratar, incluso de matar a los siervos. En Aragón apenas hay noticias de que se produjeran protestas significativas. Pero en Cataluña, en la segunda mitad del siglo XIV, las malas cosechas y los brotes de peste provocaron el abandono de muchas parcelas. A partir de finales del siglo, los remensas comenzaron a organizarse y a enfrentarse a los señores. Su unidad comenzó a dar frutos cuando la Corona, en tiempos de Alfonso V el Magnífico, se puso de su lado contra los señores y dejó en suspenso los malos usos y la remensa. La crisis definitiva estalló en el reinado de Juan II. La guerra civil terminó con la victoria del rey, pero no sirvió para resolver el problema de las remensas, que se prolongaría aún varios años más. También en Mallorca se produjo una rebelión muy grave entre 1451 y 1455, cuando los campesinos se rebelaron contra los señores que vivían en Palma y durante varios años tuvieron cercada la ciudad. Alfonso V envió un ejército que aplastó a los campesinos y terminó con la sublevación.
La Iglesia
La Iglesia había ido acumulando un gran patrimonio territorial. Los principales obispados y los grandes monasterios se convirtieron en poderosos terratenientes que administraban enormes extensiones de tierras. Dentro del clero, las diferencias sociales eran muy acusadas. El clero regular solía mantener un nivel de vida digno, pero los curas rurales frecuentemente compartían con los campesinos la pobreza y el hambre. En cualquier caso, la Iglesia castellana fue creciendo a lo largo de los siglos. Entrar en ella garantizaba cierta seguridad en un mundo agitado e incierto. Ser miembro del clero otorgaba prestigio social.
Las Minorías Religiosas
Tras el término del proceso de expansión, la mayoría de la población era cristiana. Los mudéjares eran muy numerosos al principio, sobre todo en Aragón y Valencia. En Castilla, abundaban en Toledo, Andalucía y Murcia. Pero lentamente la población musulmana fue disminuyendo. Los judíos eran también numerosos en muchas ciudades. Desde la época de la conquista, se les prohibía construir nuevas sinagogas o extender su fe, se les obligaba a vivir en sus barrios, las juderías. Se dedicaban a todo tipo de actividades económicas, aunque destacaban en algunas como la medicina o la artesanía. A partir de mediados del siglo XIV, comenzó a crecer el antisemitismo. Se les reprochaba pertenecer al pueblo deicida, por haber entregado a Jesucristo, y desde los púlpitos se les criticaba abiertamente. El resultado de todo ello fue un estallido de violencia antisemita, el Pogromo de 1391, provocando asesinatos, asaltos y todo tipo de violencias contra las juderías. Varias de ellas desaparecieron.