La Ilustración: Razón, Ciencia y Cambio Social en el Siglo XVIII

La Ilustración: Un Cambio de Mentalidad

La Ilustración representa un cambio profundo en la mentalidad social y cultural de la época. Hereda del Renacimiento el interés por la naturaleza, pero ya no se centra en la naturaleza como paisaje, sino como objeto de estudio. En el siglo XVIII, la ciencia experimental alcanza un gran desarrollo y se separa de la literatura. Este siglo, conocido como el Siglo de las Luces, se caracteriza por el racionalismo, donde todo se somete a la razón y se intenta explicar desde ella, sustituyendo la fe. Además, se distingue por su didactismo, buscando iluminar los misterios de la vida, explicarlos, estudiarlos y difundirlos.

El Enciclopedismo y la Revolución Francesa

La literatura española del Barroco influyó en Europa, y desde Francia surge el enciclopedismo, con intelectuales que contribuyeron a la publicación de la Enciclopedia, una obra que abarcaba todo el saber de la época. Este siglo proclama la libertad y la igualdad de todos los seres humanos desde una ideología liberal. La Revolución Francesa (fines del XVIII) marca un momento cumbre, aunque inicialmente se descontrola con la ejecución de los monarcas y luego de los propios revolucionarios.

La proclamación de libertad e igualdad no fue universal, ya que no se concedió la ciudadanía en igualdad de condiciones a los miembros de las colonias americanas y africanas, ni a las mujeres. La principal forma de gobierno fue el despotismo ilustrado, una dictadura aparentemente preocupada por las clases sociales pero sin contar con ellas: “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.

La Ilustración Española

En España, el siglo XVIII comienza con la Guerra de Sucesión tras la muerte de Carlos II, lo que lleva a la llegada de la familia borbónica con Felipe V. Parte de España, especialmente el reino de Aragón, se opone a los Borbones, lo que resulta en un conflicto hasta su derrota. Felipe V impone el centralismo francés, amenazando los fueros y privilegios de Aragón, lo que lleva a la unificación del reino. Carlos III es el mayor representante del despotismo ilustrado.

A diferencia de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco, durante la Ilustración, Asturias se incorpora a la cultura española con tres figuras importantes:

  • El padre Feijoo: Autor de la ilustración cristiana, que combate la superstición y el desconocimiento, defendiendo la ciencia desde la razón. Escribió sobre diversos temas, incluyendo la “Defensa de las mujeres”.
  • El Conde de Campomanes.
  • Jovellanos.

Poesía, Teatro y Prosa en la Ilustración

Poesía

La poesía de la Ilustración se inspira en el clasicismo francés e italiano, superando el barroquismo. Aunque se escriben muchas obras poéticas, la labor ensayística es más relevante. La Poética de Lucan es representativa, y Juan Meléndez de Valdés es el mayor exponente.

Teatro

El teatro continúa el éxito de las comedias de Lope de Vega y el teatro filosófico y religioso de Calderón de la Barca. Los autores de la Ilustración vuelven al teatro clásico, abandonando los grandes escenarios barrocos y dirigiéndose a la burguesía, con comedias que reflejan conflictos cotidianos.

Prosa

La prosa didáctica es el género literario por excelencia. Los escritores se preocupan por la realidad material del país y utilizan el ensayo para mejorar las condiciones, educar y cambiar las estructuras mentales de la población. Feijoo, Campomanes y Jovellanos representan tres momentos distintos de la Ilustración española.

Feijoo

Sus obras principales son Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas. Su enfoque es misceláneo, y su corriente más importante es la cristiana. Destaca su “Defensa de las mujeres”.

Jovellanos

Somete a la razón toda la tradición cultural y es un hombre de acción. Fue el primero en estudiar la lengua y literatura asturiana y en plantear un diccionario de asturiano.

Conde de Campomanes

Creador de las sociedades de amigos del país, que buscaban el intercambio de opiniones ilustradas para moralizar a la sociedad. A mediados del siglo XVIII, el trabajo del escritor comienza a profesionalizarse en España.